HECTOR ARANA escribió:...
Vengo con esta pregunta para que alguien pudiera aclarármela.
Vemos que nuestro hermano no buscaba cuestionar, sino aclarar.
La Palabra de Dios dice así:
"..."Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino." Jesús le respondió: "En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraiso." Sn Lucas 24.42,43 Biblia Latinoamericana
Entonces... Ya alguna vez leí a un Obispo opinar en relación a este pasaje. Y lo que contó fue lo siguiente: si le hubieran preguntado a él, el obispo le respondería al ladrón que antes de entrar al cielo, lo mandaría algún tiempo por lo menos al Purgatorio para purificar sus pecados, pero que en el caso de Jesús, no lo hizo y afirmo que "hoy" estaría con Él en el Paraiso y olvidando por completo sus pecados.
En esto el buen Obispo más probablemente expresaba las limitaciones e insuficiencias de su propio juicio, lo que en realidad es la clave del asunto, que una duda o cuestionamiento sobre lo que Cristo hizo.
Es por eso mi duda, porque si contestamos que no pasó ni un momento en el purgatorio, entonces el hermano protestante podrá decir que no existe nada de eso de purificar el alma en algún otro lugar (purgatorio); pero si decimos que sí estuvo, entonces, cómo se puede entender la afirmación contundente de "HOY".
Bien, respecto a la pregunta en si, me parece que cabrían dos opciones:
1. Decir que pasó realmente un tiempo en el Purgatorio, pero que dicho tiempo alcanzaría cuando mucho unas horas, de tal suerte que no entrara en conflicto, ni con que expiara sus culpas en el Purgatiorio, ni con el "HOY" expresado por Jesús. Quizá alguno se atrevería a complementar esta afirmación diciendo que entonces lo que esto requeriría es que "le subieran la flama" al Purgatorio, es decir, que se hubiese tratado de un Purgatorio particularmente duro e intenso, de tal suerte que el sufrimiento "de unas horas" fuera equivalente al de "muchos años" de otras personas. Todo esto a alguno le puede parecere una "solución ingeniosa" que "da en el clavo" del asunto; y en realidad expongo esto porque no es raro que los mismos católicos recurran a estas "soluciones ingeniosas" para poder salvaguardar sus propios errores de juicio en vez de aceptar la evidencia de que algo tienen que corregir en su pensamiento. Pero, si lo consideramos con seriedad, esta "solución" no deja de parecernos lo que es en realidad: una interpretación forzada destinada más a ayudarnos a mantener nuestros juicios y errores humanos que a profundizar en los Misterios de Dios.
2. Entender que, en verdad, algo en lo sucedido lo hace DIFERENTE de lo que ocurre en la vida de la mayor parte de nosotros. De tal suerte que el "HOY " de Jesús se puede realmente interpretar como una expresión de una participación INMEDIATA de la Gloria de Cristo en el Cielo para el Buen Ladrón; y sin que esto contradiga ni haga innecesaria la Doctrina Católica sobre el Purgatorio, de modo que nuestro amigo protestante no tuviese razón en querer usar este pasaje para ilustrar porqué, genéricamente, no sería necesario expiar pecados en el Purgatorio.
La clave de todo, en realidad, está en superar los conceptos humanos de justicia. Conceptos que, por lo general, nos resulta dificilísimo, por no decir imposible, purificar de un alto contenido de venganza. No somos distintos del hermano mayor del hijo pródigo, nuestro corazón no deja de clamar su concepto de "justicia", no deja de replicar:
"Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!".
San Lucas 15, 29-30
Como diciendo "de haber sabido yo también me doy a la buena vida en vez de esforzarme tanto por servirte". Evidenciando con ello que nuestro servicio en realidad no era de corazón, sino por la simple razón de que esperábamos una recompensa. Por eso, cuando vemos que otro tiene la misma recomensa que nosotros, pero sin nuestras fatigas, entonces nos enojamos y decimos "¿donde está mi premio?":
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada".
San Mateo 20, 10-12
Y asi, mientras afirmamos la "justicia" que nos imaginábamos, según la cual, si yo me "sacrifiqué" dejando de hacer lo que en realidad quería entonces "debo recibir" algo a cambio; o, en su defecto, si el otro no se "sacrificó" igual que yo, entonces "debe recibir" un castigo que yo no; en ello mismo olvidamos el Amor y que la VERDADERA Justicia es la que deriva de ese Amor y NO de nuestros deseos de venganza o de nuestras desilusiones respecto a no haber "aprovechado" la "oportunidad" de "llevárnosla tranquila".
Y es que, si lo pensamos tan solo un segundo, nos daremos cuenta de que Cristo NO se Sacrificó para obtener NINGÚN beneficio o recompensa personal. Él NO se Entregó para obtener el Cielo ¡YA lo tenía! No, Él se Sacrificó
estrictamente POR AMOR. Y justo así es como se espera y es realmente fructífero que se sacrifique todo aquel que pretenda seguirle. Por eso es que San Pablo nos enseña:
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
I Corintios 13, 3
Porque un "sacrificio" hecho por mero afán de heroismo, o por la búsqueda de una recompensa, en realidad NO SIRVE. Sino tan solo sirve el VERDADERO sacrificio que SURGE del Amor. Y ESE tipo de sacrificio NO se cuestiona porqué "no se le dió la recompensa que merecía", pues en el FRUTO de sus fatigas y trabajos,
en el BIEN CAUSADO A LOS DEMÁS encuentra su propia recompensa.
Y asi, bajo esta AUTÉNTICO sentido de Justicia basado en el Amor, resulta muy claro porqué ocurre que aquel que tuvo una vida más o menos virtuosa, pero que NO se ha perfeccionado en el Amor, sino que tal virtud se vivió tal vez en la búsqueda de la recompensa; tenga entonces auténticamente que purificarse aún para APRENDER a AMAR apropiadamente. Mientras que, por otra parte, aquel que, teniendo una vida disoluta o pecaminosa, pero que, hastiado de ella, buscó por otra parte y ENCONTRÓ el Amor y se AFERRÓ A ÉL, pueda realmente ocurrir que haya decidido de un solo golpe RENUNCIAR a TODO lo demás con tal de poder VIVIR incesantemente en ese GRAN AMOR que ha encontrado; y porqué entonces a este YA NO le es necesario purificar NADA, pues purificado
YA ESTÁ.
Y es obvio que esto NO moverá al alma que entiende de estas cosas del Amor a entonces querer "aporvecharse" para vivir disolutamente y disfrutar de los placeres del mundo hasta el último segundo, donde pretendidamente "cambiaría todo" por la vida en el Amor. Pues, justamente, SABE que la ÚNICA fuente de VERDADERA felicidad es precisamente ese Amor, y entonces
QUIERE desde hoy VIVIR EN ÉL, en vez perder el tiempo con otras cosas que SABE que no otorgan sino felicidad aparente, pero NUNCA la AUTÉNTICA felicidad que dicha persona YA DISFRUTA, pese a las posibles incomodidas corporales, al Vivir en dicho Amor. Sería de locos entregar lo más por lo menos.
Entonces, es claro que lo que ocurrió con el Buen Ladrón es que, al final de su vida, ENCONTRÓ algo MUY DISTINTO de lo que siempre le había motivado, y que reconoció INMEDIATAMENTE el VALOR que eso que encontró; de modo que SE ENTREGÓ INCONDICIONALMENTE, cambiando TODO, incluso su propia vida, que a partir de entonces ya no le era tomada tampoco por los romanos, ni era tomada en justicia a cambio de sus malvadas acciones, o siquiera como legítima defensa de la sociedad en contra de él. Sino que su vida era ahora ENTREGADA al Padre en UNIÓN con Cristo, por la Salvación del mundo. Y asi, con este súbito cambiarlo TODO, incluso la propia vida, para obtener el Amor que encontró; el Buen Ladrón realizó, por la Gracia que le fue dada, la PLENA PURIFICACIÓN que le permitió ser admitido DE INMEDIATO en el Reino de los Cielos.
Y esto en realidad NO ES exlcusivo del caso del Buen Ladrón, la Iglesia tradicionalmente ha reconocido que la entrega de la propia vida por Cristo es signo inequívoco de una entrega ABSOLUTA al Amor, razón por la cual basta demostrar el martirio (o sea, que la persona murió a causa de su Amor por Cristo) para canonizar al martir que lo padeció. Porque si la persona ENTREGÓ TODO, incluso la propia vida por Cristo, está claro que se trata de un AMOR COMPLETO, en el cual la persona NO GUARDÓ
NADA PARA SÍ, sino
lo entregó TODO plenamente confiada en el Amor de Cristo.
Resumiendo entonces, el Buen Ladrón NO REQUERÍA purificación en el Purgatorio, porque YA se había purificado de todo aquello que le impedía amar al entregar TODO, incluso su propia vida, al Amor que encontró. En cambio, muchos de nosotros requeriremos de la purificación del Purgatorio precisamente porque no acabamos de entender que lo importante es Amar, y seguimos aferrados a nuestros conceptos y a nuestras formas egoistas de buscar beneficios y recompensas, aunque todo ello lo ocultemos debajo de una cortina de aparente sacrificio y virtud. Y no entender lo que pasó al Buen Ladrón y creer que requería purificación es la PRIMERA PRUEBA de que los que necesitamos purificación somos NOSOTROS.
Saludos y bendiciones en la alegría de la Resurrección del Señor.