Arrodillarse en misa y el Concilio de Nicea

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Re: Arrodillarse en misa y el Concilio de Nicea

Notapor rober 120 » Mié May 04, 2011 2:58 pm

siempremaria escribió:. Y os lo digo, más de una persona comulgaría de rodillas si tuviera uno al comulgar.

Yo, por ejemplo.
"Introibo ad altare Dei.
Ad Deum qui laetificat juventutem meam."


"Me acercaré al Altar de Dios.
Del Dios que alegra mi juventud."
rober 120
 
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Re: Arrodillarse en misa y el Concilio de Nicea

Notapor eduarod » Jue May 05, 2011 12:03 am

Estimado en Cristo Alberto:

Alberto_albarracin escribió:...
La Iglesia siempre creyó que el pan y el vino después de las benditas palabras se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, el concepto de transubstanciación es una elaboración de la escolástica que luego asume el magisterio de la Iglesia para defenderse de los errores heréticos.

La "elaboración escolástica" no es tanto cambiar el concepto de lo que, como bien dices, siempre creyó la Iglesia, sino un desarrollo que permitió proporcionar una descripción formal que precisamente ayuda a comprender mejor y transmitir lo que realmente sucede y denunciar con mayor facilidad los errores conceptuales que pudieran surgir al respecto y que pudieran conducir a la herejía (negación formal de lo que la Fé nos enseña, lo que nos enseña que sucede durante la Consagración, en este caso).
Para esto se usó un modelo humano diseñado para estudiar y comprender mejor la realidad, el modelo hilemórfico aristotélico, modelo que resulta sumamente útil precisamente por lo poderoso que es para describir aspectos de la realidad de una manera más comprensible.
Y aunque ciertamente se tiene que tener cuidado de NO confundir el modelo humano con la realidad misma respresentada por el modelo. A la vez no se debe confundir el desarrollo y perfeccionamiento del conocimiento que la aplicación del modelo representa, con un inexistente desconocimiendo previo de la realidad representada por el modelo. Simplemente el modelo ayuda a entender mejor aquello que ya se sabía.

Así, aunque no siempre se haya hablado de Transubstanciación, cuando se dice que la Iglesia creyó en esto desde el principio, eso es correcto. No obviamente en cuanto a que la Iglesia usara el concepto formal, pero SI en cuanto a que YA CREÍA lo que ese concepto posteriormente vino a describir.

Creo que el enfoque está equivocado, respecto a la posición a la hora de comulgar; a mi humilde entender, no importa; ...

Esto es incorrecto, si importa y mucho. La Instrucción General del Misal Romano nos dice:
Sin embargo, pertenece a la Conferencia Episcopal adaptar los gestos y las posturas descritos en el Ordinario de la Misa a la índole y a las tradiciones razonables de los pueblos, según la norma del derecho.[53] Pero préstese atención a que respondan al sentido y la índole de cada una de las partes de la celebración.

Los obispos son quienes tienen a su cuidado las Iglesisas locales, y es por eso que la Santa Iglesia deja en sus manos el determinar los gestos y posturas concretos que corresponden al recto sentido de cada parte de la Liturgia más allá de los puntos y aspectos que la Santa Iglesia ha querido conservar como universales.
Es entonces que, dentro de las costumbres razonables de los pueblos, los obispos deben determinar en una región dada qué posturas y gestos son los que más apropiadamente ayudan a las personas de esa región a expresar el sentido de las partes de la celebración Litúrgica.
Esta libertad y adaptabilidad, sin embargo, NUNCA deberían entenderse como un "no importa", sino como un "actitudes similares pueden encontrar expresiones diferentes en diferentes culturas". Por ejemplo, pudiera ocurrir que en un pueblo la gente esté acostumbrada a que mantenerse de pie es un acto de gran reverencia, mientras que estar en de rodillas es una actitud más propia, digamos, de una informalidad y confianza en la "mesa" familiar. El obispo entenderá entonces que la gente de esa comunidad expresa mejor la reverencia al Augusto Sacramento manteniendose de pié en ciertos momentos que poniéndose de rodillas. Y, por tanto, las normas que la Instrucción General del Misal permite adaptar, serían adaptadas en consecuencia.
¿Pero porqué no todo entonces? Pues por la misma razón que es importante la uniformidad en la comunidad, razón que no es un simple "no destacarse", sino es comprender lo que el Santo Padre nos ha recordado en su Encíclica Spe Salvi:
14. A este respecto, de Lubac ha podido demostrar, basándose en la teología de los Padres en toda su amplitud, que la salvación ha sido considerada siempre como una realidad comunitaria. La misma Carta a los Hebreos habla de una « ciudad » (cf. 11,10.16; 12,22; 13,14) y, por tanto, de una salvación comunitaria. Los Padres, coherentemente, entienden el pecado como la destrucción de la unidad del género humano, como ruptura y división. Babel, el lugar de la confusión de las lenguas y de la separación, se muestra como expresión de lo que es el pecado en su raíz. Por eso, la « redención » se presenta precisamente como el restablecimiento de la unidad en la que nos encontramos de nuevo juntos en una unión que se refleja en la comunidad mundial de los creyentes. No hace falta que nos ocupemos aquí de todos los textos en los que aparece el aspecto comunitario de la esperanza. Sigamos con la Carta a Proba, en la cual Agustín intenta explicar un poco esta desconocida realidad conocida que vamos buscando. El punto de partida es simplemente la expresión « vida bienaventurada [feliz] ». Después cita el Salmo 144 [143],15: « Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor ». Y continúa: « Para que podamos formar parte de este pueblo y llegar [...] a vivir con Dios eternamente, ‘‘el precepto tiene por objeto el amor, que brota de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera'' (1 Tm 1,5) »[11]. Esta vida verdadera, hacia la cual tratamos de dirigirnos siempre de nuevo, comporta estar unidos existencialmente en un « pueblo » y sólo puede realizarse para cada persona dentro de este « nosotros ». Precisamente por eso presupone dejar de estar encerrados en el propio « yo », porque sólo la apertura a este sujeto universal abre también la mirada hacia la fuente de la alegría, hacia el amor mismo, hacia Dios.

El hombre pues, NO se salva de manera individualista, NO encuentra su propia alegría en Dios sin importar en lo absoluto qué suceda con los demás. Sino el hombre tan solo se puede salvar como parte del Pueblo de Dios que es la Iglesia.
Y es por eso que la Iglesia local dé muestras visibles de su unidad, de que los miembros de esa comunidad demuestren que entienden que NO se pueden "salvar solitos", sino tan solo como parte de la Iglesia manifestada en esa Iglesia local en la que se encuentran.
Pero justamente por eso mismo también es que es importante que la Iglesia local demuestre que entiende que NO se puede "salvar solita" sino tan solo como parte de la Iglesia Universal, del Pueblo de Dios en definitiva, y dé muestras visibles de ello a través de la uniformidad universal en aquellos puntos donde la Santa Iglesia Universal ha determinado que es importante que dicha unidad se manifieste.
Nos dice la Instrucción General del Misal Romano:
La uniformidad de las posturas, que debe ser observada por todos participantes, es signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para la sagrada Liturgia: expresa y promueve, en efecto, la intención y los sentimientos de los participantes.


Y de ahí se entienden fácil y claramente varias cosas:
1. NO son los gustos y las apreciaciones personales los que determinan cuál es la mejor postura según lo que a cada uno pudiera parecer. Sino ES ÚNICAMENTE LA IGLESIA la que determina cuáles son los signos universales que es preciso guardar.
2. De modo que, si la Iglesia pide un signo universal, es OBLIGACIÓN de todos los fieles en todos lados seguir ese signo universal como una muestra visible de esa comunión con el Pueblo de Dios.
3. Si, en cambio, la Iglesia NO PIDE un signo universal, a NADIE le es legítimo por su propia cuenta y apreciación, no importa qué tan fundamentada crea tenerla, tratar de imponer esa apreciación a sus hermanos.
4. Tan solo los obispos, con el poder que les da la Santa Iglesia Universal, pueden adaptar a las costumbres y tradiciones de los pueblos la expresión apropiada en aquellas partes de la Liturgia que la Iglesia ha reservado para este tipo de expresión.
5. Y entonces, todos los fieles de esas Iglesias locales estarían moralmente obligados a seguir esos lineamientos como muestra visible del entendimiento que tienen de que su pertenencia al Pueblo de Dios (que no es sino otra manera de decir "su unión con Cristo") es el ÚNICO camino por el cual pueden salvarse, y que esto está entonces por encima de sus gustos y apreciaciones personales sobre lo que pudiera resultar más adecuado en un determinado momento de la Liturgia

Así "no importa" el gesto que se use en cuanto a la acción externa que podría tener diferentes significados en diferentes tiempos y culturas. Pero SI importa y MUCHÍSIMO que la acción NO responda a los gustos personales de uno, ni a la uniformidad caprichosa de una comunidad particular cualquiera (que no deja de ser sino una manifestación de gustos particulares, aunque sean de un grupo). Sino que sea SIGNO DE UNIDAD con la Iglesia local según lo han determinado en legítimo uso de la potestad recibida los obispos en aquellas partes de la Liturgia donde les corresponde, y con la Iglesia Universal en aquellos puntos en los que esta ha querido manifestar esa Unidad de TODA la Iglesia en la Liturgia.

En virtud de ello:
en cambio, sí que es relevante estar en comunión con la comunidad, y es importante no realizar gestos que destaquen a uno, sino ser un mismo cuerpo con todos.

SI EXISTE un supuesto en el que uno podría TENER que "destacarse" de una comunidad determinada. Y es en el caso en el que esa comunidad particular se "pusiera de acuerdo" en NO respetar los signos de unidad UNIVERSAL dispuestos por la Santa Iglesia Católica. En ese caso tiene precedencia manifestar la unidad con el Pueblo de Dios y no necesariamente con esa comunidad particular a la que justamente no le ha importado manifestar su unidad con el Pueblo de Dios. Tal es el caso, por ejemplo, de que la comunidad en cuestión se rehusara a arrodillarse durante la Consagración si no existe alguna causa que razonablemente lo impida.
Pero a la vez, NO podría uno pretender "destacarse" en lo individual en contra de una comunidad cuyo gesto, según lo dispuesto por el obispo que tiene a su cargo esa Iglesia local en conjunto con los que tienen a su cuidado las otras Iglesias particulares de la región, es distinto del que a uno le gusta en algunos de los momentos en los que la Santa Iglesia Católica así lo ha dispuesto.

Y ciertamente el "catequizar a los hermanos" según una preferencia personal y en contra de lo dispuesto por la Iglesia local NO sería una razón legítima para oponerse a manifestar esa unidad. Porque NO ES UNO quien tiene a su cargo esa Iglesia local y, por tanto, NO corresponde a uno determinar el gesto o postura apropiado para esa comunidad.

Pero ciertamente la "educación" (que no sería sino una forma elegante de llamar eso que en la Iglesia tradicionalmente se ha conocido como "respeto humano") NO es tampoco una razón legítima para "no destacarse" del resto de la comunidad:
El hecho de arrodillarse el único, mientras los demás comulgan de pie, diría que es hasta una falta de educación; por otra parte, si en una Iglesia todos comulgan de rodillas, también es una falta de educación comulgar de pie.

El testimonio de vida en comunión en Cristo comienza por una educación intachable, y que uno vaya a misa, y realice gestos como diciendo "aprended de mí que soy más santo e inteligente que vosotros", creo se opone a lo correcto, que es sumergirse en la comunidad, y dejar que sea el sacerdote quien destaque, no yo, o tú, simples asistentes.

Porque ya vimos que incluso es posible que sea NECESARIO separarse del resto de la comunidad particular si esta se niega a manifestar su unidad con la Iglesia Universal. El auténtico cristiano NO se "sumerge en la comunidad" como si lo importante fuese la comunidad al estilo de una concepción socialista de las cosas y en la que la persona fuese reducida a la importancia de una abejita trabajadora en un panal. NO es ese el sentido de la salvación dentro del Pueblo de Dios. Sino el sentido es el Amor, Amor en el que las personas NO SON IRRELEVANTES, sino son LO MÁS IMPORTANTE. Recordemos que Cristo está en CADA UNO de nosotros.
Y es por eso que, si un grupo egoista se niega a amar a TODOS los demás miembros de la Iglesia, entonces es que uno debe manifestar su amor y unidad con TODOS los miembros de la Iglesia y no con ese grupo egoista en particular.
En cambio, si el grupo demuestra su amor y unidad con TODOS los demás miembros de la Iglesia Católica en aquellos puntos y formas en los que la Iglesia ha dispuesto, y manifiesta su amor y unidad con TODOS los miembros de la Iglesia local respetando las disposiciones dadas por quienes tienen a su cargo las Iglesias locales de la región dentro de los límites apropiados dispuestos para ello por la misma Iglesia Católica, pues entonces NO HAY RAZÓN LEGÍTIMA que permita oponerse a manifestar el amor y unidad con el signo apropiado en ese lugar según un gusto o preferencia personal.

Y bueno, de sobra esta decir que, si en algún lugar particular los obispos han estimado conveniente permitir diversas opciones, no se oponen a la unidad ni hacen mal alguno quienes elijan una de esas opciones en vez de otra(s) por motivos personales, aún cuando la generalidad de los miembros de la comunidad particular en cuestión gusten de elegir otra de las opciones, sin que esto sea ninguna ofensa o "falta de educación".

Ahora bien, en concreto, la Instrucción General del Misal Romano, respecto a la postura de los fieles para recibir la Sagrada Eucaristía nos dice:
No está permitido a los fieles tomar por sí mismos el pan consagrado ni el cáliz sagrado, ni mucho menos pasarlo de mano en mano entre ellos. Los fieles comulgan estando de rodillas o de pie, según lo haya determinado la Conferencia de Obispos. Cuando comulgan estando de pie, se recomienda que antes de recibir el Sacramento, hagan la debida reverencia, la cual debe ser determinada por las mismas normas.

Es decir, claramente en lo referente a la unidad con la Santa Iglesia Católica es aceptable el signo de recibir la Sagrada Comunión de pie o de rodillas. Pero manifiestamente también este es uno de esos puntos en los que no se impone universalmente un signo único y ni siquiera la opción entre estas dos opciones aceptables, sino se deja a criterio de la Conferencia de Obispos, de los responsables que tiene a su cargo las Iglesias locales, el seleccionar una de estas formas o mantener la opción entre ambas.
Por tanto, en cada sitio el verdadero católico manifestará su unión con la Iglesia local y a través de ella con la Iglesia Universal mediante su respeto al signo que el Obispo local haya determinado como apropiado para esa Iglesia local dentro de los permitidos por la Iglesia Universal.

Que Dios te bendiga.
eduarod
 
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