por rafa ayala » Jue May 12, 2011 6:53 am
En relación a La Magnificencia
1. ¿Qué es la virtud de la magnificencia?
La magnificencia es la virtud “que inclina a emprender obras esplendidas y difíciles de ejecutar sin arredrarse ante la magnitud del trabajo o de los grandes gastos que sea necesario invertir”, además se ocupa de los grandes gastos en las grandes obras. El magnífico “hace del dinero un instrumento con el que realiza grandes obras, lo cual supone grandes dispendios o gastos.
2. ¿Cuál es la diferencia entre la virtud de la magnificencia y la virtud de la liberalidad?
La liberalidad entra en todos los casos en que hay relación con el dinero, mientras que la magnificencia sólo cuando se trata de grandes riquezas en orden a su aplicación para obras de relevancia.
3. ¿Cales son las características principales de una persona que vive esta virtud?
El magnífico es siempre liberal y se refiere solamente a lo que se puede hacer. “Hacer” significa ejecutar una obra o acción exterior, materializada en una casa, en un monumento, una iglesia o algo parecido. El magnífico tenderá siempre a hacer grandes obras de pintura, arquitectura, esculturas, edificios, grandes templos, catedrales. Las obras serán dignas del gasto a realizar y el gasto será digno de las obras en vistas al Bien y la Belleza. El magnífico no mirará con mucho detenimiento los gastos ya que para él son signo de pequeñez y por lo tanto sus obras serán siempre dignas de admiración por su elegancia y belleza, porque la búsqueda del Bien, de lo Bueno, de lo Justo y de la Belleza es lo que caracteriza en el fondo a todas las virtudes, la magnificencia es la virtud propia de los ricos, que en nada mejor pueden emplear sus riquezas que en el culto a Dios y en provecho de sus prójimos, grandes artistas han tenido grandes mecenas y hombres magníficos que los han apoyado en sus obras con quienes les han encomendado empresas fantásticas y que las han hecho posibles.
4. ¿Cuáles son los vicios contrarios a esta virtud? ¿Por qué?
Los vicios contrarios a esta virtud son: la tacañería o mezquindad (por defecto), y el despilfarro (por exceso).
En cuanto al vicio de la tacañería o mezquindad sabemos que: “A todo el mundo le gustaría hacer cosas grandes, si no costasen nada. Pero mientras el magnífico está dispuesto a hacer grandes gastos en aras de grandes resultados, el mezquino se resiste a ello, por lo que toma partido a favor de las cosas pequeñas. El mezquino se caracteriza por ser lento en obrar, cuando se trata de cualquier desembolso; por querer gastar siempre lo menos posible; por entristecerse cuando se ve obligado a pagar algo, pensando que ha puesto más de lo que hubiera convenido. El hombre mezquino, que incesantemente peca por defecto, lo único que logra es que las cosas, aunque en sí sean grandes, por la miserable pequeñez de su espíritu pierdan toda su sublimidad y toda su belleza.”(3)
Antes hemos relacionado la magnificencia con la belleza, ahora podemos señalar el vínculo que une la tacañería con la fealdad. Una demostración más de la unión que existe entre la moral y la estética.
En cuanto al despilfarro, es cuando se gasta en lo que no corresponde o en cosas superfluas y caprichos excesivos se contrapone con los límites de lo prudente y lo virtuoso. Aristóteles ha descrito al despilfarrador como un hombre que peca por derroche, carente de buen gusto, que gasta sin límite ni oportunidad, porque gasta, no por amor a lo bello, sino para hacer alarde de su fortuna y hacerse admirar.
Es muy grave el despilfarro en las cabezas de familia que debieran pensar en el bienestar y en la seguridad de los suyos. Pero mucho mas grave es el despilfarro cuando el dinero que se mal gasta es público, (como el dinero de los ciudadanos recolectado por impuestos muchas veces distorsivos), o de muchos en entidades en principio de bien público, (como la parroquia, el club, cooperadoras del colegio).
En relación a La Alegría
1. ¿Qué es la virtud de la eutrapelia?
La virtud de la eutrapelia “tiene por objeto regular según el recto orden de la razón, los juegos y diversiones” y “tiene que ver con el reposo, el juego, la diversión. La vida del hombre no es concebible sin descansos, distracciones, tertulias la eutrapelia es la virtud que rige esos momentos de esparcimiento”, esta virtud tiene que ver con modestia exterior, que es todo una forma de comportarse, y ésta a su vez deriva de la virtud de la templanza.
2. ¿De dónde proviene la alegría?
La alegría proviene del espíritu y la fortaleza con que encaramos la vida y sus contradicciones, la alegría genuina se construye cada día desde dentro. La fuente más profunda de alegría es el amor, el saberse amado por Dios, Quien nos sacó de la nada y que sabemos se dejó matar por mí. Es Él quien restaurará todas mis heridas y la esperanza cristiana nos enseña que existe un más allá en donde seremos eternamente felices porque en esta tierra estamos de paso, el resumen que se exteriorizará en nuestro modo de ser, fruto de otras virtudes interiores. Es muy fácil apreciar o diferenciar a una persona alegre, pero tratar de serlo, si no lo somos, ya no es tan simple. Y dicho sea de paso, la expresión genuina de la alegría es la sonrisa, un rostro iluminado, no la carcajada histérica.
3. ¿Cuáles son los vicios opuestos a esta virtud? ¿Cuál es la influencia de ellos en tu vida personal?
Contra esta virtud hay dos vicios opuestos: la necia o falsa alegría, por exceso, (que se entrega a diversiones ilícitas, risotadas exageradas, obscenidades o burlas al prójimo que atentan contra la caridad), y la manía de hacer bromas ridículas.
A veces nuestra falta de comunicación o nuestros problemas para comunicarnos con el prójimo de una manera natural hace que tengamos el hábito de hacer chistes y burlas todo el tiempo. Muchas veces se bromea aún en lugares donde no corresponden, (como durante una conferencia, en clase, en misa o aún en un velorio). También al margen de las conversaciones que se están tratando en el momento, (por ejemplo en la mesa haciendo bromas y chistes con el de al lado cometiendo no sólo la grosería de no escuchar a quien habla sino comprometiendo con mi comportamiento al resto de los comensales que se ven obligados a prestarme atención). En estos casos la vana alegría se hace necia, tonta, impropia de un comportamiento maduro que sabe discernir lo que corresponde a cada circunstancia.
Hay momentos para reír y divertirse porque requieren festejo. Hay otros que exigirán atención de nuestra parte porque son importantes, y hay momentos que requieren seriedad porque son graves. La virtud estará en comportarse como corresponde y de acuerdo a cada uno.
El otro es la austeridad excesiva, de los que no quieren ni divertirse nunca ni dejar que los otros lo hagan. Este extremo de las personas agrias y hoscas también es lamentable.