La fe teologal se infunde con el Bautismo. Una persona adulta que sin bautizarse ha escuchado y ha creído, lo ha hecho por iniciativa de la gracia de Dios, quien por medio de la Iglesia lo invita a recibir el Bautismo. No obstante ya están unidos a la Iglesia por deseo, y pueden llevar una vida meritoria y saludable de fe, esperanza y caridad, aunque la fe de la Iglesia solo se reciba, en plenitud, por medio del Bautismo.
Están en una situación similar a los que, sin haber oído la predicación de la Iglesia, viven bajo el impulso de la gracia tratando de encontrar la verdad de Dios y de la Iglesia.
1249 Los catecúmenos "están ya unidos a la Iglesia, pertenecen ya a la casa de Cristo y muchas veces llevan ya una una vida de fe, esperanza y caridad" (AG 14). "La madre Iglesia los abraza ya con amor tomándolos a sus cargo" (LG 14; cf CIC can. 206; 788,3).
1253 El Bautismo es el sacramento de la fe (cf Mc 16,16). Pero la fe tiene necesidad de la comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse. Al catecúmeno o a su padrino se le pregunta: "¿Qué pides a la Iglesia de Dios?" y él responde: "¡La fe!".
1259 A los catecúmenos que mueren antes de su Bautismo, el deseo explícito de recibir el bautismo unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento.
1281 Los que padecen la muerte a causa de la fe, los catecúmenos y todos los hombres que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad, pueden salvarse aunque no hayan recibido el Bautismo (cf LG 16).