¿Cómo es posible el infierno?

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¿Cómo es posible el infierno?

Notapor cachalote » Mié Abr 23, 2014 10:51 am

Estimados todos:

Soy católico y creo en el infierno. Jesucristo lo menciona claramente en los Evangelios. Sin embargo me resulta muy difícil entenderlo, probablemente por mis limitaciones y mi falta de formación teológica y filosófica. Así que os agradecería vuestra ayuda.

Trato de entender la doctrina de San Agustín sobre el mal. Según creo entender, el mal es totalmente ajeno a Dios, no tiene entidad. Esto parece muy importante para entender que la existencia del mal en el mundo es compatible con un Dios perfecto y absolutamente bueno.

Ahora bien, si una persona libremente rechaza a Dios y muere (ella misma se condena), se hace definitivamente ajena a Dios. ¿Cómo puede entonces subsistir? ¿Cómo puede haber una tortura eterna? ¿No se diluiría esta persona en la nada?

Supongo que lo que estoy diciendo plantea más problemas de los que resuelve, pero agradecería mucho cualquier luz sobre el asunto.

Gracias, hermanos.
cachalote
 
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor tito » Mié Abr 23, 2014 9:07 pm

Salvado el hecho que no estamos negando el infierno, te comparto esto por empezar:

INFIERNO, MEJOR QUE NO EXISTIR
"Metafísicamente hay que decir que es mejor condenarse que no existir.(...). El mal absoluto es sólo la nada. Por eso el mismo infierno, el estado definitivo de desamor, es verdadera misericordia - y no sólo justicia- de Dios, que no aniquila a su criatura, y le deja ser lo que ella misma ha querido ser."



Sólo dando y dándose en su amor es como la persona vive como persona, y alcanza la plenitud de su ser libre, en cuanto no condicionado por ninguna «necesidad», en cuanto -porque quiere­- ama absolutamente al que es en sí mismo realmente digno de ser amado como persona, en cuanto es amor y no mero deseo. Es en el amor a Dios donde yo me cumplo definitivamente como persona. En cambio, por el desamor libre a Dios yo me reduzco a mí mismo, me resto personalidad y carácter. Es Dios el que salva, pero es uno mismo el que se pierde (Os 13, 9), condenándose eternamente al vacío del desamor querido. Y ahí no hay eximente posible, porque sería como eximirnos de ser persona. Metafísicamente hay que decir que es mejor condenarse que no existir: verlo de otra manera es un simple espejismo imaginativo. El mal absoluto es sólo la nada. Por eso el mismo infierno, el estado definitivo de desamor, es verdadera misericordia - y no sólo justicia- de Dios, que no aniquila a su criatura, y le deja ser lo que ella misma ha querido ser. Jesucristo dice del que le traiciona que mejor le sería "no haber nacido" (Mt 26, 24), es decir, no haber tenido ocasión de poner aquel acto; pero no que le sería mejor no existir.

Así, el buen temor, el temor filial —que no el servil— es temor al desamor, a la culpa, y no a la pena. El buen temor es simplemente amor. El otro temor es una forma de egoísmo, de «amor natural»: que en algún caso puede cohibir otra forma peor de egoísmo, pero no más. Por eso, en términos generales, no es buena pedagogía tratar de disuadir a alguien de hacer el mal, presentándole únicamente las malas consecuencias que se seguirán para él, haciéndole ver que «no le conviene»: más bien hay que fomentar en él su real capacidad de amar, invitarle a salir de sí mismo, procurando el bien del otro, amando. Análogamente, no deja de ser lamentable —y muy sintomático— que en no pocos casos toda la fuerza de mover de la ley civil resida en su coactividad, en su eficacia penal.
C. CARDONA, Metafísica del bien y del mal, Ed. Eunsa, Pamplona 1987, pp. 119-120.
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor tito » Mié Abr 23, 2014 9:20 pm

Un pequeño coloquio:

La justicia de Dios hace que el castigo en un tormento eterno se me haga inaceptable.

Respuesta:
El castigo de la Ofensa se mide por la dignidad del ofendido . Siendo la dignidad de Dios infinita tal castigo seria infinito por Justicia . Pero Dios es Justo y su misericordia es infinita . Tal Misericordia solo efectiva para el ofensor si este se arrepiente . Acto Justo que Dios impute una pena al cometer un pecado . Pero Dios ejerce tanto tu Justicia como su misericordia .


Pero no me puede condenar a una vida eterna en sufrimientos indescriptibles por no aceptar algo que no pedí. Es como si yo te diera un regalo –que no me pediste- y si no lo quieres aceptar te muela a palos y te meta vivo –y así te mantenga por la eternidad- en el horno ardiente de una panadería.


Respuesta:
Es un ejemplo no aplicable a las materias de las cuales se habla, pues en cuestión de pecado se hablaria de "negacion" de Dios ( lo cual entiendo por dicho regalo negado ) a todo acto inmoral y/o injusto que contradice los Mandamientos de Dios ( lo cual incluye matar , robar , violar a una mujer ) . Ahora bien debes entender que si alguien muere en dicho estado de pecado se le imputan dichas penas ( pues no se arrepintio ) .
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor tito » Mié Abr 23, 2014 9:28 pm

8. Intervención de la Misericordia
Tratado de los Novísimos o escatológicos: El Infierno.



Dios castiga al condenado “citra con­dignum”, “menos de lo merecido. Santo Tomás escribe en la respuesta a la dificultad primera del artícu­lo 2 de la cuestión 99: “Se puede decir que la misericordia se ma­nifiesta en los condenados, ya que, aunque no haga desaparecer toda su pena, la aligera castigándoles menos de lo merecido”.

Y en la Suma: “Hay obras que se atribuyen a la justicia y obras que se atribuyen a la misericordia, porque en unas destaca más la primera, y en otras la segunda.

En la condena de los réprobos está aún la misericordia, no para hacerla desaparecer, sino para suavizarla. Ella hace que el castigo sea inferior a lo merecido”.


9. Misericordia y verdad
Dice la Escritura que todos los caminos del Señor son misericordia y verdad. En todo cuanto hace se mezclan estos dos atributos, incluso en la condena de los pecadores. Con ellos tendrá misericordia. Es decir, que porque hay justicia hay castigo, y porque hay misericordia hay castigo disminuido. Una oración de la misa afirma que «es pro­pio de Dios tener siempre misericordia y compadecerse».

Y dice Santo Tomás que tener misericordia y compadecerse es una ley ordinaria que rige las acciones de Dios. Por eso hay también misericordia en la condena, que no la acorta, pero la reduce. No la hace más breve, porque la eternidad siempre es igual de duradera; pero sí la hace más pequeña. La pena será eterna, pero más leve de lo que debía ser por liberalidad divina.

Dios es un dador excelentísimo; por eso es razonable que su don exceda a lo que exige aquel a quien da. Dar lo debido es lo normal; dar más de lo debido lo excelente. Si Dios se limitara a dar lo debido, sería un dador ordinario, pero él es un dador excelentísimo.
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor IvanEstoico » Jue Abr 24, 2014 11:17 am

Querido hermano en Cristo.

El caso concreto del diablo y el mal son resultado del libre rechazo a Dios, empero, ¿Por que lo permite? ¿Si en su Omnipotencia, sabia que la libertad dada a sus criaturas entrañaria tales cosas? La verdad es que Dios creo por amor, la Aseidad de Dios nos ayuda a atisbar en la medida de nuestras capacidades un poco de luz, pues, Dios no necesita de nada y pensar que creo para obtener algo es imposible, es decir, en terminos mas inteligibles, Dios no creo para satisfacer su hermosa mirada con angeles sino para hacerles participes de su Bienaventuranza, por ese motivo doto a sus criaturas de libertad, mas, la autentica libertad es obrar el bien y la justicia, de donde se sigue que las obras impias de los hombres son consecuencia de un abuso de esta libertad, pero solamente Dios puede de obtener de lo malo cosas buenas y es por eso que lo permite. Entonces el infierno como nos enseña nuestro Catecismo es:

1033 Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: "Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn 3, 14-15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si no omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno".


Por ultimo, el diablo esta separado eternamente de Dios y sera lo mismo para los que desgraciadamente obran la iniquidad ya que el alma es inmortal (San Mateo 10,28).

Que Dios te bendiga.
El mismo Verbo Dios era,
que el principio se decía;
Él moraba en el principio,
y principio no tenía...
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor cachalote » Jue Abr 24, 2014 5:49 pm

Estimado Tito:
Con respecto a tu primer comentario: la cita de C. Cardona.
Respeto profundamente a este autor y no dudo que sus conocimientos metafísicos y filosóficos son muy superiores a los míos. Estoy de acuerdo en la tesis principal del autor: es mejor que exista el infierno a que los malvados se disuelvan en la nada. Pero no estoy de acuerdo en la justificación de esta tesis: decir que para un malvado es preferible el tormento eterno, porque así se le permite ser lo que ha querido ser, me parece muy alejado de la realidad. Cualquier malvado prefiere a gritos que su existencia se acabe con la muerte antes que tener que soportar una eternidad de tormento.
Desde mi punto de vista, la existencia del infierno se justifica por la disuasión a hacer el mal: es un freno para los malvados y, por lo tanto, un mecanismo de defensa para los que tratan de obrar rectamente. No olvidemos que las consecuencias de un acto malvado las pagamos todos. Realmente, los que intentamos caminar por la senda del bien, debemos estar agradecidos por la existencia del infierno.
Disiento también con el autor en que no es buena pedagogía tratar de disuadir de hacer el mal presentando el castigo que habrá como consecuencia. El autor lo contrapone con otra opción: fomentar en el malvado la capacidad de amar. El autor presenta ambas opciones como si fueran excluyentes y no lo son. Para disuadir de hacer el mal se han de emplear las dos opciones: fomentar la capacidad de amar y presentar el castigo. Creo que esto concuerda mejor con lo que Dios hace con los hombres y con la predicación de Cristo.
Por último, estimado Tito, te agradezco tu aportación al publicar esta interesante cita. Me ha ayudado a reflexionar y creo que me ha dado luz. Dios no va en contra de sí mismo. Hace y mantiene en el ser una Creación sustentada sobre las vigas de la ley moral. Al mismo tiempo es explícito sobre las consecuencias de transgredir esta ley. Para mí ya todo encaja perfectamente.

Con respecto a tu segundo comentario: el coloquio.
Completamente de acuerdo en las dos respuestas, claras y acertadas.

Con respecto a tu tercer comentario: la misericordia de Dios.
Completamente de acuerdo en todo: por la misericordia de Dios el castigo ha de ser inferior a la ofensa
cachalote
 
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor cachalote » Jue Abr 24, 2014 5:50 pm

Estimado IvanEstoico:
Gracias por tu comentario, creo que todo lo que se menciona en él es acertado y lo comparto plenamente.
cachalote
 
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor eduarod » Sab Abr 26, 2014 12:24 am

Estimado en Cristo cachalote:

Es completmente incorrecto pensar que la existencia del Infierno se justifica meramente como un disuasivo para hacer el mal. Eso implicaría que la existencia -o la continuidad de la existencia- de los condenados se justificaría meramente por el disuasivo que dicha situación tendría para los buenos, lo que presenta dos problemas MUY graves:
1. Implicaría que la existencia de una PERSONA (la que en realidad es un FIN en SI MISMA), concretamente de la persona del malvado, quedaría completamente subordinada al bien de otra. Lo que es esencialmente indigno de la persona y, por consiguiente imposible como un acto de Dios. Y recordemos lo que Benedicto XVI nos enseñó: que nuestra razón es participación en LA Razón, que es Dios mismo, de modo que NO VALE intentar argumentar que "no pretendamos entender a Dios que es Infinitamente superior a nosotros" para justificar cosas que ya nuestra razón puede claramente percibir como incorrectas e indignas; así, una cosa es que no podamos entender TODO lo que Dios ES ni todo lo que Él Hace, y otra cosa muy distinta es indebidamente atribuirle a Dios la posible autoría de algo que ya desde nuestra débil razón se puede percibir indudablemente como un acto malo e indigno.
2. La justificación del disuasivo desaparecería con la Salvación de los Justos, ya que estos no tendrán que ser ya disuadidos, de modo que NO habría razón para extender eternamente el sufrimiento de los condenados.

Seamos claros: NO se trata de intentar negar el efecto disuasivo que la existencia del Infierno puede tener sobre las personas en este mundo, efecto que el mismo Cristo uso en diversas ocasiones; sino de que es inapropiado e insuficiente pretender justificar la existencia del Infierno única o primariamente por este efecto disuasivo.
Digamos que si un buen rey tiene dos hijos, y uno de ellos, el mayor, es un rebelde, y el otro duda entre si ser un hijo obediente con su padre o seguir a su hermano; y ocurre que el rebelde comete un crimen que implica que sea condenado y encerrado bajo unas leyes promulgadas y en una prisión construida por mandato de su padre; sería poco digno del justo rey pensar que mandó construir la prisión y promulgó las leyes que encerraron en ellas a su propio hijo por la simple razón de poner un disuasivo al hermano menor. Por supuesto que no funcionan así las cosas. Algo muy distinto es que el padre se sirva del ejemplo de la condena del hermano mayor para tratar de disuadir al menor a terminar en el mismo destino. La ley existe para salvaguardar el orden y la prisión para contener a aquellos que no han querido respetar ese orden. Y aunque todo ello tiene un incuestionable efecto disuasivo, ni es lo único, ni es lo más importante y ni siquiera es suficiente.
Subrayo lo de que no es suficiente porque, para salvarse, NO ES SUFICIENTE evitar el mal por el temor a ser condenado. Para la Salvación es INDISPENSABLE aprender a AMAR, lo que necesariamente implica renunciar al mal POR CONVICCIÓN, y NO meramente por un disuasivo. El disuasivo tan solo puede servir de manera instrumental como un paso intermedio para evitar caer en el vicio, y para facilitar la comprensión de las consecuencias del errado camino, y así orientar al alma no dejarse cegar por las tentaciones del mal, sino a elegir más sabiamente. Pero, de suyo, el disuasivo NO garantiza que el mal es evitado y el bien es elegido POR CONVICCIÓN en el AMOR, e insisto, por eso mismo es ESENCIALMENTE INSUFICIENTE para alcanzar la Salvación.

Asi pues, siendo la explicación por tal efecto disuasivo insuficiente, en buena medida por esa subordinación que de suyo sería indigna de la persona si ese fuese el solo sentido de su existencia, es preciso encontrar la justificación de la existencia del Infierno bajo la perspectiva DEL PROPIO CONDENADO.
Y para entenderlo, dado que lo que claramente está en discusión es si el condenado perferiría ser aniquilado o continuar viviendo en tormentos, comencemos por explicar algo sobre el suicidio, y esto es que el suicidio fundamentalmente es una especie de "berrinche". Entre otras cosas eso implica que generalmente el suicido ocurra en un estado de conciencia disminuida y, por consiguiente, de libertad coaccionada. Es decir, generalmente el suicida no es del todo consciente de todas las implicaciones y consecuencias de su acto cuando lo comete. Razón por la cual gran parte de los suicidas no son del todo responsables, y, por consecuencia, tampoco del todo culpables de sus acto auto-asesinos. Pero eso no es exactamente lo que nos importa ahora, sino lo que nos importa es que se puede decir que los suicidas NO están en contra de LA existencia, sino están más bien en contra de SU existencia. Es decir, todos sabemos que hay personas que viven felices, y el suicida casi siempre tiene claro cómo podría ser él feliz, o más precisamente, qué le haría feliz. Por ejemplo, tomemos el adolescente que se suicida al no ser correspondido en el amor. A lo que esa persona se niega NO ES a existir, sino se niega a existir SIN el que creyó "el amor de su vida", de tal manera que no le ve sentido a continuar una vida en la que el dolor de no estar con esa persona amada es continuo e insoportable. Pero en ello mismo está claro lo que buscamos ahora mostrar: que este suicida SI puede imaginar una existencia que SI valdría la pena tener: la existencia JUNTO a la persona amada. De tal suerte que, si no hubiera habido desdén o separación, si la persona amada siguiera aquí y/o correspondiera, entonces simplemente NO habría necesidad alguna de pensar en el suicidio, sino al contrario, se podría pensar en una existencia feliz. No abundaré con otros casos y ejemplos para no extenderme más de lo que ya lo he hecho en este foro donde se busca que las respuestas sean cortas y concretas; pero entendamos el punto central: que el suicida NO QUIERE NO EXISTIR, sino que no quiere existir ASÍ COMO ESTÁ, no quiere ESTA existencia, pero bien puede imaginar y querer OTRA posible existencia. De ahí lo que señalaba anteriormente de que se trata más bien como de un "berrinche", porque el suicida en realidad NO DICE "no quiero exisitir", sino dice "no quiero existir ASI, y si no me dan la existencia que quiero, sino tan solo esta, pues prefiero devolverles SU existencia que YO no quiero." En resumen, el suicida EN REALIDAD NO SE ODIA A SI MISMO; sino al revés: se ama tanto a si mismo que NO ACEPTA una existencia que no sea la que le gustaría tener. Y asi, aunque en esa rabieta diga "no quiero existir", en realidad SI QUIERE existir, lo que no quiere es existir ASI.

Por supuesto -y ahí concuerdo en que la frase de Cardona no es del todo exacta- que esto implica que al condenado NO se le ha permitido meramente "ser lo que ella misma ha querido ser". En realidad es TODO lo contrario: el Infierno existe justamente para que esta persona NO PUEDA ser como ella misma ha querido ser. Porque, más allá de los suicidios y sus diferentes posibles motivaciones, por regla universal en el caso de los condenados, el condenado HA ELEGIDO una existencia DOMINADA por el EGOISMO. Justo por eso se le condena: para contener los efectos nocivos que su falta de amor y su actitud egoista, que no dudará en abusar de cuanto instrumento o bien quede a su alcance para satisfacer sus intereses y deseos, independientemente del daño que esto pudiera producirle a si mismo y a los demás. El condenado es pues contenido para evitar que pueda alcanzar la existencia que busca y desea, esa existencia en donde todo y todos estuviesen al servido de sus caprichos, complaciéndole ilimitadamente, ESA es la existencia que el condenado en realidad quiere para si, en un amor a si mismo desordenado, descontrolado y desbordado. Pero en esto mismo se ve que el condenado SI se quiere, SI quiere existir, lo que no quiere son esos límites que se le imponen a su egoismo, y eso es, directa o indirectamente, la fuente de sus tormentos. Y, en su carpicho y rabieta, el condenado evidentemente NO hace de esa existencia de sufrimiento y tormento un acto positivo de su voluntad, se puede afirmar con justa razón que NADIE en su sano juicio (y alguien que no lo tenga no puede merecer la condenación) podría elegir realmente los tormentos del Infierno. No, lo que el condenado hace es únicamente MENOSPRECIAR Y RECHAZAR las condiciones bajo las cuales puede optar por una vida realmente libre y feliz en el Amor de Dios. Prefiere, pues, sus tormentos y sufrimientos que subyugarse a esa existencia donde él NO ES el centro del universo, donde NO TODOS están al servicio continuo de sus intereses y caprichos.
Es como un niño al que su padre le dice: "si no te comes la sopa y dejas de hacer berrinche, no va a haber postre". Es evidente que el niño SI quiere el postre (si no, de menso que su padre le dice eso), pero lo que NO quiere es tener que someterse a la autoridad, renunciar a su capricho y tener que comerse la sopa (que de hecho necesita para su nutrición) como condicionantes para recibir el deseado postre. Y su renuencia a someterse es tal, que prefiere llegar al punto de en verdad quedarse sin la alegría y la felicidad del postre con tal de mantener su capricho y no someterse a las legítimas condiciones que le fueron requeridas.

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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor cachalote » Sab Abr 26, 2014 7:59 am

Estimado en Cristo eduarod:
A mi modo de ver, magnífica intervención y creo que aporta mucha luz sobre el asunto.
Realmente la tesis de justificar el infierno meramente como un disuasorio es incorrecta aplicando el punto 2 de tu argumentación: tras el Juicio Final ya el malvado no puede hacer nada contra los justos y entonces no tendría sentido prolongar su suplicio eternamente. Gracias por hacerme ver este gran error.
No termino de comprender el punto 1. Te agradecería ampliar la explicación. Aquí lo que fallan son mis conocimientos filosóficos esenciales. Si el infierno es meramente un disuasorio, ¿esto implica que la existencia de una persona no es un fin en sí misma y que está subordinada al bien de los demás? No veo claro còmo se pasa de.la premisa a la conclusión. Por otro lado ¿por qué es malo estar subordinado al bien de los demás? ¿no es bueno renunciar a uno mismo por el bien de los demás? No comprendo bien este punto debido a mis limitaciones.
Hay una razón más profunda para el infierno como bien señalas en el comentario: no permitir que el reo alcance la existencia que desea, una existencia basada en el egoísmo y la satisfacción sin límites de sus caprichos. Esto me parece justo y consistente con el orden de la creación. Dios no hace nada en contra de sí mismo ni permite, por tanto, que triunfe el desorden.
Si me permites, tú ves al malvado como alguien que desea existir pero a su manera y sin límites. Hoy en día hay personas que no creen que haya existencia tras la muerte. Para algunas de ellas, su deseo es disfrutar al máximo y sin límites en esta vida. Creo que no habrìa que excluir a este tipo de malvados de nuestras argumentaciones.
Gracias!!
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor eduarod » Sab Abr 26, 2014 11:46 pm

Estimado en Cristo tito:

Se señaló que el Infierno no era única ni principalmente un disuasivo, pero NO que no fuera un disuasivo en lo absoluto; no solo los padres lo usaron en ese sentido, sino que, como se señaló, Cristo mismo lo hizo también.

Que Dios te bendiga.
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor tito » Dom Abr 27, 2014 3:50 am

Que el infierno sea usado como un disuasivo para no pecar no es un error, los Padres usaban ese recurso:

San Juan Crisostomo:

Hablar del infierno es dulce,porque es amargo caer en él.

" Por esto, os lo suplico, compujamonos al oír hablar del infierno,puesto que nada hay mas amargo que la realidad del mismo infierno.
Y ¿cómo -me dirás- puede ser dulce oír hablar del infierno? Pues porque es amargo caer en él, cosa de que justamente nos preservan esas aparentes molestas palabras.
Y, aun antes de eso, otro placer nos procura esa platica sobre el infierno: recoge nuestra almas y las hace mas cautas, eleva nuestro espíritu, da alas a nuestro pensamiento, levanta el asedio de nuestros malos deseos y nos sirve de universal medicina"
De Homilías sobre el Evangelio de Mateo.



Hoy hay una tendencia a no hablar del infierno con el pretexto de una malentendida misericordia divina, hay una tendencia de creer que lo que últimamente hacemos es mejor que lo que se hizo antes, unos diran hay que rechazar lo preconciliar.... ojo para evitar esa tendencia.
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor tito » Dom Abr 27, 2014 3:58 am

Pues si el mismo Señor Jesús lo uso como recurso disuasivo, no hay que salir que es un recurso que se queda corto, ya faltaba que ahora nos creamos mas pedagógicos que Cristo.... :?
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor eduarod » Dom Abr 27, 2014 5:18 am

Estimado en Cristo cachalote:
cachalote escribió:...
No termino de comprender el punto 1. Te agradecería ampliar la explicación. Aquí lo que fallan son mis conocimientos filosóficos esenciales. Si el infierno es meramente un disuasorio, ¿esto implica que la existencia de una persona no es un fin en sí misma y que está subordinada al bien de los demás? No veo claro còmo se pasa de.la premisa a la conclusión.

El problema ocurre cuando se ignora el beneficio que el Infierno reporta para la propia persona condenada. Que es lo que se hace si se considera el Infierno solamente bajo su efecto disuasivo, es decir, si se considera que, para el propio condenado sería mejor la no-existencia que la existencia en ese lugar.
Esto ocurre porque, si para el condenado es mejor existir ahí que no existir en lo absoluto (que es lo que ocurre en realidad), entonces necesariamente en ello mismo el Infierno adquiere una razón de ser y valor adicional al solo efecto disuasivo, de donde resulta claro que no solo existe como disuasivo. Y es por eso que considerar el efecto disuasivo como la única razón de ser del Infierno, necesariamente implica que se considera que la no-existencia sería preferible para el condenado que la existencia en el Infierno.
Ahora bien, está claro que el efecto disuasivo NO ES para el propio condenado, ni tampoco, como ya hemos visto, para los que han alcanzado YA la Salvación; sino el efecto disuasivo sería únicamente en beneficio de aquellos que aún están en riesgo de condenarse, pero a la vez en posibilidad de evitarlo mediante el arrepentimiento.
Por consiguiente, al no ser la existencia en el Infierno un bien para el condenado, sería claro que su propia existencia NO estaría justificada en sí misma (pues para él sería mejor la no-existencia), sino su continuidad en la existencia quedaría únicamente justificada por el beneficio que el efecto disuasivo de dicha existencia en tormentos pudiera tener para aquellos que aún pueden arrepentirse a causa de ello.
El problema que esto conlleva es que entonces la existencia de esa persona humana pasa a ser como un INSTRUMENTO que otra persona puede USAR para su propio beneficio. Es decir, se instrumentaliza a la persona cuya existencia solo se puede justificar por el uso que otro puede hacer de ella.
De hecho...
Por otro lado ¿por qué es malo estar subordinado al bien de los demás? ¿no es bueno renunciar a uno mismo por el bien de los demás? No comprendo bien este punto debido a mis limitaciones.

... esa instrumentalización de la persona es EXACTAMENTE LO CONTRARIO de la entrega en el Amor. Pues justamente en el amor la persona NO USA a la otra, sino SE ENTREGA A ELLA porque la reconoce como un FIN del que no puede uno servirse, sino como ALGUIEN a quien puede uno servir, alguien que es digno del amor y de la entrega que uno pueda darle, lo que es completamente opuesto a ese servirse de la persona como instrumento.
Asi pues, NO hay NINGUNA razón que pueda justificar que una persona se sirva de otra como instrumento; eso es exactamente lo opuesto al Amor, y atenta contra la dignidad de esa persona que es tomada como instrumento y, por medio de ella, atenta contra la dignidad de TODAS las personas. Porque cuando se acepta que UNA persona puede ser usada como mero instrumento, en ello mismo implícitamente se está justificando que CUALQUIER persona puede ser igualmente instrumentalizada si se obtiene un beneficio de ello. En realidad eso no sería sino un ejemplo de aplicación de ese falso principio maquiavélico de que "el fin justifica los medios". Puesto que se está afirmando que el supuesto beneficio que se pueda obtener de la tal instrumentalización (p.ej. en nuestro caso, la disuación de actuar mal) justifica tratar a esa persona de una manera contraria al amor y, por consiguiente, intrínsecamente mala. Se intenta, pues, justificar que se puede prevenir el mal a través del mal, lo que evidentemente implica una contradicción directa.

En este contexto es importante recordar otro principio teológico importante que es aquel de que Dios permite el mal porque Su Poder es tan Grande, que Él puede obtener del mismo mal bienes aún mayores.
Y resulta crucial distinguir aquí que el principio teológico NO DICE que Dios HAGA o QUIERA el mal para obtener bienes mayores de dicho mal. Eso sería aceptar la aberración de que para Dios SI valdría ese falso principio de que el fin justifica los medios; pero ya vimos que ese falso principio involucra una contradicción directa. NO, lo que el principio teológico verdadero dice es que Dios PERMITE el mal porque Él puede SERVIRSE aún de ese mal para obtener bienes más grandes.
Es decir, NO se trata de un mal que Dios busque, haga o quiera, sino se trata del mal que LAS CREATURAS buscan, hacen y quieren. Lo que Dios hace es SUBSANAR mediante Su Infinito Poder que hace NUEVAS todas las cosas las consecuencias negativas de ese mal, y esto no solo al punto de restablecer el orden que pudiera haber existido previo a la destrucción causada por el mal, sino incluso llendo más allá y llegando al punto en que las cosas son mejores de lo que eran antes.
Ahora bien, NO debemos confundirnos y pensar que entonces eso significa que Dios pudiera estar de algún modo "limitado" por el mal de tal suerte que existan ciertos Bienes o Beneficios que Él Mismo pudiera tan solo obtener a través de permitir ese mal, como si Su Poder no fuese tan Ilimitado y tan Grande que no pudiese Él obtener esos mismos Beneficios, o tal vez otros mucho mayores aún, SIN necesidad de servirse del mal para ello.
Por supuesto que Dios SI puede obtener los Bienes que Él Quiera SIN necesidad alguna de recurrir al mal. Es precisamente por eso que decimos que NO ES que Dios QUIERA el mal para obtener el Bien. Porque Dios IGUALMENTE podría obtener ese mismo Bien, SIN intervención alguna del mal. Y eso, por ejemplo, incluye la posibilidad de disuadir a los que dudan SIN necesidad del disuasivo concreto del castigo de los malvados en el Infierno. Resulta así clarísimo que NO ES DIOS Quien necesita de ese disuasivo concreto, o de que exista alguna forma de mal. Sino son LAS CREATURAS las que, abusando de la libertad que Dios les dió PARA CON ELLA AMAR, en vez de elegir con ella el Amor, eligen de otra manera desordenada, y, por consecuencia, dan lugar al mal. Dios hizo a TODOS para el Bien y Dios Quiere que TODOS elijan el Bien; son las creaturas las que, abusando de la libertad que Dios les dio para el Bien, incurren en el mal, y son ellas entonces las que requieren de Redención, es decir, de que Dios se sirva del mal que ellas mismas han originado para entonces de ahí mismo rescatarlas y salvarlas dándoles los Bienes que Él de todas formas Quería darles.
Entonces, si Dios obtiene el Bien a partir del mismo mal, eso es porque LAS CREATURAS y NO ÉL MISMO así lo han requerido. Y es así como, una vez que algunas creaturas han elegido de manera definitivamente egoista, y por ello se ha vuelto preciso contenerles mediante el Infierno, es que, ante esa REALIDAD del mal, es que el Infierno SI puede funcionar como un auténtico disuasivo, porque entonces ocurre lo que dice el recto principio teológico de que Dios se SIRVE del mal que Él NO QUISO (la elección egoista de los condenados) para obtener un Bien que Él SI QUIERE (la condenación como medio de contención para hacer menos destructiva esa elección egoista, y el que otros sean disuadidos por el sufrimiento en el que los condenados han caido y rectifiquen el sentido de su propia elección).

Respecto a esto:
Si me permites, tú ves al malvado como alguien que desea existir pero a su manera y sin límites. Hoy en día hay personas que no creen que haya existencia tras la muerte. Para algunas de ellas, su deseo es disfrutar al máximo y sin límites en esta vida. Creo que no habrìa que excluir a este tipo de malvados de nuestras argumentaciones.
Gracias!!

En realidad estas personas no cambian mucho nada de lo que hemos dicho. Porque la continuidad de su existencia (y, en realidad, su deseo de existir o seguir existiendo en la forma en esa forma egoista y hedonista en la que les gusta o gustaría existir) NO DEPENDE de lo que ellos crean, sino es una realidad. Vamos, viene a ser como esos grupos y sectas que de tiempo en tiempo sacan sus anuncios de que han determinado el fin del mundo y que este terminará en tal fecha. Pongamos por caso, la famosa "predicción maya" de que el mundo terminaría en el 2012. Hay quien se toma en serio esas predicciones y en verdad trata de "disfrutar la vida" tanto como le resulta posible ANTES de la supuesta fecha funesta... y obviamente hemos visto (y ellos mismos lo han visto también) cómo estas fechas llegan y pasan... sin que acabe el mundo o su propia existencia. ¿Y ellos que hacen? Bueno, pues ante la evidencia simplemente aceptan que se equivocaron y que siguen viviendo y existiendo, sin que ello represente mucho cambio en el tipo de existencia que desean tener (muchas veces de hecho no aceptan una equivocación total, sino dicen que se equivocaron en "detalles de los cálculos" y que, por consiguiente, la predicción del "fin del mundo" supuestamente no estaría errada, sino más bien se habrían equivocado en la manera en que la precisaron y, por consiguiente, definen una nueva fecha futura, con lo que todo sigue exactamente igual que antes). Entonces, vemos que la creencia de algunos malvados de que no habrá nada después de la muerte y de que hay que disfrutar tanto como se pueda antes de ese momento, abusando de si mismos y del prójimo para disfrutar aún más, en realidad no altera NADA de lo que hemos descrito, sino simplemente implica que estas personas morirán, descubrirán que su existencia no acabó con su muerte, y seguirán esclavos de las vanas y erradas elecciones bajo las que murieron. No será así, por supuesto, con quien erradamente y a causa de una mala formación creyó que su existencia terminaría con su muerte, pero que, con todo, eligió tratar siempre de servir al bien y a la justicia, porque entonces descubrirá que su existencia de hecho sigue, y que su elección de ser fiel al bien y a la justicia en realidad eran Gracias de Cristo por las que ellos mismos elegían estar cerca de Cristo, Quien ES el Bien y la Justicia. Y, conociendo a Cristo en plenitud, se adherirán a Él en esa misma plenitud, alcanzando asi de Él su Salvación.

Creo particularmente pertinente el hablar del Infierno en estos términos de la Misericordia de Dios este día en el que celebramos la Fiesta de la Misericordia Divina.

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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor eduarod » Dom Abr 27, 2014 5:33 am

tito escribió:Pues si el mismo Señor Jesús lo uso como recurso disuasivo, no hay que salir que es un recurso que se queda corto, ya faltaba que ahora nos creamos mas pedagógicos que Cristo.... :?

Estimado en Cristo tito:

Por supuesto que no se trata de "mejorarle la pedagogía a Cristo" o de que se diga que es un "recurso que se queda corto", el asunto no va por ahí.

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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor cachalote » Dom Abr 27, 2014 11:23 am

Estimados todos: doy gracias a Dios por todos vuestros comentarios.
La razón de iniciar esta esta discusión sobre el infierno era obtener argumentos frente a quienes, no dudo que de manera bienintencionada, niegan su existencia. Creo que no son plenamente conscientes de que esto implica negar la suma perfección de Dios, lo cual en definitiva es negar a Dios mismo. La no existencia del infierno tiene, al menos, dos consecuencias graves:
1) Si se piensa que el hombre, por ser imperfecto, no es capaz de cometer una falta tan grave como para ser merecedor del tormento eterno, se está negando la libertad del hombre. Pero Dios, que es todo amor, para hacer participar de Su bienaventuranza, crea seres libres, con la capacidad de, por propia voluntad, adherirse a él o rechazarlo. Negar a Dios esta posibilidad es, de alguna manera, negar Su suprema perfección.
2) Si se admite que el hombre es libre y por lo tanto puede rechazar a Dios, pero aun así se rechaza la existencia del infierno, se está admitiendo la posibilidad de que el mal triunfe sobre el bien. Esto implica que Dios no es totalmente fiable.
En definitiva, no parece que la no existencia del infierno sea una pistura aceptable. Y, como muy bien han comentado, esta realidad es un bien para el reo, ya que, por privarle de cumplir sus deseos intrínsecamente desordenados, lo sitúa finalmente en la realidad de las cosas. Su ilusión de crear un mundo a su medida se desvanece.
Pienso que el verdadero tormento de los condenados ha de ser el ver truncado su deseo de ser dioses.
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor IvanEstoico » Dom Abr 27, 2014 12:17 pm

Querido hermano en Cristo.

La verdad es que, negar el infierno es negar la Revelación de Dios, porque la fe no solo consiste en creer en Dios sino también en lo que nos ha revelado. La realidad del infierno nos la ha dado a conocer el Señor, pero, como menciona nuestro Catecismo: es por autoexclusion de la criatura.

Que Dios te bendiga.
El mismo Verbo Dios era,
que el principio se decía;
Él moraba en el principio,
y principio no tenía...
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor eduarod » Jue May 01, 2014 3:29 am

Estimado en Cristo cachalote:
cachalote escribió:...
1) Si se piensa que el hombre, por ser imperfecto, no es capaz de cometer una falta tan grave como para ser merecedor del tormento eterno, se está negando la libertad del hombre. Pero Dios, que es todo amor, para hacer participar de Su bienaventuranza, crea seres libres, con la capacidad de, por propia voluntad, adherirse a él o rechazarlo. Negar a Dios esta posibilidad es, de alguna manera, negar Su suprema perfección.

Más que negar la suprema Perfección de Dios (la cual nunca podremos subrayar ni apreciar en TODA su Magnitud) al descartar la posibilidad de que Dios pudiera haber creado realmente seres capaces de rechazarle (lo cual parecería, así expresado, casi como un mero capricho: nos creó así simplemente porque podía hacerlo); en lo que conviene reflexionar a este respecto es en las consecuencias que el asunto tiene para NOSOTROS.
Y en este sentido es importante subrayar una vez más el papel de la libertad como subordinada al AMOR. Porque solo se puede amar si se hace de manera LIBRE. Es decir, tan solo si la posiblidad de decir "no lo hago", "no quiero amar" es REAL, con TODAS sus consecuencias; es solo entonces cuando la posiblidad opuesta, el "si lo hago", "si quiero amar" es también AUTÉNTICO. Tan solo así es que NO se trata de una mera "actuación", forzada y automática, de la cual no puede derivarse ninguna felicidad porque en realidad NO ES una acción que uno haya querido o decidido, sino simplemente algo que uno fue programado para hacer, justo a la manera en que programamos a nuestras máquinas para que hagan lo que nosotros queremos. Pero, en cambio, si NO es automático, si la posibildad de decir "NO" es REAL, entonces el "SI" se convierte en un SI PERSONAL, en un si meritorio, en un si capaz de amar y de obtener la felicidad que tan solo puede obtenerse al entregarse al otro y hacerse de esa manera UNO con él.
Entonces, Dios nos creó capaces de amar para que pudieramos participar de la Absoluta Felicidad que hay en Él, que es Amor; pero, para ello, NECESARIAMENTE nos tenía que crear VERDADERAMENTE libres, porque, de otra manera, no podríamos amar realmente ni, por tanto, podríamos participar tampoco de Su Felicidad.
La AUTENTICIDAD de nuestra libertad tiene entonces mucho más que ver con nosotros y nuestro bien, que con el solo hecho "abstracto" de que Dios sea Capaz de crear seres con esas características.
En este contexto, el Infierno viene a ser como un "subproducto" de esa capacidad REAL de decir "NO".
Y el punto en realida NO ES el "cometer una falta taaaaan grave", porque, en efecto, viendo así las cosas parece que no podríamos visualizar la enternidad y, por consecuencia, no podríamos generar una falta puntual taaaan seria que expresamente eligiera el tormento eterno.
Pero la falacia de ese argumento se descubre fácilmente desde la perspectiva que hemos venido usando, en donde queda claro que, en efecto, el tormento eterno NO ES lo que esa persona QUIERE en realidad elegir. Al contrario, ya vimos que lo que la persona en verdad quiere es el placer eterno abusando eternamente de los demás. Y ESO es lo que NO se le puede permitir, que es de donde se sigue la necesidad del Infierno, y NO de que la persona realmente lo escoja comprendiendo que ESO es lo que está escogiendo.
Asi, lo que acaba mereciendo el tormento eterno en realidad NO ES la falta grave objetivamente considerada, sino la ACTITUD que hay detrás de esa falta grave. Tanto es así que, precisamente por ello, es que la Doctrina Católica tradicionalmente ha Enseñado que NO BASTA la materia objetivamente grave para cometer el pecado mortal, sino se requiere también la plenitud de conciencia y de consentimiento. Es decir, precisamente se requiere LA ACTITUD de egoismo que ve tan solo el supuesto beneficio inmediato que le interesa obtener en el momento, y, justamente por ello, no solo no ve TODAS las consecuencias, sino que, de hecho, no le importa ver NINGUNA consecuencia más allá de su interés y beneficio inmediato.
El Infierno, pues NO ES para el que elige el tormento entendiendo perfectamente que eso elige, sino es para el irresponsable al que no le importa entender qué es lo que va a elegir en tanto lo que tome le haga sentir bien, sin importar a quien dañe o a quién despoje al hacerlo.

Pienso que el verdadero tormento de los condenados ha de ser el ver truncado su deseo de ser dioses.

De alguna manera esto es correcto.
La piedad cristiana ha tendido a entender la pena principal del Infierno, la conocida como la pena de daño, la privación de la Visión Beatífica, en una forma más afín a la propia piedad cristiana que a la verdadera actitud que tendría un condenado. Y esta forma imperfecta de entender el asunto llevó a una serie de equívocos que, desafortunadamente, con el tiempo tendieron a erroneamente identificarse con el término mismo, de tal suerte que el término pasó a asociarse más a esos equívocos que a su contenido verdadero. Razón por la cual no extraña que el Magisterio reciente haya tendido a prácticamente abandonar la expresión "pena de daño" y a enunciar en su lugar más bien la realidad misma que dicho término REALMENTE describe.
Me explico: no es de extrañar que un buen cristiano entienda que Dios es el Bien Sumo que puede y debe alcanzar. Razón por la cual, no resulta sino natural que dicho buen cristiano, si no es muy bueno para "ponerse en los zapatos" de los demás; más bien trate de que los demás se pongan "en sus propios zapatos" y entonces atribuya a esos demás actitudes, pensamientos y reacciones que son más bien los que él mismo tendría en tales circunstancias. Concretamente, cuando ese buen cristiano se imagina al condenado que ha perdido el Bien Supremo que es la Unión con Dios, y que se ha dado cuenta de ello, dicho buen cristiano imagina la situación del condenado como de aquel que ve con intenso arrepentimiento una oportunidad perdida que ya nunca va a poder alcanzar. Vamos, el buen cristiano piensa en el condenado algo así como en el niño que se quedó sin ir a la feria a la que tanto ansiaba ir por no querer dejar de ver esa película que ya había visto 18 veces; y que luego se da de topes en la pared al darse cuenta de que de verdad ya se hizo tarde y que de verdad ya no lo van a llevar a la feria, y no puede perdonarse en cómo se fue a perder de esa oportunidad única de ir a la feria por algo tan trivial como no haber dejado de ver por enésima vez la misma película que además podía haber seguido viendo cualquier otro día. Claro, el cristiano piensa que el condenado tendrá este arrepentimiento pero en escala mega-jumbo, porque es como él mismo cree que se sentiría si llegase a perder a Dios.
Ciertamente eso es algo que muchos cristianos han imaginado y descrito en libros piadosos, pero NO parece ser algo sostenido por el Magisterio NI previamente NI posteriormente al Concilio Vaticano II.
Para agravar más las cosas, cierto tipo de católicos desorientados, amigos del pseudo-tradicionalismo y más cercanos a los conceptos del protestantismo calvinista respecto a la predestinación que a la Tradición y a la Auténtica Verdad Católica; gustaron mucho y difundieron esta errada concepción, mostrando el asunto más como una cruel venganza en la que con toda la mal-sana intención se le hiciera sentir al condenado: "lo tenías, tuviste la oportunidad, pero ya te la quitamos y no te la vamos a volver a dar, así que ¡sufre desgraciado!".
Y claro, a almas más sensibles y cercanas al Amor de Cristo, pues esto les comenzó -no faltándoles del todo la razón- demasiado cruel, y hasta en cierta forma indigno del Amor y la Misericordia de Dios. Y de ahí es donde estos otros, siendo víctimas en realidad del MISMO equívoco, en lugar de enderezar las cosas como realmente son, dieron "el bandazo" y fueron a caer en otro nefasto error, que fue el de pensar que el Infierno simplemente no podía existir porque Dios no podía ser "tan malo y cruel". Notoriamente, se antoja realmente como poco racional el que, si el condenado llegaba REALMENTE a arrepentirse de no haber tomado la preciosa oportunidad que se le dió, entonces Dios simplemente se negara a escuchar ese clamor y arrepentimiento, y le "volteara la espalda" a ese clamor de la creatura que supuestamente amaba, pero que los hechos ahora parecerían indicar que más bien no tanto. Más aún, poniéndose uno en el plan de un padre amoroso, pues menos podría uno comprender como tal padre pudiera de plano ignorar el legítimo arrepentimiento de su hijo. Y es de aquí de donde, tan errada como comunmente, un número importante de cristianos han realmente venido a pensar que de existir el Infierno este sería indigno de la Misericordia de Dios y que, por tanto, en realidad no debería de existir.
Por supuesto que no faltan los que a un tiempo ven esta aparente crueldad injustificada, pero que a la vez quieren salvaguardar lo que ellos entienden que es la Recta Doctrina, y entonces estos son los que, casi groseramente tratan de resolver el asunto mediante esa también tan común como errada contraposición entre la Justicia de Dios y Su Misericordia. "Dios es Misericordioso -nos dice- PERO también es Justo". Como si una cosa se opusiera a la otra. Como si de algún modo la Justicia de Dios suspendiera o pusiera límites reales a Su Misericordia.
Pero la realidad es que NO hay que recurrir a estas explicaciones y "trucos" tan burdos como errados. Sino basta comprender que en realidad toda esta familia de errores procede de la fuente común de ese equívoco que cometió la piedad cristiana al interpretar muy a su modo la actitud y los tormentos del condenado.
Porque pocas cosas distan tanto de la verdad como suponer que el condenado vivirá una vengativa pena de daño en ese dolorido arrepentimiento que no encuentra manera de rectificar lo que de verdad quisiera poder ahora corregir.
No, por supuesto que no, esa NO ES la actitud del condenado. Una actitud de esa naturaleza corresponde muchísimo más al Purgatorio -el que sabemos que SI culmina con la Salvación de la persona- que al Infierno.
El verdadero condenado si, evidentemente se da cuenta de que ha perdido a Dios. La pena de daño tal y como realmente la describió tradicionalmente el Magisterio es muy auténtica y real. Lo que no es real es que el condenado la viva en ese piadoso arrepentimiento, sino la realidad es que el condenado la vive más bien con ODIO Y CORAJE. La actitud del condenado NO ES, pues, la de "perdí a Dios, cómo pude ser tan tonto, porqué no obedecí cuándo pude", etc.; sino es más bien del tipo "oye tú, tú me creaste sin que yo lo pidiera y ahora me abandonas, ¿porqué no me respondes? ¿qué no me escuchas? ¿estás sordito? ¡óyeme bien! si tú me creaste sin pedirme permiso, ahora me tienes que cumplir y darme esa existencia de gozo y placer que YO quiero ¿entendiste? Y el dolor y el tormento están entonces en darse cuenta de que Dios jamás va a responder, mucho menos ceder ante tan insensata demanda, de que ese Bien Sumo que entienden que es Dios y que tanto les gustaría poder dominar y poseer para poder darse rienda suelta usándole para obtener gustos y placeres, como si de un genio de la lámpara se tratase, en realidad NUNCA va a ser suyo, NI NUNCA les va a conceder esos deseos, gustos y caprichos. Y, obviamente, el no obtener respuesta, el darse cuenta de que sus deseos y reclamos NO serán atendidos, más les llena de ODIO, RENCOR y más ENOJO, creando así un círculo vicioso de decepción, coraje y dolor, en el que la demanda se hace más agria e irrespetuosa aún, en el que el condenado, lejos de ver la insensatez de su reclamo, más comienza a creer que en verdad tiene todo el derecho para exigir lo que pide, y en donde, por lo mismo, más se aleja de Dios y de todos Sus Dones, encerrándose así irremisible e irrevocablemente en su egoismo.
Entendiendo que ESA es la actitud propia del condenado (justo por esa actitud se condenó) y NO la del piadoso arrepentimiento del buen cristiano, insistimos, mucho más propio del Purgatorio que del Infierno, queda claro como en realidad el asunto NUNCA tuvo nada que ver con una supuesta actitud vengativa, poco misericordiosa y hasta cruel de Dios. Y que, por lo mismo, no existe NINGUNA necesidad de contraponer la Justicia contra la Misericordia Divina, o de pensar que la Misericordia de Dios tenga que acabar cediendo ante la insensatez del condenado. Sino lo que va resultando meridianamente claro es el porqué ES LA MISERICORDIA MISMA la que DEMANDA que el condenado sea CONTENIDO (en el Infierno) para evitar que se dañe a sí mismo y a otros con esa actitud tan enferma.
Y así resulta obvio que no tiene sentido alguno tratar de negar la existencia del Infierno tratando de presentarlo como ajeno e incompatible con la Misericordia Divina, sino al contrario, es evidente que más bien el Infierno es PRODUCTO de la misma Misericordia de Dios.

Que Dios te bendiga.
eduarod
 
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Re: ¿Cómo es posible el infierno?

Notapor cachalote » Jue May 01, 2014 6:13 pm

Estimado eduarod:
Soy ingeniero. Tiendo a simplificar los temas. Te agradezco de todo corazón el emplear tu tiempo en redactar estas respuestas tan extraordinarias. Creo que me ayudan a vislumbrar la riqueza del tema sobre el que hemos reflexionado.
Que Dios te bendiga.
cachalote
 
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