En el evangelio de San Juan 20, 26-28 nos narra el encuentro de Tomás con el Señor, después de haber expresado su incredulidad a los demás apóstoles.
En el versículo 26, Jesús invita a Tomás a que meta los dedos en sus llagas. Y la cuestión es si Tomás metió los dedos y después dijo su expresión (v. 28) de aceptación tan conocida de "!Señor mio y Dios mio!", o no hubo necesidad de que los metiera, para que el hiciera su profesión de fe y reconocimiento de la divinidad del Señor?
Gracias.