3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

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3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor gache » Jue Abr 07, 2011 8:44 pm

a) Jesús y los Sacerdotes
Queridos hermanos:
El otro día alguien me dijo que «los sacerdotes mataron a Jesús», y lo confir-mó con un texto bíblico en la mano: Mt. 27, 1
Leyendo esta cita fuera de contexto me imagino que efectivamente habrá gente sencilla que piensa que realmente fueron los sacerdotes de la Iglesia Católica quienes mataron a Jesús. ¡Tal vez por eso algunos evangélicos miran tan mal a los sacerdotes porque están convencidos de que ellos mataron a Jesús!
Perdono a los que así piensan acerca de los ministros de la Iglesia Católica, pero no confío en su juicio en esta materia.
En esta carta quiero contestar a los que piensan así y aclararles lo que dice la Iglesia Católica de los sacerdotes. Les hablaré con amor pero con un amor que busca la verdad, pues solamente «la verdad nos hará libres» (Jn. 8, 32).

1. El contexto bíblico

Debemos leer bien la Biblia y no quedar aferrados a un solo texto aislado. Con una sola cita bíblica fuera de contexto podemos condenar a medio mundo y al mismo tiempo faltar al mandamiento más importante de Dios: el amor. ¿Acaso no dijo el apóstol que la letra mata y el espíritu vivifica? (2 Cor. 3, 6).

2. ¿Quiénes mataron a Cristo?
Debemos tener una gran confianza en la Iglesia de Cristo y en sus ministros, guiados por el Espíritu Santo. Jesús dijo a sus discípulos en la noche antes de morir: El Espíritu Santo, que el Padre va a enviar en mi nombre para que les ayude y con-suele, les enseñará todo, y les recordará todo lo que Yo les dije (Jn. 14, 26 y Jn. 16, 13).

¿Qué decir de los que piensan que son los sacerdotes los que mataron a Jesús? Dice Mateo: «Cuando amaneció todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos se pusieron de acuerdo en un plan para matar a Jesús.»

En el contexto bíblico nos damos cuenta de que el Evangelista Mateo se refiere aquí a «los sacerdotes judíos» de aquel tiempo, es decir, a los sacerdotes de la Antigua Alianza.

Es una monstruosidad decir ahora que fueron los sacerdotes de la Iglesia Católica los que mataron a Jesús. Esta manera de leer la Biblia es una manipulación descarada de un texto bíblico y no reviste ninguna seriedad. Es simplemente una ignorancia atrevida y una forma muy sutil pero muy poco cristiana de sembrar dudas y meter miedo en el corazón de la gente sencilla.

Creo que bastan estas pocas palabras para contestar a los que piensan así. Aunque si bien lo meditamos, todos hemos puesto la mano en la crucifixión de Cristo ya que murió por nuestros pecados.

3. ¿Quería sacerdotes Jesús?
Otros se ríen de los sacerdotes de la Iglesia Católica y dicen que «Jesús no quería sacerdotes».
Los católicos creemos: 1) Que Jesucristo es el único y verdadero Sumo Sacerdote. 2) Que todo el pueblo cristiano, por voluntad de Dios, es un pueblo sacerdotal y 3) Que dentro de este pueblo sacerdotal algunos son llamados a participar del sacerdocio llamado ministerial o pastoral.
Yo no invento esto. Es la comunidad de los creyentes, guiada por el Espíritu Santo y meditando largamente la Palabra de Dios, la que ha llegado a esta verdad acerca de Cristo, su Iglesia y sus ministros.

Guiados por este mismo Espíritu, leamos la Biblia:

Los sacerdotes judíos de la Antigua Alianza
Leyendo bien las Sagradas Escrituras, nos damos cuenta de que Jesús nunca se identificó con los sacerdotes de la Antigua Alianza. En su tiempo había muchos sacerdotes judíos del rito antiguo. Todos ellos eran miembros de la tribu de Leví y estaban encargados de los sacrificios de animales en el templo. Estos sacrificios eran ofrecidos para la purificación de los pecados del pueblo judío (Mc. 1, 44; Lc. 1, 5-9). Hasta José y María, cumpliendo con este rito de purificación, ofrecieron una vez un par de palomas (Lc. 2, 24).

Pero este sacerdocio judío era incapaz de lograr la santificación definitiva del pueblo (Hebr. 5, 3; 7, 27; 10, 1-4). Era un sacerdocio imperfecto y siempre sellado con el pecado. Jesús, el Hijo de Dios, el hombre perfecto, nunca se atribuyó para sí este título de sacerdote judío.

¿Participamos del sacerdocio de Cristo? ¿Es verdad que la Iglesia primitiva proclamó después a Jesucristo como el único y verdadero Sumo Sacerdote? ¿Participamos nosotros del sacerdocio de Cristo?

Así es efectivamente. Aunque durante su vida Jesús nunca usó el título de sacerdote, la Iglesia primitiva proclamó que «Jesús es el Hijo de Dios y es nuestro gran Sumo Sacerdote» (Hebr. 4, 14).

Escribe el sagrado escritor de la carta a los Hebreos, como cuarenta años después de la muerte y Resurrección de Jesucristo: «Jesús se ofreció a lo largo de su vida al Padre y a los hombres, con una fidelidad hasta la muerte en la cruz, dio su vida como el gran sacrificio de una vez por todas, y su sacrificio ha sido absoluto. El verdadero sacerdote para toda la humanidad es Jesús el Hijo de Dios y ahora no hay más sacrificio que el suyo, que empieza en la cruz y termina en la gloria del cielo. Jesús es el único Sumo Sacerdote, el único Mediador delante del Padre y así El terminó definitivamente con el antiguo sacerdocio.

«Cristo ha entrado en el Lugar Santísimo, no ya para ofrecer la sangre de cabritos y becerros, sino su propia sangre; y así ha entrado una sola vez para siempre y nos ha conseguido la salvación eterna» (Hebr. 9, 12).

Lea también: Hebr. 7, 22-28; 9, 11-12; 10, 12-14

¿Somos un pueblo sacerdotal?
¿Es verdad que el apóstol Pedro dice que nosotros los creyentes somos un pueblo sacerdotal? Sí, Dios, en su gran amor hacia los hombres, quiso que todos los creyentes-bautizados participaran como miembros del Cuerpo de Cristo, del único sacerdocio de Cristo: «Ustedes también, como piedras que tienen vida, dejen que Dios los use en la construcción de un templo espiritual, y en la formación de una comunidad sacerdotal santa, para ofrecer sacrificios espirituales, gratos a Dios por mediación de Cristo» (1 Pedr. 2, 5) «Ustedes son una raza escogida, una nación santa, un pueblo que pertenece a Dios» (1 Pedr. 2, 9).

Así, hermanos, por la fe y por el bautismo Dios nos integra en un pueblo sacerdotal. Y como pueblo de sacerdotes, tenemos la vocación de ofrecer nuestras personas, nuestras vidas «como hostia viva» (Rom. 12, 1). En todo lo que hacemos con amor, en nuestra familia, en nuestro pueblo, en nuestros trabajos, siempre ejercemos este sacerdocio.

4. ¿Quería Jesús tener ministros para su pueblo?
Así es. No es la Iglesia la que inventó el ministerio apostólico sino el mismo Jesús. El llamó a los Doce apóstoles (Mc. 3, 13-15) y les encargó ser sus representantes autorizados: «Quien los recibe a ustedes, a mí me recibe.» (Lc. 10, 16).

La misión de los apóstoles fue encomendada con estas palabras: «Les aseguro: todo lo que aten en la tierra, será atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, será desatado en el cielo» (Mt. 18, 18). Este «atar» y «desatar» significa claramente la autoridad de gobernar una comunidad y aclarar problemas en el Pueblo de Dios. En la última Cena, Jesús dio a sus apóstoles este mandato: «Haced esto en memoria mía» (Lc. 22, 19). Es eso lo que celebra la Iglesia en la Eucaristía.

Y en una de sus apariciones, Jesús sopló sobre sus discípulos y dijo: «A quienes les perdonen los pecados, les quedarán perdonados» (Jn. 20, 23).

Dirigir, enseñar y administrar los signos del Señor, he aquí el origen del ministerio apostólico. Poco a poco la comunidad cristiana va aplicando y evolucionando en este servicio apostólico según la situación de cada comunidad.

5. ¿Qué representan los obispos y presbíteros en una comunidad?
En las cartas apostólicas del N. T., los ministros de la comunidad cristiana reciben el título de «obispos y presbíteros» (Hech. 11, 30; Tit. 1, 5 etc.).

La palabra obispo viene del griego y en castellano significa «el encargado de la Iglesia»; la palabra presbítero significa en castellano «el anciano». Los obispos y los presbíteros son así los encargados de la comunidad de los creyentes. Ellos tienen la función de servir en el nombre de Cristo al Pueblo de Dios. Estos nombres de «obispo y presbítero» van a evolucionar hacia la función del sacerdocio ministerial. Aunque los apóstoles todavía no hablaron de sacerdocio ministerial, ya estaba esta idea en germen en la Iglesia Primitiva. Es el Espíritu Santo el que hizo ver, poco a poco, que los obispos y presbíteros representaban al Señor, al Unico Sumo sacerdote, por el ministerio que ejercían. «No nos proclamamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, Señor y a nosotros como servidores suyos, por amor a Jesús» (2 Cor. 4, 5-7).

El apóstol Pablo en su carta a los filipenses ya usa ciertos términos para expresar su sacerdocio apostólico: «Y aunque deba dar mi sangre y sacrificarme para celebrar mejor la fe de ustedes, me siento feliz y con todos ustedes me alegro» (Fil. 2, 17: «Bien sabe Dios a quién doy culto con toda mi alma proclamando la buena noticia de su Hijo» (Rom. 1, 9).

En estos textos hay indicaciones que la liturgia de la Palabra y la entrega de la vida del apóstol ya es una función sacerdotal: «En todo, los ministros del pueblo deben ser no como los grandes y los reyes, sino servidores como Jesús: como el que sirve» (Lc. 22, 27).

6. ¿Cómo se transmite este sacerdocio?
Este ministerio apostólico se transmite con la imposición de manos. Escribe el apóstol Pablo a su amigo Timoteo: «Te recomiendo que avives el fuego de Dios que está en ti por imposición de mis manos» (2 Tim. 1, 6; 1 Tim. 4, 14).
Este gesto de imposición transmite un poder divino para una misión especial.

El apóstol Pablo recibió la imposición de manos de parte de los apóstoles (Hch. 13, 3). Pablo a su vez impuso las manos a Timoteo (2 Tim. 1, 6; 1 Tim. 4, 14) y Timoteo repitió este gesto sobre los que escogió para el ministerio (1 Tim 5, 22).

Así, la Iglesia Católica, desde los apóstoles hasta ahora, sigue sin interrupción imponiendo las manos y comunicando de uno a otro los dones del ministerio sacerdotal.

Esta sucesión apostólica tan sólo se ha perpetuado en la Iglesia Católica durante 20 siglos hasta llegar a los ministros actuales. Ninguna otra iglesia puede decir esto, solamente la Iglesia Católica.
De esta la forma los pastores de la Iglesia participan del único sacerdocio de Cristo.

7. Conclusión
Queridos hermanos y amigos:
Tal vez es un poco difícil todo lo que les he hablado. Pero debemos en la oración pedir que el Espíritu Santo nos ilumine. Además debemos tener un gran amor hacia la Iglesia y sus ministros, que Jesús nos ha dejado. Para terminar quiero resumir las ideas más importantes de esta carta:
1) Jesús quería tener ministros (servidores) para su pueblo sacerdotal.
2) Los apóstoles transmitieron este ministerio apostólico siempre con la imposición de manos.
3) Aunque los sagrados escritores nunca usaron el nombre de «sacerdotes» para indicar a los ministros, ya está en germen en el N. T. hablar de un sacerdocio apostólico como un servicio al pueblo sacerdotal.

En este sentido es que la Iglesia Católica, ya desde el año cien hasta ahora, llama a los ministros de la comunidad (presbíteros y obispos) como sus pastores y sacerdotes.

Por supuesto que este sacerdocio pastoral participa del único sacerdocio de Cristo y no tiene nada que ver con los sacerdotes del Antiguo Testamento. Nosotros, los sacerdotes de la nueva alianza, por una especial vocación divina somos los ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios (1 Cor. 4, 1).


b)El celibato por el Reino
Queridos hermanos:
El otro día un caballero me dijo que los curas están equivocados en no casarse, porque la Biblia dice que Dios bendijo al hombre y a la mujer, diciéndoles: «Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra».

Le contesté que, en verdad, este texto aparece en el Antiguo Testamento (Gén. 1, 28); pero que los católicos no nos debemos quedar anclados en el Antiguo Testamento. Nosotros somos hijos del Nuevo Testamento, y ahí hay claras indicaciones a favor de la virginidad religiosa. Además Jesús mismo no se casó para así poder entregarse totalmente a su Padre y anunciar su Mensaje. También tenemos el ejemplo del apóstol Pablo y otros más.

Queridos hermanos, en esta carta quiero explicarles por qué las religiosas y los religiosos no se casan. Les hablaré desde la Biblia y desde mi propia experiencia religiosa. Sé muy bien que muchos no encuentran valor alguno en el no casarse, y también un hombre no casado a veces hasta es mal visto en nuestra propia cultura.

Además ante el mundo moderno, que predica la libertad sexual y el erotismo asfixiante, parece ser un disparate hablar de la castidad religiosa. La televisión, el cine, la literatura y la propaganda callejera proclaman todo lo contrario.

A pesar de todo, los invito a leer con mucha atención esta carta acerca del celi-bato religioso. No lo invento yo, sino que está todo en la Biblia.

En verdad, el hombre ha sido creado en cuerpo y espíritu con vistas al matrimonio: Dios creó al ser humano como hombre y mujer, «y vio Dios que era bueno». (Gén. 1, 27, 31). Y sin embargo, hay hombres y mujeres cristianos que con pleno conocimiento y libertad, y con gran alegría, renuncian de por vida al matrimonio. Lo hacen «por amor al Reino de los Cielos» (Mt. 19,12). Este estado de vida lo indicamos con los términos: «castidad consagrada», o «celibato religioso», o «virginidad cristiana». Y el que renuncia a ese gran valor humano del matrimonio, lo hace para seguir el ejemplo y el consejo evangélico de Jesús. A quienes profesan de por vida este estado, se les da el nombre de «religiosos», «religiosas», (o monjitas) y sacerdotes.

1 ¿Qué nos enseña la Biblia?
El Pueblo de Dios del Antiguo Testamento apreciaba mucho el matrimonio y cada familia israelita deseaba tener muchos hijos como bendición de Dios (Gén. 22, 17). Y la virginidad, o el no tener hijos, equivalía a la esterilidad, la cual era una humillación y una gran vergüenza (Gén. 30, 23; 1 Sam. 1,11; Lc. 1, 25).

Generalmente, en el Antiguo Testamento no hay aprecio por la virginidad como estado de vida. Recién en el Nuevo Testamento encontramos el estado de virginidad por motivos religiosos:

1.Jesús mismo, que permaneció sin casarse, fue quien reveló el sentido y el carácter sobrenatural de la virginidad: «Hay hombres que se quedan sin casar por causa del Reino de los Cielos. El que puede aceptar esto, que lo acepte» (Mt. 19,12). La expresión «por causa del Reino de los Cielos» confiere a la virginidad su carácter religioso y es así un signo de la Nueva Creación que irrumpe ya en este mundo, es decir, es un signo anticipado del mundo que vendrá.

2. El Apóstol Pablo hace entender que en su tiempo ya había algunos creyentes que vivieron como vírgenes por un tiempo para dedicarse a la oración. (1Cor. 7, 5). También dice el Apóstol que el cuerpo no está sólo destinado para la unión sexual, sino también para dar testimonio de Dios: «El cuerpo es para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y así como Dios resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros por su poder... ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?» (1 Cor. 6,13-15). Y en otra parte Pablo habla de la virginidad como un estado mejor que el matrimonio, porque este estado de vida expresa más claramente la entrega total al Señor: «El hombre casado está dividido, y tiene que agradar a su mujer; pero los que permanecen vírgenes no tienen el corazón dividido, sino que están consagrados a Dios tanto en cuerpo como en espíritu: ellos viven sirviendo al Señor con toda dedicación». (1 Cor. 7, 32-35). Esto no es un mandato del Señor, dice Pablo (1 Cor. 7, 25), sino un llamado personal de Dios, un carisma o un don del Espíritu Santo (1 Cor. 7,7) y, como dice Jesús, esto no todos lo pueden entender.

3. La virginidad es un signo del mundo que vendrá. Los que permanecen vírgenes en este mundo están despegando de este mundo (1 Cor. 7, 27) y esperan al Esposo y al Reino que ya vienen, según la parábola de las diez vírgenes (Mt. 25, 10). Su vida, su virginidad, es un «signo permanente» del mundo que vendrá, es signo visible del estado de resurrección, de la nueva creación, del mundo futuro donde no habrá matrimonio, y donde seremos semejantes a los ángeles y a los hijos de Dios (Lc. 20, 35-36).

2. El ejemplo de Jesús, María y de Pablo
1. Jesús mismo no se casó, no tuvo hijos, no hizo una fortuna. El, que nada poseía, trajo al mundo tesoros que no destruyen ni el moho ni la polilla. El, que no tuvo mujer, ni hijos, era hermano de todos y entregó su vida por todos. Además, Jesús invitó a sus discípulos a seguirlo hasta lo último. Al joven rico, no le pidió solamente que cumpliera los mandamientos de la ley; le pidió un despojo total para seguirlo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y entonces tendrás riquezas en el cielo; luego ven y sígueme» (Mt. 19, 21). «Todos los que han dejado sus casas, o sus hermanos o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o bienes terrenos, por causa mía, recibirán la vida eterna» (Mt. 19, 29). «Si alguien quiere salvar su vida, la perderá; pero él que la pierda por mí, la salva-rá» (Lc. 9, 24; Lc. 14, 33).

2. María, la Madre de Jesús, es la única mujer del Nuevo Testamento a quien se aplica, casi como un título de honor, el nombre de «virgen» (Lc. 1, 27; Mt. 1, 23). Por su deseo de guardar su virginidad (Lc. 1, 34), María asumía la suerte de las mujeres sin hijos, pero lo que en otro tiempo era humillación iba a convertirse para ella en una bendición (Lc. 1, 48). Desde antes de su concepción virginal, María tenía la intención de reservarse para Dios. En María apareció en plenitud la virginidad cristiana.

3. El Apóstol Pablo, un hombre apasionado por predicar el mensaje de la salvación, no quiso, como los predicadores de su tiempo, ir acompañado de una esposa (1 Cor. 9, 4-12). Además Pablo invitó a otros a seguir este estado de vida y dice: «Yo personalmente quisiera que todos fueran como yo» (1 Cor. 7, 7). El Apóstol vio que su vida como célibe le daba mayor disponibilidad de tiempo y una mayor libertad para la predicación. Vio que el celibato le daba más tiempo para el servicio de Dios y de sus hermanos. (1 Cor. 7, 35). Seguramente los apóstoles y muchos discípulos siguieron esta forma de vida; recordamos las palabras de Pedro: «Señor, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido» (Mt. 19, 27).

3. ¿Cuál es el motivo fundamental para optar por una vida sin casarse?
Después de todo, podemos decir que el celibato religioso brota de una experiencia muy especial de Dios. El no casarse en sentido evangélico es fruto de una profunda fe y de una experiencia de que Dios entra en la vida del hombre o de la mujer. Es el Dios vivo, que deja huellas en una persona. Es el Dios, Padre de Jesucristo, que ha seducido a algunas personas de tal manera, que ellos dejan todo atrás y van como enamorados detrás de Jesús. El hombre célibe religioso es una persona «seducida por Dios»: «Tú me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir» (Jer. 20, 7). Desde el momento que llega Dios a la vida del religioso todo cambia. El hombre religioso deja todo atrás, aun el amor humano, porque simplemente ha llegado el Amor. Dios vuelve a ser el «único amor», es como si de improviso aparece el sol y se apagan las estrellas... Dice la Escritura: «Tú eres mi bien, la parte de mi herencia, mi copa. Me ha tocado en suerte la mejor parte, que Dios mismo me escogió» (Salmo 16, 5-6).

La religiosa y el religioso hacen aparecer a Dios como «amor». Con su oración y su silencio quieren llegar a la fuente de todo amor que Dios ha manifestado en su Hijo Jesucristo. Quieren permanecer en celibato a fin de estar más disponibles para servir a sus hermanos y para entregarse totalmente al amor de Cristo. No hay nada más bello, nada más profundo, nada más perfecto que Cristo. He aquí el último núcleo de una vida célibe por el Reino de los Cielos.

4. La castidad consagrada no es una vida sin amor
El religioso es sobre todo un hombre de Dios, un hombre para Dios, un hombre que ve en todas las cosas la presencia amorosa de Dios. Es un «especialista de Dios».

El religioso, con su voto de castidad, no opta por un camino de egoísmo, ni tampoco desprecia la sexualidad o el matrimonio. No hace un voto de «desamor», sino un voto de radicalismo en el amor: en su experiencia de amor descubre por in-tuición una dimensión más abierta y reclama un amor absoluto en toda su vida.

El voto de castidad, ciertamente, es una renuncia a la expresión genital de la sexualidad, característica de la vida matrimonial; pero el voto de castidad no implica ninguna renuncia al amor. Es un voto que expresa una superabundancia de amor radical que trasciende la carne y la sangre. Para el religioso no es posible amar a Dios, sin amar a los hombres sus hermanos.

5. El religioso no renuncia a la personalidad masculina o femenina
Aunque las posibilidades sexuales no se ejercitan, sin embargo una religiosa enfermera o una religiosa maestra desempeña un trabajo «como mujer» con sus cualidades de ternura y bondad; y un religioso misionero actúa «como hombre» con su vigor, con su amor por la verdad y con sus cualidades de corazón.

Es un hecho significativo que Jesús fuera varón íntegramente y que como varón nos predicó la Buena Nueva. Fue muy significativo que María, como mujer, supiera acoger al Salvador y como madre presentara su Hijo al mundo entero. Dios mismo eligió a María como mujer y como Madre para ser puente entre el cielo y la tierra. Los religiosos no viven su virginidad sin su personalidad masculina o femenina.

Ellos tratan, con su consagración a Dios y con libertad de espíritu, de ser fecundos de una manera que a menudo no es posible para los demás. Muchas veces vemos cómo el niño huérfano, el drogadicto perdido, el enfermo aislado, la anciana abandonada encuentran en la religiosa a una verdadera madre. Muchas veces el joven angustiado, el hombre fracasado, un pueblo desorientado, encuentran en un religioso a un verdadero padre.

6. Una tradición cristiana desde el Nuevo Testamento
Desde el comienzo de la Iglesia apareció este carisma del celibato consagrado en la historia humana. Estos carismas del celibato religioso han sido expresiones de la libertad del Espíritu Santo que durante 2.000 años ha enriquecido la historia de la Iglesia. Por inspiración del Espíritu de Dios, los religiosos se sienten empujados a ser testigos del amor divino, y sólo el amor de Dios puede amar más libre-mente a todos los hombres, y especialmente a los más humildes.

El celibato religioso nunca ha manifestado un desprecio por el matrimonio. El celibato no es un valor mayor al del matrimonio, es simplemente una manera radical de vivir el amor cristiano; de otra forma la castidad consagrada pierde su significado.

Nos extraña muchísimo que el reformador Lutero y los protestantes del siglo XVI rechazaran el camino de la vida religiosa como un camino prácticamente imposible y dieran preferencia al matrimonio. Esta opción de los protestantes va claramente contra una corriente religiosa que brotó desde los tiempos de Jesucristo hasta ahora. Por eso varios grupos protestantes vuelven últimamente a esta antigua tradición cristiana y auténticamente evangélica, y comenzaron en este siglo con grupos religiosos que viven el celibato como nosotros «por el Reino de los Cielos». (Pensemos en los monjes reformados de Taizé en Francia, los hermanos y hermanas franciscanos, anglicanos y protestantes en Alemania e Inglaterra).

Queridos hermanos, siempre hubo y habrá en la Iglesia de Cristo hombres y mujeres llamados por Dios para que, con su vida de castidad consagrada, sean testigos del amor de Dios. La vida religiosa es simplemente un carisma o una manifestación del Espíritu Santo que Dios regala a su Iglesia y al mundo. Sin estos hombres religiosos, sin estos «especialistas de Dios», el mundo sería más pobre. Pero esto no todos lo pueden entender. Por algo dijo Jesús: «El que pueda entender que entienda» (Mt. 19, 12).

Espero que estos Temas leídos una y otra vez les fortalezcan en la verdadera Fe y les den argumentos para saber dar razón de su esperanza.



Cuestionario:
A continuación se presenta este cuestionario que puede ser útil para complementar la sesión y el estudio personal. NO SE PUBLICA ESTO EN FOROS

Jesús y los Sacerdotes
¿Quiénes mataron a Jesús?
¿Se puede decir que todos hemos puesto las manos en la muerte de Jesús?
¿Se puede decir que los sacerdotes de la Iglesia católica mataron a Jesús?
¿A qué sacerdotes se refieren los Evangelistas?
¿Es lícito sacar de su contexto estas palabras y aplicarlas a los sacerdotes del N. T.?
¿Somos el Pueblo de Dios un pueblo sacerdotal?
¿Quiso Jesús que en su Iglesia hubiera un sacerdocio ministerial?
¿Quiénes tienen esta función?

El celibato por el Reino
¿Qué nos enseña la Biblia al respecto?
¿Cuál fue el ejemplo de Jesús?
¿Qué significa también la virginidad?
¿Cuál fue el camino seguido por Pablo y por María, la Madre de Jesús?
¿Cuál es el motivo fundamental para hacer esta opción?
La castidad consagrada, ¿significa dejar de amar?
¿Cuál ha sido la tradición cristiana al respecto?


Video
Videos relacionados con el tema de esta sesión: http://www.youtube.com/watch?v=jfZKSvNJChk

Diapositivas
Les compartimos estas diapositivas que pueden ayudar mucho a complementar la sesión:
El porqué: http://www.es.catholic.net/archivos/0.el_porque.pptx
¿Qué es la Biblia?: http://www.es.catholic.net/archivos/1.q ... iblia.pptx
Unidad Cristiana: http://www.es.catholic.net/archivos/2.u ... tiana.pptx
¿Porqué soy católico?: http://www.es.catholic.net/archivos/3.p ... olico.pptx
Salvación Personal: http://www.es.catholic.net/archivos/4.s ... sonal.pptx
Jerarquía: http://www.es.catholic.net/archivos/5.jerarquia.pptx
Bilbia y Tradición: http://www.es.catholic.net/archivos/6.b ... icion.pptx
María Madre de DIos: http://www.es.catholic.net/archivos/7.m ... _dios.pptx
Religiosidad Sacramental: http://www.es.catholic.net/archivos/8.r ... ental.pptx
Religiosidad popular: http://www.es.catholic.net/archivos/9.r ... pular.pptx


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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor jhmontanezr » Sab Abr 09, 2011 11:28 pm

Es claro que aún hay dudas y vacíos sobre la razón de ser del Sacerdote Católico y cómo incluso desde lo bíblico se esboza su naturaleza y razón de ser en la Iglesia. De hecho el modelo perfecto de sacerdocio lo tuvo Jesucristo ilustrado en los evangelios y aclarado con San Pablo y con lo escrito en Hebreos. También existe una prevención hacia la figura y cómo esta, siendo visible, es reflejo de Aquel que es invisible a los ojos, que es el mismo Jesús. Sin mayores prevenciones me parece que es fácil entender la necesidad de su presencia y sus funciones de santificar, administrar sacramentos y gobernar a sus fieles.
Los Sacerdotes, dada su investidura y las responsabilidades que les atañe son aquellos a quienes Dios les exigirá más pues son los llamados a dar más por tener gracias especiales para su Ministerio, de ahí la importancia de orar por ellos, por el Clero, los y las religiosas y los consagrados en general, pues también están expuestos a la rutina, la soledad, la desmotivación propias de la condición humana. Es decir, los laicos también tenemos parte en la santificación de los sacerdotes.
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor marina » Dom Abr 10, 2011 2:34 am


Los católicos creemos: 1) Que Jesucristo es el único y verdadero Sumo Sacerdote. 2) Que todo el pueblo cristiano, por voluntad de Dios, es un pueblo sacerdotal y 3) Que dentro de este pueblo sacerdotal algunos son llamados a participar del sacerdocio llamado ministerial o pastoral.

Jesús, el Hijo de Dios, el hombre perfecto, nunca se atribuyó para sí este título de sacerdote judío.

¿Quería Jesús tener ministros para su pueblo? [/b]
Así es. No es la Iglesia la que inventó el ministerio apostólico sino el mismo Jesús. El llamó a los Doce apóstoles (Mc. 3, 13-15) y les encargó ser sus representantes autorizados: «Quien los recibe a ustedes, a mí me recibe.» (Lc. 10, 16).

La palabra obispo viene del griego y en castellano significa «el encargado de la Iglesia»; la palabra presbítero significa en castellano «el anciano». Los obispos y los presbíteros son así los encargados de la comunidad de los creyentes.

Así, la Iglesia Católica, desde los apóstoles hasta ahora, sigue sin interrupción imponiendo las manos y comunicando de uno a otro los dones del ministerio sacerdotal.

Esta sucesión apostólica tan sólo se ha perpetuado en la Iglesia Católica durante 20 siglos hasta llegar a los ministros actuales. Ninguna otra iglesia puede decir esto, solamente la Iglesia Católica.

Además ante el mundo moderno, que predica la libertad sexual y el erotismo asfixiante, parece ser un disparate hablar de la castidad religiosa. La televisión, el cine, la literatura y la propaganda callejera proclaman todo lo contrario.

, hay hombres y mujeres cristianos que con pleno conocimiento y libertad, y con gran alegría, renuncian de por vida al matrimonio. Lo hacen «por amor al Reino de los Cielos» (Mt. 19,12). Este estado de vida lo indicamos con los términos: «castidad consagrada», o «celibato religioso», o «virginidad cristiana». Y el que renuncia a ese gran valor humano del matrimonio, lo hace para seguir el ejemplo y el consejo evangélico de Jesús. A quienes profesan de por vida este estado, se les da el nombre de «religiosos», «religiosas», (o monjitas) y sacerdotes.

1 ¿Qué nos enseña la Biblia?
El Pueblo de Dios del Antiguo Testamento apreciaba mucho el matrimonio y cada familia israelita deseaba tener muchos hijos como bendición de Dios (Gén. 22, 17). Y la virginidad, o el no tener hijos, equivalía a la esterilidad, la cual era una humillación y una gran vergüenza (Gén. 30, 23; 1 Sam. 1,11; Lc. 1, 25).

Generalmente, en el Antiguo Testamento no hay aprecio por la virginidad como estado de vida. Recién en el Nuevo Testamento encontramos el estado de virginidad por motivos religiosos:

1.Jesús mismo, que permaneció sin casarse, fue quien reveló el sentido y el carácter sobrenatural de la virginidad: «Hay hombres que se quedan sin casar por causa del Reino de los Cielos. El que puede aceptar esto, que lo acepte» (Mt. 19,12). La expresión «por causa del Reino de los Cielos» confiere a la virginidad su carácter religioso y es así un signo de la Nueva Creación que irrumpe ya en este mundo, es decir, es un signo anticipado del mundo que vendrá.

2. El Apóstol Pablo hace entender que en su tiempo ya había algunos creyentes que vivieron como vírgenes por un tiempo para dedicarse a la oración. (1Cor. 7, 5). También dice el Apóstol que el cuerpo no está sólo destinado para la unión sexual, sino también para dar testimonio de Dios: «El cuerpo es para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y así como Dios resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros por su poder... ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?» (1 Cor. 6,13-15). Y en otra parte Pablo habla de la virginidad como un estado mejor que el matrimonio, porque este estado de vida expresa más claramente la entrega total al Señor: «El hombre casado está dividido, y tiene que agradar a su mujer; pero los que permanecen vírgenes no tienen el corazón dividido, sino que están consagrados a Dios tanto en cuerpo como en espíritu: ellos viven sirviendo al Señor con toda dedicación». (1 Cor. 7, 32-35). Esto no es un mandato del Señor, dice Pablo (1 Cor. 7, 25), sino un llamado personal de Dios, un carisma o un don del Espíritu Santo (1 Cor. 7,7) y, como dice Jesús, esto no todos lo pueden entender.

3. La virginidad es un signo del mundo que vendrá. Los que permanecen vírgenes en este mundo están despegando de este mundo (1 Cor. 7, 27) y esperan al Esposo y al Reino que ya vienen, según la parábola de las diez vírgenes (Mt. 25, 10). Su vida, su virginidad, es un «signo permanente» del mundo que vendrá, es signo visible del estado de resurrección, de la nueva creación, del mundo futuro donde no habrá matrimonio, y donde seremos semejantes a los ángeles y a los hijos de Dios (Lc. 20, 35-36).

2. El ejemplo de Jesús, María y de Pablo
1. Jesús mismo no se casó, no tuvo hijos, no hizo una fortuna. El, que nada poseía, trajo al mundo tesoros que no destruyen ni el moho ni la polilla. El, que no tuvo mujer, ni hijos, era hermano de todos y entregó su vida por todos. Además, Jesús invitó a sus discípulos a seguirlo hasta lo último. Al joven rico, no le pidió solamente que cumpliera los mandamientos de la ley; le pidió un despojo total para seguirlo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y entonces tendrás riquezas en el cielo; luego ven y sígueme» (Mt. 19, 21). «Todos los que han dejado sus casas, o sus hermanos o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o bienes terrenos, por causa mía, recibirán la vida eterna» (Mt. 19, 29). «Si alguien quiere salvar su vida, la perderá; pero él que la pierda por mí, la salva-rá» (Lc. 9, 24; Lc. 14, 33).

2. María, la Madre de Jesús, es la única mujer del Nuevo Testamento a quien se aplica, casi como un título de honor, el nombre de «virgen» (Lc. 1, 27; Mt. 1, 23). Por su deseo de guardar su virginidad (Lc. 1, 34), María asumía la suerte de las mujeres sin hijos, pero lo que en otro tiempo era humillación iba a convertirse para ella en una bendición (Lc. 1, 48). Desde antes de su concepción virginal, María tenía la intención de reservarse para Dios. En María apareció en plenitud la virginidad cristiana.

3. El Apóstol Pablo, un hombre apasionado por predicar el mensaje de la salvación, no quiso, como los predicadores de su tiempo, ir acompañado de una esposa (1 Cor. 9, 4-12). Además Pablo invitó a otros a seguir este estado de vida y dice: «Yo personalmente quisiera que todos fueran como yo» (1 Cor. 7, 7). El Apóstol vio que su vida como célibe le daba mayor disponibilidad de tiempo y una mayor libertad para la predicación. Vio que el celibato le daba más tiempo para el servicio de Dios y de sus hermanos. (1 Cor. 7, 35). Seguramente los apóstoles y muchos discípulos siguieron esta forma de vida; recordamos las palabras de Pedro: «Señor, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido» (Mt. 19, 27).

El no casarse en sentido evangélico es fruto de una profunda fe y de una experiencia de que Dios entra en la vida del hombre o de la mujer. Es el Dios vivo, que deja huellas en una persona. Es el Dios, Padre de Jesucristo, que ha seducido a algunas personas de tal manera, que ellos dejan todo atrás y van como enamorados detrás de Jesús. El hombre célibe religioso es una persona «seducida por Dios»: «Tú me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir» (Jer. 20, 7). Desde el momento que llega Dios a la vida del religioso todo cambia. El hombre religioso deja todo atrás, aun el amor humano, porque simplemente ha llegado el Amor. Dios vuelve a ser el «único amor», es como si de improviso aparece el sol y se apagan las estrellas... Dice la Escritura: «Tú eres mi bien, la parte de mi herencia, mi copa. Me ha tocado en suerte la mejor parte, que Dios mismo me escogió» (Salmo 16, 5-6).

La religiosa y el religioso hacen aparecer a Dios como «amor». Con su oración y su silencio quieren llegar a la fuente de todo amor que Dios ha manifestado en su Hijo Jesucristo. Quieren permanecer en celibato a fin de estar más disponibles para servir a sus hermanos y para entregarse totalmente al amor de Cristo. No hay nada más bello, nada más profundo, nada más perfecto que Cristo. He aquí el último núcleo de una vida célibe por el Reino de los Cielos.

El religioso, con su voto de castidad, no opta por un camino de egoísmo, ni tampoco desprecia la sexualidad o el matrimonio. No hace un voto de «desamor», sino un voto de radicalismo en el amor: en su experiencia de amor descubre por in-tuición una dimensión más abierta y reclama un amor absoluto en toda su vida.

El voto de castidad, ciertamente, es una renuncia a la expresión genital de la sexualidad, característica de la vida matrimonial; pero el voto de castidad no implica ninguna renuncia al amor. Es un voto que expresa una superabundancia de amor radical que trasciende la carne y la sangre. Para el religioso no es posible amar a Dios, sin amar a los hombres sus hermanos.

Es un hecho significativo que Jesús fuera varón íntegramente y que como varón nos predicó la Buena Nueva. Fue muy significativo que María, como mujer, supiera acoger al Salvador y como madre presentara su Hijo al mundo entero. Dios mismo eligió a María como mujer y como Madre para ser puente entre el cielo y la tierra. Los religiosos no viven su virginidad sin su personalidad masculina o femenina.

Ellos tratan, con su consagración a Dios y con libertad de espíritu, de ser fecundos de una manera que a menudo no es posible para los demás. Muchas veces vemos cómo el niño huérfano, el drogadicto perdido, el enfermo aislado, la anciana abandonada encuentran en la religiosa a una verdadera madre. Muchas veces el joven angustiado, el hombre fracasado, un pueblo desorientado, encuentran en un religioso a un verdadero padre.

[El celibato no es un valor mayor al del matrimonio, es simplemente una manera radical de vivir el amor cristiano; de otra forma la castidad consagrada pierde su significado.


Participación en el Foro
- Comentarios, dudas y sugerencias sobre este tema
esta bueno
- Menciona y explica qué actividad o dinámica podrías aplicar a tus alumnos para que comprendieran mejor esta sesión
no tengo alumnos, pero se podria proponer escenarios" de. imagina que estan casados y su hijo estamuy pero muy muy enfermo en el hospital. y tienen que ir a otro lado porque hay que hacerse cargo de cosas de la iglesia, dejarian al hijo? espos@, y si se van en que van a estar pensando?
aunque de todas formas, elk ejemplo puede aplicarse a sus papas, pero solo tienen dos papas, y los hijos gereralmente son mas
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor lindoro50 » Dom Abr 10, 2011 2:02 pm

COMENTARIO

Es propio del corazón humano aceptar exigencias, incluso difíciles, en nombre del amor por un ideal y, sobre todo, en nombre del amor hacia una persona (en efecto, el amor, por esencia, está orientado hacia la persona). Y por esto, en la llamada a la continencia "por el reino de los cielos", primero los mismos discípulos y luego toda la Tradición viva descubren muy pronto el amor que se refiere a Cristo mismo como Esposo de la Iglesia y Esposo de las almas, a las que Él se ha entregado a Sí mismo hasta el fin, en el misterio de su Pasión y en la Eucaristía. De este modo, la continencia "por el reino de los cielos", la opción por la virginidad o por el celibato para toda la vida, ha venido a ser en la experiencia de los discípulos y de los seguidores de Cristo, un acto de respuesta especial al amor del Esposo divino y, por esto, ha adquirido el significado de un acto de amor esponsalicio, es decir, de una promesa matrimonial de sí, a fin de corresponder de modo especial al amor esponsalicio del Redentor; una donación de sí, entendida como renuncia, pero hecha sobre todo por amor.
La continencia por el reino de los cielos se relaciona ciertamente con la revelación del hecho de que en el reino de los cielos «no se toma ni mujer ni marido» (Mt 22, 30). Se trata de un signo carismático. El ser humano viviente, varón y mujer, que en la situación terrena, donde de ordinario «tomas mujer y marido» (Lc 20, 34), elige con libre voluntad la continencia «por el reino de los cielos», indica que en ese reino, que es el «otro mundo» de la resurrección, «no tomarán mujer ni marido» (Mc 12, 25), porque Dios será «todo en todos» (1Cor 15, 28). Este ser humano, varón y mujer, manifiesta, pues, la «virginidad» escatológica del hombre resucitado, en el que se revelará, diría, el absoluto y eterno significado esponsalicio del cuerpo glorificado en la unión con Dios mismo, mediante una perfecta intersubjetividad, que unirá a todos los «partícipes del otro mundo», hombres y mujeres, en el misterio de la comunión de los santos. La continencia terrena «por el reino de los cielos» es, sin duda, un signo que indica esta verdad y esta realidad. Es signo de que el cuerpo, cuyo fin no es la muerte, tiende a la glorificación y, por esto mismo, es ya, diría, entre los hombres un testimonio que anticipa la resurrección futura. Sin embargo, este signo carismático del «otro mundo» expresa la fuerza y la dinámica más auténtica del misterio de la «redención del cuerpo»: un misterio que ha sido grabado por Cristo en la historia terrena del hombre y arraigado por El profundamente en esta historia. Así, pues, la continencia «por el reino de los cielos» lleva sobre todo la impronta de la semejanza con Cristo, que, en la obra de la redención, hizo El mismo esta opción «por el reino de los cielos».
Al hablar de la continencia por el reino de los cielos y al fundarla sobre el ejemplo de su propia vida, Cristo deseaba, sin duda, que sus discípulos la entendiesen sobre todo con relación al «reino», que El había venido a anunciar y para el que indicaba los caminos justos. La continencia, de la que hablaba, es precisamente uno de estos caminos, y como se deduce ya del contexto del Evangelio de Mateo, es un camino particularmente válido y privilegiado. En efecto, la preferencia dada al celibato y a la virginidad «por el reino» era una novedad absoluta frente a la tradición de la Antigua Alianza, y tenía un significado determinante, tanto para el ethos como para la teología del cuerpo.
Cristo, en su enunciado, pone de relieve sobre todo su finalidad. Dice que el camino de la continencia, del que El mismo da testimonio con la propia vida, no sólo existe y no sólo es posible, sino que es particularmente válido e importante «por el reino de los cielos». Y así debe ser, puesto que el mismo Cristo lo eligió para Sí. Y sí este camino es tan válido e importante, a la continencia por el reino de los cielos debe corresponder un valor particular. Como ya hemos insinuado anteriormente, Cristo no afrontaba el problema al mismo nivel y en la misma línea de razonamiento, en que lo planteaban los discípulos, cuando decían: «Si tal es la condición... preferible es no casarse» (Mt 19, 10). Estas palabras ocultaban en el fondo un cierto utilitarismo. En cambio, Cristo indica indirectamente en su respuesta que, si el matrimonio, fiel a la institución originaria del Creador (recordemos que el Maestro precisamente en este punto se refería al «principio»), posee una plena congruencia y valor por el reino de los cielos, valor fundamental, universal y ordinario; la continencia, por su parte, posee un valor particular y «excepcional» por este reino. Es obvio que se trata de la continencia elegida conscientemente por motivos sobrenaturales.
Atentamente,
Pedro Fernando Olivares E.
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor Inocencio3691 » Dom Abr 10, 2011 5:45 pm

Comentando el tema de esta semana, el sacerdocio es y seguirá siendo un tema álgido en la Iglesia contemporánea. En el Foro anterior hice unos comentarios al respecto y al parecer no calaron muy bien, ya que, aunque soy católico y ahora trato de vivir mi compromiso católico de una manera especial, siguiendo la Regla benedictina, mi opinión del celibato es un poco "liberal", ya que, apoyándome en las escrituras, en la época de Jesús los apóstoles eran casados, o casi todos; Pedro lo era, (Marcos 1, 29-32) y San Pablo recomienda que los obispos tengan una sola esposa (1 Carta a Timoteo, capítulo 3), por lo que no es que tolere la abolición del celibato, pero la Iglesia debe conciliar opiniones, ideas, para que haya un mejor parecer del tema. Es cierto que algunos sacerdotes se han salido del rebaño, pero es dios quien los juzgará.
De todos modos, el hombre que desee ser sacerdote sabe a que atenerse en cuanto al celibato, por lo tanto, más bien se puede hablar de una vocación, esa persona debe renunciar a una familia por amor a Dios, y eso él lo debe tener claro antes de comprometerse al sacerdocio.
Es cierto que el sacerdocio del Antiguo Testamento es diferente al del Nuevo Testamento, pero para concluir, les escribo esta Cita, que aunque es del Antiguo Testamento, también tiene que ver con el sacerdocio actual.

"Es el deber de los sacerdotes enseñar a la gente a conocerme, y todos deben acudir a ellos para recibir instrucción, porque ellos son los mensajeros del Señor todopoderoso". (Malaquías, 2, 7-8)
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor Inocencio3691 » Dom Abr 10, 2011 5:50 pm

Comentando el tema de esta semana, el sacerdocio es y seguirá siendo un tema álgido en la Iglesia contemporánea. En el Foro anterior hice unos comentarios al respecto y al parecer no calaron muy bien, ya que, aunque soy católico y ahora trato de vivir mi compromiso católico de una manera especial, siguiendo la Regla benedictina, mi opinión del celibato es un poco "liberal", ya que, apoyándome en las escrituras, en la época de Jesús los apóstoles eran casados, o casi todos; Pedro lo era, (Marcos 1, 29-32) y San Pablo recomienda que los obispos tengan una sola esposa (1 Carta a Timoteo, capítulo 3), por lo que no es que tolere la abolición del celibato, pero la Iglesia debe conciliar opiniones, ideas, para que haya un mejor parecer del tema. Es cierto que algunos sacerdotes se han salido del rebaño, pero es dios quien los juzgará.
De todos modos, el hombre que desee ser sacerdote sabe a que atenerse en cuanto al celibato, por lo tanto, más bien se puede hablar de una vocación, esa persona debe renunciar a una familia por amor a Dios, y eso él lo debe tener claro antes de comprometerse al sacerdocio.
Es cierto que el sacerdocio del Antiguo Testamento es diferente al del Nuevo Testamento, pero para concluir, les escribo esta Cita, que aunque es del Antiguo Testamento, también tiene que ver con el sacerdocio actual.

"Es el deber de los sacerdotes enseñar a la gente a conocerme, y todos deben acudir a ellos para recibir instrucción, porque ellos son los mensajeros del Señor todopoderoso". (Malaquías, 2, 7-8)
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor Gabriela Corona » Dom Abr 10, 2011 6:08 pm

SALUDOS A TODOS MIS HERMANOS EN CRISTO

3.- Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino
Este no es un tema fácil de estudiar con alumno de Secundaria, es un tema para jóvenes mayores y adultos.

Pero esta la posibilidad de empezar a tratar con ellos las bases y el objetivo del “Celibato por amor a Dios”

Dinámicas:
Pediría primero, que diferenciaran entre un Sacerdote Judío (AT) y el Sacerdocio enseñado y heredado por Jesús (NT)

Lo manejaría a través de las preguntas que ustedes están poniendo en el tema, son sencillas y directas.

Les daría algunas ideas principales que yo tomé como muy importantes, explicarlas y posteriormente realizar un ensayo.

Otra dinámica sería: Escribe y explica a un amigo o amiga en una carta que es el “Celibato por el Reino de Dios”, imaginando que a quien le escribes tiene esa duda desde hace mucho tiempo y recurre a ti porque sabe que puedes entenderlo y explicarle

Y para concluir preguntaría:
¿Sería lo mismo un sacerdote célibe que uno casado, en cuanto a la disposición plena de su vida hacia los demás?

El apoyo de este tema para los alumnos sería: un resumen de cada punto con algunas citas bíblicas como apoyo.

QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor marisa725 » Dom Abr 10, 2011 10:41 pm

1.- Comentarios, dudas y sugerencias sobre éste tema

a.-Comentarios
a.1. Los católicos creemos:
1.- Que Jesucristo es el único y verdadero Sumo Sacerdote.
2.- Que todo el pueblo cristiano, por voluntad de Dios, es un pueblo sacerdotal y
3.- Que dentro de éste pueblo sacerdotal algunos son llamados a participar del sacerdocio llamado ministerial o pastoral.
- La Comunidad de los creyentes, guiada por el Espíritu Santo y meditando largamente la Palabra de Dios, ha llegado a ésta verdad acerca de Cristo, Su Iglesia y sus Ministros.
- Jesús quería tener ministros, para su pueblo. Jesús fundó su Iglesia. Él llamó a los Doce apóstoles ( Mc 3, 13- 15 ) y les encargó ser sus representantes autorizados: " Quien los recibe a Ustedes, a mi me recibe " ( Lc 10- 16 ).
Los Obispos y los Presbíteros tienen la función de servir en el nombre de Cristo al Pueblo de Dios.
- Éste ministerio apostólico se transmite con la imposición de las manos. El apóstol Pablo recibió la imposición de manos de parte de los apóstoles ( Hch 13, 3 ).
a.2. Los sacerdotes deben ser célibes
- Los sacerdotes con su vida de castidad consagrada, son testigos del amor de Dios. Jesucristo fue célibe. Él es modelo de la perfección humana.
- Jesucristo claramente recomendó el celibato como entrega radical de amor por el Reino de los Cielos ( Mateo 19, 12 ). El celibato eclesial fue un desarrollo lógico de las enseñanzas de Cristo sobre la continencia ( Mateo 19, 10- 12 ), es uno de los consejos evangélicos. Los sacerdotes deben entregar toda su vida al servicio de Dios y al prójimo, entonces así así se entiende el celibato.

b.- Dudas
Para explicar éste tema, es necesario diferenciar entre disciplina y doctrina. Mi duda es como dar ejemplos concretos, para que puedan entender bien éstas diferencias.

c.- Sugerencias
- En la Biblia encontramos muchas citas bíblicas sobre éste tema.
- Debemos leer bien la Biblia y no quedar aferrados a un sólo texto aislado.
- Debemos tener confianza en la Iglesia de Cristo y en sus ministros, guiados por el Espíritu Santo.
- Que somos el pueblo sacerdotal y como tal debemos actuar.
- Que todo católico, debe ser un asiduo lector de la Biblia. No se debe interpretar al pie de la letra.
- No basta leer la Biblia con fe y devoción. Debe haber fe, oración, devoción y estudio; hay que prepararse antes de leerla.
- Leer Mateo 22, 29- 30. Sobre el Celibato, Jesús les respondió: " Estáis en un error, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios. Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo, donde el amor no es carnal sino pura participación de la vida divina.

2.- Menciona y explica que actividad o dinámica podrías aplicar a tus alumnos, para que comprendieran mejor ésta sesión
Aplicaría la Lectio- Divina sobre éste tema, analizando las citas bíblicas. Para vivir experiencias espirituales y ser realmente cristianos necesitamos conocer y meditar la Palabra de Dios, que se comunica a través de la Sagrada Escritura.
a.- Formaría grupos pequeños en una primera instancia.
La Lectio- Divina resulta verdadera, en la medida en que se plasma a una vida nueva.
b.- Recomendaría practicar la Lectio- Divina en forma personal, abandonándonos en las manos entrañables de Dios. Según el Salmo 138, el contemplativo se siente acompañado, mirado, escuchado,envuelto y penetrado por Dios.
marisa725
 
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor Victorio Andres » Dom Abr 10, 2011 10:48 pm

Hola a todos:

Este tema, que muchas veces nos cuestionan, creo que está muy claro en la Biblia. Hace falta solamente leerla detenidamente y profundizar en ella, para descubrir lo que el Señor nos dice al respecto.

Si tendría que explicarle a alguna persona, este tema lo haría de la siguiente manera:

En cuanto al Sacerdocio:
-Tomaría una hoja de papel y la dividiría en dos, en un extremo pondría una imagen de un sacrificio del Antiguo Testamento, en el otro, una imagen de Cristo crucificado.
-Debajo de cada dibujo ubicaría varias citas Bíblicas donde se hable del Antiguo Sacrificio y el Nuevo Sacrificio Definitivo, llevado a cabo por Jesús en el Nuevo Testamento.
-Les haría ver que Cristo es el Sumo Sacerdotes y que nosotros como miembros de Su cuerpo, también participamos de ese sacerdocio (1Ped 2, 5). También que hay algunas personas que son llamados para el sacerdocio ministerial o pastoral, y que éstos, son los representantes de Cristo y autorizados por Cristo (Lc 10,16), dispensadores de los misterios de Dios (1Cor 4, 1).
-Otro tema que les explicaría es la cuestión de la Sucesión Apostólica que se fue dando a través de la imposición de las manos, citando algunos textos de la Biblia, como por ejemplo (2Tim 1, 6; 1Tim 4, 14; Hech 13, 3; 1Tim 5, 22). La Iglesia Católica jamás ha dejado de “imponer la manos”, esto se produjo ininterrumpidamente durante 2.000 años.

En cuanto al Celibato:
-Dibujaría un mundo con muchas personas en él. Cada cual tiene su función. Explicaría que cuanto más dedicado está una persona a esa función que desempeña en la sociedad, más perfecto será su trabajo. El celibato implica renunciar muchas “cosas” del mundo para dedicarse a una tarea especial (especializarse) por amor a Cristo, y a su Iglesia (todos nosotros).
-El celibato, en el caso del hombre, como muchos creen, no es obligatorio (el que toma ese camino lo hace libremente, tiene mucho tiempo para pensarlo en el seminario), y es más bien, un consejo evangélico, un llamado especial, un don del Espíritu Santo (1Cor 7,7) y que algunos no lo entienden (Mt 19, 12).
-Les citaría ejemplos sacados de la Biblia como es el caso de Jesús mismo, María y el apóstol Pablo, que se mantuvieron célibes.
-Les haría leer todo el capítulo siete de la Primera Carta a los Corintios, donde está todo muy bien explicado sobre el tema.
-La persona que opta por el celibato (Mt 19,12), no deja de ser hombre o mujer, no renuncia al amor. Lo que renuncia es a la expresión genital de la sexualidad.

Para finalizar, invitaría a todos, que todos los días, en sus oraciones, pidan con fe y esperanza por el Papa, por los Sacerdotes, y por nuevas vocaciones sacerdotales. Estos pastores “sacados del mundo” son los “especialista” que nos han transmitido y siguen transmitiendo, lo que el Señor desde siempre nos quiso revelar.

Saludos a todos. Victorio
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor cathy » Lun Abr 11, 2011 9:05 am

Buen día:

Es un tema muy controvertido acerca del celibato en el sacerdocio, mas aun con los lamentables sucesos de aquellos sacerdotes que se dejaron vencer por sus debilidades, pero como bien se dice en la lectura, tenemos el ejemplo del Apóstol Pablo (1cor. 9, 4-12) y sobretodo de nuestro Señor Jesús. Lo que si me queda claro que como otras vocaciones, si uno acepta un llamado significa entregar todo, tiempo, cansancio y todo lo que implicaría realizar una buena labor o vocación. Dios no nos obliga (aunque a veces debería porque somos muy tibios) al contrario nos da libertad (no libertinaje) para elegir. La entrega a nuestra o su misión (de los sacerdotes) se realiza con amor, como encontramos en nuestros sacerdotes que con mucha alegría se desprenden de su tiempo y comodidades para acompañarnos en nuestro camino espiritual y mas bien nosotros deberíamos acompañarlos con nuestras oraciones y labores laicales (laicos) para que sigan el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo.

La lectura es muy clara y sobretodo fundamentado en las citas bíblicas, me ayuda mucho en mi formación. Gracias.
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor Gabriela_Ladron » Lun Abr 11, 2011 10:07 am

Este es uno de los temas más polémicos y que más enfrentamientos causan entre católicos y cristianos no católicos.

Para clarificar este tema, haría un juego de rol, en parejas, en que los participantes se pusieran en el papel del defensor del celibato por elección y por amor a Dios y quien lo ve como un desperdicio o como un acto antinatural. Pediría que los participantes fundamentaran sus argumentos y defendieran su postura. Posteriormente, cambiarían los roles y trabajarían con otra pareja, que también tiene otro rol.
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor leonardogls » Lun Abr 11, 2011 12:00 pm


Me quedo muy claro las tres vertientes del sacerdocio y la forma querida por Dios de su Iglesia; comunidad de lo divino con lo humano, querida así por El. Les pido un poco de paciencia por mi corto entendimiento a la entrega de nuestros pastores por el Reino de los Cielos, creo que esto me motiva a prepararme con mayor ahínco.
La dinámica que realizaría (para el movimiento de matrimonios que participamos) es partir de los sacramentos, que nosotros como casados tenemos una gran responsabilidad así como el sacramento del sacerdocio, integraría grupos de discusión apoyándose de las lecturas aquí expuestas y darnos cuenta del gran regalo que nos hace nuestro Señor Jesucristo(Sumo y Eterno Sacerdote) a darnos este regalo = el sacerdocio ministerial y El mismo en la Eucaristía.

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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor camolins67 » Lun Abr 11, 2011 1:25 pm

Saludos a todos.
Este tema hasta cierto punto resulta dificil de comprender para aquellos que ven a nuestra iglesia desde afuera, y es por eso que se dedican a establecer criticas sin ningun fundamento valedero en contra del Celibato, esta claro que muchos hermanos con conocimiento o no acerca de la corriente liberelista, han sido influenciados por la misma y es por eso que caen en la critica destructiva ante esta disciplina de nuestra iglesia, olvidandose adoptar las ensenanzas y la voluntad que sugiere nuestro Senor Jesucristo.
Si cuando uno de nosotros tiene un problema en su hogar, en muchas ocaciones lo reflejamops en nuestro trabajo de diferentes maneras, o si es en trabajo el problema lo reflejamos en la casa, llegamos tristes, enojados, etc.
Ahora imaginemos si nos tocara atender las cosas de Dios acarreando los problemas familiares.
Las cosas de Dios son sagradas, no las podemos tomar a medias, sino seremos como el pato, con alas pero no puede volar como el resto de las aves, con patas pero no corre veloz como el resto de animales y nada pero no como los peces, todo lo hace a medias. Por lo tanto el Celibato es para aquellos que realmente lo entienden y que dedican su vida completa a Dios.
Oremos por nuestros sacerdotes para que reciban esa fuerza de voluntad de seguir adelante con su vida celibe y tengamos sacerdotes mas santos.
Bendiciones a todos.
camolins67
 
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor JCGC16 » Lun Abr 11, 2011 3:53 pm

JESUS Y LOS SACERDOTES. EL CELIBATO POR EL REINO
Debo reconocer y confesar, que hace algunos años antes de empezar mi caminar junto a Jesùs, yo como católico me sentía en la libertad de opinar a favor de que nuestros sacerdotes se casaran, obviamente como bien dice el padre Amatulli “ Catòlico Ignorante futuro protestante”.
Ademàs en algún momento de mi vida por problemas familiares, platique con un Sacerdote maravilloso que ya falleció(Dios lo tenga en su reino) y le dije que me iba a ir de mi casa a una orden sacerdotal que me aceptara(como misionero, servidor, lo que fuera) en ese momento el me dijo, Juan Carlos a usted el señor le diò una misión y esa es la de ser padre de familia y guiar a su familia y a mì me dio la misión de pastorear a su pueblo.
Gracias a Dios y con el desarrollo de este tema, he comprendido la misión y deber que por amor realizan los sacerdotes y religiosos célibes, comprendo ahora de mejor manera que no es cuestión de sexualidad, sino de vocación, misión y amor puro que un hombre o mujer, dan su vida por los hermanos , tal y como lo hizo Jesùs.
PARA PODER TRANSMITIRLO A GRUPO DE EVANGELIZACION:
A) Pediria a los participantes hacer en una hoja la lista del porque si y el por que no deberían casarse los sacerdotes.
B) Luego se haría una lista única comparando los diferentes puntos de vista.
C) Dividiria el grupo en 2 para que cada grupo defendiera sus puntos de vista
D) Y por último mditariamos y analizaríamos los que la biblia nos dice y que ustedes amablemente anotaron en este tema.
Hermanos que Dios les bendiga.
JESUCRISTO HA RESUCITADO¡¡¡¡
Juan Carlos Guzmàn C.
Emaùs Guatemala
JCGC16
 
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor naly » Lun Abr 11, 2011 4:03 pm

Hola, hermanos buenas tardes, muy bueno el tema y me quedè con una pregunta, ¿por què la iglesia ha aceptado a hombres en el sacerdocio, que estàn casados?

Los protestantes siempre saben decir que eso es invento de hombres. y mencionan que Pedro tuvo mujer cuando Dios lo llamò, por lo tanto no es necesario.

Es de admirar a los sacerdotes, yo siempre he dicho que eso es amar a Dios. es un amor verdadero, desinteresado digno de seguir, porque ellos en realidad dejan todo por Dios.

Y cosa que me puede molestar es que me diga un catòlico: es que la verdad que deberìan dejar que los sacerdotes se casen, un hombre no aguanta no tener mujer. Y me molesta màs aùn porque estos comentarios no lo hacen solamente con uno, sino que lo expresan tambièn a los no catòlicos, es una falta de conocimiento bàrbara.

Por eso un consejo que les doy es que si tienen dudas sobre algo de la iglesia, pregùntenle a hermanos que tenga conocimiento sobre el tema, a un sacerdote o delegado, pero no a otro que en vez de ayudarlo va a crear una duda màs grande en usted.

Bendiciones. y espero mi respuesta.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece
naly
 
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor Cami100 » Lun Abr 11, 2011 4:13 pm

Este tema es muy dfícil de tratar, puesto que se tienen opiniones muy diversas.
La dinámica que haría es un debate sobre el celibato sacerdotal, luego se haria la reflexión tomada de las citas biblicas correspondientes. (Esto en una primera sesión)
En una segunda sesión, se debatiria porqué el sacerdocio lo ejercen los hombres y no las mujeres; y al igual que en la sesión anterior, se reflexionarían las citas bíblicas y se sacarían conclusiones.
Cami100
 
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor lucygo4 » Lun Abr 11, 2011 4:59 pm

hola a todos mando mi participación en el foro:

Yo pienso que para dar estos temas lo mas importante es utilizar la Biblia ya que nos basaremos de verdad en lo que Dios nos dice a travez de ella, pondría a los alumnos a buscar las citas bíblicas y resaltaría la importancia de diferenciar lo que es un sacerdote del antiguo testamento y quienes son los sacerdotes que Jesús nos dejo y cuales son sus misiones en la Iglesia y también que entiendan el porque de la castidad en los sacerdotes, religiosos y religiosas ya que como lo comenta mucha gente no lo comprende y lo critica y de ese inicio hacer mención de lo importante de la castidad en el noviazgo porque en la actualidad es un tema que se debe resaltar mucho entre los jóvenes.
Hasta la próxima que Dios los bendiga a todos chao.
lucygo4
 
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor freddyalonso » Lun Abr 11, 2011 6:10 pm

Reciban un cordial saludo en Cristo. s{e que somos seres humanos y eso nos lo dió nuestro padre celestial en el momento de la creación. a pesar de esto, decir que los sacerdotes no "pueden" asumir una sexualidad, se está errando en esa frase que muchos lanzan sin compasión en contra de ellos. es sencillamente ver que hay un poder de nuestro amigo Jesús quien con su bendición e infinitor, ayuda a que ellos asuman este camino con todas las condiciones que esto implica, además es importante ver que así como los hombres que aceptan o asumen de corazón formar un hogar lo hacen sabiendo todas las cosas que se deben vivir al compartir su vida con otra persona, de igual modo cuando ellos se entregan para formar su familia lo hacen completamente porque asumen que es necesario e importante, ya que su familia así lo requiere. Entonces de este modo debemos ver que los sacerdotes hacenn de igual modo esa entrega, pensado en que su tiemp sería mejor de lleno, porque el solo hecho de poseer una familia le restaría importancia a una de las dos actividades que va a realizar. Es fácil juzgar pero cuando uno ha visto o ha tenido experiencias cercanas con grandes pastores que están totalmente entregados a su rebaño puede darse cuenta que hay un gran amor en su corazón en le entrega de sus vidas al servicio de los demás. Se puede ver en cada una de las acciones que ellos realizan y eso es suficiente para dejar a la mira de los demás esa entrega tan hermosa que solo muy pocos la asumen con verdadero amor.

Es cierto que hay algunos pocos que no lo hacen porque no hubo claridad en lo que se buscaba cuando se asumió este proyecto de vida y son ellos los que de cierta manera dejan entredicho muchas cosas que las personas asumen pensando que es de todos y entonces no se puede generalizar, ya que así como los dedos de las manos no todos son iguales y de este modo no se podría aplicar a lo que ellos hacen porque cada uno lo hace de acuerdo a su convicción.

Bendiciones
freddyalonso
 
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor Hildita_ro » Lun Abr 11, 2011 7:01 pm

La Iglesia está llamada a participar del Sacerdocio de Cristo, Siendo El nuestro Sumo Sacerdote. Jesus transimitio a sus discípulos el ministerio sacerdotal cuando “soplo sobre ellos y les dijo a quienes les perdonen los pecados les serán perdonados” Los sacerdotes no se proclaman ellos mismos sino que proclaman a Jesucristo por ser servidores suyos lo que está escrito en 2 Corintios.

El ministerio sacerdotal se ha ido transmitiendo desde los apóstoles hasta hoy sin interrupción por medio de la imposición de manos.

Jesus explica en el evangelio de San Mateo que no todos los hombres deben casarse si no que pueden renunciar al Matrimonio para servir a Jesucristo “hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!" Mateo 19:12

Los sacerdotes no se casan y permanecen célibes porque deciden entregarse completamente a Dios y ser sus servidores. Hacen a Dios su único Amor.
Hildita_ro
 
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Re: 3. Jesús y los Sacerdotes. El Celibato por el Reino

Notapor KOKIL » Lun Abr 11, 2011 7:27 pm

Si... bien hay opiniones muy encontradas en este foro sobre el celibato... la q yo entiendo es un compromiso asumido de amor a Dios, sin renegar del matrimonio ni mucho menos, y además es un ejemplo igual que Jesus, nuestro sumo sacerdote, quien llevó una vida de castidad.... este tema es muy delicado, pero a la ves está muy claro, y no hay mayor ciego que aquel q no quiere ver. El amor mas grande es el que Jesus nos quiso enseñar y nada tiene as ver con la "genitalidad"
Dinámica. Siempre estoy de acuerdo con la lectura y el debate.
KOKIL
 
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