Quiero complementar lo que ha expuesto excelentemente Ictus.
Se entiende por Juicio Particular:
Es el juicio de retribución inmediata, que, en el momento de la muerte, cada uno recibe de Dios en su alma inmortal, en relación con su fe y sus obras. Esta retribución consiste en el acceso a la felicidad del cielo, inmediatamente o después de una adecuada purificación, o bien de la condenación eterna al infierno. (Catecismo de la Iglesia Católica # 1021-1022, 1051)La Escritura nos enseña de la Existencia de este juicio:
Que es fácil al Señor, el día de la muerte,
pagar a cada uno según su proceder.
El mal de un hora el placer hace olvidar,
al final del hombre se descubren sus obras.
Antes del fin no llames feliz a nadie,
que sólo a su término es conocido el hombre
(Si. 11, 26-28).Las expresiones «pagar a cada uno según su proceder», «al final del hombre se descubren sus obras» y «sólo a su término es conocido el hombre», denotan la existencia de un Juicio.
Este juicio lo van a pasar todos los hombres:
Porque es necesario que todos seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal
(2 Cor. 5, 10).Jesucristo no manifiesta la sentencia del premio o de la pena con palabras articuladas, sino haciéndola ver por su propia virtud en la conciencia de cada juzgado.
El Juez del Juicio Particular es Cristo:
Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes...»
(Mt. 28, 18).El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano
(Jn. 3, 35).Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo,...
(Jn. 5, 22).Y nos mandó que predicásemos al Pueblo, y que diésemos testimonio de que él está constituido por Dios juez de vivos y muertos
(Hch. 10, 42).El juicio particular no se realizará por un desplazamiento de Cristo al lugar de la muerte del cuerpo del cual el alma se separa, ni tampoco por desplazamiento del alma recién separada del cuerpo, al cielo, sino sencillamente por una inteligencia del alma que entiende el mérito o demérito de sus acciones y en consecuencia obtiene de Cristo el premio o el castigo justamente merecido.
-El juicio particular tiene lugar inmediatamente después de la muerte del cuerpo.Era un hombre rico...y un pobre, llamado Lázaro...Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades, entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro en su seno. Y gritando, dijo: «Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama» (Lc. 16, 19-24).Esta parábola, aunque no es histórica, es claramente doctrinal. Muere el rico y es sepultado en el fuego del infierno; muere Lázaro y es llevado al seno de Abraham. Estas dos retribuciones les son dadas a cada antes de la resurrección del final de los tiempos, como se deduce del coloquio de aquel rico con Abraham acerca de sus hermanos que todavía vivían en este mundo.
Por tanto, de este texto se deduce que después de la muerte se concede una retribución a la que necesariamente debe de preceder un juicio.
Porque es necesario que todos seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal
(2 Cor. 5, 10).Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez...
(2 Tim. 4, 8).Y del mismo modo que está establecido que los hombre mueran una sola vez, y luego el juicio,...
(Hebr. 9, 27).-Las obras meritorias del justo le acompañarán en el momento del juicio particular.
Luego oí un voz que decía desde el cielo: «Escribe: Dichosos los muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí, -dice el Espíritu- que descansen de sus fatigas, porque sus obras les acompañan»
(Apoc. 14, 13).
Veamos ahora el JUICIO UNIVERSAL:
El anuncio de un Juicio Final, el cual será para todos los seres humanos, está presente en muchas citas del Antiguo Testamento. Allí vemos anunciado cómo Dios juzgará al mundo por el fuego (Is. 66, 16). Reunirá a las naciones y se sentará a juzgar realizando la siega y la cosecha (Joel 4, 12-14). El Profeta Daniel describe con imágenes impresionantes este juicio con el que concluye el tiempo y comienza el Reino eterno del Hijo del Hombre (Dn. 7, 9-12 y 26). El Libro de la Sabiduría muestra a buenos y malos juntos para rendir cuentas; sólo los pecadores deberán tener temor, pues los justos serán protegidos por Dios mismo (Sb. 4 y 5). (cfr. X. León-Dufour, Vocabulario de Teología Bíblica)
Cristo mismo varias veces nos habló de este momento, así:
“Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Mientras todas las razas de la tierra se golpeen el pecho verán al Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo, con el Poder divino y la plenitud de la Gloria. Mandará a sus Angeles, los cuales tocarán la trompeta y reunirán a los elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo a otro del mundo.”
(Mt. 24, 30- 31).“Cuando el Hijo del Hombre venga en su Gloria rodeado de todos sus Angeles, se sentará en su Trono como Rey glorioso. Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y como el pastor separa las ovejas de los machos cabríos, así también lo hará El. Separará unos de otros, poniendo las ovejas a su derecha y los machos cabríos a su izquierda”
(Mt. 25, 32).
San Pedro y San Pablo también se ocuparon del tema del Juicio en varias oportunidades. Nos aseguran que Dios juzgará a cada uno según sus obras sin hacer diferenciación de personas, de raza, de origen o de religión. (1 Pe. 1, 17 y Rom. 2, 6). También nos dice San Pablo que todo se conocerá, hasta las acciones más secretas de cada uno (Rom. 2, 16).
San Juan nos narra en el Apocalipsis la visión que tuvo del Juicio Final: “Vi un trono espléndido muy grande y al que se sentaba en él. Su aspecto hizo desaparecer el cielo y la tierra sin dejar huellas. Los muertos, grandes y chicos, estaban al pie del trono. Se abrieron unos libros, y después otro más, el Libro de la Vida. Entonces los muertos fueron juzgados de acuerdo a lo que estaba escrito en los libros, es decir, cada uno según sus obras” (Ap. 20, 11-14).
De acuerdo a estas citas sabemos que:
1. Cristo vendrá con gran poder y gloria, en todo el esplendor de su divinidad.
2. Cristo glorioso será precedido de una cruz en el Cielo (la señal del Hijo del Hombre).
3. Vendrá acompañado de los Angeles.
4. Con su omnipresencia, todos los resucitados, de todas las naciones estarán ante Cristo Juez. Comparecerán delante del Tribunal de Dios todos los seres humanos, sin excepción, para recibir la recompensa o el castigo que cada uno merezca. En el Juicio Final vendrá a conocerse la obra de cada uno, tanto lo bueno, como lo malo, y aun lo oculto.
5. Ya resucitados todos, Cristo separará a los salvados de los condenados.
¿Quién se salvará? Aquél que tiene fe en Jesucristo, nos dice el Evangelio. Pero tener fe en Jesucristo no significa solamente creer en El, sino que es indispensable vivir de acuerdo a esa fe; es decir, siguiendo a Cristo en hacer la Voluntad del Padre.
Para los que así hayan obrado, no habrá condenación.
“Sólo quien haya rechazado la salvación ofrecida por Dios con su misericordia ilimitada, se encontrará condenado, porque se habrá condenado a sí mismo”. (JP II, 7-7-99)En el Juicio Final se sabrá por qué permitió Dios el mal y cómo sacó mayores bienes. Quedarán definitivamente respondidas las frecuentes preguntas: ¿Por qué Dios permite tanta injusticia? ¿Por qué los malos triunfan y los buenos fracasan? Mucho de lo que ahora en este mundo se considera tonto, negativo, incomprensible, se verá a la luz de la Sabiduría Divina.
El Juicio Final dará a conocer la Sabiduría y la Justicia de Dios. Se conocerá cómo los diferentes males y sufrimientos de las personas y de la humanidad los ha tornado Dios para Su gloria y para nuestro bien eterno. Ese día conocerá toda la humanidad cómo Dios dispuso la historia de la salvación de la humanidad y la historia de cada uno de nosotros para nuestro mayor bien, que es la felicidad definitiva, perfecta y eterna en la presencia de Dios en el Cielo.
-Congregados todos los hombres después de resucitados, los ángeles separaran a los malos de los justos.
Así sucederá a fin del mundo: saldrán los ángeles separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego;... (Mt. 14, 49-50).-Después de la resurrección de todos los hombres, tendrá lugar el juicio y el dictamen de la sentencia también para todos ellos.Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces harán duelo todas las razas de la tierra y verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. Y enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán a los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro
(Mt. 24, 30-31).Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo
(Mt. 25, 31-34).Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles»
(Mt. 25, 41).-Los doce Apóstoles y otros santos juntamente con Jesucristo juzgarán a los demás hombres.
a) -Los Apóstoles.
Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel
(Mt. 19, 28-29).b) -Otros santos.
¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo?
(1 Cor. 6, 2).Aclaración. Jesucristo juzgará por su propia autoridad y los demás santos intervendrán de la transmisión de la sentencia dictada por el Juez supremo.
-Por parte de Dios la finalidad del juicio universal será manifestar ante todos los hombres su justicia, y con ella su providencia y su sabiduría admirables.
«¡Congregad a mis amigos ante mí,
los que mi alianza con un sacrificio concertaren!»
¡Anuncien los cielos su justicia,
porque es Dios mismo es Juez!
(Sal. 50, 5-6).-La conciencia de todos y de cada uno de los hombres buenos y males quedará totalmente descubierta delante de todos los demás hombres, durante el juicio final.
El juicio abrió sesión y se abrieron los libros (Dan. 7, 10).
Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse (Mt. 10, 26).
Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto
(Mc. 4, 22).
Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto
(Lc. 8, 17).Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor. Él iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Entonces recibirá cada cual del Señor la alabanza que le corresponda
(1 Cor. 4, 5).Y vi a los muertos grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgado según lo escrito en los libros, conforme a sus obras
(Apoc. 20, 12).Pa terminar un link interesante entre ambos juicios:
http://www.homilia.org/inmortalidad/9cuadroJuicios9.htmDios les Bendiga