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Notapor mdlamd » Lun Jul 07, 2014 1:01 pm

antes que nada quiero aclarar que si soy católica no pregunto con el afán de ofender solo de aprender y de antemano agradezco a quien me quiera contestar.

si la Virgen Maria fue concebida sin pecado original, ¿ Por Que nuestro Señor no nos creo a todos con esa misma Gracia?

y entiendo que Jesús dijo un solo hombre una sola mujer pero ¿por que no pueden ser fieles uno al otro sin casarse es decir en unión libre y poder confesarse y comulgar?

otra vez muchas gracias
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Re: otra respuesta por favor

Notapor fideloco » Lun Jul 07, 2014 3:35 pm

Hola! Espero andes muy bien, gracias por tu interés en preguntar, te respondo, Nuestro Señor Jesucristo tuvo la necesidad de venir al mundo mediante un acto purísimo, libre de todo pecado, no pudo haberse tocado con el pecado, esa sería la razón teológica por la que María nació sin pecado pecado original, por méritos de Cristo, sanó esa línea de pecado que nos llegaba desde Adán y Eva, y preservó a María para llegar al mundo en perfecta pureza, ahora tu pregunta era "¿ Por Que nuestro Señor no nos creo a todos con esa misma Gracia?" A cada uno nos toca una misión diferente, todos tenemos la misión de ir a Cristo, pero a todos Dios nos da características y virtudes diferentes, a María le tocó nada menos que la misión de ser la Madre de Dios, y por su gran humildad de servidora, por ser esclava del Señor (Lucas 1, 26) y no del pecado, es que es llamada "llena, plena de Gracia, Agraciadísima" porque la expresión griega "kecharitoomené" es tan profunda que no alcanza con la traducción que conocemos, y es un título que merece por su gran amor y obediencia a Dios.

En cuanto al matrimonio, es un Sacramento instituido por Dios, los sacramentos son sellos con los que Dios nos marca para toda la vida, en tu pregunta mencionas que uno puede ser fiel sin estar casado, y es cierto, pero falta ese sello para el camino de la santidad, ten en cuenta que no es el humano quien sella esa unión, sino Dios mismo, por eso es necesario que esa unión pase por el sacramento divino donde solo la muerte de uno de los cónyuges podrá disolver esa unidad, y siguiendo el eje de tu pregunta, preguntabas que por qué no pueden comulgar si están en esa unión no sacramental, el punto es que la comunión es otro sacramento, el sacramento donde recibimos a Cristo Eucaristía, en primera de Corintios 11 Pablo explica sobre este sacramento, que "si alguien come el cuerpo de Cristo indignamente, come de su propia condenación", es por eso que hay que estar en gracia para recibir el Cuerpo de Cristo, saludos y bendiciones.
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Re: otra respuesta por favor

Notapor tito » Lun Jul 07, 2014 9:06 pm

El franciscano Juan Duns Escoto, al principio del siglo XIV, inspirado en algunos teólogos del siglo XII y por el mismo San Francisco (siglo XIII, devoto de la Inmaculada), brindó la clave para superar las objeciones contra la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. El sostuvo que Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso: Cristo la redimió preservándola del pecado original. Se trata una redención aún más admirable: No por liberación del pecado, sino por preservación del pecado.

Escoto preparó el camino para la definición dogmática. Dicen que su inspiración le vino al pasar por frente de una estatua de la Virgen y decirle: "Dignare me laudare te: Virgo Sacrata" (Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti).

1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? - Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.

2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original? -
Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.

3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Scotto exclamó: Luego
1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha
3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.

Méritos: María es libre de pecado por los méritos de Cristo Salvador. Es por El que ella es preservada del pecado. Ella, por ser una de nuestra raza humana, aunque no tenía pecado, necesitaba salvación, que solo viene de Cristo. Pero Ella singularmente recibe por adelantado los méritos salvíficos de Cristo. La causa de este don: El poder y omnipotencia de Dios.

Razón: La maternidad divina. Dios quiso prepararse un lugar puro donde su hijo se encarnara.

Frutos:
1-María fue inmune de los movimientos de la concupiscencia. Concupiscencia: los deseos irregulares del apetito sensitivo que se dirigen al mal.

2-María estuvo inmune de todo pecado personal durante el tiempo de su vida. Esta es la grandeza de María, que siendo libre, nunca ofendió a Dios, nunca optó por nada que la manchara o que le hiciera perder la gracia que había recibido.

El dogma de la Inmaculada Concepción de María no ofusca, sino que más bien pone mejor de relieve los efectos de la gracia redentora de Cristo en la naturaleza humana. Todas las virtudes y las gracias de María Santísima las recibe de Su Hijo. La Madre de Cristo debía ser perfectamente santa desde su concepción. Ella desde el principio recibió la gracia y la fuerza para evitar el influjo del pecado y responder con todo su ser a la voluntad de Dios. A María, primera redimida por Cristo, que tuvo el privilegio de no quedar sometida ni siquiera por un instante al poder del mal y del pecado, miran los cristianos como al modelo perfecto y a la imagen de la santidad que están llamados a alcanzar, con la ayuda de la gracia del Señor, en su vida.


Como puedes ver la razon de su inmaculada concepcion es su maternidad divina (ser Madre de Dios), de alli esta gracia singular a la Santísima Virgen de nacer sin el pecado original. De la Maternidad divina derivan las demas gracias que adornan a la Santísima Virgen.

De alli que a nosotros no se nos hubiera dado esa gracia singular.
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Re: otra respuesta por favor

Notapor tito » Lun Jul 07, 2014 9:12 pm

¿Por qué los que no están casados y viven como si estuvieran no pueden comulgar?

Del catecismo:

2390 Hay unión libre cuando el hombre y la mujer se niegan a dar forma jurídica y pública a una unión que implica la intimidad sexual.

La expresión en sí misma es engañosa: ¿qué puede significar una unión en la que las personas no se comprometen entre sí y testimonian con ello una falta de confianza en el otro, en sí mismo, o en el porvenir?

Esta expresión abarca situaciones distintas: concubinato, rechazo del matrimonio en cuanto tal, incapacidad de unirse mediante compromisos a largo plazo (cf FC 81). Todas estas situaciones ofenden la dignidad del matrimonio; destruyen la idea misma de la familia; debilitan el sentido de la fidelidad. Son contrarias a la ley moral: el acto sexual debe tener lugar exclusivamente en el matrimonio; fuera de éste constituye siempre un pecado grave y excluye de la comunión sacramental.
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Re: otra respuesta por favor

Notapor IvanEstoico » Lun Jul 07, 2014 9:18 pm

Querida hermana en Cristo.

mdlamd escribió:si la Virgen Maria fue concebida sin pecado original, ¿ Por Que nuestro Señor no nos creo a todos con esa misma Gracia

De hecho el hombre fue creado en estado de gracia y esta pregunta quejumbrosa te la respondo con el Catecismo:

    412 Pero, ¿por qué Dios no impidió que el primer hombre pecara? San León Magno responde: "La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó la envidia del demonio" (Sermones, 73,4: PL 54, 396). Y santo Tomás de Aquino: «Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido destinada a un fin más alto después de pecado». Dios, en efecto, permite que los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las palabras de san Pablo: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rm 5,20). Y en la bendición del Cirio Pascual: "¡Oh feliz culpa que mereció tal y tan grande Redentor!"» (S.Th., 3, q.1, a.3, ad 3: en el Pregón Pascual «Exultet» se recogen textos de santo Tomas de esta cita).
    CATECISMO DE LA IGLESIA

mdlamd escribió:y entiendo que Jesús dijo un solo hombre una sola mujer pero ¿por que no pueden ser fieles uno al otro sin casarse es decir en unión libre y poder confesarse y comulgar?

No se trata el matrimonio tan solo de fidelidad sino que mutuamente nos apoyamos en pos de nuestra salvación con la Gracia de Dios. El hombre sabe que la unión libre no es conforme a las enseñanzas de la Iglesia y aun así lo hace, entonces, no querramos culparla después. En mi caso Dios regalome el don de la conversión cuando mi vida estaba ya muy desordenada y por amor al Señor (esto también es Gracia) deje esa vida que no es vida y de entre otras cosas pude después de una situación que se complicaba no por mi, recibir el Sacramento del Matrimonio. Debemos ser conscientes de que en nosotros recae la grave responsabilidad de ordenarnos y no en la Iglesia. El traer la voluntad de Dios a mis decisiones egoístas es solo engañarnos, es decir, pensar que lo que ya hemos hecho es porque Dios así lo quiso.

Que Dios te bendiga por intercesión de la Magnificencia de Dios.
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Re: otra respuesta por favor

Notapor IvanEstoico » Lun Jul 07, 2014 9:44 pm

Querida hermana en Cristo.

Leyendo al hermano tito recordé al beato Duns Escoto:
[...]
Un Rey ofendido por uno de sus hijos, se siente también ofendido solidariamente por todos sus hijos naturales, por lo cual los excluye a todos de la herencia, etc. El Rey decreta que tal culpa no sea perdonada a no ser que un inocente le tribute una ofrenda tal que lo aplaque y le resulte más agradable de que lo haya sido ofensivo el pecado. Supongamos que exista ese ser capaz de tributarle una ofrenda tan grata como para reconciliar los hijos con el rey de modo que no sean desheredados. Por más que el Rey ha sido ofendido por cada uno de sus hijos perdona la ofensa por los méritos del mediador. Pero imaginemos un mediador capaz de aplacar al rey de modo sumo y perfecto. Este impediría que el rey reciba alguna ofensa de algunos de sus hijos para no tener después que aplacarlo.

Este acto de mediación sería mejor que el de hacer perdonar una ofensa ya recibida. Pensemos que estamos ante una culpa heredada y no personal lo cual hace más fácil dicha acción preventiva. De este ejemplo concluimos que no hay reparación suprema y perfectísima sino lo logra prevenir la ofensa. El perdón no repara perfectamente si repara después de haber sido ofendido. La ofensa de Dios no proviene de un movimiento interior a Dios mismo, sino de la presencia del pecado en el alma. Cristo no habría ofrecido una perfectísima expiación a la Santísima Trinidad si no hubiera sido capaz de prevenir la ofensa de alguien. Tendría que haber impedido que la misma Trinidad sea ofendida en alguno de sus hijos y previsto la existencia de un alma inmune de culpa entre los hijos de Adán. Por lo cual o existe un alma en los hijos de Adán que no tiene esta culpa; o al menos es posible que existe quien no la tenga.
[...]
Si Cristo nos ha reconciliado perfectísimamente con Dios, tiene que haber merecido para alguien el haber sido excluido de ese gravísimo castigo. Esto no puede ser sino para su Madre.


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Re: otra respuesta por favor

Notapor mdlamd » Sab Jul 12, 2014 12:22 pm

Hola de nuevo y gracias a todos por sus respuestas.

En la comunidad de Israel se casaban y el varón podía tener varias mujeres siempre que estas no estuvieran casadas, cuando Jesús vino y dio un solo hombre una sola mujer ya cambio el sentido del adulterio ya un varón no puede tener mas mujeres aunque no estén casadas ni viceversa, pero el Sacramento del Matrimonio estuvo desde el principio; Desde el inicio el pueblo de Dios al formar una nueva familia las parejas se unían mediante un rito (cierto).

con respecto a mi otra pregunta, en realidad yo no dudo de la Inmaculada Concepción de María, mi pregunta va enfocada a el hecho claro de que Dios puede hacer todo, entonces¿ porque todos llegamos con la mancha de pecado original?, La Virgen María igual que todos nació libre así que Dios no la obligo a servirlo y amarlo, sin embargo todo lo bueno en una persona incluyendo a Santa María no es por merito propio es por Gracia Divina, y ahí es donde esta la cuestión...
El hombre por su desobediencia dejo entrar el mal al mundo se contamino y lo heredo a todos, Dios para redimirnos mando a su HIjo y concibió a la Virgen María sin pecado original y la preservo de todo pecado pero no así a los demás....
tal vez todo deba resumirse en aceptar la voluntad de Dios aunque no la entendamos y tratar de ser agradecidos por lo que tenemos
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Re: otra respuesta por favor

Notapor IvanEstoico » Dom Jul 13, 2014 12:19 am

Querida hermana en Cristo.

Es verdad que nuestra mente no puede abarcar los Misterios de Dios y esto no debe tomarse como excusa sino que antes bien es una gracia ya que en la medida en que crecemos en la inteligencia de la fe advertimos su Omnipotencia. Con respecto a lo que comentas, si Dios concediera una concepción inmaculada a todos ¿Para que tendría que asumir nuestra naturaleza? Así pues, la Redención de nuestro genero es una manifestación del Amor de quien es Amor y el cumplimiento de una promesa: Génesis 3,15. Debemos caer de rodillas ante la sublimidad de la Encarnación de Nuestro Dios que en un mismo acto salvifico redimió a priori a Nuestra Señora y a posteriori al resto de la humanidad. Como menciona el Catecismo «La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó la envidia del demonio» por lo que objetar el porque Dios no preservo a todos del pecado original solo se puede entender en alguien que ignora su redención.

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Re: otra respuesta por favor

Notapor eduarod » Dom Jul 13, 2014 4:21 am

Estimada en Cristo mdlamd:

Respecto a lo del matrimonio, recuerda que unirse en Sagrado Matrimonio en la Iglesia, básicamente lo que significa es que el hombre y la mujer quieren realizar su unión en presencia de Dios y de acuerdo a Sus Designios; por el contrario y por consecuencia, NO contraer el Matrimonio en presencia de Dios por parte de un bautizado que conoce a Dios, lo que necesariamente implica es la voluntad del hombre y la mujer de EXCLUIR a Dios de esa unión.
El Sagrado Matrimonio NO TIENE que ser una gran ceremonia costosísima, eso son meras tradiciones humanas, bonitas e importantes cuando existe la posibilidad de realizarlas, puede ser, pero que de ningún modo justifican excluir a Dios de la unión ya sea de manera temporal o definitiva.
Igualmente, quererse unir "a prueba" o cosas parecidas y no contraer Matrimonio para "no quedar atados de manera irreversible" TAMPOCO es consistente con el Designio de Dios respecto a la unión del hombre y la mujer y los fines para los que tal unión fue Querida y Creada por Él. Por lo cual es natural que quien quiere unirse A ESPALDAS del Designio de Dios, lo haga también intentando EXCLUIRLO a Él de tal unión inapropiada.
Ahora bien, la participación en los otros Sacramentos, como la Reconciliación y la Eucaristía, precisamente lo que significan también es el deseo de la persona de reconciliarse con Dios, abandonando TODO aquello que le separa de Él, para vivir en Unión con Él de acuerdo a esos Designios que Él ha puesto para BIEN NUESTRO.
Entonces, como podrás apreciar, constituye una contradicción directa decir "exluyo a Dios de mi vida NO dejando que Él se meta en esta unión que yo quiero realizar a espaldas de sus Designios, pero, a la vez, quiero vivir cerca de Él y unido a Él según sus Designios". Como podrás apreciar fácilemtne, eso simplemente no puede ser: o INCLUYO a Dios en mi vida, me uno a Él y le hago caso, o bien lo EXCLUYO y no le hago caso, sino hago las cosas a mi gusto y antojo. Pero simplemente no se puede tratar de excluirlo e incluirlo a la vez.

---

Respecto a tu otra pregunta, si, hipotéticamente podemos pensar que a todos nosotros Dios nos pudeira conceder también esa modalidad de Redención preventiva que Él quiso otorgar a Nuestra Santísima Madre, para mejor hacer brillar en Ella los Dones de su Gracia y para mejor prepararla para su excelentísima misión; y puede parecer que eso pudiera ser bueno y deseable para todos. Pero, de entrada, y como lo han venido señalado los hermanos a lo largo del tema, podemos ver que, en realidad, no todos necesitamos de los altísimos y muy particulares Dones Divinos con los que fue Colmada de Gracia, en atención a los Méritos de Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Madre del Redentor.
Pero hay algo más, y es que este singularísimo Don NO tiene sentido NI es en realidad bueno POR SÍ MISMO, sino, para ser realmente bueno y fructífero DEBE NECESARIAMENTE venir acompañado de dos condiciones:

1. Otra serie de Dones que, como comienza la Carta Apostolica Ineffabilis Deus por la que fue definido y proclamado el Dogma de Fe de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, tenían este sentido:
El inefable Dios, cuya conducta es misericordia y verdad, cuya voluntad es omnipotencia y cuya sabiduría alcanza de límite a límite con fortaleza y dispone suavemente todas las cosas, habiendo, previsto desde toda la eternidad la ruina lamentabilísima de todo el género humano, que había de provenir de la transgresión de Adán, y habiendo decretado, con plan misterioso escondido desde la eternidad, llevar al cabo la primitiva obra de su misericordia, con plan todavía más secreto, por medio de la encarnación del Verbo, para que no pereciese el hombre impulsado a la culpa por la astucia de la diabólica maldad y para que lo que iba a caer en el primer Adán fuese restaurado más felizmente en el segundo, eligió y señaló, desde el principio y antes de los tiempos, una Madre, para que su unigénito Hijo, hecho carne de ella, naciese, en la dichosa plenitud de los tiempos, y en tanto grado la amó por encima de todas las criaturas, que en sola ella se complació con señaladísima benevolencia. Por lo cual tan maravillosamente la colmó de la abundancia de todos los celestiales carismas, sacada del tesoro de la divinidad, muy por encima de todos los ángeles y santos, que Ella, absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado y toda hermosa y perfecta, manifestase tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios.


2. Una disposición personal tal de fidelidad y aceptación irrestricta e ininterrumpida de la Gracia de Dios que fuese capaz de hacer que este plan tuviese un resultado PERFECTO. Porque no debemos olvidar que la libertad de la persona SIGUE presente, y que, por tanto, por mucho que Dios le ofrezca a la persona TODOS sus Dones en forma super-abundante y continua, si la persona NO LOS ACEPTA, entonces Dios TAMPOCO IMPONE que la persona los reciba, en cuyo caso el plan de tan perfecta hermosura fracasaría por causa de la persona que se negase a recibir esos Dones de la Gracia Divina.

Y no olvidemos tampoco que, si nuestros primeros padres que fueron Creados en Gracia fueron tentados, engañdos y cayeron; y que si el mismo Cristo, Dios Verdadero, Señor de Cielos y Tierra, cuyo pecado era esencialmente imposible, aún así fue tentado y aún así tuvo que superar con su fuerza y su voluntad humanas esa tentación (o sea, no le costó menos trabajo de lo que nos costaría a nosotros rechazar la tentación); pues es claro que con más razón esta creatura que Dios planeó tan perfecta y tan bella con mayor razón sería tentada en un vil y envidioso intento de hacer fracasar tan hermoso Plan Divino en favor del género humano.
Asi pues, NO debemos imaginar que Nuestra Santísima Madre NO fue puesta a prueba de algún modo también; por el contrario, lo fue y muy duramente; su fidelidad fue puesta prueba, por ejemplo, en las dudas de San José respecto al origen del Niño que crecía en su seno, lo fue en el abandono en Belén donde no encontraban lugar en la posada, lo fue al no encontrar a su Hijo al salir de Jerusalén y no entender porqué no estaba, lo fue al pie de la Cruz, etc. Pero la caracterísitica especialísima que permitió a Dios elegirla a Ella por sobre las demás creaturas para tan altísima misión y condición, fue precisamente esa irrestricta fidelidad suya, por la cual, en las condiciones más difíciles, se mantuvo incondicionalmente fiel y dócil a la Gracia. Algo que en realidad es tan costoso y difícil, que a nuestra debilidad en caso de no ser asistida por la Gracia, se le antoja imposible, mítico y meramente legendario; de ahí que nuestros hermanos separados, privados de la plenitud de la Comunión de la Fe de la Iglesia que nos permite conocer que esto NO ES leyenda ni mito, sino una excelsa REALIDAD, consideren increible e imposible que la Santísima Madre de Cristo realmente hubiese sido tan perfecta y digna de los honores que le reconoce la Santa Iglesia.

Asi pues, solo en la continua abundancia de los Dones Celestiales unida a la irrestricta fidelidad de la creatura aceptando sin falla, limitación, ni excepción todos esos Dones, podía tener sentido alguno tan excelso y particular privilegio.

Está claro entonces que, aunque todos esos Dones y la capacidad de aceptarlos son obra de la Gracia de Dios, tampoco puede decirse que la Gracia de Dios produce en automático y de manera ineludible e irresistible para la creatura ese efecto; sino es necesario que la creatura misma contribuya de algún modo NO usando indebidamente su libertad y voluntad para RESISTIR a la Gracia, sino premitiendo, sin obstaculizarla en ningún grado ni de ninguna manera, que la Gracia haga en ella lo que tiene que hacer y dé entonces un resultado perfecto.
Asi, es perfectamente posible que, si la gran mayoría de nosotros hubiésemos sido dotados de ese altísimo Don de Dios de la Aplicación preventiva de la Gracia Redentora de Cristo, si incluso hubiésemos sido dotados de TODAS esas Gracias abundantísimas con las que el Señor de Cielos y Tierra se Dignó dotar a Ella de tan singular hermosura; el resultado ciertamente NO hubiese sido semejante perfección, sino el resultado hubiese sido una más de nuestras tantas rebeliones con las que pecamos tantas veces todos los días.
Pero, por otro lado, las consecuencias de esta rebelión NO serían iguales a las de esas tantas rebeliones que llevamos a cabo todos los días; sino serían MUCHÍSIMO MÁS GRAVES.
Porque en efecto, TODAS estas Gracias en su conjunto y debidamente aceptadas, nos darían una posición aventajadísima en contra de la concupiscencia, al punto de concedernos la inmunidad contra la misma, tal y como nos lo enseña San Juan Pablo II (enseñanza en la que también confirmamos lo que hemos señalado de que, para tan perfecto resultado, NO BASTA la mera aplicación preventiva de la Redención, sino se requieren OTRAS Gracias):
La definición de Pío IX se refiere sólo a la inmunidad del pecado original y no conlleva explícitamente la inmunidad de la concupiscencia. Con todo, la completa preservación de María de toda mancha de pecado tiene como consecuencia en ella también la inmunidad de la concupiscencia, tendencia desordenada que, según el concilio de Trento, procede del pecado e inclina al pecado (DS, 1.515).
JUAN PABLO II
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles de 12 de junio 1996

Pero, de suyo, como hemos visto, esas Gracias SIN la aceptación de la creatura NO producirían la impecabilidad; ni tampoco la inmunidad a la concupiscencia significa en automático ausencia o imposibilidad de ser probados, tentados y engañados.
De este modo, si a pesar de TODAS esas Gracias, con todo, nuestra fidelidad no lograse ser tan irrestricta como la de Santa María Virgen, sino que, en UN momento de debilidad llegasemos a flaquear y caer víctimas de la tentación y del pecado, las consecuencias serían para nosotros prácticamente devastadoras. Ya que la gravedad de tal pecado sería mucho mayor, en tanto habría sido cometido desde una posición mucho más libre y consciente de la rebelión que significaba y las consecuencias de tal rebelión; y, por lo mismo, la concupiscencia, es decir, la tendencia a regresar al pecado a partir de ese punto, sería igualmente MUCHO más intensa. Todo eso lo que significaría es una dificultad mayor para arrepentirnos y volver a aceptar la Redención que, de hecho, ya habríamos rechazado con una plenitud de consentimiento y conciencia tal, que harían tremendamente dificil el volver realmente a aceptarla en algún momento.
Y es que, si el Señor nos aplica estas palabras a los que simplemente hemos recibido el Anuncio del Evangelio:
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
San Mateo 5, 13

¡Con cuanta mayor razón no serían mucho más aplicables a aquella persona que, habiendo recibido la plenitud de la Redención y sus beneficios, aún así hubiese incurrido en la rebelión!. ¿Sería posible volver a salar esta sal insípida? ¿o no más bien la condenación de tal persona estaría prácitcamente asegurda como sal que no sirve sino para ser tirada y pisada?

Es por esto que, ese altísimo Don que en Nuestra Santísima Señora y Madre tuvo un resultado tan glorioso y perfecto en virtud de su inquebrantable fidelidad; en nosotros, personas significativamente más inconstantes que ella, semejantes Dones, lejos de ser un beneficio, habrían constituido un peligro y riesgo casi mortal.
Por eso es que Nuestro Señor, Conocedor de TODAS las cosas, incluyendo esa inconstancia y debilidad personal nuestra, y Sabedor que tal inconstancia NO SOLO es debida a la concupiscencia heredada con el pecado original, sino a nuestra propia debilidad que debe ser educada para ser fortalecida hasta alcanzar constancia en la fidelidad; lejos de colocarnos en esa posición tan desventajosa para nosotros, se Dignó proponernos un camino significativamente más fácil y seguro en el contexto de esa inconstancia nuestra.

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Re: otra respuesta por favor

Notapor mdlamd » Lun Jul 21, 2014 12:48 pm

si la Virgen María no hubiera aceptado los dones que Dios le dio como lo hizo entonces seguiríamos esperando al Mesías?
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Re: otra respuesta por favor

Notapor tito » Lun Jul 21, 2014 4:09 pm

En teología y Magisterio no existen los hubiera sino los hechos y el hecho es que la Santísima Virgen dio su Fiat.
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
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Re: otra respuesta por favor

Notapor IvanEstoico » Mar Jul 22, 2014 10:17 pm

Querida hermana en Cristo.

mdlamd escribió:si la Virgen María no hubiera aceptado los dones que Dios le dio como lo hizo entonces seguiríamos esperando al Mesías?

Así es, y espero adviertas la grandeza de Nuestra Señora pues como dice el hermano tito dio su «Fiat» para que Nuestro Dios asumiera nuestra condición y la elevase a la dignisísima participación de la vida Trinitaria de Dios.

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