ASCENCIÓN del SEÑOR.

Espacio para profundizar en las Sagradas Escrituras de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia católica logrando así animar a muchos católicos a leer más frecuentemente la Biblia aclarando dudas de interpretación y conseguir un conocimiento más fructífero de la misma

Moderadores: tito, Catholic.net, mayra novelo, Moderadores Animadores

ASCENCIÓN del SEÑOR.

Notapor tralalá » Dom May 20, 2012 7:57 pm

Estoy poniendo el tema aquí también podria ir en Biblia o con mayor razón en Actualidad.

Jesús asciende a nuestros corazones.
Comentario del Evangelio.
P. Aldo Ranieri

El evangelio de hoy parece una "auténtica reliquia de la primera generación cristiana", un antiguo resumen catequístico de las apariciones del Resucitado. Jesús asciende al cielo, pero no se aleja de sus discípulos porque hace de la tierra y del cielo una única realidad.

En efecto, el texto dice que Jesús continuaba asistiendo a sus apóstoles y "confirmaba su Palabra con señales" en todas las partes donde ellos anunciaban su evangelio. Marcos explica "las señales" en forma metafórica. Las primeras dos expresiones hacen referencia a la fuerza de la "palabra evangelizadora". Será un lenguaje siempre nuevo, porque a lo largo del espacio y del tiempo asegurará al ser humano la superación de las fuerzas negativas que atemorizan y amenazan su alma. Las otras dos realzan el poder de las "manos" y utilizan la figura de la serpiente, símbolo de todos los poderes perversos y opresivos que dominan las relaciones sociales.

Encontramos aquí una alusión a un bellísimo texto de Isaías del siglo V a.C. El profeta ensalza el poder de la palabra y de la mano del Señor cuando alude al imperio asirio, antro de insuperable violencia y crueldad, utilizando la figura de una víbora, y dice: "...herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado". Y también: "...en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado" (Is. 11, 4. 8). Este texto de casi quinientos años antes de Jesús nos ayuda a entender la Ascensión del Señor como la interpretación de su Resurrección.

No fue esta última un volver a la vida y al quehacer de antes, sino el desgarro inaudito del decurso, normalmente violento y caótico de la historia humana, hacia un sentido definitivamente nuevo (Apoc. 21, 1-3).
Todo sea para la mayor honra y gloria de DIOS por
amor a Jesús, María y José.
Imagen
Acompáñennos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.
Avatar de Usuario
tralalá
 
Mensajes: 8780
Registrado: Mié Jul 22, 2009 9:35 am
Ubicación: Argentina

Re: ASCENCIÓN del SEÑOR.

Notapor tralalá » Mié Jun 20, 2012 8:09 pm

No debemos pasar por alto el aspecto misionero de esta fiesta. Antes de la ascensión, Jesús confió a sus discípulos una misión tremenda: prolongar entre todas las naciones de la tierra su obra salvadora para la humanidad entera. Debían ser testigos "en toda Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra" (He 1,8). Debían "ir y hacer discípulos de todos los pueblos" (Mt 28,19), y debían recordar que "se predicaría la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos" (Lc 24,47).

Una perspectiva aterradora para un pequeño grupo de hombres que se habían mostrado cobardes durante la pasión de Jesús, cuando Pedro mismo había negado conocerlo. Una perspectiva aterradora incluso para la Iglesia de hoy.

Pero junto con la misión va la solemne promesa: "Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo". Esta promesa ha fortalecido a la Iglesia a través de los siglos. En medio de las persecuciones, el pueblo de Dios la ha recordado siempre y en los sufrimientos ha experimentado la presencia y el poder del Señor resucitado y subido al cielo.

A quienes confesáis que está sentado a la derecha del Padre os conceda la alegría de sentir que, según su promesa, está con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Todo sea para la mayor honra y gloria de DIOS por
amor a Jesús, María y José.
Imagen
Acompáñennos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.
Avatar de Usuario
tralalá
 
Mensajes: 8780
Registrado: Mié Jul 22, 2009 9:35 am
Ubicación: Argentina

Re: ASCENCIÓN del SEÑOR.

Notapor smj » Sab Jun 23, 2012 9:11 am

No os resuena la frase de remar mar adentro; de ir hasta lo mas profundo. De dar testimonio de Cristo en nuestro entorno. De vivir de victoria de Cristo; de que Jesús va delante de nosotros abriendo camino. De que ya estamos sin fuerzas para fiarnos de nuestras propias fuerzas. De que necesitamos ayuda,Ayuda de Jesús. De ser luces que no se pueden apagar porque tenemos que ser testigos de cristo. Esto es lo que cada vez más resuena en mi corazón.
SI CREES VERAS LA GLORIA DE DIOSImagen
Avatar de Usuario
smj
 
Mensajes: 654
Registrado: Sab Jun 02, 2012 8:44 am

Re: ASCENCIÓN del SEÑOR.

Notapor tralalá » Sab Jun 23, 2012 8:48 pm

Jesucristo ascendió al Cielo pero nos dejo su Palabra, la Eucaristía y el Espíritu Santo para que podamos realizar la tarea de ser pescadores de hombres.

Mensaje de SS Juan Pablo II. Enero del 2005.

Queridos Hermanos y Hermanas:
«¡Duc in altum!» Al comienzo de la carta apostólica «Novo millennio ineunte» cité las palabras con las que Jesús anima a los primeros discípulos a echar las redes para una pesca que sería milagrosa. Dice a Pedro: «Duc in altum – Remar mar adentro» (Lucas 5, 4). «Pedro y los primeros compañeros se fiaron de las palabras de Cristo, y echaron las redes» («Novo millennio ineunte», 1).

«¡Duc in altum!» La llamada de Cristo resulta especialmente actual en nuestro tiempo, en el que una difusa manera de pensar propicia la falta de esfuerzo personal ante las dificultades.

La primera condición para «remar mar adentro» requiere “cultivar un profundo espíritu de oración, alimentado por la escucha diaria de la Palabra de Dios”. La auténtica vida cristiana se mide por la hondura en la oración, arte que se aprende humildemente «de los mismos labios del divino Maestro», implorando casi, «como los primeros discípulos: "¡Señor, enséñanos a orar!" (Lucas 11, 1). En la plegaria se desarrolla ese diálogo con Cristo que nos convierte en sus íntimos: "Permaneced en mí, como yo en vosotros" (Juan 15, 4)» («Novo millennio ineunte», 32).

La orante unión con Cristo nos ayuda a descubrir su presencia incluso en momentos de aparente desilusión, cuando la fatiga parece inútil, como les sucedía a los mismos apóstoles que después de haber faenado toda la noche exclamaron: «Maestro, no hemos pescado nada» (Lucas 5, 5). Frecuentemente en momentos así es cuando hay que abrir el corazón a la onda de la gracia y dejar que la palabra del Redentor actúe con toda su fuerza: «¡Duc in altum!» (Cf. «Novo millennio ineunte», 38).

Quien abra el corazón a Cristo no sólo comprende el misterio de la propia existencia, sino también el de la propia vocación, y recoge espléndidos frutos de gracia. Primero, creciendo en santidad por un camino espiritual que, comenzando con el don del Bautismo, prosigue hasta alcanzar la perfecta caridad (Cf. ibid, 30). Viviendo el Evangelio «sine glossa», el cristiano se hace cada vez más capaz de amar como Cristo, a tenor de la exhortación: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mateo 5, 48). Se esfuerza en perseverar en la unidad con los hermanos dentro de la comunión de la Iglesia, y se pone al servicio de la nueva evangelización para proclamar y ser testigo de la impresionante realidad del amor salvífico de Dios.

· Particularmente “a vosotros, queridos adolescentes y jóvenes”, os repito la invitación de Cristo a «remar mar adentro». Os encontráis en un momento en que tenéis que tomar una decisión importante para vuestro futuro. Guardo en mi corazón el recuerdo de numerosos encuentros en años pasados con jóvenes, convertidos hoy en adultos, tal vez en padres de algunos de vosotros, en sacerdotes, religiosos, religiosas, vuestros educadores en la fe. Los vi alegres, como deben ser los jóvenes, pero también reflexivos, por el empeño en dar un «sentido» pleno a su existencia. Cada vez estoy más convencido de que, en el ánimo de las nuevas generaciones es mayor la atracción hacia los valores del espíritu, mayor el ansia de santidad. Los jóvenes necesitan de Cristo, pero saben también que Cristo quiere contar con ellos.

Queridos hermanos y hermanas, confiad en Él, escuchad sus enseñanzas, mirad su rostro, perseverad en la escucha de su Palabra. Dejad que sea Él quien oriente vuestras búsquedas y aspiraciones, vuestros ideales y los anhelos de vuestro corazón.

· A ustedes queridos “padres y educadores cristianos, a los amados sacerdotes, consagrados y catequistas”. Dios os ha confiado el quehacer peculiar de guiar a la juventud por el camino de la santidad. Sed para ellos ejemplo de generosa fidelidad a Cristo. Animadles a no dudar en «remar mar adentro», respondiendo sin tardanza a la invitación del Señor. Él llama a unos a la vida familiar, a otros a la vida consagrada o al ministerio sacerdotal. Ayudadles para que sepan discernir cuál es su camino, y lleguen a ser verdaderos amigos de Cristo y sus auténticos discípulos. Cuando los adultos creyentes hacen visible el rostro de Cristo con la palabra y con el ejemplo, los jóvenes están dispuestos más fácilmente a acoger su exigente mensaje marcado por el misterio de la Cruz.

¡No olvidéis, además, que hoy también se necesitan sacerdotes santos, personas totalmente consagradas al servicio de Dios! Por eso querría repetir una vez más: «Es necesario y urgente enfocar una vasta y capilar pastoral de las vocaciones que llegue a las parroquias, los centros educativos, a las familias, suscitando una reflexión más atenta a los valores esenciales de la vida, los cuales se resumen claramente en la respuesta que cada uno está invitado a dar a la llamada de Dios, especialmente cuando pide la entrega total de sí y de las propias fuerzas para la causa del Reino» («Novo millennio ineunte», 46).

· A “los jóvenes” les vuelvo a decir las palabras de Jesús: «¡Duc in altum!» Al repetir de nuevo esta exhortación, pienso también en las palabras dirigidas por María, su Madre, a los servidores en Caná de Galilea: «Haced lo que Él os diga» (Juan 2, 5). Cristo, queridos jóvenes, os pide «remar mar adentro» y la Virgen os anima a no dudar en seguirle.

Autor: SS Juan Pablo II
Todo sea para la mayor honra y gloria de DIOS por
amor a Jesús, María y José.
Imagen
Acompáñennos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.
Avatar de Usuario
tralalá
 
Mensajes: 8780
Registrado: Mié Jul 22, 2009 9:35 am
Ubicación: Argentina


Volver a Sagrada Escritura - San Jerónimo

¿Quién está conectado?

Usuarios registrados: Bing [Bot]

Reportar anuncio inapropiado |
Reportar anuncio inapropiado |