1. ¿Qué es la virtud de la esperanza y cómo sabemos si es verdadera y firme?
La esperanza es una virtud sobrenatural, infundida por Dios en la voluntad por la cual esperamos la vida eterna que Dios ha prometido a los que le sirven, apoyados en el auxilio omnipotente de Dios.
Sabremos si la esperanza que decimos tener es verdadera y firme en la medida que esté fundada sobre la fe, especialmente cuando nos llegue la prueba, el dolor. En esos momentos tomaremos conciencia en Quién está puesta la esperanza: si en la salud, el dinero, las personas o en Dios, que todo lo permite para nuestro bien.
2. ¿Por qué para el cristiano el sufrimiento es un lugar de aprendizaje de la esperanza?
Porque es cuando -a pesar de la realidad presente, de dolor, enfermedad o muerte- el cristiano experimenta en su interior la fuerza que da esta virtud fortaleciendo la paciencia e iluminándola para ver que -detrás de ese dolor- hay un crecimiento espiritual, una madurez querida por Dios.
En otras palabras, aceptando el designio de Dios de sufrimiento para mi vida, la esperanza divina aumenta. Sólo se puede experimentar la esperanza cuando “falta” aquello que deseamos humanamente, pero que sabemos por fe en Dios, que si no tenemos en el momento presente aquello que anhelamos, es por Voluntad de Dios. Y hasta experimentamos la alegría cristiana en medio del dolor porque sabemos que todo lo que ocurra en nuestra vida fue querido por Dios. Nosotros somos felices cuando hacemos la Voluntad de Dios y cuando aceptamos su santísima Voluntad.
3. ¿Qué podemos esperar? Y ¿qué es lo que no podemos esperar?
Podemos esperar todo lo prometido por Dios. Él no miente. Cada Palabra por Él pronunciada se cumplirá. Entonces, confiados en Dios, podemos esperar la vida eterna con Él y con todos los santos del Cielo.
No podemos esperar vivir sin sufrimientos. El sufrimiento es connatural a todo ser humano, sea o no creyente y lógicamente no podemos esperar ganar la vida eterna sin esforzarnos humanamente para conseguirla.
Nada que no sea santo entrará en el Cielo y la santidad es un don, un regalo de Dios pero para que Él nos la dé, “algo” tenemos que hacer. No se gana el Cielo gratis- (excepto para el buen ladrón, que directamente se lo robó a Jesús, pero aún así, aceptó ser pecador y merecedor de esa cruz y por haberlo reconocido, Dios lo perdonó y le aseguró que estaría con Él en el paraíso ese mismo día…).
No podemos esperar que todo nos vaya según nuestros gustos sólo por el hecho de que somos cristianos. A veces, tenemos la falsa ilusión de creer que porque trabajamos en una parroquia o tenemos algún apostolado, Dios nos tiene que premiar o recompensar con momentos de alegría, sin pérdidas de ningún tipo y evitándonos cualquier clase de dolor. Esto es así porque asociamos equivocadamente la “felicidad” con la “ausencia” de dolor. Es erróneo. La felicidad no está basada en los momentos alegres sino fundados en la fe en Dios y en el cumplimiento de Su Voluntad.
Si la Voluntad de Dios es que padezca una enfermedad dolorosa o que pierda un hijo, mi esperanza, mi felicidad no pueden desaparecer porque algo “malo” me ocurrió. Humanamente sufriré, lloraré pero como mi fe es divina, sabré ser feliz aún en medio de la prueba. (Lo compruebo a diario viendo cómo vive mi hermana- tan feliz- en medio del dolor por su hijo enfermo. Ella es una luz que resplandece y nos enseña a todos, con su ejemplo, porque tiene su Fe puesta en Dios. Todo lo quiere, todo lo acepta porque sabe que es designio de Dios y es llamativamente feliz.
4. ¿Por qué la caridad es la virtud que da sentido a todas las demás virtudes?
La virtud de la caridad da sentido a las demás virtudes porque es la madre de todas las virtudes, ya que responde al 1º Mandamiento de Dios. Si cumplimos el 1º Mandamiento que es el más importante de todos, no nos resultará difícil hacerlo con el resto. Me viene a la memoria las palabras de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”. Quien tiene caridad, teológicamente hablando, quien lucha por poseer la virtud de la caridad, lo estará haciendo con la virtud de la fe y de la esperanza, y así con el resto de las virtudes.
La virtud de la caridad es la única que permanece para siempre. La fe y la esperanza desaparecerán en el Paraíso ya que habremos alcanzado el Cielo y visto a Dios, cara a cara, en la eternidad. En tanto la caridad llegará a su plenitud en la presencia de Dios.
5. ¿Por qué es importante fomentar la virtud de la caridad en tus hijos, alumnos o personas que están a tu cargo?
Es importante fomentar la virtud de la caridad en hijos y alumnos porque vivimos en un mundo que nos empuja constantemente a obrar según nuestras propias conveniencias, gustos o placeres, sin tener en cuenta a Dios y consecuentemente sin caridad.
La caridad, al ser una virtud, sabemos que se perfecciona en la medida que la “practiquemos” y es menester nuestro, como padres o profesores, la de testimoniarla con nuestros actos a fin de ser modelos para nuestros hijos y alumnos. Si nuestros hijos tienen la virtud de la caridad impresa en sus corazones, el resto de las mismas, se darán por añadidura.
Finalmente, porque cada bautizado está llamado a extender el Reino de Cristo en la tierra. «He venido a traer fuego a la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Este “fuego” es la Caridad con mayúscula…
6. ¿En tu vivir día a día qué significa vivir la caridad (cita actos concretos)?
Vivir la caridad es tener presente que todo lo que hago, lo hago por amor a Él y por Él.
Actos concretos: ir a trabajar cuando mi cuerpo me pide que me quede durmiendo, atender el teléfono cuando sé quién es y no tengo deseos de hacerlo, hacer ciertas tareas que no me resultan gratas, saludar una persona cuando preferiría no cruzármela, trabajar por mis alumnos cuando sé de antemano que sólo unos pocos le prestarán atención a mi resumen, dar paso a otros conductores en algún cruce sin semáforo, para que pasen ellos antes que yo aunque esté apurada, ceder paso a otras personas en la fila de un supermercado, si veo que hay alguna embarazada en la fila y observo que nadie le dice que se adelante, hablo en voz alta para que todos escuchen que debe ser ella la primera en ser atendida, hacer observaciones en libros de queja/ sugerencia en buenos términos sin agredir a nadie, etc.
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, tenemos todo el día, para practicar la caridad.
7. ¿Qué facilita vivir esta virtud?
Lo que facilita vivir esta virtud es el amor verdadero que profesemos por Cristo, y que nunca será suficiente. Nunca lo amaremos como se merece. Por eso nuestra caridad siempre es escasa.
De todos modos, como la Caridad es una virtud infusa, “infundida” por Dios, pero no impuesta, el alma que ruegue a Dios tenerla, poco a poco la irá obteniendo. Será Él mismo quien llevará el alma a los Sacramentos: la Eucaristía y la Reconciliación/ Confesión.
Al comulgar Su Cuerpo, estamos permitiendo que el Señor nos transforme en Aquello que comemos. O sea Jesús.
A su vez, la Comunión frecuente nos acerca al Sacramento de la confesión. Jesús permite “vernos”, detectar nuestro pecado y no soportamos ofender a Dios. En consecuencia sentimos la necesidad de limpiar nuestro corazón. Esta “limpieza” no se logra en una charla de café con un amigo, ni tampoco en el consultorio de un psicólogo. Para que desaparezca el pecado- esta infidelidad al amor de Dios- se necesita recurrir al Sacramento que Jesús mismo instituyó: la confesión.
En conclusión: la Eucaristía y la confesión frecuente nos ayudan a vivir la virtud de la Caridad.
8. ¿Cuáles son las dificultades que más encuentras?
Las dificultades que más encuentro son de carácter humano, para practicar la virtud de la Caridad. No son problemas “espirituales” sino “humanos”. A veces la falta de organización de mis tiempos, especialmente los tiempos de oración, dificulta mi relación con Dios.
9. ¿Cómo promoverías la vivencia de la esperanza y la caridad en tu casa, escuela, trabajo, familia, sociedad?
La mejor promoción es vivir en primera persona lo que yo deseo “vender” a los demás. Si quiero promover la vivencia de la esperanza y la caridad, es porque soy una mujer con “esperanza y caridad”. Considero que el ejemplo vale más que mil palabras… y por supuesto viviendo siempre feliz aun en medio de la prueba, con una sonrisa en los labios, con palabras de aliento y jamás sentir que uno ha sido derrotado…
Tener presente, en todo momento, que cada cosa que hago la realizo en nombre de Dios.
¿Anécdota graciosa?: una vez en un centro de fotocopiado grande que hay en mi ciudad, hablando con tres empleadas en un momento en el que no había clientes- sobre “cosas de la vida” - una de ellas me preguntó cómo hacía para “ser así de positiva” y enseguida me preguntó si hacía Yoga, Reiki o Meditación Trascendental
Esto nos da la pauta qué imagen damos los cristianos. Intenté llevar un “Cristo vivo” y no lo identificaron… Más bien pensaron en la New Age
Pese a la "confusión" terminé hablándoles de Jesús…
10. Algún comentario o sugerencias...
Sugerencia: quien quiera conocer a Cristo de verdad, que aumente su amistad con Jesús Eucaristía: comulgar y adorar, estar con Él, la mayor cantidad de veces que pueda...