Ahí tienes a tu madre

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Ahí tienes a tu madre

Notapor Aristides » Dom Jul 19, 2015 11:26 am

Los católicos nos basamos en esta frase de Jesús en la cruz para aceptar que la Virgen María es Madre de toda la humanidad, pero el argumento parece poco sólido ya que otros cristianos arguyen que esto es una mera interpretación de las palabras de Jesús. ¿En qué se basa la Iglesia para dar esta afirmación?
Gracias
Aristides
 
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Re: Ahí tienes a tu madre

Notapor eduarod » Lun Jul 20, 2015 1:05 am

Estimado en Cristo Aristides:

En que no se está interpretando una grabación magnetofónica de una frase puntual de Jesús por gente completamente extraña a Él. Sino en que la Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, simplemente está interpretando lo que Ella misma en otro momento Escribió, igualmente asistida por el Espíritu Santo, de Aquello que Jesús Mismo le Confió, y que Ella ha CREIDO y VIVIDO CONTINUAMENTE desde los tiempos del Señor. Se entiende entonces que la interpretación de la Iglesia es Autorizada y Veraz respecto al AUTÉNTICO sentido de la Escritura, y NO se trata entonces meramente de una opinión más cuya solidez pueda juzgarse según le parezca o no a uno convincente el argumento.
Entiendo que no vas a convencer con esto a un protestante, pero es la primera y más importante consideración que debes tomar en cuenta TÚ.
Por otra parte, al protestante no lo vas a convencer tampoco con un argumento "más sólido", primero, porque en realidad no puede haber argumento más sólido que el escuchar la interpretación autorizada de la Iglesia, aunque él no lo entienda ni lo reconozca; pero también porque un protestante que discuta estas cosas contigo típicamente viene "pre-programado" por el pastor para decirte y argumentarte, pero ni por casualidad prestar atención, ni mucho menos credibilidad, a tus argumentos "satánicos" que solo "buscarán engañarle y confundirle".

Finalmente, respecto a la solidez del argumento en sí, este "parece poco sólido" a quien NO entienda la relación que cada quien puede tener con San Juan al pie de la Cruz. Si a uno no le parece sólido el argumento es precisamente porque NO se está identificando con San Juan como el discípulo FIEL que permanece al lado del Maestro al pie de la Cruz. Pero, por el contrario, quien se sienta unido en su disposición y actitud, y, en ese sentido, representado por San Juan al pie de la Cruz, siente igualmente dirigidas a él mismo las Palabras que Jesús le Dijo al discípulo Amado en ese momento. Como puedes ver, en toda su profundidad, el argumento en sí mismo es también muchísimo más sólido de lo que pudiera parecer a primera vista.

Que Dios te bendiga.
eduarod
 
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Re: Ahí tienes a tu madre

Notapor Aristides » Mar Jul 21, 2015 12:03 pm

Bueno,
Lo siento pero sigo sin que me encajen las piezas. Cierto que San Juan haya sentido como para él el que María sea su madre a partir de ese momento y viceversa, porque es como cuando un padre se muere y en el lecho de la muerte, al objeto de que su hijo no se quede sin padre le dice mirando a otra persona: ahí tienes a tu padre ( éste será para ti un padre a partir de ahora). Eso se entiende perfectamente, pero de ahí a lo otro hay que reconocer que hay un mundo.
Si el único argumento que hay para explicarlo es porque lo dice la Iglesia, pues vale pero estoy seguro que debe haber otra argumentación.

Decía el sacerdote Pablo Domínguez en su conferencia Fe y Razón:
" Aristóteles comienza su libro de la metafísica: El hombre anhela por necesidad saber, conocer la verdad. Todos nosotros somos unos inquietos buscadores de la verdad, continuamente, en todos los niveles. No nos da igual la verdad que la mentira, queremos conocer lo que son las cosas. Cuando vemos un fenómeno atmosférico nos preguntamos qué es eso. No nos da igual que nos digan que es una pintura puesta en el aire o un fenómeno atmosférico, sin más. Cuando nos dan un comestible nos interesa saber si realmente produce la salud o la muerte y no nos da igual que sea una cosa o la otra. Realmente, nos importa mucho conocer la verdad. Ahora bien, para que un sistema sea tal, podemos decir que tiene que ser completo y, que de alguna manera tiene que ser continuo. Es decir, que unas piezas estén conectadas a las otras de tal modo que no existan hiatos, simas. La razón humana va intentando enlazar una pieza con otra de modo que estén armónicamente conectadas, evitando los saltos."

Por eso estoy seguro que debe haber otra explicación donde no haya saltos, y no solo para los protestantes sino para los católicos ya que el mismo San Pedro dijo: dad razones de vuestra fe.

Gracias de todos modos por su explicación
Aristides
 
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Re: Ahí tienes a tu madre

Notapor eduarod » Mié Jul 22, 2015 1:45 am

Estimado en Cristo Aristides:

Como te dije, la Iglesia no usa ese texto para indicar la Maternidad Universal de Nuestra Señora nada más porque si.
De entrada me parece que SI comprendes que la Iglesia NO necesita construir ningún "argumento-buenísimo-basado-100%-en-la-lectura-literal-de-la-Biblia-que-cualquiera-pueda-comprender-y-con-el-que-cualquiera-pueda-estar-de-acuerdo" para afirmar las Verdades que Ella misma reconoce como pertenecientes a la Verdad Revelada que le ha sido confiada por Dios.
Pero, precisamente por eso, creo que es claro que la Iglesia NO necesitaría hablar de que este pasaje de San Juan puede aplicarse a toda la humanidad si no hubiese una razón importante para ello, como si se tratase meramente de "justificar" una posición arbitraria a como diera lugar forzando los textos de la Escritura.

En este sentido, me parece que lo que no acabas de entender es la naturaleza específica del Sacrificio de Cristo en la Cruz en cuanto a que el Señor NO murió "por todos", o por "toda la humanidad" en ABSTRACTO, sino murió ESPECÍFICAMENTE por CADA UNO de nosotros; de modo que Su Entrega y TODO lo que Hizo y Dijo CADA UNO lo debe entender como PARTICULARMENTE hecho por y para uno, es decir, entendiendo que si uno hubiese sido el ÚNICO pecador de TODO el mundo, Cristo IGUALMENTE se habría Entregado y habría Hecho TODO lo que hizo SOLAMENTE para Salvarlo a uno.
E igualmente me parece que no acabas de comprender algo estrechamente relacionado con ello, que es la natrualeza de nuestra participación cotidiana en la Santa Misa, por la cual Dios nos hace partícipes de manera Sacramental en el ÚNICO Sacrificio de Cristo en la Cruz. Es decir, que por estar en CUALQUIER Misa espiritualmente nos unimos a Cristo en la Cruz y estamos ahí, junto a San Juan y junto a Nuestra Señora, unidos a la Cruz del Señor.
Por eso es que puede decirse que de una manera real y no tan solo forzadamente simbólica, San Juan al pie de la Cruz nos representa físicamente a TODOS los cristianos que hemos participado de la Sagrada Eucaristía, los que no estábamos ahí en cuerpo, pero SI en espíritu por el Poder de Dios que se Manifiesta de esta manera tan grandiosa en la Santa Misa. Precisamente por eso la estructura de la Misa incluye el Ofertorio, porque en ese momento preparamos toda nuestra ofrenda, no solo el pan y el vino, sino las ofrendas de nuestra propia vida, para ser unidas al ÚNICO Sacrificio Redentor de Cristo en la Cruz.
Y por supuesto que no puede esperarse que un protestante, que no entiende nada respecto a la Eucaristía, entienda nada de esto. No que no lo pueda llegar a entender porque el argumento sea obscuro o fantasioso, sino que en el momento en que lo entienda de verdad, en ese mismo momento deja de ser protestante y se hace católico. Pero que a los protestantes no les convenza o no lo entiendan NO resta en lo más mínimo veracidad a que esto es lo que realmente ocurre.

Cito a continuación una catequesis de San Juan Pablo II en donde responde a tu objeción específica:
«Mujer, he ahí a tu hijo»

1. Después de recordar la presencia de María y de las demás mujeres al pie de la cruz del Señor, san Juan refiere: «Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, he ahí a tu hijo". Luego dice al discípulo: "He ahí a tu madre"» (Jn 19, 26-27).

Estas palabras, particularmente conmovedoras, constituyen una «escena de revelación»: revelan los profundos sentimientos de Cristo en su agonía y entrañan una gran riqueza de significados para la fe y la espiritualidad cristiana. En efecto, el Mesías crucificado, al final de su vida terrena, dirigiéndose a su madre y al discípulo a quien amaba, establece relaciones nuevas de amor entre María y los cristianos.

Esas palabras, interpretadas a veces únicamente como manifestación de la piedad filial de Jesús hacia su madre, encomendada para el futuro al discípulo predilecto, van mucho más allá de la necesidad contingente de resolver un problema familiar. En efecto, la consideración atenta del texto, confirmada por la interpretación de muchos Padres y por el común sentir eclesial, con esa doble entrega de Jesús, nos sitúa ante uno de los hechos más importantes para comprender el papel de la Virgen en la economía de la salvación.

Las palabras de Jesús agonizante, en realidad, revelan que su principal intención no es confiar su madre a Juan, sino entregar el discípulo a María, asignándole una nueva misión materna. Además, el apelativo «mujer», que Jesús usa también en las bodas de Caná para llevar a María a una nueva dimensión de su misión de Madre, muestra que las palabras del Salvador no son fruto de un simple sentimiento de afecto filial, sino que quieren situarse en un plano más elevado.

2. La muerte de Jesús, a pesar de causar el máximo sufrimiento en María, no cambia de por sí sus condiciones habituales de vida. En efecto, al salir de Nazaret para comenzar su vida pública, Jesús ya había dejado sola a su madre. Además, la presencia al pie de la cruz de su pariente María de Cleofás permite suponer que la Virgen mantenía buenas relaciones con su familia y sus parientes, entre los cuales podía haber encontrado acogida después de la muerte de su Hijo.

Las palabras de Jesús, por el contrario, asumen su significado más auténtico en el marco de la misión salvífica. Pronunciadas en el momento del sacrificio redentor, esa circunstancia les confiere su valor más alto. En efecto, el evangelista, después de las expresiones de Jesús a su madre, añade un inciso significativo: «sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido» (Jn 19, 28), como si quisiera subrayar que había culminado su sacrificio al encomendar su madre a Juan y, en él, a todos los hombres, de los que ella se convierte en Madre en la obra de la salvación.
JUAN PABLO II
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 23 de abril de 1997


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