Jesus abandonado por El Padre

La Iglesia desde siempre ha enseñado la fe a base de preguntas y respuestas. En este foro se pueden hacer preguntas bien concretas y darse respuestas claras y precisas. De manera que todos tengan al alcance, de modo sintético y concreto, los contenidos más básicos de la fe

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Jesus abandonado por El Padre

Notapor apiter » Sab Ene 30, 2016 11:49 am

Cuando Rezo el Rosario medito sobre la cruxificion de Jesús, y dentro de los sufrimientos que soporto estuvieron los psicológicos, ya que era burlado y tratado como delincuente siendo inocente, y los físicos donde fue azotado, golpeado y crucificado, pero (sin minimizar los anteriores) creo que el peor de todos debe haber sido el sentirse abandonado por El Padre (Mateo 27:46), en esto tengo dos preguntas que me gustaría me ayudaran a entender a la luz de la Santa Iglesia:
En que consiste ese abandono de Dios que tuvo que sufrir Jesús por nuestros pecados? (ya que El siendo inocente, perfecto y sin pecado no lo merecia pero tuvo que padecer todo por nosotros, inclusive ese abandono)
Y que diferencia hay entre el abandono que debio sufrir Jesús por nosotros con el que sentimos nosotros cuando experimentamos que no hay respuesta de Dios o nos sentimos solos? (supongo que serán diferentes ya que nosotros no creo que seria posible soportar lo mismo que Jesús).

Gracias y que Dios y la Santisima Virgen los Bendigan.
apiter
 
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Re: Jesus abandonado por El Padre

Notapor tito » Sab Ene 30, 2016 7:52 pm

El grito de abandono de Jesús
Mateo y Marcos concuerdan en decir que, a la hora nona, Jesús exclamó con voz potente:
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46; Mc 15,34). Transmiten el grito
de Jesús en una mezcla de hebreo y arameo y lo traducen después al griego. Esta plegaria de
Jesús ha llevado una y otra vez a los cristianos a preguntarse y a reflexionar: ¿Cómo pudo el
Hijo de Dios ser abandonado por Dios? ¿Qué significa este grito? Rudolf Bultmann, por
ejemplo, observa a este res-pecto: La ejecución de Jesús tuvo lugar «a causa de una
interpretación errónea sobre su modo de obrar, entendido como el de un agitador político.
Habría sido entonces —hablando desde el punto de visto histórico— un destino carente de
sentido.Si o cómo Jesús haya visto en esto un sentido, no lo podemos saber. No debemos
descartar la posi-bilidad que se haya derrumbado» (Das Venhältnis, p. 12). ¿Qué debemos
decir frente a todo eso?
Ante todo hay que considerar el hecho de que, según el relato de ambos evangelistas, los que
pa-saban por allí no comprendieron la exclamación de Jesús, pero la interpretaron como un
grito dirigido a Elías. En estudios eruditos se ha tratado de reconstruir precisamente la
exclamación de Jesús de modo que, por un lado, pudiera ser malentendida como un grito hacia
Elías y, por otro, fuera la exclamación de abandono del Salmo 22 (cf. Rudolf Pesch,
Markusevangelium, II, p. 495). Como quiera que sea, sólo la comunidad creyente ha
comprendido la exclamación de Jesús —que los que estaban por allí no entendieron o
malentendieron— como el inicio del Salmo 22 y, sobre esta base, la ha podido comprender
como un grito verdaderamente mesiánico.
No es un grito cualquiera de abandono. Jesús recita el gran Salmo del Israel afligido y asume de
este modo en sí todo el tormento, no sólo de Israel, sino de todos los hombres que sufren en
este mundo por el ocultamiento de Dios. Lleva ante el corazón de Dios mismo el grito de
angustia del mundo atormentado por la ausencia de Dios. Se identifica con el Israel dolorido,
con la humanidad que sufre a causa de la «oscuridad de Dios», asume en sí su clamor, su
tormento, todo su desamparo y, con ello, al mismo tiempo los transforma.
Como hemos visto, el Salmo 22 impregna la narración de la Pasión y va más allá. La humillación
pública, el escarnio y los golpes en la cabeza de los que se mofan, los dolores, la sed terrible, el
traspasarle las manos y los pies, el echar a suertes sus vestidos: la Pasión entera está como
narrada anticipadamente en este Salmo. Pero, mientras Jesús pronuncia las primeras palabras
del Salmo, se cumple ya en último análisis la totalidad de esta magnífica oración, incluida
también la certeza de que será escuchada, y que se manifestará en la resurrección, en la
formación de la «gran asamblea» y en el saciar el hambre de los pobres (cf. vv. 25ss). El grito
en el extremo tormento es al mismo tiempo certeza de la respuesta divina, certeza de la
salvación, no solamente para Jesús mismo, sino para «muchos».
En la teología más reciente se han hecho muchos intentos perspicaces para escudriñar,
basándose en este grito de angustia de Jesús, en los abismos de su alma y comprender el
misterio de su persona en el extremo tormento. Todos estos esfuerzos, a fin de cuentas, se
caracterizan por un planteamiento demasiado limitado e individualista.
Pienso que los Padres de la Iglesia, con su modo de comprender la oración de Jesús, se han
acercado mucho más a la realidad. Ya para los orantes del Antiguo Testamento las palabras de
los Salmos no corresponden a un sujeto individual cerrado en sí mismo. Ciertamente, son
palabras muy personales, que han ido surgiendo en el forcejeo con Dios, pero palabras a las
que, sin embargo, están asociados a la vez en la oración todos los justos que sufren, todo
Israel, más aún, la humanidad entera en lucha; por eso estos Salmos abrazan siempre el
pasado, el presente y el futuro. Están en el presente del dolor y, sin embargo, llevan ya en sí el
don de ser escuchados, de la transformación.
Esta figura básica, que en la investigación más reciente se describe como «personalidad
corporativa», los Padres la han acogido y profundizado a partir de su fe en Cristo: en los
Salmos —nos dice Agustín— Cristo ora a la vez como Cabeza y como Cuerpo (cf. p. ej. En. in
Ps., 60,1s; 61,4; 85,1.5). Ruega como «Cabeza», como Aquel que nos une a todos en un sujeto
común y nos acoge a todos en sí. Y ora como «Cuerpo», en el sentido de que tiene presente la
lucha de todos nosotros, nuestras propias voces, nuestra tribulación y nuestra esperanza.
Nosotros mismos somos orantes de este Salmo, pero ahora de manera nueva en la comunión
con Cristo. Y, a partir de Él, pasado, presente y futuro van siempre unidos.
Una y otra vez nos encontramos en el hoy saturado de sufrimiento. Pero, siempre también, la
resurrección y la saciedad de los pobres ocurren ya «hoy». En una perspectiva como ésta, nada
se quita al horror de la Pasión de Jesús. Por el contrario, aumenta, porque no es solamente
individual, sino que lleva realmente en sí la tribulación de todos nosotros. Al mismo tiempo,
sin embargo, el sufrimiento de Jesús es una pasión mesiánica, un sufrir en comunión con
nosotros, por nosotros; un ser-con que proviene del amor, y lleva consigo así la redención, la
victoria del amor.

JESÚS DE NAZARET II
JOSEPH RATZINGER
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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Re: Jesus abandonado por El Padre

Notapor IvanEstoico » Sab Ene 30, 2016 8:23 pm

Querido hermano en Cristo.

También te comparto lo siguiente:
Después de las palabras en Getsemaní vienen las pronunciadas en el Gólgota, que atestiguan esta profundidad —única en la historia del mundo— del mal del sufrimiento que se padece. Cuando Cristo dice: « Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? », sus palabras no son sólo expresión de aquel abandono que varias veces se hacía sentir en el Antiguo Testamento, especialmente en los Salmos y concretamente en el Salmo 22 [21], del que proceden las palabras citadas.(47) Puede decirse que estas palabras sobre el abandono nacen en el terreno de la inseparable unión del Hijo con el Padre, y nacen porque el Padre « cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros » (48) y sobre la idea de lo que dirá San Pablo: « A quien no conoció el pecado, le hizo pecado por nosotros ».(49) Junto con este horrible peso, midiendo « todo » el mal de dar las espaldas a Dios, contenido en el pecado, Cristo, mediante la profundidad divina de la unión filial con el Padre, percibe de manera humanamente inexplicable este sufrimiento que es la separación, el rechazo del Padre, la ruptura con Dios. Pero precisamente mediante tal sufrimiento Él realiza la Redención, y expirando puede decir: « Todo está acabado ».(50)

Puede decirse también que se ha cumplido la Escritura, que han sido definitivamente hechas realidad las palabras del citado Poema del Siervo doliente: « Quiso Yavé quebrantarlo con padecimientos ».(51) El sufrimiento humano ha alcanzado su culmen en la pasión de Cristo. Y a la vez ésta ha entrado en una dimensión completamente nueva y en un orden nuevo: ha sido unida al amor, a aquel amor del que Cristo hablaba a Nicodemo, a aquel amor que crea el bien, sacándolo incluso del mal, sacándolo por medio del sufrimiento, así como el bien supremo de la redención del mundo ha sido sacado de la cruz de Cristo, y de ella toma constantemente su arranque. La cruz de Cristo se ha convertido en una fuente de la que brotan ríos de agua viva.(52) En ella debemos plantearnos también el interrogante sobre el sentido del sufrimiento, y leer hasta el final la respuesta a tal interrogante.
CARTA APOSTÓLICA, SALVIFICI DOLORIS, DEL SUMO PONTÍFICE SAN JUAN PABLO II

Que Dios te bendiga por intercesión de su Magnificencia.
El mismo Verbo Dios era,
que el principio se decía;
Él moraba en el principio,
y principio no tenía...
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Re: Jesus abandonado por El Padre

Notapor eduarod » Dom Ene 31, 2016 3:46 am

Estimado en Cristo apiter:
tito escribió:El grito de abandono de Jesús
...
Una y otra vez nos encontramos en el hoy saturado de sufrimiento. Pero, siempre también, la
resurrección y la saciedad de los pobres ocurren ya «hoy». En una perspectiva como ésta, nada
se quita al horror de la Pasión de Jesús. Por el contrario, aumenta, porque no es solamente
individual, sino que lleva realmente en sí la tribulación de todos nosotros. Al mismo tiempo,
sin embargo, el sufrimiento de Jesús es una pasión mesiánica, un sufrir en comunión con
nosotros, por nosotros; un ser-con que proviene del amor, y lleva consigo así la redención, la
victoria del amor.

JESÚS DE NAZARET II
JOSEPH RATZINGER

IvanEstoico escribió:...
Puede decirse que estas palabras sobre el abandono nacen en el terreno de la inseparable unión del Hijo con el Padre, y nacen porque el Padre « cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros » (48) y sobre la idea de lo que dirá San Pablo: « A quien no conoció el pecado, le hizo pecado por nosotros ».(49) Junto con este horrible peso, midiendo « todo » el mal de dar las espaldas a Dios, contenido en el pecado, Cristo, mediante la profundidad divina de la unión filial con el Padre, percibe de manera humanamente inexplicable este sufrimiento que es la separación, el rechazo del Padre, la ruptura con Dios. Pero precisamente mediante tal sufrimiento Él realiza la Redención, y expirando puede decir: « Todo está acabado ».(50)
... El sufrimiento humano ha alcanzado su culmen en la pasión de Cristo. Y a la vez ésta ha entrado en una dimensión completamente nueva y en un orden nuevo: ha sido unida al amor, a aquel amor del que Cristo hablaba a Nicodemo, a aquel amor que crea el bien, sacándolo incluso del mal, sacándolo por medio del sufrimiento, así como el bien supremo de la redención del mundo ha sido sacado de la cruz de Cristo, y de ella toma constantemente su arranque....

CARTA APOSTÓLICA, SALVIFICI DOLORIS, DEL SUMO PONTÍFICE SAN JUAN PABLO II




Así pues y resumiendo: si ES DIFERENTE lo que Jesús Experimentó respecto al abandono que nosotros podemos llegar a experimentar en este mundo, porque nosotros siempre tendremos la Luz del Amor que Vino a Rescatarnos, es decir, el Amor de Jesús. Y eso, en sí mismo, establece una diferencia absoluta respecto a lo que Jesús Padeció por nosotros y en lugar de nosotros.
Y no, nosotros NO podríamos soportar tal nivel de sentimiento de abandono, por eso los sufrimientos del Infierno son insoportables.

Que Dios te bendiga.
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Re: Jesus abandonado por El Padre

Notapor apiter » Dom Ene 31, 2016 11:16 am

Gracias tito, IvanEstoico y eduarod por tomarse el tiempo en responderme, realmente me han aclarado totalmente lo que preguntaba, y las respuestas fuero de una gran riqueza que me hizo leerlas varias veces.

Que Dios y la Santisima Virgen los Bendigan, hermanos como ustedes hacen que renazca el fervor y se revitalice la Fe.
apiter
 
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