por eduarod » Dom Jul 31, 2016 9:40 pm
Estimado en Cristo Jose99:
En tu pregunta has omitido la más obvia de las aparentes prohibiciones en las que se incurriría si se interpreta de manera aislada y literal esas frases de Jesús: la de la posibilidad (o no) de que cada quien pueda llamar "padre" a su propio padre biológico. Considerar este caso nos hace completamente evidente que la recta interpretación del pasaje NO ES la que una lectura limitada, aislada y excesivamente literal de esas frases nos podría hacer pensar.
Y es así porque, de hacerse esa interpretación limitada, aislada y excesivamente literal, incontestablemente tendríamos que concluir que, al prohibir llamar padre a nadie, es decir, al atender a la orden "a Nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial", definitivamente NO podríamos llamar "padre" a nuestro padre biológico. Pero, de actuar así, lo único que lograríamos es despojar a la palabra de todo significado específico, perdiendo TODO el simbolismo e importancia que tal simbolismo tiene respecto a Quién es Dios para nosotros. Porque, si reservaramos la palabra "Padre" para denominar exclusivamente al Padre celestial, entonces esa palabra pronto dejaría de asociarse a las relaciones paternales y filiales, y pasaría más bien a convertirse en un sinónimo de Dios, tal como cuando decimos "el Omnipotente", "el Creador", etc. Si, ciertamente podría seguir denominando un aspecto específico de nuestro conocimiento de Dios, así como cuando decimos que el no es lo mismo llamar a Dios "el Justo Juez" que "el Omnipotente", pues aunque ambas palabras designan a Dios, una nos da idea de Su Infinita y Perfecta Justicia, y otra de Su Poder Absoluto. Así, la palabra "Padre" podría designar que Él es nuestro Origen y Quién nos cuida. Pero se volvería necesariamente un tanto abstracto y, por consecuencia, impersonal, al no tener una comparación o relación directa con nuestra vida cotidiana.
Por el contrario, al designar "padre" a nuestro padre biológico, y al usar la misma palabra, pero en absoluto, al llamar a Dios "Padre", lo que hacemos según Cristo Mismo nos Enseñó es referir la relación que Dios Ha Querido tener con nosotros a la relación paterno-filial que tenemos con nuestros papás. Sabemos, ciertamente, que existen malos padres que hacen un pobre servicio a este simbolismo y su importancia. Pero igualmente sabemos que la mayor parte de los padres SI cuidan de sus hijos, y se interesan por ellos y por darles lo que necesitan de manera continua. Si en Dios encontramos la forma perfecta de esa relación, entonces lo que entendemos es lo mismo que dice la Escritura: que aunque una madre se llegase a olvidar del fruto de sus entrañas, Dios JAMÁS se olvidará ni dejará de ser un Buen Padre para nosotros.
Pero toda esa iluminadora certeza la perderíamos por completo en favor de una simple abstracción similar a la lejanía que mucha gente siente cuando se habla de "el Creador". Se convertiría en un Proveedor Absoluto, de Quien vienen TODAS las cosas, pero que no necesariamente y muy improbablemente se fijaría jamás en una pobre y miserable creatura como lo soy yo.
Por el contrario, sabemos que nuestro padre biológico, si es un buen padre, no nos pierde entre la multitud de seres humanos que hay en el mundo, ni siquiera entre los diversos hijos que pudieran ser nuestros hermanos, sino siempre tenemos un lugar especial y siempre está pensando y velando por nosotros. Esa es una de las mayores y más importantes novedades que distingue al Evangelio de cualquier otra tradición religiosa creada por nosotros mismos: la cercanía y el cuidado que Dios tiene para cada uno de nosotros EN LO PARTICULAR. Y esa conciencia tan solo la entendemos precisamente por la cercanía que la analogía con nuestro padre biológico nos transmite. Analogía y conciencia que, insisto, se perderían del todo si se interpreta de manera errada las frases que señalas.
Por el contrario, si se atiende al contexto se ve muy rápidamente el tipo de "padres" o "maestros" que Jesús rechaza y quiere condenar, que son los aires de grandeza y superioridad con los que los escribas y fariseos pretendían distinguirse por sobre todos los demás. El problema de ser "maestro" NO ES el poder ser un maestro que enseña alguna habilidad, sino tratar de constituirse en el guía supremo y único de otra persona. El problema de ser "padre" NO ES tampoco el poder ser el papá de alguien y ser reconocido como tal, sino el querer constituirse como la autoridad o como la única fuente gracias a la cual alguien más adquirido todo, de tal manera que pretenda uno decir "todo lo que él es, en realidad me lo debe a mi".
ESA actitud de prepotencia, superioridad y altanería es la que Jesús rechaza, porque a ningún hombre le debemos todo lo que somos, tenemos, sabemos y/o podemos; sino TODOS los padres, doctores y maestros que hemos tenido no han sido sino reflejo de la Paternidad, Sabiduría y Enseñanza que Dios Mismo ha querido darnos.
Entonces, en resumen, lo equivocado es que el hombre se atribuya como mérito propio lo que en realidad recibió de Dios para darlo a otro, y que de esa falsa pretensión quiera derivar una cierta superioridad personal sobre sus hermanos.
No, el hombre debe reconocer con humildad que lo que transmite a sus hermanos lo recibió él mismo primero de Dios, de tal manera que no actúa sino como instrumento de Dios. Pero, precisamente, en cuanto participa de la Paternidad de Dios y así lo reconoce, es posible llamarle "padre", en cuanto participa de la Enseñanza de Dios, es posible llamarle "maestro", etc. Y así, lejos de oponerse a que las personas entiendan que Dios es su ÚNICO y Verdadero Padre, Maestro, Doctor, etc. y que SOLO A ÉL debemos TODOS absolutamente TODO lo que somos, tenemos, sabemos y podemos; por analogía, como lo hemos visto, al ver la Enseñanza que Dios nos Da en nuestros maestros, al ver el Cuidado y Providencia que Dios nos da en nuestros padres, etc., quedará mejor resaltado ese Cuidado que Dios Tiene de CADA UNO de nosotros.
Si te fijas, la práctica milenaria de la Iglesia refleja justamente esta visión: la Iglesia llama "Doctores" a aquellos que se han destacado por estudiar, entender rectamente, transmitir y explicar la Doctrina de Cristo, pero no de una manera teórica, altanera, con vanagloria y sintiéndose superiores, sino poniendo en práctica en sus vidas y enseñando la Doctrina de Cristo no solo con sus palabras, sino con sus ejemplos y obras, incluyendo una actitud de profunda humildad y solidaridad con los demás, por eso todos los Doctores de la Iglesia son santos. Y el punto es ese: que todos ellos NO enseñaron su propia sabiduría ni buscaban su propia gloria, sino enseñaron lo que Dios nos Quiso Enseñar a todos y se sabían humildes instrumentos de Él, buscando la Gloria del Señor.
Algo semejante puede decirse respecto a los que la propia Iglesia llama "Padres de la Iglesia", y también respecto a los sacerdotes ministeriales, a quienes en la comunidad católica es común llamar "padres" no porque sean ellos mismos dignos de ese nombre y en ello como superiores a nosotros, ni porque nos comuniquen una gracia que sea de ellos; sino porque son los instrumentos por los que el Padre Ha Querido Comunicarnos la Gracia de Sus Sacramentos. Entonces ellos participan de la Paternidad de Dios en ese sentido y por eso se les llama "padres".
Concretando, el problema está en pretender constituirse en maestros, doctores, padres, etc. como queriendo establecer una preeminencia y superioridad con la que indebidamente se pretenda someter a nuestros hermanos, en vez de actuar como instrumentos al servicio de la Paternidad, Sabiduría, Providencia y Gracia de Dios.
Que Dios te bendiga.