Jer 18:1 Palabra que fue dirigida a Jeremías de parte del Señor.
Jer 18:2 -Levántate y baja a casa del alfarero. Allí te comunicaré mis palabras.
Jer 18:3 Bajé a casa del alfarero y lo encontré haciendo un trabajo en el torno.
Jer 18:4 Cuando se estropeaba en manos del alfarero la vasija de barro que estaba haciendo, volvía a hacer otra vasija, según le parecía bien hacer al alfarero.
Jer 18:5 La palabra del Señor se dirigió a mí diciendo.
Jer 18:6 -¿Es que no puedo hacer Yo con vosotros, casa de Israel, como este alfarero? -oráculo del Señor-. Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mi mano, casa de Israel.
Jer 18:7 Unas veces, hablo de arrancar, destruir o aniquilar a propósito de una nación o un reino.
Jer 18:8 Pero si esa nación, contra la que Yo había hablado, se convierte de su iniquidad, Yo también me arrepiento del mal que había pensado hacerle.
Jer 18:9 Otras veces, hablo de edificar o plantar a propósito de una nación o un reino.
Jer 18:10 Pero si comete iniquidad a mis ojos, sin escuchar mi voz, Yo también me arrepiento del bien del que había hablado hacerle.
¿Significa esto que Dios dirige el destino de todas las naciones desde el mismo momento de la Creación? ¿A Israel le espera entonces un futuro brillante?