Necesito ayuda para poder responder este artículo a un amigo ateo. Este fue el artículo que El me envió:
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El milagro que nunca existió
Buscando desesperadamente un fenómeno que confirme a Dios
09-feb-2010 Salvador Hernáez
Virgen de Lourdes - Manuel González Olaechea y Franco
Los milagros ¿son manifestaciones del espíritu divino o puro truco de oportunismo religioso? Ninguna aparición o curación demuestra que existan o hayan existido.
Según los teólogos, la actividad de Dios, "puede observarse directamente en el mundo físico a través de los milagros", esos fenómenos extraordinarios que se producen en las religiones más importantes del mundo.
Si consideramos con Santo Tomás de Aquino que el milagro es un acto "realizado por el poder divino que se aparta del orden que generalmente siguen las cosas", podríamos pensar que si la ciencia logra demostrar la realidad del milagro poseeríamos, como dice Paul Davies, "una prueba fehaciente tanto de la existencia de Dios como de su preocupación por el mundo". Desgraciadamente, esa prueba aún no existe.
Ningún milagro
Ya lo expresaba el filósofo David Hume durante el pasado siglo: "No se ha encontrado en toda la historia ningún milagro que haya sido confirmado por un suficiente número de personas de tan incuestionable buen sentido, educación y saber para que podamos estar seguros de que no se han engañado a sí mismas".
Las apariciones milagrosas, los actos taumatúrgicos de Jesucristo o los poderes de los objetos sagrados pueden no tener nada de milagroso. Si algún día se pudiera demostrar que en Lourdes se ha producido una auténtica intervención divina contra todas las leyes de la naturaleza y no solo un suceso altamente improbable, estaremos más cerca de creer universalmente en el Dios que nos proponen las religiones institucionalizadas.
La Iglesia tiene que ser muy cauta para anunciar un milagro como tal. La fama milagrera de Lourdes, por ejemplo, nació de un fraude. No el de los pobres niños encabezados por Bernardette (Bernardita) que vieron lo que tantos otros auspiciados por el hambre o la fe alucinatoria (el cardenal de Manila Jaime Sin, aconsejaba a las jóvenes comer más para evitar tantas epifanías marianas (mariofanías): "Cuando se tiene hambre es sumamente fácil tener apariciones, por eso mi consejo es que se coma").
Consecuencias del hambre
Una página web hagiográfica describe así a María Bernardita Souvirous: "Era pequeña, débil y enfermiza, de familia pobre, casi miserable, y había pasado gran parte de su vida cuidando un rebaño de ovejas". Un perfil modélico de visionaria, añadiría un psicólogo.
Pero una visión o una alucinación visual o auditiva, seriamente documentadas y fáciles de inducir, no es un milagro en sí mismo. Sí es un milagro que Enrique Lasserre consiguiera crear una historia tan fantástica que su impronta quede como cierta en el cerebro de millones de personas. Lasserre señala tres milagros que nunca tuvieron lugar, según los testimonios de los propios protagonistas, pero que inevitablemente se han repetido una y otra vez en libros y webs.
Las estadísticas de la Oficina Médica (la Iglesia solo acepta 68 curaciones milagrosas, y ninguna de ellas estadísticamente imposible) nos ilustran sobre los controles científicos establecidos:
De 1888 a 1914, 3.000 curaciones
De 1921 a 1923, 216 curaciones
De 1945 a 1954, 40 curaciones
De 1968 en adelante, 0 curaciones comprobadas, aunque quienes afirman curarse siguen apareciendo en las noticias.
Una prueba fehaciente
En esta insistencia por encontrar la "prueba fehaciente" de la autenticidad divina de los milagros, los acólitos de las distintas religiones buscan afanosamente un rastro que les conduzca a una respuesta definitiva. Por ejemplo, la recreación por ordenador de la figura de Cristo a partir de la Sábana Santa o la reconstrucción informática de su rostro basándose en el Sudario que se guarda en la Catedral de Oviedo.
Pero tampoco esos trabajos ayudarán al acercamiento entre ciencia y religión, ya que, como dice Paul Davies, "la persona religiosa que cree en la actividad divina y ve constantemente a su alrededor pruebas de la obra de Dios no encuentra nada incongruente en los sucesos milagrosos, que son otra faceta de la acción de Dios en el mundo. Por el contrario, para el científico, que piensa que el mundo funciona de acuerdo a leyes naturales, un milagro es como una conducta desviada, un acontecimiento patológico que estropea la belleza y la elegancia de la naturaleza. La mayoría de los científicos prefieren prescindir totalmente de ellos".
Como dice el físico francés Henri Broch en un libro absolutamente recomendable (Los fenómenos paranormales), "no se trata de eliminar lo maravilloso, porque lo maravilloso o paranormal es natural, pero eso no quiere decir que haya que creer incondicionalmente en todo lo que dicen. Siempre hay que anteponer el espíritu crítico, que es nuestra mejor forma de ser más libres".
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