por profehumberto1 » Sab Mar 12, 2011 4:37 pm
¿Cuáles son las penas que le sobrevienen a Adán y a Eva a consecuencia del pecado original?
• Primera pena: en la inteligencia, la ignorancia
La primera pena es, pues, el debilitamiento de la inteligencia para conocer el bien. Es precisamente esa capacidad de conocer la que se debilita. El ser humano, debido a la herida de la ignorancia, conoce menos a Dios, se conoce menos a sí mismo. Nuestra inteligencia, nuestra razón, no solamente está herida por el pecado original con la ignorancia de Dios y de los demás, sino que también tomamos el bien por mal. Otra consecuencia de esta herida en la inteligencia es que se encandila con el brillo de los bienes creados y ya no puede conocer al Creador de ellos. Por eso los hijos de Adán y Eva nos sumergimos en el amor a las creaturas con olvido del Creador y preferimos los bienes creados al Creador, que es el Bien supremo y nuestro Fin último. Eso es lo que les pasó a Eva y a Adán, y lo que nos pasa a sus hijos también.
• Otra pena: el desorden de las pasiones
Otra consecuencia del pecado original es que los apetitos instintivos y los apetitos del alma no obedecen a la razón. A consecuencia del pecado original se desordenan, se exageran. El apetito de propia excelencia se hace soberbio; el deseo de ser considerado se hace vanagloria; el deseo de disponer de las cosas se hace codicia, y así con todos. Por haber desobedecido a Dios, ahora le desobedecen sus propios impulsos instintivos o anímicos: gula, lujuria, avaricia, vanidad, soberbia, ira, miedo y tristeza por la frustración de los deseos. Es decir, los vicios capitales. A las pasiones les corresponden por su desorden estos vicios. Esta pena o herida consiste pues en el desorden de las pasiones que no obedecen a la razón. Por lo tanto, siendo un ser racional obramos como irracionales. El hombre puede llegar a comportarse como animal. A consecuencia del pecado original puede perder la condición racional y espiritual.
• Pérdida de la templanza y de la fortaleza
Otras dos penas, como dice Santo Tomás, son: a) la intemperancia, o sea la falta de moderación en el uso de los bienes y b) la debilidad ante el mal, que tiene dos formas: a) la impaciencia o falta de tolerancia ante el mal y el sufrimiento y b) la cobardía, la huida ante el peligro que uno podría vencer.
En resumen, las penas comunes al varón y a la mujer descendientes de Adán y Eva a consecuencia del pecado original son:
Primero, en la inteligencia, la ignorancia.
Segundo, en la voluntad, la malicia y a consecuencia de la malicia, la injusticia.
Tercero, en el deseo del bien, la concupiscencia, la falta de moderación en el uso de los bienes.
Y cuarto, en el deseo irascible, la debilidad, la impaciencia, la cobardía y/o la pereza.
Estas son las consecuencias del pecado original que Santo Tomás, siguiendo a Beda, llama las cuatro potencias del alma. Esas cuatro potencias del alma a las que Santo Tomás se refiere aquí son:
1.- Dos potencias espirituales: la inteligencia y la voluntad
2.- Dos potencias sensitivas:
a) el apetito concupiscible -ante el bien presente se mueve necesariamente mi apetito
b) el apetito irascible -ante el bien ausente tengo que hacer un trabajo para conseguir mover mi apetito.