eduarod escribió:Estimado en Cristo anunciador:
1. La Oración de alabanza a Dios es un término teológico preciso que no debe confundirse con otras formas de alabanza. Es como si confundimos la Oración de petición dirigida a Dios y las implicaciones que esta tiene, con otras formas de petición, y entonces pretendemos equivocadamente deducir a partir de ahí que no le podemos pedir nada a nadie.
Estimado eduarod, rezar, orar, alabar, cantar, suplicar, son parte de la forma en que nos dirigimos a Dios, a la virgen y los Santos; y es en ese mismo orden en el que puede ser dirigido nuestras formas de expresión a ellos, primero Dios, la Virgen y los Santos y para ser mas preciso y aprovechando que usted mismo trae al tema el magnificat, le recuerdo como María santísima empieza su aclamación:
"Μεγαλύνει ἡ ψυχή μου τὸν Κύριον", "Magnificat anima mea Dominum", "Proclama mi alma la grandeza del Señor"
"καὶ ἠγαλλίασεν τὸ πνεῦμά μου ἐπὶ τῷ Θεῷ τῷ σωτῆρί μου", et exultavit spiritus meus in Deo salutari meo, y se alegra mi espíritu en Dios, mi SalvadorLo Primero que María santísima proclama es la grandeza de nuestro Dios al reconocer el Él es El Señor, y eso es lo primero que se debe hacer, ella no dice que se alaba a si misma o su intención es que ella sea alabada primero, lo primero que te enseña es ella es a alabar, exaltar, enaltecer primero a Dios al que después le llama su Salvador, para no prolongarme, detalle cada frase del magnificat y se dará cuenta que ella no desea ser la alabada sino que te invita a alabar a Dios por las cosas grandes que a hecho en ella y en la cual ella misma profetiza que por esa causa sería recordada por todas las generaciones al llamarla "Bienaventurada" que no es igual a ser alabada, continúo:
eduarod escribió:2. Y para despejar toda duda, citemos al Magisterio Universal de la Iglesia:
3. Por todo ello, y como para coronar estos testimonios todos de Nuestra piedad mariana, a los que con tanto entusiasmo ha respondido el pueblo cristiano, para concluir útil y felizmente el Año Mariano que ya está terminando, así como para acceder a las insistentes peticiones que de todas partes Nos han llegado, hemos determinado instituir la fiesta litúrgica de la "Bienaventurada María Virgen Reina".
Cierto que no se trata de una nueva verdad propuesta al pueblo cristiano, porque el fundamento y las razones de la dignidad real de María, abundantemente expresadas en todo tiempo, se encuentran en los antiguos documentos de la Iglesia y en los libros de la sagrada liturgia.
Mas queremos recordarlos ahora en la presente Encíclica para renovar las alabanzas de nuestra celestial Madre y para hacer más viva la devoción en las almas, con ventajas espirituales.
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7. Los Sumos Pastores de la Iglesia creyeron deber suyo el aprobar y excitar con exhortaciones y alabanzas la devoción del pueblo cristiano hacia la celestial Madre y Reina.
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No hay, por lo tanto, duda alguna de que María Santísima supera en dignidad a todas las criaturas, y que, después de su Hijo, tiene la primacía sobre todas ellas. «Tú finalmente —canta San Sofronio— has superado en mucho a toda criatura... ¿Qué puede existir más sublime que tal alegría, oh Virgen Madre? ¿Qué puede existir más elevado que tal gracia, que Tú sola has recibido por voluntad divina?»[52]. Alabanza, en la que aun va más allá San Germán: «Tu honrosa dignidad te coloca por encima de toda la creación: Tu excelencia te hace superior aun a los mismos ángeles»[53]. Y San Juan Damasceno llega a escribir esta expresión: «Infinita es la diferencia entre los siervos de Dios y su Madre»[54].
CARTA ENCÍCLICA AD CAELI REGINAM
DE NUESTRO SANTÍSIMO SEÑOR PÍO POR LA DIVINA PROVIDENCIA PAPA XII
SOBRE LA REALEZA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Y LA INSTITUCIÓN DE SU FIESTA
Aquí es donde se tiene que explicar: toda alabanza a María Santísima no puede ser superior a la Gloria de Dios ni puede ser inferior a la de los Santos y siervos de Dios; la alabanza mas honrosa que se le puede dar a María Santísima es la que ella misma nos enseña en el magnificat, no puede ser superior ni inferior. mas de esto tiene mal proceder, no por causa de que ella no lo merezca sino por que ella misma lo enseña así, o queremos ser desobedientes a las recomendaciones que nos da la mismísima Madre de Dios?, continúo:
eduarod escribió:E igualmente:
El 1 de noviembre de 1950, el venerable Papa Pío XII proclamó como dogma que la Virgen María «terminado el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial». Esta verdad de fe era conocida por la Tradición, afirmada por los Padres de la Iglesia, y era sobre todo un aspecto relevante del culto tributado a la Madre de Cristo. Precisamente el elemento cultual constituyó, por decirlo así, la fuerza motriz que determinó la formulación de este dogma: el dogma aparece como un acto de alabanza y de exaltación respecto de la Virgen santa. Esto emerge también del texto mismo de la constitución apostólica, donde se afirma que el dogma es proclamado «para honor del Hijo, para glorificación de la Madre y para alegría de toda la Iglesia». Así se expresó en la forma dogmática lo que ya se había celebrado en el culto y en la devoción del pueblo de Dios como la más alta y estable glorificación de María: el acto de proclamación de la Asunción se presentó casi como una liturgia de la fe. Y, en el Evangelio que acabamos de escuchar, María misma pronuncia proféticamente algunas palabras que orientan en esta perspectiva. Dice: «Desde ahora me felicitarán todas la generaciones» (Lc 1, 48). Es una profecía para toda la historia de la Iglesia. Esta expresión del Magníficat, referida por san Lucas, indica que la alabanza a la Virgen santa, Madre de Dios, íntimamente unida a Cristo su Hijo, concierne a la Iglesia de todos los tiempos y de todos los lugares. Y la anotación de estas palabras por parte del evangelista presupone que la glorificación de María ya estaba presente en el tiempo de san Lucas y que él la consideraba un deber y un compromiso de la comunidad cristiana para todas las generaciones. Las palabras de María dicen que es un deber de la Iglesia recordar la grandeza de la Virgen por la fe. Así pues, esta solemnidad es una invitación a alabar a Dios, a contemplar la grandeza de la Virgen, porque es en el rostro de los suyos donde conocemos quién es Dios.
SANTA MISA EN LA SOLEMNIDAD
DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
No confundamos, pues, la gimnasia con la magnesia.
Saludos y bendiciones en la alegría de la Resurrección del Señor.
En lo que resalto es lo que trato de explicar, la exaltación a María santísima no es en honor a ella misma sino por la grandeza de Dios al hacer en ella cosas grandes y maravillosas, y si Dios a hecho en ella tal grandeza, que no hará por nosotros?, esto lo confirma al entregar a su hijo Jesús por amor a nosotros.
En cuanto a la frase :
Las palabras de María dicen que es un deber de la Iglesia recordar la grandeza de la Virgen por la fe, no es lo que enseña María Santísima en el magnificat, ella dice:
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.Dice claramente que se le llamará bienaventurada por lo que Dios ha hecho cosas grandes y maravillosas en ella; la iglesia está invitada a resaltar esta grandeza, la de Dios en lo que ha hecho en María porque ella misma así lo reconoce.
no confundamos el marianismo despectivo de los protestantes que no quieren saber nada de ella con el marianismo excesivo de ciertos grupos católicos que quieren convertir a la Virgen María en la cuarta persona de la trinidad y esto es muy peligroso.