Estimado en Cristo jjansen:
Como que te metiste en camisa de 11 varas; como que ellos se metieron también, pero por otro lado; y como que ninguno supo salir, siendo que, curiosamente la Constitución Dogmática se explica a sí misma de manera bastante clara.
Comencemos por indicar que el significado primario de la palabra "sacramento" NO ES "misterio".
Ciertamente laRAE admite ese significado, y no es sorprendente, porque los sacramentos ejercen su acción de una manera que a nosotros nos resulta misteriosa, de donde, por extensión, no es sino lógico que la palabra haya podido adquirir ese significado.
Pero, cuando la Iglesia habla de un Sacramento, lo que nos quiere decir primariamente NO ES que esté hablando de un "misterio", sino lo que nos quiere decir es que está hablando de un SIGNO. Concretamente, una definición de Sacramento que se usa con frecuencia es la de "Signo sensible por el que se comunica la Gracia".
Entonces, un Sacramento es un signo sensible, es decir, es algo que significa otra cosa (signo) y que lo podemos percibir claramente con los sentidos: lo podemos ver o tocar (sensible). Entendámoslo bien: NO podemos ver aquello que el Sacramento significa, eso SI es intangible, sino podemos ver o tocar el SIGNO que nos da seguridad de que lo que es intangible ha ocurrido. Y eso que es intangible, es la Gracia que Dios nos comunica y que transforma PROFUNDAMENTE la realidad, aunque, en apariencia, todo nos indica que las cosas siguen iguales y sin grandes cambios.
Podemos rápidamente ver varios ejemplos:
El Bautismo: por el Bautismo se producen cambios importantísimos en el alma de la persona, pero esos cambios no los vemos. Nosotros simplemente vemos un niño (o adulto) que
parece ser el mismo antes y después de recibir el Sacramento. Y, sin embargo, la Fé nos dice que es en realidad una persona completamente distinta, es un ser humano que ha sido radicalmente transformado por la Gracia de Dios, a quien se le han limpiado TODAS sus faltas y pecados, y que ha adquirido el Don de la Fé, ha sido hecho Hijo de Dios por adopción y se ha incorporado a Cristo en Su Iglesia. Es una persona que ha sido consagrada por Cristo como Sacerdote, Profeta y Rey. ¡Definitivamente es todo menos la misma persona que era antes del Sacramento! Y, sin embargo, de todas esas magníficas realidades... nosotros no vemos gran cosa, nos parece que es el mismo niño, que llora igual, duerme igual, come igual y despierta a sus papás en la noche igual que antes de que entrara al Bautisterio. Todas esas realidades y cambios tan profundos se han producido de manera real, pero intangible, no los vemos ni los tocamos. Pero, por el contrario, lo que si podemos percibir con los sentidos es el SIGNO por medio del cual Dios mismo ha querido que podamos tener la plena certeza de que esos cambios han ocurrido en realidad. Y ese signo, en el caso del Bautismo es el agua y las palabras de la persona que bautiza: "Yo te Bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". Hemos visto esa agua tocando el cuerpecito, el niño la ha sentido y probablemente ha llorado al sentirla, y hemos escuchado esas palabras.
Esos actos físicos, tangibles y visibles son los que son SIGNO de que todos esos otros profundos cambios intangibles realmente han sido hechos por Dios en la persona. Son SIGNO de la Gracia que ha transformado radicalmente a la persona.
En la Eucaristía tenemos también una transformación mucho más profunda: lo que era pan, lo que era ya materia inerte, se transforma completamente para convertirse en el Cuerpo Vivo del Señor. Y, sin embargo, externamente no vemos nada. Cualquiera que no lo entienda se puede preguntar porqué esos locos se arrodillan ante ese pedazo de pan, porqué ahora están dispuestos a morir por un pequeño objeto que antes bien hubieran podido pisotear sin la menor preocupación. Externamente no percibimos nada, TODO el cambio es completamente intangilbe. Y, sin embargo, NO ES que pensemos nosotros que es una transformación gradual, sino podemos identificar el instante preciso en que el cambio se produjo y a partir del cual ya no es un insignificante pedazo de pan que podemos tirar o desechar sin la menor preocupación, sino Cristo mismo, Dios, el Creador del Universo a quien con todo el corazón adoramos. Y ese instante es cuando vemos que el Sacerdote pronuncia las palabras de la Consagración, las que son el SIGNO tangible, que podemos ver y escuchar, por el cual SABEMOS que el cambio se ha producido en verdad. Y que aunque los sentidos nos digan que lo que tenemos sigue siendo lo mismo, en realidad la Fé, ayudada por el SIGNO del Sacramento, nos da la certeza de que no es ya lo que parece.
Y aquí, la Gracia que recibimos, es Cristo mismo que se nos entrega en Persona.
Podríamos seguir con los otros Sacramentos, pero creo que estos ejemplos bastarán.
Entonces, si te fijas, la Lumen Gentium es auto-explicativa en cuanto a qué se refiere cuando dice:
"Y porque la Iglesia es en Cristo como un sacramento, ..."
pues la explicación es lo que sigue:
"... o sea
signo e instrumento de la
unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano,....."
Lo puesto en negrillas es lo significado por el SIGNO que es la Iglesia: es la unión del hombre con Dios y de todo el género humano en Cristo. Esa unión, en sí misma, es intangible: nosotros no vemos, ni tocamos, ni sentimos a Dios en cuanto a su Naturaleza Divina, que es Espíritu. Por tanto, no podemos ni ver, ni tocar, ni sentir, ni escuchar, ni oler la unión de Dios con los hombres. Es una Unión espiritual que, en sí misma, es intangible.
Pero la unión de la comunidad, la unión de la Iglesia en torno a Cristo, eso si lo podemos ver y constatar por nuestros sentidos: vemos las asambleas, escuchamos los cantos, constatamos la participación de la comunidad en la Eucaristía, en las peregrinaciones, en la oración; vemos a los pastores ejereciendo su ministerio y a los fieles congregados en torno a ellos. Y por eso esa unión es el SIGNO que significa la intangible Unión espiritual de Dios y el hombre, y de los hombres entre si en Dios; y asi, lo que de suyo es intangible, la Iglesia lo hace de algún modo tangible y visible.
Si, los Sacramentos son misteriosos, precisamente por eso necesitamos el signo: porque no vemos ni entendemos cómo ocurren esos cambios tan profundos en las personas y en las cosas. Pero lo que nos da el signo es eso: el no tener que hablar del misterio, sino poder hablar de la certeza de que las cosas están ahí.
Es por ello que, personalmente, creo que, si bien tanto tu frase como la de ellos correctamente entendidas pueden ser verdaderas. Aún así se vuelven muy limitantes y ambiguas. Se pierden precisamente en el misterio para dejar como difuso algo que en realidad el signo existe justamente para clarificar y hacer patente: que Dios está en medio de nostros uniéndonos con Él y entre nosotros en la Iglesia. Que la Iglesia es, pues, el lugar tangible y visible al que debemos acudir para encontrar a Dios, porque ahí es donde Dios se Revela a los hombres en toda Plenitud.
Por eso es que la Lumen Gentium comienza así, porque ese es el fundamento del programa que la Iglesia, inspirada por el Espíritu Santo, se ha propuesto a través del Concilio Vaticano II y de ese documento en particular. La Constitución Dogmática continúa:
"...ella se propone presentar a sus fieles y a todo el mundo con mayor precisión su naturaleza y su misión universal, abundando en la doctrina de los concilios precedentes. Las condiciones de nuestra época hacen más urgente este deber de la Iglesia, a saber, el que todos los hombres, que hoy están más íntimamente unidos por múltiples vínculos sociales técnicos y culturales, consigan también la plena unidad en Cristo."
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA SOBRE LA IGLESIA*
LUMEN GENTIUM
Concilio Vaticano II
Es decir, la Iglesia sabe que Ella misma es el SIGNO de la Unión en Cristo, y por ello se propuso ser un signo MÁS CLARO de acuerdo a las necesidades de los hombres de este tiempo.
Un último comentario: cuando te refieres a "el misterio de Dios" el sentido más propio en el que se puede entender esa expresión es respecto a la Vida Íntima de Dios, a "cómo Es Él 'por dentro' ". Y bueno, dado que sabemos que comprender la Esencia de Dios está, por definición, por encima de las capacidades humanas, pues es obvio que a eso simplemente no podemos aspirar de ninguna forma, por lo que, cuando hablamos de "conocer la Vida Íntima de Dios" no hablamos de comprenderle en su Totalidad, sino pensamos en aquello que la Revelación nos da y que la Filosofía y el conocimiento humano, de suyo, no pueden darnos. Muy en particular y en concreto, es decir, con propiedad, pensamos en el Misterio Trinitario, en la Relación de Amor que Existe en las Tres Divinas Personas y que es el fundamento de TODO.
Por eso, si hablamos de cuál es "el misterio de Dios revelado a través de Cristo" lo lógico sería pensar, en primera instancia, en la Santísima Trinidad, y NO directamente en la Iglesia. Claro, dado que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo y, por consiguiente, en ese sentido se identifica con Cristo, y dado que Cristo es Dios; pues por ello mismo en Él encontramos al Padre y al Espíritu Santo, como Él mismo se lo dice al Apostol Felipe:
Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen?. El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: «Muéstranos al Padre»?
San Juan 14, 9
Asi pues, si, en algún sentido en el misterio que Cristo nos da a través del Don de la Iglesia de algún modo está incluida la Santísima Trinidad y los misterios de la Vida Íntima de Dios. Es por ello que no es del todo incorrecto decir:
"El misterio revelado por Dios a los hombres es la Iglesia".
O bien:
"Cuál es el misterio de Dios revelado a través de Cristo? .....La Iglesia"
Y, sin embargo, como hemos señalado, esas frases son bastante ambiguas (o sea, que su sentido no es claro), equívocas (o sea, que puede uno fácilmente interpretarlas de varias maneras, incluidas formas incorrectas) y no son, en cualquier caso, el lenguaje que usualmente usa la Iglesia para referirse a estas cosas.
Por el contrario, cuando la Iglesia habla de "el misterio de Dios", lo suele hacer en referencia directa al Misterio Trinitario:
Catecismo de la Iglesia Católica escribió:234 El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la "jerarquía de las verdades de fe" (DCG 43). "Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo" (DCG 47).
o en referencia, en un sentido un poco más amplio, a la Vida Íntima de Dios como lo decíamo antes:
Y también está Juan, pescador del lago de Galilea, pero es el Juan que la Iglesia con razón denominará "el teólogo", porque realmente supo ver el misterio de Dios y anunciarlo: con ojo de águila entró en la luz inaccesible del misterio divino.
SANTA MISA CON LOS MIEMBROS DE LA COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Martes 1 de diciembre de 2009
Y en cambio, como lo hemos visto también, cuando la Iglesia habla de Si Misma, aunque obviamente reconoce su naturaleza misteriosa, de modo que si se llega a hablar del "misterio de la Iglesia". En general esto se hace a la vez que se subraya ese otro aspecto de SIGNO sobre el que hemos venido elaborando que clarifica y hace tangible el misterio:
Catecismo de la Iglesia Católica escribió:III. El misterio de la Iglesia
770 La Iglesia está en la historia, pero al mismo tiempo la transciende. Solamente "con los ojos de la fe" (Catecismo Romano, 1,10, 20) se puede ver al mismo tiempo en esta realidad visible una realidad espiritual, portadora de vida divina.
Que Dios te bendiga en la alegría de la Resurrección del Señor.