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Djerzinski escribió:Como —al menos la mayoría— de vosotros estoy en contra de la eutanasia, pero por motivos diferentes, que no me detendré en explicar porque carecen de interés. Sin embargo, hay un detalle del rechazo a la eutanasia desde el catolicismo que no me termina de cerrar; es este: supongamos que alguien se está muriendo, concretamente, necesita de unas máquinas para mantenerse con vida. ¿Por qué desde el catolicismo no se está contra ese tipo de vida antinatural y sin embargo sí se está en contra de que a dicha persona se le desconecte de la máquina que lo mantiene vivo desafiando a la naturaleza —y por tanto al deseo de Dios—? Ojo, tan sólo me refiero a este tipo de eutanasia, no a otras variantes como terminar con la vida de una persona que sufre, tiene daños en el cuerpo, ect sino sólo a los casos en que la persona necesita de un componente antinatural para seguir con vida; pueden ser máquinas (el caso más extremo) e incluso pastillas.
En resumen, entiendo el deseo de respetar la vida, pero no encuentro congruente (en los casos que refiero) que este deseo se justifique desde "lo natural o Dios".
Ictus escribió:
Lo natural es intentar preservar la vida, no intentar acabar con ella.
yotaleno escribió:Estimados:
Transcribo aqui lo que dice el Beato Juan Pablo II sobre el tema en cuestión y que, me parece, responde a la pregunta hecha:
"Evangelium vitae
Juan Pablo II
65. Para un correcto juicio moral sobre la eutanasia, es necesario ante todo definirla con claridad. Por eutanasia en sentido verdadero y propio se debe entender una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. «La eutanasia se sitúa, pues, en el nivel de las intenciones o de los métodos usados».
De ella debe distinguirse la decisión de renunciar al llamado «ensañamiento terapéutico», o sea, ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar o, bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia. En estas situaciones, cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede en conciencia «renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo las curas normales debidas al enfermo en casos similares». Ciertamente existe la obligación moral de curarse y hacerse curar, pero esta obligación se debe valorar según las situaciones concretas; es decir, hay que examinar si los medios terapéuticos a disposición son objetivamente proporcionados a las perspectivas de mejoría. La renuncia a medios extraordinarios o desproporcionados no equivale al suicidio o a la eutanasia; expresa más bien la aceptación de la condición humana ante al muerte.
En la medicina moderna van teniendo auge los llamados «cuidados paliativos», destinados a hacer más soportable el sufrimiento en la fase final de la enfermedad y, al mismo tiempo, asegurar al paciente un acompañamiento humano adecuado. En este contexto aparece, entre otros, el problema de la licitud del recurso a los diversos tipos de analgésicos y sedantes para aliviar el dolor del enfermo, cuando esto comporta el riesgo de acortarle la vida. En efecto, si puede ser digno de elogio quien acepta voluntariamente sufrir renunciando a tratamientos contra el dolor para conservar la plena lucidez y participar, si es creyente, de manera consciente en la pasión del Señor, tal comportamiento «heroico» no debe considerarse obligatorio para todos. Ya Pío XII afirmó que es lícito suprimir el dolor por medio de narcóticos, a pesar de tener como consecuencia limitar la conciencia y abreviar la vida, «si no hay otros medios y si, en tales circunstancias, ello no impide el cumplimiento de otros deberes religiosos y morales». En efecto, en este caso no se quiere ni se busca la muerte, aunque por motivos razonables se corra ese riesgo. Simplemente se pretende mitigar el dolor de manera eficaz, recurriendo a los analgésicos puestos a disposición por la medicina. Sin embargo, «no es lícito privar al moribundo de la conciencia propia sin grave motivo»: acercándose a la muerte, los hombres deben estar en condiciones de poder cumplir sus obligaciones morales y familiares y, sobre todo, deben poderse preparar con plena conciencia al encuentro definitivo con Dios.
Hechas estas distinciones, de acuerdo con el Magisterio de mis Predecesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal.
Semejante práctica conlleva, según las circunstancias, la malicia propia del suicidio o del homicidio."
Que el Señor nos bendiga a todos
Djerzinski escribió:La ambigüedad del texto es sorprendente, no es la postura que yo tenía entendido que tiene la Iglesia ni el común de los católicos. Especialmente llamativo que defienda el uso de sedantes en casos que lo requieran. Si bien aduce que lo que él acepta como condición para dejar marchar a una persona se distingue de la eutanasia, es bien claro que:
— En ciertos casos es aceptable (por ejemplo, el caso que exponía yo en el primer post creo que entraría en "ensañamiento terapéutico" y por tanto sería lícita la "eutanasia").
— El uso de sedantes también es aceptable en función de las circunstancias.
Esto deja en el aire quién, cómo, ect decide cuándo las circunstancias son las "requeridas", pero es más de lo que habría esperado.
VictorSL escribió:Djerzinski escribió:La ambigüedad del texto es sorprendente, no es la postura que yo tenía entendido que tiene la Iglesia ni el común de los católicos. Especialmente llamativo que defienda el uso de sedantes en casos que lo requieran. Si bien aduce que lo que él acepta como condición para dejar marchar a una persona se distingue de la eutanasia, es bien claro que:
— En ciertos casos es aceptable (por ejemplo, el caso que exponía yo en el primer post creo que entraría en "ensañamiento terapéutico" y por tanto sería lícita la "eutanasia").
— El uso de sedantes también es aceptable en función de las circunstancias.
Esto deja en el aire quién, cómo, ect decide cuándo las circunstancias son las "requeridas", pero es más de lo que habría esperado.
Estimado"Djerzinski",
La Eutanasia NUNCA es licita, porque por definición de Juan Pablo II, especifica que "Es una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor".
Yo no veo ninguna ambiguedad.
Saludos en Cristo.
yotaleno escribió:EstimadoDjerzinski:
Dices que el documento del beato Juan Pablo II deja en el aire quién, cómo, ect decide cuándo las circunstancias son las "requeridas"
A mi me parece que este documento ilumina claramente; 1) al enfermo que se encuentra en las situaciones descritas y tiene la conciencia clara para ser él quien tome la decisión acerca de qué hacer; 2) si el enfermo ya no está conciente, a sus familiares los que, con el apoyo estrictamente médico (no moral) deberán tomar la decisión; y si además faltan los familiares, es de esperarse que los médicos a cargo del enfermo actúen de acuerdo a estos lineamientos.
yotaleno escribió:Por esto, es importante que cada quien, estando absolutamente consciente, haga conocer a sus familiares y médicos cómo espera que actúen con él si llega el momento. Y, relacionado con esto, la Iglesia ha aprobado también lo que se llama el Testamento Vital que, nuevamente, es recomendable que cada quien lo conozca y, si está de acuerdo, lo entregue a sus familiares y médicos. El documento es como sigue:
[...]
Por ello, yo, el que suscribe, pido que si por mi enfermedad llegara a estar en situación crítica irrecuperable, no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados; que no se me aplique la eutanasia (ningún acto u omisión que por su naturaleza y en su intención me cause la muerte) y que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos.
Adonai_Elohim escribió:Me parece absurdo y bastante más inmoral afirmar que es un asesinato ayudar a alguien a morir cuando no hay posibilidad de salvar la vida a esa persona y que es cuestión de minutos u horas que esa persona fallezca bajo innumerables dolores y sufrimientos.
Adonai_Elohim escribió:Una persona con cáncer de pulmón que llega al extremo, a sus últimas horas de agonía extrema, quitarle la vida en ese estado ¿se puede considerar eutanasia?
Adonai_Elohim escribió:Pero cuando no hay vuelta atrás y estás en la última agonía que no tiene vuelta, ahí la eutanasia deja de considerarse como tal, porque la eutanasia en ese caso ya no puede cambiar el resultado de ese paciente, porque su sentencia de muerte ya está clara antes de practicar cualquier tipo de eutanasia.
Djerzinski escribió: ¿de verdad esta opinión está generalizada dentro de la Iglesia hoy en día?
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