cesar71 escribió:Es cierto lo que dice amigo, examinar la veracidad de una profecía o un profeta, en la mayoría de los casos es mas eficaz y confiable que lo haga un teólogo, o un sacerdote experto en la materia. La gente común generalmente está muy limitada para esto, pero si un secular estudia la Biblia con esmero y se aferra a sus mandatos con fuerza, entonces adquiere la capacidad para identificar en lo terrenal las cosas que no están de acuerdo con la palabra de Dios. Eso es en lo que debería persistir toda la gente, pero todo el mundo anda tan ocupado con sus propios asuntos humanos.
Estimado en Cristo cesar71:
En efecto, eso de lo que hablas se llama "connaturalidad" y es cuando uno entiende tan bien algún aspecto de la realidad que fácilmente identifica lo que es compatible y consistente con esa realidad y lo que no lo es. Algo similar a cuando tratamos de poner una pieza en un rompecabezas y nos resulta muy claro que definitivamente esa es la pieza que va ahí, o bien, al tratar de ponerla, nos resulta evidente que la pieza que quisimos colocar definitvamente no es la que sigue en ese lugar, pues la forma del corte es un poco distinta, el color es algo diferente, etc.
Y si bien difícilmente la mayoría de los laicos tendrán el "expertise" de un teólogo, y mucho menos la Gracia de Estado de un sacerdote, obispo o cardenal a quien se ha encomendado la investigación, y todavía menos aún la Asistencia directa del Espíritu Santo para guiar a la Iglesia del Sumo Pontífice. Por otra parte, es verdad que todos deberíamos tener una capacidad básica para identificar lo que definitivamente está mal. Pues incluso hay supuestas revelaciones privadas, que en realidad son falsas, que, en previsión de la esperada desaprobación del Obispo, entonces insisten mucho desde el principio en mensajes del tipo "se paciente, vendrán incomprensiones y rechazos, incluso de algunos miembros del clero que se han dejado corromper, pero a los que perseveren fieles a mi mensaje, yo los premiaré", con los cuales fanatizan a la gente e invalidan las "protecciones" que el Magisterio ofrece contra las falsedades. Es bueno entonces que los laicos sepan distinguir desde el principio al menos los errores patentes para que no caigan en ese tipo de trampas.
Que Dios te bendiga.