Elección de los Cuatro Evangelios

Espacio para profundizar en las Sagradas Escrituras de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia católica logrando así animar a muchos católicos a leer más frecuentemente la Biblia aclarando dudas de interpretación y conseguir un conocimiento más fructífero de la misma

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Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor Ramon de Bcn » Jue Abr 21, 2011 2:33 am

Frecuentemente, debatiendo con ateos, me encuentro con el argumento de que "la Biblia entera es un fraude, porque los 4 evangelios fueron elegidos entre muchos otros en un concilio, a base de dejarlos todos sobre una mesa, y volver al dia siguiente. A la mañana siguiente, lso libros de Mateo, Lucas, Marcos y Juan estaban en el suelo"

Lo pongo de forma desordenada y poco coherente porque así es como lo explican: a veces se refieren a todas la Biblia, y a veces a los evangelios.

Sé perfectamente que la Biblia se recopiló ya en los inicios del cristianismo y que fue ratificada una y otra vez en diferentes concilios, pero me gustaría saber de donde sacan esta gente la historieta de la mesa y los libros. ¿alguien sabe si en alguna ocasión se hizo una prueba similar?
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor baruk » Jue Abr 28, 2011 5:33 am

Supongo que es una broma que te gastan, porque el ponerlos todos en una mesa y rifarlos es una tomadura de pelo.

La formación de la Biblia fué debida a que la Iglesia quiso que San Jerónimo (lee la vida de este santo) hiciera la Biblia (vulgata). Este canon fué aceptado por la Iglesia y en el Concilio de Trento quedó ya la Biblia como la conocemos actualmente los católicos.

¿Cómo sabe la Iglesia que unos son verdaderos y otros son apócrifos? Creo que se basa en si son consecuentes con la Salvación del Hombre y sobre la labor redentora de Cristo.

Por ejemplo.:

"Los Manuscritos de Nag Hammadi: Fueron hallados en 1945 en Nag Hammadi, Egipto y para muchos son considerados más importantes que los códices hallados en el Mar Muerto. Se compone de 13 códices, unos 50 tratados entre ellos el Evangelio de Tomas, según muchos considerado como el Quinto Evangelio y que contiene más de 100 frases o dichos asignados a la figura de Jesús. Aunque los más escépticos no atribuyen más de una docena de frases a Jesús, lo maravilloso es que a partir de él, se confirman otras palabras reales de Jesús que aparecen de forma más pura en los evangelios canónigos".

O el caso de por qué unas apariciones de María son aceptadas por la iglesia y otras no.

Creo que las repuesta es que no añaden nada nuevo o no son fieles al mensaje de Cristo o atacan dicho mensaje de redención del ser humano mediante la intercesión de Cristo al Padre. Porque el único camino de salvación es por mediación de Cristo.

Un saludo Ramón.
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor luis manuel » Vie Abr 29, 2011 5:20 am

Lo de los cuatro Evangelios sobre la mesa, si no es una broma, bien puede ser una pia historia, pero sin relevancia histórica. El canon bíblico se fue conformando, como otras materias graves, a raíz de la necesidad ante las herejías y desviaciones. La Iglesia hizo cuentas de cuáles habían sido desde el principio aquellos libros neotestamentarios que habían sido recibidos desde el inicio como fuente común de todas las comunidades e iglesias, y cuáles eran sólo de uso piadoso.

Luego están las barrabasadas de "Evangelios" gnósticos, escritos en torno a los siglos III y IV, que fue cuando más o menos los primeros Concilios locales establecieron los primeros cánones. Ya en el siglo II tenemos los primeros vestigios de cánones bíblicos, siendo el más antiguo el realizado por la Iglesia de Roma, el canon de Muratori (dicen que por el Papa Pío I).

Hay que decir que todos los cánones bíblicos anteriores a las primeras definiciones conciliares y definitivas (Concilio de Hipo y Cartago, en el siglo IV) incluyen los cuatro evangelios y nada más que éstos, siendo las únicas diferencias y disputas en torno a la carta a los Hebreos y el Apocalipsis de San Juan (ya incluidos definitivamente en los mencionados concilios).
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor luis manuel » Vie Abr 29, 2011 8:26 am

luis manuel escribió:siendo las únicas diferencias y disputas en torno a la carta a los Hebreos y el Apocalipsis de San Juan (ya incluidos definitivamente en los mencionados concilios).


E incluidas en la mayoría de canones anteriores, incluido el más antiguo conocido y ya mencionado canon del siglo II, que también incluida el Apocalipsis de San Pedro, aunque observando reticencias.
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor baruk » Vie Abr 29, 2011 12:32 pm

1. Conceptos preliminares

1. ¿Qué es el "canon" bíblico?

Se entiende por canon bíblico el conjunto de todos los escritos que componen la Biblia, o sea, el catálogo completo de los escritos inspirados?



2. ¿Qué quiere decir la palabra "canon"?

La palabra griega "kanon" significa "caña larga", usada como instrumento para medir longitudes. Por esta razón, "kanon" se traduce también por "medida", "regla", "norma". Así pues, "canon" significa "regla, norma".

¿En qué sentido hablamos de la lista de libros inspirados como del "canon de la Biblia"? En un doble sentido:

Son la regla de la fe, es decir, los libros en los que la Iglesia ha encontrado reflejada y expresada su propia fe, y por eso estos libros son la "norma de la fe", el criterio por el que se puede "medir" hasta dónde llegan los contenidos de su fe.

Son la regla de la inspiración, es decir, los libros que señalan el límite hacia el que se extiende la inspiración bíblica. En este sentido, el "canon" es el "catálogo de los libros inspirados".



3. ¿Hasta dónde se extiende la canonicidad?

Concilio de Trento: Decreto de 8 de abril de 1546

"El Santo Concilio... recibe y venera todos los libros tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento con el mismo sentimiento de piedad y de respeto, porque Dios es el autor de ambos." (DS 1501)

"Y para que nadie pueda dudar cuáles son los que recibe este Concilio, ha juzgado conveniente insertar en este decreto la lista de los Libros Sagrados" [sigue la lista de todos los libros del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento] (DS 1502)

"Si alguno no recibiese como sagrados y canónicos estos mismos libros en su integridad, con todas sus partes (libros ipsos integros cum omnibus suis partibus) ... sea anatema" (DS 1504)

Por tanto, según la definición del Concilio de Trento, la canonicidad se extiende:

A todos los libros del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, tanto "protocanónicos" como "deuterocanónicos".

A todas sus partes.



4. ¿Qué son libros "protocanónicos", "deuterocanónicos" y "apócrifos"?

PROTOCANÓNICOS: Aquellos libros sobre cuya canonicidad nunca se dudó.

DEUTEROCANÓNICOS: Aquellos libros sobre cuya canonicidad alguna vez hubo dudas, pero que al final llegaron a entrar en el canon. Estos libros son:

En el Antiguo Testamento: los libros o las partes de libros escritos en griego. Son: Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos, Baruc, Sirácida, Sabiduría y partes de Ester (Est 10,4-16,24) y partes de Daniel (Dn 3,24-90; 13-14).

En el Nuevo Testamento: Hebreos, Santiago, Judas, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Apocalipsis, y Mc 16,9-20 (final "canónico" del evangelio) y Jn 7,53-8,11 (la mujer adúltera).

APÓCRIFOS: Son los libros sobre cuya canonicidad se dudó durante un cierto tiempo, pero que al final no entraron a formar parte del canon.



5. ¿Qué diferencia existe entre el canon judío, ortodoxo, protestante y católico?

CANON JUDÍO: Aceptan sólo los libros protocanónicos del Antiguo Testamento, es decir, aquellos escritos en hebreo.

CANON ORTODOXO: En las Iglesias ortodoxas se aceptan en general todos los libros protocanónicos y deuterocanónicos, aunque no tienen tomada ninguna decisión "oficial".

CANON PROTESTANTE: Sólo aceptan como canónicos:

En el Antiguo Testamento: los protocanónicos.

En el Nuevo Testamento: tras muchas discusiones, terminó por aceptarse el canon "católico", es decir, el formado por el conjunto de los protocanónicos y deuterocanónicos, aunque a veces se consideran de "segunda fila" escritos como Hb, St, Jds, y Ap.

CANON CATÓLICO: Según la definición de Trento, se aceptan todos los libros, protocanónicos y deterocanónicos, con todas sus partes.



6. ¿Qué nombre reciben los libros "protocanónicos", "deuterocanónicos" y "apócrifos" en las tradiciones católica y protestante?

TRADICIÓN CATÓLICA Protocanónicos Deuterocanónicos Apócrifos
TRADICIÓN PROTESTANTE Canónicos Apócrifos Pseudoepigráficos



7. ¿Cuál es el "criterio de canonicidad"?

El único criterio válido de canonicidad, es decir, aquello que nos hace reconocer a un libro como inspirado, es la Tradición divino apostólica:

"La misma Tradición da a conocer a la Iglesia el canon de los libros sagrados" (Dei Verbum 8)

Se entiende por "Tradición divino-apostólica" a la vida de la Iglesia, desde sus comienzos en la época apostólica hasta nuestros días, que ha llegado a convertirse en "norma". Hay que distinguir la "Tradición divino-apostólica", que junto con la Sagrada Escritura es también Palabra de Dios, y cauce de transmisión de la Revelación, de las "tradiciones", que no se remontan a época apostólica, y aunque sean religiosas, no han llegado a formar parte de la Revelación.







2. El canon del Antiguo Testamento

1. El canon judío

En la actualidad, las comunidades hebreas sólo aceptan como canónicos los libros escritos en hebreo, es decir, los protocanónicos.

Historia de LA elaboración del canon judío:

SIGLO I: No parece existir un canon fijo de la Biblia hebrea, si bien se aceptan como libros sagrados y con autoridad los contenidos en la Ley (Gn, Ex, Lv, Nm y Dt), los Profetas y algunos Escritos, fundamentalmente los Salmos.

Entre 70 d.C y 135 d.C.(período entre las dos Guerras Judías): Parece ser que en esta época los judíos fariseos elaboran un canon concreto. No están claros los motivos que les llevan a esta decisión, pero podrían estar relacionados con:

La necesidad de tener un aglutinante que defina su identidad tras las catástrofes nacionales del 70 d.C. (primera revuelta judía, y destrucción de Jerusalén por Tito y Vespasiano) y el 135 d.C.(revuelta de Bar Kokba y represión de Adriano).

Distinguir los libros realmente sagrados de los libros apocalípticos.

Reacción frente a la constitución de otra Escritura sagrada en el seno del cristianismo.

Finales del s. II - comienzos del s. III: El canon ya está definido en su forma actual, tal como aparece en el Talmud.



2. El canon cristiano del Antiguo Testamento

Durante los siglos II y III dos comunidades religiosas, la sinagoga judía y la iglesia cristiana, están definiendo sus identidades propias, la "norma de su fe" propia, y por tanto, su "canon". La evolución histórica de la elaboración del canon cristiano es independiente de la llevada a cabo en el ámbito judío, aunque a veces entren en contacto.

Historia de LA elaboración del canon cristiano del at:

Siglo I: la Iglesia cristiana naciente hereda del judaísmo una lista de "libros sagrados", sobre cuya canonicidad, como hemos visto, no hay tomada una decisión.

SIGLOS II-V. Se discute sobre la validez del "canon largo" (que incluye deuterocanónicos) y "canon corto" (sólo protocanónicos). Pero esta distinción depende más del auditorio que se tenga enfrente, o de los interlocutores con quienes se tenga que discutir:

Ante interlocutores judíos se emplea el "canon corto", ya que se trata de demostrar que Jesús es el Mesías anunciado en las Escrituras hebreas, y para ello sólo se puede partir de un terreno común, que es el que aportan las Escrituras aceptadas por los judíos como canónicas, el "canon corto".

Ante interlocutores no judíos se emplea sin cortapisas el "canon largo", se trate de argumentar contra los paganos o los gnósticos, o se trate de exponer la fe ante un auditorio cristiano, sobre todo en las celebraciones litúrgicas.

CONCILIOS AFRICANOS DE LOS SIGLOS IV Y V: Los Concilios de Hipona (año 393) y Cartago (años 397 y 419) se decantan por el "canon largo", aunque en Oriente, el Concilio de Laodicea de Frigia (año 360) reconozca el "canon corto".

DEFINICIONES DOGMÁTICAS:

Concilio de Florencia (1441): en el Decreto sobre los Jacobitas, acepta la lista con el "canon largo" de los Concilios africanos de Hipona y Cartago.

Concilio de Trento (1546): definición dogmática solemne, con el "canon largo".





3. El canon del Nuevo Testamento

No hay declaración directa de la Iglesia apostólica sobre el canon del NT, aunque en 2 Pe 3,15 (a caballo entre los siglos I y II) se alude ya a un conjunto de cartas de Pablo, que circularía por las comunidades, que se equipara al "resto de las Escrituras".

HISTORIA DE LA ELABORACIÓN DEL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO:

HASTA 175 d.C. (Padres apostólicos y primeros Padres apologetas): No hay catálogos elaborados, pero se citan explícita o implícitamente todos los libros del NT. Se comienzan a distinguir los evangelios canónicos (Mt, Mc, Lc y Jn) de otros escritos apócrifos no canónicos llamados también "evangelios".

175-450 d.C.: Dudas respecto de los deteronocanónicos:

Canon muratoriano (Roma año 180): falta Hb, St, 2 Pe.

Otras listas: unas veces faltan unos libros, y otras veces, otros.

Padres (Clemente Alejandrino, Ambrosio, Agustín, Jerónimo): reconocen la canonicidad de todos ellos.

450 EN ADELANTE: No hay dudas sobre la canonicidad de los deuterocanónicos. Este consenso se ratificará en los Concilios de Hipona, Florencia y Trento.





4. Motivos de canonicidad

El único criterio válido de canonicidad es la Tradición divino-apostólica, es decir, el uso que la Iglesia ha hecho desde la época apostólica de estos libros, en los que ha reconocido la "norma - canon de su fe". Pero esta Tradición no se ha formado de modo irracional, sino que se ha elaborado teniendo en cuenta unos motivos de canonicidad. Estos motivos son:

El origen apostólico: Se consideran canónicos aquellos escritos que surgen de los apóstoles, o de sus inmediatos colaboradores, o de las comunidades directamente emparentadas con ellos.

La ortodoxia, es decir, la conformidad de estos escritos con la auténtica predicación sobre Cristo, su vida y su anuncio. Así, se rechazaron los apócrifos.

La catolicidad, es decir, su uso en todas o casi todas las Iglesias, según testimonia su uso litúrgico. Los libros que fueron usados en una única Iglesia fueron rechazados.







Escribe al profesor (José Alberto Garijo) si tienes alguna duda


O http://ec.aciprensa.com/c/canonantiguo.htm
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor luis manuel » Vie Abr 29, 2011 12:37 pm

baruk escribió:3. ¿Hasta dónde se extiende la canonicidad?

Concilio de Trento: Decreto de 8 de abril de 1546

"El Santo Concilio... recibe y venera todos los libros tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento con el mismo sentimiento de piedad y de respeto, porque Dios es el autor de ambos." (DS 1501)

"Y para que nadie pueda dudar cuáles son los que recibe este Concilio, ha juzgado conveniente insertar en este decreto la lista de los Libros Sagrados" [sigue la lista de todos los libros del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento] (DS 1502)


Un matiz. Trento sólo ratificó el canon, no fue obra de este Concilio. Y el Concilio de Cartago (¿año 397?, creo), había establecido el Canon. Y mucho antes por San Atanasio.
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor baruk » Vie Abr 29, 2011 2:00 pm

Luis Manuel yo solo conocía la orden de la Iglesia de establecer una Biblia a San Jerónimo y esta quedó terminada en el Concilio de Trento.

Os doy la segunda parte del anterior mensaje http://ec.aciprensa.com/c/canondelnuevotestamento.htm

Y añado este texto más:

"
Canon bíblico
DJN


SUMARIO: 1. De la vara de medir, a los criterios de verdad. - 2. El primer canon cristiano. - 3. El canon antes del Canon. - 4. Los primeros libros cristianos. - 5. La Iglesia define su Canon. - 6. Canon y autoridad de la Iglesia. - 7. Trento. - 8. Concepto integral del Canon en el Cristianismo.

Por Canon Bíblico se entiende la lista oficial de los libros tenidos por la Iglesia como inspirados. En este sentido, el Canon Bíblico ha alcanzado una importancia grandísima en la reflexión teológica y la fe de la Iglesia. Sin embargo, este uso semántico no se remonta más allá del Concilio de Laodicea (s.IV). La expresión canon ya había hecho su entrada en el vocabulario cristiano por obra de Pablo (Gal. 6,16; Fil. 3,16; 2Cor 10,12.15.16) con un sentido bien diferente. No obstante, desde el siglo IV el concepto de canon que se ha impuesto en teología, ha sido el que se contiene en el binomio canon bíblico como expresión técnica que designa el conjunto canónico de los libros sagrados. No obstante, el canon es una realidad mucho más amplia, y afecta a ámbitos estructurales de la Iglesia. Para que se comprenda mejor la naturaleza peculiar del canon bíblico, enfocamos el tema desde el valor más abarcante que supone la realidad genérica del canon en la Iglesia, como la parte de una totalidad armónica y equilibrada, cuya alma es el canon. Y dentro del mundo específico de la Biblia, el Canon de las Escrituras.

1. De la vara de medir, a los criterios de verdad

Canon es una palabra que cuenta con una diacronía semántica muy compleja. El sentido etimológico de la expresión acádica knh (caña o junco), pronto sirvió para significar la vara de medir o simplemente cualquier medida.

El original semítico pasó a Grecia bajo la forma de kanon y se convirtió en una de las palabras semitas de uso más universal en toda la cultura occidental. En griego, pierde su connotación etimológica -caña de medir- y mantiene el valor esencial de medida física. Ese uso primario del mundo de las medidas físicas se amplía luego al orden de las realidades humanas. Entonces canon significó simplemente "modelo". En un principio tal uso se ciñó al ámbito de la belleza artística, especialmente del orden plástico. Policleto, con su famosa estatua del Doríforo, estableció el modelo definitivo de escultura. Pero ya antes de la aplicación del término concreto a la escultura, el concepto existía en el ámbito de la literatura, donde Homero fue siempre considerado como el modelo por excelencia, y el auténtico y primer canon literario.

Del orden de la belleza evolucionó el vocablo en dirección a los valores éticos. Así, la ley se consideró como el canon moral; y señaló el modelo al que debe ajustarse el comportamiento ético. Con esto empezó a tener su intervención la autoridad en la fijación del canon, pues ella es la que promulga la ley. Quedaba ya abierto el camino para todos los cánones de naturaleza jurídica o administrativa. La traducción latina "regula/norma" contribuyó a cargar el acento en la normatividad del concepto de canon.

Un ulterior salto semántico se dio cuando el canon se aplicó a la filosofía. Fue Epicuro el que realizó semejante transposición. La "Canónica" filosófica pretendía orientar el ejercicio de la razón en orden a discernir la verdad de la falsedad. Para ello Epicuro elaboró una normativa. En este nuevo uso, el concepto de canon sufrió no pocas alteraciones. Si en la estética el canon buscaba discernir la belleza, en la canónica filosófica su pretensión era discernir la verdad. Este concepto filosófico actuará en forma latente en todos los conflictos de canon en la historia eclesiástica, cuando se busque la razón crítica de la normatividad bíblica.

Esta somera descripción del lugar del canon en la cultura griega pone de relieve el lugar esencial que el canon ocupa en dicho mundo. El equilibrio y la medida como creadores de la armonía que caracteriza a la civilización helénica, fueron posibles por la universal presencia mensurante del canon, desde el arte hasta la filosofía.

2. El primer canon cristiano

Un concepto tan rico y esencial en la cultura griega entró en la Biblia, casi por casualidad, por medio de san Pablo. El texto fundamental de este primer uso cristiano se encuentra en Gal. 6,16. "Para todos los que se sometan a este canon". Desgraciadamente, se trata de un lugar de difíciles precisiones semánticas. Sin embargo,el sentido esencial es claro. La alusión a "este canon" tiene como punto de referencia una realidad de vasto alcance: la nueva creación de la cual habla en la frase precedente. Dejando de lado detalles discutidos de interpretación, una cosa es cierta: el canon entra como expresión teológica en el NT bajo el significado de la sumisión a una norma genérica que es la novedad cristiana. Esta normativa de tipo ético universal, la completa Pablo en 2 Cor 10,13.15.16 señalando las condiciones de un canon personal referente al ministerio apostólico. Se trata de un texto complicado en crítica textual y gramática; pero el sentido esencial que aquí nos interesa, es claro. Pablo establece la prueba de legitimidad de su apostolado frente a las pretensiones de sus enemigos; y escribe: "Nosotros, en cambio, no nos gloriamos desmesuradamente midiéndonos a nosotros mismos por el canon que Dios nos ha asignado". Es la primera vez que el canon tiene como referente a Dios, supremo normante del orden cristiano nuevo. El texto alude con claridad a una medida establecida por Dios que mide la misión de Pablo, a la cual es fiel. Pablo se refiere al canon de su apostolado. Lo establece Dios. Pablo entra en ese canon y se mide por él. Es una novedad frente a la canónica griega de la ley. Pablo establece una canónica nueva fundada en la soberanía de Dios; y se somete fielmente a ella. No es como sus enemigos que establecen ellos mismos su canon ministerial, y se miden por él. En el v. 15 se retorna al mismo lenguaje: "Esperamos, mediante el progreso de vuestra fe, engrandecernos cada vez más en vosotros conforme a nuestro canon". Una vez más se trata de un canon al cual Pablo se ajusta en sus apreciaciones respecto de su trabajo apostólico. En esta doctrina sobre el canon del verdadero apóstol Pablo no hace mención de la mediación de Cristo en la colación de la misión apostólica (Gal 1,1.15-16), pero se la sobreentiende fácilmente.

Del uso paulino del vocablo surgió la utilización de la expresión en la Patrística de los primeros siglos. Ya Clemente Romano conoce el canon de la tradición, y del servicio ministerial. Pronto empieza a hablarse del canon de la fe, del canon de la verdad, del canon de la Iglesia o el canon Eclesiástico. Desde Nicea las decisiones dogmático-morales de los concilios se llaman cánones. El uso último de la expresión había de darse en el ámbito bíblico.


3. El canon antes del Canon

En el múltiple uso patrístico del concepto de canon, no aparece en los siglos I-III la aplicación del mismo al ámbito bíblico. Esto se verificó en el siglo IV por una serie de circunstancias convergentes que configuraron la expresión y el respectivo concepto. Ante todo, influía la tradición del AT que no utilizó la expresión canon, para referirse a la Escritura. Lo cual no quiere decir no tuviera su propia canónica bíblica. En realidad el pueblo israelita tuvo una normativa clara que lo medía y lo regulaba todo, en última y definitiva instancia. Era la Palabra de Dios. En un principio, la religión israelita no se preocupó explícitamente de elaborar la lista de sus libros oficiales. Al final del AT diversas circunstancias hicieron necesaria una toma de posiciones sobre el particular. Una muy importante fue la proliferación de la literatura apócrifa. A la literatura clásica más o menos definitivamente editada en el período exílico y postexílico, se añadió una producción abundante de textos religiosos. La segunda causa fue la proliferación de las sectas judías a partir del alzamiento macabeo. Cada una de estas sectas tenía sus propias ideas acerca del Canon: los Saduceos no admitían más que el Pentateuco de Moisés (como los Samaritanos); los Fariseos admitían, además, todo el resto de la literatura profética y sapiencial con la misma fe en un origen divino; otras sectas, como los qumranitas, admitían también el origen inspirado de los libros de su secta. Pero ni siquiera entre los mismos fariseos era unánime el parecer sobre el ámbito de los libros sagrados posteriores a la colección mosaica. En efecto, mientras los fariseos palestinos entendían de un modo el ámbito del Canon, los judíos de la diáspora alejandrina lo entendían de una manera más amplia.

La situación confusa en que se encontraba el judaísmo en la época intertestamentaria se fue poco a poco clarificando. En una fecha difícil de precisar, a fines del siglo 1, se llegó a un consenso judío que adoptaba como Canon de las Escrituras. Una fecha decisiva para que los judíos concentraran su atención en la Escritura fue, sín duda, el año 70 cuando tuvo lugar la destrucción de Jerusalén con la pérdida de casi todas las instituciones sagradas. En aquel desastre colectivo, los judíos quedaron con la Escritura como único patrimonio nacional, y único vínculo espiritual entre todos los supervivientes de la gran destrucción. Esta nueva situación obligó a las escuelas rabínicas a concentrar su atención en la Escritura. Y en este interés por la Biblia, un área de gran urgencia era la fijación del Canon. Una tradición de dudosa historicidad colocó en el sínodo de Yamnia (entre los años 95 y 100) la fijación del canon israelita, en los siguientes términos: La LEY, con los cinco libros del Pentateuco; LOS PROFETAS, subdivididos en dos secciones: Profetas anteriores, a saber: Jos., Jue., 1-II Sam., 1-II Re., y Profetas posteriores: Is., Jer., Ez., Os., Joel, Am., Abd., Jon., Nh., Sof., Ag., Zac., Mal., HAGIOGRAFOS o Escritos sagrados: Sal., Job., Pro., Rut., Cant., Ecle., Lam., Est., Dan., Es., Neh., 1-II Cro., en total 39 libros. Estos libros fueron denominados en terminología cristiana, PROTOCANÓNICOS o del primer Canon.

Así fue como el pueblo de Israel elaboró la lista de sus libros sagrados, sin utilizar para nada el vocablo canon.

4. Los primeros libros cristianos

Si a fines del siglo 1 no había entrado en el vocabulario judío la expresión canon, tampoco el cristianismo se servía de la palabra canon para señalar la normatividad de la Escritura, y la lista de sus libros. Pero en la Iglesia actuaba una fuerte convicción, correspondiente a la fe israelita en el absoluto de la Palabra de Dios. Era su fe en la persona de Cristo. Para la Iglesia naciente, el advenimiento de Cristo fue un hecho de suma importancia, incluso en el orden canónico. Para ella Jesús significaba el cumplimiento de todas las esperanzas del AT. El era la palabra total del Padre, el Mediador de una Nueva Alianza, el Sacerdote nuevo y supremo, el sacrificio perfecto, el portador de la Ley Nueva. Todo esto trajo una especie de nuevo comienzo. Como la palabra de Dios era en el AT la realidad absoluta, en el NT el hecho absoluto era Cristo. Este hecho absoluto, se fragmentó muy pronto en diversas direcciones. Una de ellas consistió en la convicción de que los escritos sobre Jesús, compuestos por los testigos auténticos del mismo, eran textos normativos. En efecto, ya desde los primeros decenios del Cristianismo, muchos habían intentado escribir una historia de los hechos y dichos de Jesús (Lc. 1,1). Así se originó una literatura cuyo referente nuevo era Cristo. De entre estos textos cristianos, la Iglesia procedió a realizar una selección como regla básica de fe, de predicación y de lectura litúrgica. Así se confeccionaron las primeras listas de escritos cristianos.

Dos hechos movieron a la autoridad eclesiástica a tomar en serio la selección y codificación de la literatura inspirada: los apócrifos y las arbitrarias simplificaciones del Canon por obra de los gnósticos (Marción y Montano, especialmente), pero no sin ciertas fluctuaciones e incertidumbres.

Donde primero se llevó a cabo dicha selección y codificación fue en Roma como lo atestigua el famoso Canon de Muratori de fines del s. II descubierto el año 1740. Este documento divide la literatura cristiana primitiva en cuatro series: a) Libros tenidos como sagrados por todos y como tales leídos públicamente en las Iglesias. En esta serie se mencionan los 4 Evangelios, 13 de San Pablo (falta Hb), de los Católicos, sólo 1-l1 Jn., Jud.; probablemente las dos de Pedro y el Apoc.; b) Libros no tenidos por todos como sagrados y que, en consecuencia, no deben ser leídos públicamente en las Iglesias (Apoc. de San Pedro); c) Libros de lectura privada, que no es lícito leer en las Iglesias (Pastor de Hermas); d) Libros que la Iglesia no puede recibir (literatura apócrifa y gnóstica). El canon como hecho existía ya en la Iglesia, mas no la palabra.

5. La Iglesia define su Canon

Cuando la Iglesia empezó a intervenir declarando autoritariamente cuál era la lista auténtica de los libros sagrados, sucedió algo nuevo, que no se había dado en Israel. La sinagoga no actuó fijando el canon del AT. El hecho tenía alguna lejana analogía en la canónica griega de la ley, cuando la autoridad establecía determinadas normas éticas. En efecto, la autoridad eclesiástica decidió por el recurso a la tradición cuáles eran los libros en los cuales se contenía la fe apostólica de la Iglesia; pero no expresó todavía su teología en vocabulario de canon. La novedad se dio en el Concilio de Laodicea (360). Un "canon" del concilio llamó "canónicos" a los libros de la Escritura. En el can. 59 se habla de libros que ya son "canónicos" y se los opone a otros "privados" (salmos). Son libros públicamente leídos como Escritura en la liturgia. En esta primera etapa, "canónico" no significa "conforme a un canon", puesto que tal canon aún no existe. Su sentido es: "público", "auténtico", o "verdadero" en el sentido de "libros tenidos por sagrados". Pero a partir del Concilio -que en el can. 60 elabora una lista de tales libros- el sentido tiene un matiz semántico distinto. Tras el pronunciamiento doctrinal del Concilio, "canónico" significa "conforme al canon" promulgado por el mismo. En Laodicea, nació una realidad nueva; es el canon bíblico. A partir de este momento, ya no se podrá soslayar la existencia de un canon bíblico autoritativo, fijo, clausurado, de los libros sagrados del AT y del NT. Es en este momento histórico cuando la Biblia, que ya se llamaba Libro Sagrado y Escritura inspirada, empezó a ser un texto canónico.

En Laodicea surgió un fenómeno nuevo. La tradición bíblica del AT establecía la base teológica por la cual la Biblia era normativa. Era su constitutivo de palabra de Dios. Grecia ofrecía un vocabulario culto referente a la normatividad de ciertas realidades. Era la palabra canon. Laodicea, actuando en virtud de la autoridad de la Iglesia determinó cuáles eran los libros que, por ser palabra de Dios, eran canónicos. Así surgió el triángulo que forma el concepto cristiano del canon bíblico: a) La palabra de Dios; b) La autoridad de la Iglesia; c) El concepto griego de canon, cristianizado por Pablo.

6. Canon y autoridad de la Iglesia

En la base de la decisión conciliar de Laodicea, estaba la doctrina de Pablo sobre la autoridad apostólica recibida de Cristo. Una prolongación de esa conciencia de autoridad apostólica, prolongada en la Iglesia, hizo posibles sus intervenciones autoritativas al establecer el Canon de las Escrituras. En todo ello hay una línea evolutiva. Partiendo del canon Paulino de la nueva creación y de la misión apostólica se pasó al canon de la autoridad de la Iglesia. Esta autoridad era la que actuaba declarando "canónicos" los libros de la Escritura. Tal definición sólo era comprensible desde un concepto de autoridad en la Iglesia capaz de intervenir oficialmente en materia bíblica.

El concilio de Laodicea no era ecuménico. Su canon bíblico no fue completo. Ulteriores concilios fueron eliminando algunas dudas. Pero ya desde el s. VI quedó claramente constituido el Canon del AT en el seno del cristianismo; y la unanimidad entre Oriente y Occidente era un hecho ya en el siglo VII.

El triángulo canónico estructurado en Laodicea se mantuvo inalterado hasta el siglo XVI. Con la reforma protestante se introdujo un elemento perturbador que deshizo el armonioso triángulo. En efecto, el año 1520 Karlstad propuso el retorno al Canon breve palestinense para el AT. En cuanto a Lutero, en un principio rechazó todos los deuterocanónicos del AT (excepto quizá 1 Mac.). Más tarde aceptó la doctrina de Karlstad y en su traducción alemana de la Biblia incluyó los deuterocanónicos al final del AT a modo de apéndices con el título de Apócrifos. Respecto del NT, las doctrinas protestantes han sido más discordantes. Lutero excluyó del Canon el Apoc. y Hb., Sant. y Jud. Zwinglio sólo rechazó el Apoc. Ecolampadio todos los deuterocanónicos. Los luteranos, hasta el s. XVII adoptaron la doctrina de Chemnitz, que rechazaba todos los deuterocanónicos. Pero a partir del s. XVIII, principalmente por la influencia del pietismo, volvieron a la praxis calvinista que aceptaba el Canon católico íntegro. En cuanto a la Iglesia rusa, desde el s. XIX el Santo Sínodo acordó que en los seminarios se enseñara la doctrina de los protestantes respecto de los deuterocanónicos del AT. En la Iglesia Griega, los teólogos en general se acercan a la misma doctrina.

Esta actitud crítica partía de la negación previa de la autoridad de la Iglesia para establecer oficialmente el Canon de los libros sagrados.

De los tres conceptos esenciales: palabra de Dios, autoridad de la iglesia, canon, se eliminó el segundo. Esta actitud, completada con el rechazo de la Tradición, y de la Iglesia como magnitud visible, provocó lo que se ha llamado la "crisis del canon de la Iglesia". En efecto, rechazada la autoridad de la Iglesia, el canon ya no significaba sino la lista histórica de los libros tenidos como norma de fe. El lugar de la autoridad eclesiástica lo ocupó la crítica teológica. Fue el momento en que empezó a actuar en teología el canon entendido en el sentido de la canónica filosófica: discernimiento histórico-crítico de la verdadera palabra de Dios en los libros tradicionalmente considerados como sagrados.

7. Trento

En esta situación conflictiva intercristiana, intervino Trento. La Iglesia Católica mantiene la tradición de Laodicea, definiendo el ámbito del canon apostólico tradicional. En Trento se fija el definitivo Canon Bíblico que es, para los católicos la lista oficial de libros de autoridad apostólica que regulan la fe de los fieles sobre el ámbito del libro sagrado Cristiano. Ese libro es el canon de fe y costumbres, junto con las tradiciones no escritas en las que se transmite la revelación. Son Canon de fe, porque contienen fielmente la revelación del AT completada en Cristo. La revelación culminada en Cristo, es la que hace a estos libros acreedores a la condición de Canon como concreciones válidas para medir y discernir la verdad de salvación que la palabra de Dios procura al hombre.

En continuidad con la tradición de Laodicea, es decir, recurriendo a la autoridad de la Iglesia, el Concilio de Trento fijó en forma definitiva, la lista oficial de los libros sagrados. En la IV sesión, del día 8 de abril de 1546, estableció la lista siguiente: Son libros sagrados y canónicos: Del AT. 1. Históricos: Gn, Ex, Lv, Num, Dt, Jos, Jue, Rt, 1-II Sam, 1-II Re, I-II Cr., Es, Nh, Tb, Jdt, Est, 1-II Mac. 2. Didácticos: Job, Sal, Pr, Eccle, Cant, Sab, Ecli. 3. Proféticos: Is, Jer, Bar, Ez, Dan, Os, JI, Am, Ab, Jon, Mi, Na, Hab, Sof, Ag, Za, Mal. Del NT. 1. Históricos: Mt, Mc, Lc, Jn, Act. 2. Didácticos: Cartas de San Pablo: Cartas Católicas. 3. Proféticos: Apoc.

Esta definición supuso el fin de todas las controversias entre los católicos. A partir de este Concilio, la canónica bíblica católica está constituida por los siguientes elementos. Terminológicamente: a) Canon bíblico significa dos cosas: la Biblia como regla de fe y costumbres, y la lista o catálogo oficial de los libros tenidos por la Iglesia como sagrados e inspirados. b) Canónico equivale a: 1.°) Regulador de fe y costumbres; y 2.°) Conforme con el canon e incluido en el canon. Así, de un determinado libro bíblico se afirma que es canónico cuando de hecho, la Iglesia lo ha incluido en la lista oficial de los Libros sagrados; c) Canonizar la acción de incluir un determinado libro en el canon; d) Canonicidad es la propiedad por la cual un libro pertenece a la lista total de libros sagrados. Tiene una doble acepción: la canonicidad pasiva y la activa. La primera es la propiedad del libro definitivamente incluido en el Canon. La segunda significa el valor de norma non normata que posee el texto sagrado por su contenido reconocido de Palabra de Dios. e) Protocanónicos-deuterocanónicos: Según la terminología que data de Sixto de Siena (t 1569), reciben el nombre de Protocanónicos (o sea, los del primer canon), aquellos libros sagrados de los cuales nunca hubo discusión sobre su carácter sagrado y canónico. Los deuterocanónicos o del segundo Canon son aquellos cuyo carácter sagrado fue durante algún tiempo discutido, entrando a formar parte del Canon en un segundo momento. En concreto son: Del AT Tob., Jdt., Sab., Eccli., Baruc 1-2; Mac., los fragmentos griegos de Ester (caps. 10, 4-16, 24) y de Daniel (caps. 3, 24-90; 13; 14). Del NT: Hb., Sant., 2 Pe., 2-3; Jn., Judas, Apoc.

8. Concepto integral del Canon en Cristianismo

En el curso de los siglos, la Iglesia ha ido estructurando una canónica muy rica y compleja que atraviesa toda su realidad divino-humana. Del mismo modo que la cuádruple canónica griega formó una cultura toda ella configurada por valores típicos de equilibrio, medida y armonía, gracias a la presencia universal de su múltiple canon, la Iglesia también ha configurado una comunidad creyente de una maravillosa textura armónica. Pablo fue el introductor del concepto de canon en su acepción primordial de orden creado nuevo. Luego vinieron los cinco grandes cánones: 1° El canon o regula fidei formada por las confesiones cristianas y las definiciones dogmáticas de los Concilios; 2° Canon Scripturae o Canon Bíblico. 3° El canon missae o canon litúrgico. 4° El Canon Sanctorum o catálogo de los santos (mártires, confesores, vírgenes). 5° Por fin, el Jus Canonicum o Lex Ecclesiae.

El eje del Cristianismo como religión revelación y fe es el Canon Scripturae, en cuanto norma de fe y costumbres. Como religión personal nacida de Cristo, su canon es la nueva creación, cuya realización modélica son los santos, es decir: las personas históricas, concretas que han medido sus vidas según la regla de Cristo como nueva creación. -> escrituras; inspiración; hermenéutica; interpretación.

BIBL. – ARTOLA, A. M. "El Canon antes del Canon. Los componentes conceptuales del Canon Bíblico", en BIBLIA, EXÉGESIS Y CULTURA. Estudios en honor del Prof. D. José M. María Casciaro, Ediciones Universidad de Navarra, "Colección Teológica" n. 82, Pamplona, 1994, pp. 39-52; MuÑoz IGLESIAS, S. Canon en ENCICLOPEDIA DE LA BIBLIA, vol. II, col. 94-103. Barcelona, 1993; SÁNCHEZ CARO, J. M El Canon de la Biblia, en BIBLIA Y PALABRA DE DIOS, Introducción al Estudio de la Biblia, Edit. Verbo Divino, Estella, 4 ed. 1995, pp. 59-132.

A. M. Artola,".

Lo que quería explicar que hay una serie de palabras que no se pueden entender literalmente, como por ejemplo "poner todos los libros sobre la mesa". O expresiones como estas: "poner las cartas boca arriba" o "consultar con la almohada".

Supongo que en vuestros países habrá expresiones muy parecidas que no hay que entender literalmente.

Un saludo luis manuel y gracias por el matiz..
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor luis manuel » Sab Abr 30, 2011 5:39 am

Luis Manuel yo solo conocía la orden de la Iglesia de establecer una Biblia a San Jerónimo y esta quedó terminada en el Concilio de Trento.


No, no. San Jerónimo recibió el encargo de realizar la traducción de la Escritura. El canon bíblico es otra cosa. Muchos protestantes suelen aducir que el canon bíblico fue un invento de Trento para justificar la inclusión de los libros que ellos retiraron (ellos tienen 66 y nosotros 73 libros). Pero en realidad lo que hizo Trento fue reaccionar ante la Reforma protestante reafirmando el canon que ya existía.
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor miles_dei » Sab Abr 30, 2011 6:27 am

¿alguien sabe si en alguna ocasión se hizo una prueba similar?


Lo que sería un fraude es suponer que la obra de elección de los libros de la Biblia es obra de hombres. En tal caso no habría diferencia entre las Selecciones del Reader's Digest y la selección de libros que componen la Biblia.

Siempre la Iglesia ha afirmado que cuando se elige algo como definitivo en Concilio Ecuménico o por acto de supremo magisterio es elección divina y por eso goza de la misma infabilidad de Dios.

El asunto estriba en que los hombres que parecen elegir, se presentan como hombres que poseen una autoridad que viene del mismo Cristo y lo de menos es el modo con el que elijan, sino el poder del que están investidos. Eso lo vemos claramente en los mismos hechos de los apóstoles donde se echa a suertes la elección del sucesor de Judas para completar el número de los apóstoles:

Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál escoges de estos dos, para que tome el oficio de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse á su lugar. Y les echaron suertes, y cayó la suerte sobre Matías; y fué contado con los once apóstoles.

Esa es la primera práctica de las denominadas "suertes apostólicas" que daría lugar a las famosas ordalías o juicios de Dios que rápidamente degeneran en excesos. En temas más complejos y con el pasar del tiempo el magisterio entiende que su mediación en los actos de enseñanza y gobierno de la Iglesia debe ser no sólo meramente pasiva ante el azar guíado por la mano de Dios, sino activa en cuanto hombres que razonan desde el poder con el que han sido investidos, cosa que también se ve en el Nuevo Testamento. Por ejemplo en la institución del diaconado donde su parecer es razonado y razonable concorde a su misión y que se presenta como mediación más propiamente humana de magisterio divino, pues Dios es racional y no caprichoso.

Al final el fundamento divino es el mismo y para el objeto de fe da lo mismo da tirar una taba que diez años de duras sesiones de debates enfrentados donde al final se llegara a una conclusión definitiva. Es un acto magisterial en el que el fundamento está en el poder recibido de Cristo y que cuando se hace queriendo definir una doctrina por el colegio apostólico con su cabeza o por la suprema autoridad del sucesor de Pedro que habla ex catedra, es un acto infalible como si fuera obra del mismo Espíritu Santo pues participa de esa infabilidad de la verdad que es el mismo Cristo maestro. Subjetivamente es más apropiado al modo de los hombres el razonar lo que se dice y hace. Cosa que el mismo Jesús hizo durante su vida y que es el fundamento de la revelación del Dios que se acomoda al modo humano.
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor baruk » Mié May 04, 2011 7:28 am

[quote="luis manuel"][quote]Luis Manuel yo solo conocía la orden de la Iglesia de establecer una Biblia a San Jerónimo y esta quedó terminada en el Concilio de Trento.[/quote]

No, no. San Jerónimo recibió el encargo de realizar la traducción de la Escritura. El canon bíblico es otra cosa. Muchos protestantes suelen aducir que el canon bíblico fue un invento de Trento para justificar la inclusión de los libros que ellos retiraron (ellos tienen 66 y nosotros 73 libros). Pero en realidad lo que hizo Trento fue reaccionar ante la Reforma protestante reafirmando el canon que ya existía.[/quote]


Te añado esta cita luis manuel:

"Pero es hasta el año 1546, cuando tuvo lugar el Concilio de Trento, que en su cuarta sesión del 8 de abril de ese año se fijaron definitivamente los libros canónicos y los apócrifos. Se excluyeron de la Vulgata tres de los diez que había agregado: el tercero y el cuarto de Esdras y la Oración de Manasés".

Un saludo.
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor luis manuel » Mié May 04, 2011 9:52 am

No sé de dónde has sacado esa cita, pero supongo que quieren recalcar que la primera definición dogmática al respecto (y como casi siempre, contra una herejía, en este caso la luterana), se realizó en el Concilio de Treno. Lo cual no significa que el Canon no fuera ratificado por muchísimos concilios antes.

    III CONCILIO DE CARTAGO, año 397

    Del canon de la S. Escritura

    Can. 36 (ó 47). [Se acordó] que, fuera de las Escrituras canónicas, nada se lea en la Iglesia bajo el nombre de Escrituras divinas, Ahora bien, las Escrituras canónicas son: Génesis, Exodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Jesús Navé [Josué], Jueces, Rut, cuatro libros de los Reyes [como antiguamente se llamaban a los dos de Samuel y a los dos de Reyes], dos libros de los Paralipómenos [Crónicas], Job, Psalterio de David, cinco libros de Salomón, doce libros de los profetas, Isaías, Jeremías, Daniel, Ezequiel, Tobías, Judit, Ester, dos libros de los Macabeos. Del Nuevo Testamento: Cuatro libros de los Evangelios, un libro de Hechos de los Apóstoles, trece Epístolas de Pablo Apóstol, del mismo una a los Hebreos, dos de Pedro, tres de Juan , una de Santiago, una de Judas, Apocalipsis de Juan. Sobre la confirmación de este canon consúltese la Iglesia transmarina. Sea lícito también leer las pasiones de los mártires, cuando se celebran sus aniversarios.
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Re: Elección de los Cuatro Evangelios

Notapor baruk » Jue May 05, 2011 5:57 pm

Hola luis manuel yo también creo que es como lo explicas lo que sucedió realmente. Simplemente la historia, a veces, es difícil de comprender para los que no tenemos muchos conocimientos; mientras que en la fe, el Espíritu Santo, si nos ponemos al servicio de Dios, nos guía hacia una mejor comprensión.

Muchas veces encontrando personas como tú luis manuel. Un saludo. ;)
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