Duda con cita,

Espacio para profundizar en las Sagradas Escrituras de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia católica logrando así animar a muchos católicos a leer más frecuentemente la Biblia aclarando dudas de interpretación y conseguir un conocimiento más fructífero de la misma

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Duda con cita,

Notapor fireraptor » Vie Ene 24, 2014 1:41 pm

Mi duda es con la siguiente cita.

12 «Todo me es lícito»; mas no todo me conviene. «Todo
me es lícito»; mas ¡no me dejaré dominar por nada!
1 Corintios 6:12

Si bien, este pasaje ya se ha citado mucho, pero lo que yo quisiera saber es en este caso "todo" y "nada" a qué cosas específicamente se refieren. No creo que sea "absolutamente todo", porque en la biblia en varias ocasiones se prohíben cosas.

Esa es mi duda.
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fireraptor
 
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Re: Duda con cita,

Notapor tito » Vie Ene 24, 2014 3:52 pm

Te dejo estos comentarios de diferentes Biblias:

Todo me está permitido. Estas palabras seguramente Pablo las había dicho, pero algunos las repetían para justificar su mala conducta. Por eso Pablo completa y precisa lo que había dicho pero no todo me conviene. La comida es para el estómago. Sin duda que también se repetían estas palabras para decir que el libre uso del sexo era algo muy natural. Pero Pablo inmediatamente agrega el cuerpo es para el Señor. Pablo, pues, distingue entre lo que es puramente biológico en el cuerpo y lo que pone en juego a toda la persona humana. Beber y comer son necesidades del <estómago> (ahora se diría del <cuerpo>). Pero, en la unión sexual, dice Pablo, uno entrega su <cuerpo> en el sentido hebraico de la palabra, es decir, su misma persona. Por esta razón, los que pertenecen a Cristo no pueden darse a una prostituta. Pablo se topa aquí con el mismo problema que lo había llevado a intervenir en 1 Tes 4. Para los judíos, el criterio de toda la moralidad se hallaba en los mandamientos de la Ley; pero nadie se preguntaba hasta qué punto esos mandamientos reflejaban un orden eterno, o si más bien eran la manera de pensar de un tiempo o de una cultura. Era pecado todo lo que la Ley, interpretada por la comunidad religiosa, condenaba. Pero los griegos, los paganos, no reconocían esa Ley. Pablo recuerda los mandamientos en materia sexual (5,11 y 6,10; Ef 5,3) como lo había hecho Jesús (Mc 7,21), pero se cuida muy bien de constituirlos en el único criterio de lo que es bueno y malo. Para él, lo que obliga al cristiano a controlar e incluso a frenar muy fuertemente el ejercicio de la sexualidad, es su vida <en Cristo>, una vida que responde a un llamado de Dios, más que obedecer a las solicitaciones de la naturaleza. Biblia latinoamericana.



«Todo me es permitido.» Sin transición, pero continuando su primera exhortación de que no se engañen a sí mismos, se refiere ahora Pablo a una frase tópica que desempeñaba en Corinto un papel peligroso. él mismo pudo haber formulado así su doctrina de la libertad en Cristo. Pero así como en 3,21 no se dice solamente: «todo es vuestro», sino que se añade: «pero vosotros de Cristo», también decía a los gálatas: habéis sido llamados a la libertad, pero que vuestra libertad no dé pretexto a la carne (Gal_5:13). En este pasaje se nos expone el sentido de la libertad en Cristo a través de un juego de palabras repetido, que vamos a intentar poner en claro de la mejor manera que nos sea posible. Es ciertamente un profundo enigma que no podamos vivir la libertad sin límites. El hombre tiene sed de libertad y no quiere comprender que deben darse limitaciones. Su hambre de cosas grandes tiende al radicalismo, para acabar experimentando dolorosamente -en una derrota terrible- que el radicalismo de la libertad acaba en esclavitud.

La doctrina de la libertad del Apóstol cayó en Corinto sobre un terreno particularmente abonado. Como griegos, tendían al espiritualismo, que desprecia el cuerpo, pero, al mismo tiempo, estaban acostumbrados a los goces de los sentidos. Algunos habían construido sobre estas contradicciones una teoría armonizante: cuando el goce sexual se convierte en una bagatela, el espíritu no tiene por qué avergonzarse. La comida para el vientre y el vientre para la comida. De manera parecida, se creía poder superar lo sexual.

Esta teoría es falsa, no sólo porque esto no puede ser así, sino porque en el ámbito de lo sexual la realidad es distinta. Bajo cierta perspectiva, tanto las funciones nutritivas como las sexuales pueden ser calificadas de procesos o necesidades corporales. Ahora bien, ya la misma nutrición significa para el hombre algo más que la mera satisfacción de una necesidad, en cuanto que se distingue del simple comer o beber de los animales, impropio del hombre. Y esto es mucho más verdadero respecto de la actividad sexual. Si el hombre no pone en esta última todo su ser personal y humano, quedará mucho más envilecido. Pablo expresa la diferencia entre ambos niveles recurriendo al vocablo «vientre» cuando repite la manera de pensar de aquellas gentes, y hablando de «cuerpo» cuando la contrapone a la intelección cristiana del hombre. El vientre y la comida pueden desaparecer; en todo caso, y según la disposición divina, su actividad actual quedará fuera de curso 15, porque esta vida, que ahora sólo puede ser sustentada con los medios de este mundo, se cambiará en otra.

Pero el cuerpo es cosa distinta ya desde ahora. Cierto que el aparato digestivo sigue formando parte de nuestro cuerpo, pero el cuerpo es algo más que la suma de estas funciones animales. Este cambio de «vientre» a «cuerpo» pone las bases de una justa concepción del uso sexual y contiene, en germen, una entera antropología cristiana. Configura el imprescindible vínculo de unión entre el hombre, que sólo se había entendido como un instinto, y la vocación sobrenatural de la estirpe humana. En el «cuerpo» está compendiada la dignidad y las posibilidades personales del hombre. Se puede incluso afirmar que el cuerpo es la expresión personal del hombre.

Por eso ahora el pensamiento del Apóstol puede remontarse inmediatamente a más altas cimas: el cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor. La pertenencia total al Señor determina profundamente la idea que el Apóstol tiene de sí mismo, y piensa que lo mismo debería ocurrir en cada cristiano. «Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo, pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos» (Rom_14:7).

Una vez más da Pablo un paso sorprendente cuando se atreve, también aquí, a invertir la frase: «...y el Señor para el cuerpo». Basta con que tomemos en serio en nosotros la entrega que el Señor nos hace de su cuerpo en la eucaristía para que veamos confirmada esta reciprocidad y este intercambio corporal. Y si antes tuvo que decirse: «Dios destruirá lo uno y lo otro», ahora debe afirmarse que, del mismo modo que Dios ha resucitado al Señor, también nos resucitará a nosotros, en nuestra corporeidad y con ella, y confirmará de una manera definitivamente válida la común pertenencia que ahora crean los sacramentos. Y por eso, todo abuso del cuerpo no sólo es un pecado contra la llamada original de la fe y un abuso de la fuerza sexual, sino que es además un ataque a los derechos del Señor, como si se tratara de su propio cuerpo. De este modo, se agudiza, en el tema de la castidad, la pertenencia corpórea, universal y total a Cristo.
El Nuevo Testamento y su mensaje.
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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Re: Duda con cita,

Notapor tito » Vie Ene 24, 2014 3:57 pm

Aunque ya se aludió antes al pecado de fornicación, enumerándolo entre los que excluyen del reino de Dios (cf. v.9), el Apóstol insiste ahora en él de una manera especial, dado que entre los gentiles la fornicación era considerada generalmente como algo indiferente y lícito (cf. Hec_15:29), y no era fácil a los recién convertidos despojarse de esa vieja mentalidad. Tres son las afirmaciones fundamentales del Apóstol: la fornicación no es cosa indiferente (v.12-14), es un ultraje a Cristo (v.15-17), es un ultraje al Espíritu Santo (ν . 18-20). Imposible razonar con más profundidad y elevación. Todo era necesario para imponer una moral totalmente ignorada en el paganismo.
La réplica de Pablo es tajante. A lo de “todo me es lícito” responde que a condición de que “sea conveniente” al bien total del hombre, sin lesionar el derecho de nadie (v.12); cosa que no sucede con la fornicación, como luego expondrá ampliamente (v. 15-20). Y aún añade (v.12) otra razón, la de que el hombre fornicario se convierte en esclavo de la carne, y la esclavitud no es ningún ideal. Hay aquí indudablemente una alusión, con su parte de ironía, a esa superioridad y autosuficiencia de que se gloriaban los corintios (cf. 4:8), como diciéndoles: vosotros, tan sabios, por encima de las contingencias terrenas., y ahora resulta que os dejáis dominar de las cosas 160. Gran habilidad la de San Pablo, combatiendo al adversario con sus propias armas. En cuanto a eso de que “los manjares para el vientre y el vientre para los manjares,” niega que sea el mismo caso que el de cuerpo y fornicación; pues vientre y manjares están llamados a perecer, de que no tendremos necesidad en la vida futura (v.13), mientras que el cuerpo como tal permanecerá para siempre y está destinado a fines más altos que la nutrición o generación, perteneciendo a Cristo, a quien hemos sido incorporados en el bautismo (v.13; cf. Rom_6:3-5), Y habiendo de resucitar glorioso a su debido tiempo como parte integrante de nuestra personalidad (v.14; cf. 15:52; Rom_8:11; Flp_3:21). En virtud de este valor imperecedero y eterno del cuerpo, Pablo condena la fornicación.
Comentario a la Biblia por los profesores de Salamanca.
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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