Saludos, indagando por internet, en la biblia y en algunas series de televisión pseudohistóricas y en otros lares, me encontré el Salmo 23, pero de bastantes maneras, concretamente de cuatro maneras distintas, los paso a decir ahora, pero me gustaría que me dijérais cuál es el más óptimo, cuál es el que se aprendía siempre, el de toda la vida para entendernos, ya que querría memorizármelo pero habiendo estas versiones no se a cuál hacer caso, un saludo y gracias por adelantado.
1º
El señor es mi pastor, nada me falta
En verdes pastos me hace reposar
Y donde brota agua fresca me lleva
Y aunque camine por el valle de las sombras de la muerte
No temo ningún mal
Porque tu estas conmigo
Tu vara y tu bastón me protegen
Tu preparas una mesa ante mi
Frente a mis enemigos
Con aceites perfumas mi cabeza
Y mi copa rebosa
Me acompañan tu bondad y tu favor
Durante todos los días de mi vida
Y mi mansión será la casa del señor para siempre
2º
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace reposar,
me conduce junto a fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el camino justo,
haciendo honor a su Nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso,
ningún mal temeré,
porque Tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Me preparas un banquete
en frente de mis enemigos,
perfumas con ungüento mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu amor y tu bondad me acompañan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
3º
El Señor es mi pastor,
nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce;
me infunde nuevas fuerzas.
Me guía por sendas de justicia
por amor a su nombre.
Aun si voy por valles tenebrosos,
no temo peligro alguno
porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta.
Dispones ante mí un banquete
en presencia de mis enemigos.
Has ungido con perfume mi cabeza;
has llenado mi copa a rebosar.
La bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor
habitaré para siempre
4º
Yahvé es mi pastor, nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.
Aunque fuese por valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas ante mí una mesa,
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.
Bondad y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa de Yahvé
un sinfín de días.