Lo que quiero consultar es conocido sin embargo no he visto un tema al respecto. Bien, resulta que viendo un tema en un foro protestante salió a flote el dogma de la Asunción de María, y una razón que se expuso en contra de este fue el pasaje de 1Cor 15,22-23 que dice:
1Cor 15,22-23
Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo. Pero cada cual en su rango: Cristo como primicias; luego los de Cristo en su Venida.
Ciertamente he revisado ya alguna información como la que se encuentra aquí:
1. http://www.corazones.org/maria/ensenanza/asuncion.htm
2. http://mercaba.org/DicMA/A/asuncion.htm
3. http://feyrazon.org/Asunta.htm#(66)
4. http://arvo.net/uploads/file/VIRGEN-MAR ... n_JPII.pdf
5. http://www.almudi.org/CalendarioLiturgi ... Maria.aspx
6. http://www.oracionesydevociones.info/01 ... ologia.htm
7. http://apologeticauniversal.blogspot.co ... a-los.html
8. http://www.seleccionesdeteologia.net/se ... nandez.pdf
9. http://www.catolicosfirmesensufe.org/el ... los-cielos
10. http://www.apologeticacatolica.org/Maria/Maria10.htm
11. http://www.apologeticacatolica.org/Maria/Maria11.htm
12. http://www.apologeticacatolica.org/Maria/Maria12.htm
Y aunque en todos los casos se muestran sólidas razones para creer en el dogma, hay algo que me resulta difícil de entender (lo cual no implica que deje de creer en el dogma), y creo que no se ha tocado directamente, y es que hay cierto conflicto entre la resurrección (lo más probable) anticipada de la Virgen María y lo escrito en Corintios respecto a que los de Cristo resucitarán en su venida. Ciertamente la Tradición se complementa con la Escritura pero aparentemente, en este caso, se contradicen. El que María resucite anticipadamente, cosa que creo, ¿no contradice a la Escritura que dice que los de Cristo resucitarán en su venida?
Entre los argumentos que he leído veo que se cita a los santos que resucitaron con la muerte de Jesús, pero esa resurrección puede referirse a una resurrección del tipo de Lázaro, con cuerpos mortales, de hecho creo que fue así, pues como dice Antonio Orozco Delclós [Introducción a la Mariología - Ref. 6]:
En 1979, la Congregación para la Doctrina de la Fe, promulgó una Carta a los Obispos de la Iglesia Católica Recentiores Episcoporum Synodi sobre algunas cuestiones referentes a la escatología, con la aprobación y por disposición del papa Juan Pablo II. En el n. 6 se declara inaceptable cualquier explicación teológica del más allá que prive al dogma de la Asunción de lo que tiene de único: «es decir, el hecho de la glorificación corpórea de la Virgen es la anticipación de la glorificación reservada a todos los elegidos». No basta, pues, con decir que María resucitó gloriosamente después de la muerte (del mismo modo que resucitarán todos los justos). «Anticipación» es el concepto clave. Es necesario afirmar, para permanecer en la fe católica, que la Asunción consiste en una singular anticipación respecto a la resurrección final de los justos.
También he leído que María también sería primicia, pero eso no se deduce de la cita bíblica.
Otra respuesta que he visto la da José María Hernández Martínez (Ref. 2 y 8) que la traigo aquí:
d) ¿Resurrección individual inmediata? En la literatura del período intertestamentario se admitía la posibilidad de resurrecciones individuales anticipadas en el caso de los patriarcas, en quienes el pueblo de Israel veía representado el logro de sus esperanzas, considerándolos como las primicias de la resurrección escatológica. También es posible encontrar en estos escritos la idea de una resurrección anticipada de algunos profetas e incluso de los mártires en general34.
El NT, por su parte, proclama la resurrección y exaltación de Cristo como un acontecimiento ya sucedido y que además constituye el principio y el fundamento de la resurrección escatológica (cf Mt 27,51ss; 1Cor 15,20; Col 1,18; Ap 1,5). La cuestión que se plantea entonces es si, después de iniciarse, el proceso de resurrección se ha detenido hasta el momento de la parusía. Pues bien, no parece que esta idea sea compartida por todos los hagiógrafos. El libro del Apocalipsis, p. ej., además de referirse expresamente a una "primera resurrección" distinta y distante de la resurrección general (cf 20,16, espec. v. 5), está presuponiendo la glorificación actual de los mártires en el cielo, incluida la dimensión corporal (cf espec. 6,9-11; también 3,4s; 7,9.13s; 19,14, donde reaparece el mismo simbolismo del vestido blanco). De hecho, los mártires se hallan estrechamente asociados al triunfo del Cordero en la Jerusalén celeste (cf 7,14-17 con 21,3s y 22,3) y, si algo han de esperar todavía, es que se complete el número de sus hermanos (cf 6,11); nada hace pensar que en ellos mismos la salvación no esté ya consumada 35. A una conclusión semejante parecen conducir otros textos del NT en que se asimila la suerte del mártir cristiano con la del mismo Jesús 36. En cambio, Pablo parece descartar taxativamente en 1Cor 15,20-23 la posibilidad de cualquier resurrección antes de la parusía: "Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicia de los que duermen... Pues así como en Adán mueren todos, así también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su propio orden: como primicia, Cristo; después los de Cristo, en su parusía; después el fin, cuando entregue el reino a Dios Padre..." ¿Qué decir sobre esto?
Sería erróneo aislar este dato de su contexto literario y teológico y más aún reducir a él todo el pensamiento de Pablo sobre el tema. Hay que tener en cuenta, por de pronto, que la programación por etapas de los acontecimientos escatológicos es un tópico de la literatura apocalíptica y que, en este caso, el tema de la parusía no juega ningún papel relevante 37. Por otra parte, la insistencia en el carácter futuro de la resurrección (y de la consumación universal) está motivada por la polémica contra los que niegan aquí la resurrección de los muertos 38. Finalmente, en otros lugares del epistolario se presenta la vida del ésjaton como una realidad ya operante (cf, p. ej., Gál 6,14s; 2Cor 5,14-17; Rom 6,1-11) y se llega a hablar de una resurrección acontecida ya en el pasado (cf Ef 2,6; Col 2,12; 3,1-4). Sin que haya que ver aquí una contradicción, tal diversidad de perspectivas invita a una interpretación diferenciada, en la que no se puede descartar de antemano la posibilidad de una evolución -más o menos homogéneaen el mismo pensamiento paulino.
En nuestro caso, esta evolución o -mejor- cambio de perspectiva vendría provocado fundamentalmente por el hecho de que, mientras antes Pablo no se planteaba la posibilidad de morir antes de la parusía (cf ITes 4,15ss; lCor 15,51), cuando escribe 2Cor esta posibilidad le resulta ya más que probable (cf 1,8ss; 4,10ss), impulsándole a una reformulación de sus esperanzas. Así se entiende un texto tan peculiar como el de 2Cor 5,1-10, en el que numerosos exegetas encuentran la idea de una resurrección inmediata, expresada en esa imagen del revestimiento de la morada celeste, que tiene lugar precisamente cuando la tienda terrena se desmantela, es decir, en la muerte 39. Sería éste un nuevo ejemplo de esa escatología realizada de cuño helenizante que hemos venido encontrando en los escritos del judaísmo intertestamentario y del mismo NT. Pero es interesante observar que ya en el texto capital de 1Cor 15, donde Pablo desarrolla más ampliamente su concepción de la resurrección, aparecen expresados los motivos que sustentan esta idea de resurrección/glorificación corporal inmediata. Concretamente, la asociación de la resurrección/transformación con la muerte individual (en la analogía de la semilla: vv. 36ss), el principio fundamental de que la resurrección es fruto de una acción creadora de Dios (entre los precedentes, cf espec. 2Mac 7,22s.28s), la insistencia en la diversidad de cuerpos, sobre todo entre la primera creación y la nueva creación escatológica (cf vv. 39-44), la dualidad cosmológica y antropológica entre lo terreno y lo celeste (cf vv. 40.47ss)... Todos estos elementos, íntimamente relacionados, junto a las circunstancias antedichas, hacen comprensible el que Pablo llegue a concebir el revestimiento del cuerpo glorioso como una realidad que acontece inmediatamente a partir de la muerte y que permite la plena comunión con el Señor resucitado, objeto último de su esperanza (cf 2Cor 5,8; Flp 1,23s; 3,10-14; Rom 8,17; etc.).
Bueno, este texto excede ni nivel de entendimiento, sin embargo me parece que da a entender que Pablo fue madurando en sus ideas y que la resurrección, para otros (véase su referencia al apocalipsis), no tendría que darse solo en la parusía sino también antes, con lo cual entraríamos en conflicto con el documento Recentiores Episcoporum Synodi de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Espero vuestros comentarios para tener mayor claridad en este asunto.
Saludos y gracias.