por maria t » Vie Ene 28, 2011 8:49 am
[quote="bojorgeh"]Soy el Padre Horacio Bojorge
Algunas personas pueden estar esperando un curso práctico sobre cómo mejorar las relación con el esposo o la esposa, o ayudar a otros en su matrimonio o su noviazgo.
Por ejemplo, una persona que se ha inscrito escribe:
[i]"Como expectativas del curso espero poder adquirir destrezas y habilidades para manejar mejor las relaciones en mi matrimonio, asi como en mi vida ya que muchas veces se presentan parejas con problemas en nuestro entorno parroquial y es bueno tener herramientas con que poderlos acercar al Señor”.
[/i]
Sí, es verdad que este curso enseñará cosas que son muy útiles para la práctica. Pero quizás no del tipo de "práctica" al estilo de la "autoayuda" que pueden imaginarse algunos. Sino del tipo menos conocido y practicado del "pedir y recibir el auxilio divino", es decir "la divina gracia" sin la que no podemos sanarnos a nosotros mismos y menos sanar a otros. Es imposible autoayudarnos ni ayudar a otros, si antes no nos ponemos en la Escuela de Dios, y si no nos dejamos enseñar por Él acerca del Buen Amor, creado, caído, y de los medios de sanación que nos ofrece, mediante su gracia y en especial por las gracias del matrimonio vivido como sacramento.
De lo contrario podríamos estar intentando el "ejercicio ilegal de la divinidad" que acometen los prácticos de la "autoayuda". Ellos confían más en sí mismos que en Dios. No confían en el "auxilio que nos viene del Señor que hizo el Cielo y la Tierra". Eso equivale a lo que llamo: "la usurpación de la divina Providencia".
Nuestro Padre celestial cuenta con nosotros para valerse de nosotros en su divino Providencia. Él quiere compartir el gobierno de las creaturas libres con otras creaturas libres, que somos nosotros. ¡¡¡Pero!!! para ser buenos colaboradores de Dios, es necesario que conozcamos sus planes de gobierno, sus metas y sus métodos y nos ciñamos a ellos en nuestros pensamientos y obras.
Es a [u]este nivel[/u] de la sabiduría revelada por Dios acerca del Amor humano, creado, caído y elevado, que se mueve el curso. Y [u]sin[/u] esta sabiduría, los que quieran [u]manejar[/u] las cosas ignorando esa sabiduría, corren el serio riesgo de hacerse aprendices de brujos, o - como dice Jesucristo - "ciegos, guías de ciegos que caen en la fosa junto con los que ellos quieren ayudar".
Es un equívoco que ha detectado María Eugenia en algunos que desean participar en el curso y que me ha parecido no solamente conveniente, sino muy necesario despejar.
Gracias, María Eugenia por advertírmelo.
Y a tí, querido participante en el curso, te digo que si recibes el curso dócilmente, tal como es, te capacitarás para eso que deseas, pero por otro camino que el de la [i]autoayuda[/i]. ¡Por el camino de la sabiduría divina! Sin la cual somos brujos o curanderos y matasanos.
Bendiciones!!!!!
Padre Horacio Bojorge[/quote]
Buen día Padre, en atención a su comentario, no esperaba del curso tal como si fuera una práctica, en realidad quizás no supe expresar mis expectativas, por lo que pude leer en el contenido se trata de las fuentes divinas que nos ayuda a comprender el amor conyugal y el auxilio divino que por supuesto siempre debemos orar para obtenerlo de Nuestro Señor. Pero ciertamente el Espíritu Santo nos inspira esas prácticas según nuestra fe, nuestra oración y nuestras reflexiones, especialmente cuando leemos la palabra de Dios.
De todos modos, le comento que personalmente siempre he leido libros de autoayuda, sin menospreciar otras ciencias, teniendo siempre claro que lo mas poderoso es la fuerza del Espíritu Santo, confiar plenamente en el Señor, y que todo ocurre porque así lo permite, consideremos que sea bueno o malo, siempre es por la conveniencia de la salvación de nuestra alma. Sin embargo, pienso que en nuestro camino a la santidad, además de la oración, el ayuno y sacrificios siempre debe haber un interés cierto por mejorar nuestra conducta, especialmente para ello contamos con la Bliblia y otras ayuditas especiales como los libros de autoayuda.
Saludos, un abrazo en Xto. que lo fortalezca en su misión de pastor de estas ovejitas del redil, y muchas gracias por dedicar estos espacios para nuestro crecimiento espiritual.