VEN Y SÍGUEME1. ¿Qué significa hablar de las vocaciones y qué debe procurar alcanzar?
Significa hablar de un Dios que llama a la persona por su nombre concreto y en circunstancias muy concretas y para una misión muy concreta. El reinado de Dios es de comunión y de participación, donde todos cabemos y donde todos tenemos un puesto y una misión. Pues bien, para eso nos ha llamado el Señor, dueño de la mies. Ahora Él nos llama a la Vida, luego nos llama a la Fe, más tarde a una consagración específica: vida sacerdotal, religiosa, matrimonial, celibato, etc. Y también nos llama a la muerte: vocación de éxodo…de partida.
Es hablar también de la respuesta que el hombre haciendo caso a los impulsos del Espíritu y del Amor hace al buen Dios. El hombre tiene plena libertad para decir “Sí” o “No”. Pero se hace responsable de su respuesta. Dios llama al hombre para ser feliz y eso es lo que procura alcanzar su máxima realización, toda su felicidad. Cuando el hombre responde de manera negativa quizá pueda ser infeliz, no alcanza a realizarse plenamente. Así mismo cuando dice “Sí” también tiene el reto de remar la propia canoa, mar adentro, de ir a la otra orilla. Y eso tiene dificultades, la travesía es larga, duradera. Cansancios, crisis, desmotivaciones, soledad, tentaciones, facilismos, comodidad, placeres efímeros, entre otros ponen a tambalear nuestra barca. A veces la tempestad es muy fuerte. Pero también vamos a poder “llenar el corazón de infinitas recompensas”, como canta Calixto, un Sacerdote que para amar a todos los hombres y mujeres del Planeta se hizo Misionero Javeriano de Yarumal.
Como afirmaba el Padre Gustavo Vélez Vásquez, mxy, más conocido como Calixto: “La vocación es una llamada que Dios le hace al hombre para que tome conciencia y se realice en el lugar y modo que le corresponde”.
2. ¿De quién es la tarea de la promoción vocacional? ¿Sólo da unos pocos?
La tarea de la Promoción Vocacional es de toda la Iglesia.
Aunque para que sea orgánica y articulada en los Seminarios, Congregaciones Religiosas, Sociedades de Vida Apostólica, Diócesis se nombra uno o varias personas para formar el Departamento de Pastoral Vocacional, ahí debemos estar involucrados todos:
Las familias: para mostrar a sus hijos y miembros en su mayoría niños, adolescentes y jóvenes los posibles llamados que Dios, ayudar a descifrar sus mensajes, sus SOS; orar continuamente porque “la mies es mucha y los obreros son pocos”; apoyar económica y materialmente la Pastoral Vocacional y de Formación de los agentes de pastoral. Ayudar a sus miembros a decir “Sí” a la Iglesia con plena lucidez; dar testimonio de santidad y de entrega al proyecto de Jesús.
Los establecimientos educativos: ayudando a los estudiantes a encontrar su misión, su visión, su proyecto de vida. Uniendo la ciencia al Misterio, la fe a la razón. Formando en el alumno ese espíritu cristiano para contribuir a los grandes problemas de la humanidad, un espíritu fraterno y solidario. Promoviendo entre sus miembros educandos respeto y amor por la vida y todas sus circunstancias. El colegio debe ser la prolongación del hogar. Aclarando en los aprendices todos los interrogantes y dudas que tienen que ver con temas de Fe, Reino, Evangelio, Iglesia…
Parroquias, Comunidades y Movimientos Eclesiales: allí también con el testimonio de nuestros agentes de pastoral, con su oración constante, su espiritualidad creativa y dinámica, su celo ardiente hasta el sacrificio.
3. ¿Por qué es importante buscar vocaciones? ¿Qué pasaría a la Iglesia y a las congregaciones si no se buscan vocaciones?
Porque “la mies es mucha y los obreros son bien pocos”. Todavía en la Iglesia hay una gran cantidad de jóvenes que se quisieran comprometer con la tarea de la Evangelización y de la Promoción Humana.
Si la Iglesia y particularmente las Congregaciones no buscan nuevas vocaciones se envejecerían y morirían. Creo que una buena cantidad de recursos humanos y económicos se deben invertir en la tarea de la Promoción Vocacional, por diferentes medios y con diferentes estrategias. Para que la Iglesia y las Congregaciones se renueven, para que se refresque la espiritualidad del Fundador, para que se haga joven el rostro generoso y humilde de Jesús, el Casto, el Obediente, el Pobre de Nazareth.
Ahora, las Congregaciones deben refrescarse y permitir que soplen nuevos vientos con el Espíritu de Pentecostés, porque en muchísimas ocasiones abundan tradiciones, caprichos, normas inoperantes que en pleno siglo XXI ya no tienen vigencia. Es fundamental que la espiritualidad sea creativa. “El Fundador por su vida de hombre de fe, su celo ardiente, su creatividad en la vida espiritual, su audacia apostólica y su actividad incansable, es una exigencia permanente de nuestra espiritualidad misionera” (Art. 29. Constituciones Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal)
Para que el mensaje de Jesús llegue a toda la tierra…para que muchísimos jóvenes también conozcan las historias de Pedro, Santiago, Juan, Pablo, Matías, Bernabé…para que la chispa que se encendió en Galilea siga encendida, para que la Iglesia siga siendo esperanza, faro luminoso en medio del mar tormentoso, grito vivo de fe encendida…es necesario contagiar a muchísimos jóvenes con la invitación amable de Jesús: “Ven y Sígueme”.