Aporto una parte de un escrito que refuta las posiciones teológicas de D.Bonhoeffer (que tanto gustan al sector más "progre"), porque los argumentos valen igualmente para este debate:
"Fe" y" religión" son como las dos caras de la misma moneda, dos aspectos del mismo fenómeno: cristianismo; ambos elementos son esenciales e inseparables. Son esenciales, pues uno y otro, juntos, constituyen el cristianismo. Son inseparables, pues son los dos aspectos de la misma realidad y sólo se pueden hacer distinciones entre el uno y el otro en un análisis científico (incluso muchos diccionarios identifican ambas palabras).
Nosotros, los cristianos, usamos la palabra "fe" en dos sentidos, a saber: como un acto de creencia y como el contenido de este acto, es decir, el objeto de esta creencia. En el primero la fe, como el acto de creencia, es una virtud teologal. En el segundo, al objeto de esta creencia le llamamos DEPOSITUM FIDEI, que es lo revelado por Dios y enseñado por Cristo. Es decir, no creemos en cualquier cosa, pues nuestra fe es una virtud teologal; creemos en lo revelado por Dios; solamente lo revelado por Dios merece ser objeto de nuestra fe como virtud teologal. El cristianismo como fe es la aceptación como verdad de lo enseñado por Cristo y la "encarnación" en la vida de lo aceptado; en otras palabras, el cristianismo es la vida según la fe (según la verdad revelada).
La "religión" es la totalidad de las relaciones del hombre con Dios, que se expresa ante todo en el culto de Dios. Cada religión supone alguna fe (en ambos sentidos de esta palabra). Es precisamente la fe en Dios y en lo revelado por El que nos lleva a amar y a adorar a Dios, y este amor y este deseo de adoración se expresa en las innumerables prácticas de piedad. Una fe —como la quiere llamar Dietrich Bonhoeffer— sin religión es una fe fría, sin ardor y sólo posible cuando es desviada, despistada, desorientada, cuando en vez de estar concentrada en Dios, está concentrada en el hombre. En este caso sólo se expresa en los actos de bondad, de altruismo, de cooperación, etc.
En algunas corrientes del protestantismo siempre existía una mayor preferencia por la fe que por la religión, e incluso existían sectas que pretendían excluir el aspecto "religión", es decir, pretendían reducir el cristianismo a una fría fe, sin prácticas de devoción, sin culto.
[...]se reducía a una ideología, a un código de ética, algo inspirado por el Evangelio.[...] La eliminación del elemento "religión", en esta corriente protestante, no es ninguna novedad, sino una actitud tradicional en ella.
Para un católico esta actitud es un error gravísimo y, además, incomprensible, pues Cristo mismo, tal como lo vemos en los Evangelios, es un ser religioso e incluso es la religión misma.[...]Entendemos por la religión el conjunto de las relaciones ordenadas entre el hombre y Dios y, por consiguiente, todas las prácticas de devoción en las cuales se expresa el amor del hombre hacia Dios y especialmente la adoración de Dios por el hombre llevado por el amor a este acto supremo de reconocimiento de Dios como Señor, como Ser Supremo y Absoluto.
Pues bien, Cristo viene al mundo precisamente para relacionar, de una manera perfecta, en su propia persona, al hombre (y en él a la humanidad entera) con Dios y vincular lo humano con lo divino. En la misma persona de Cristo se unen, perfectamente y para siempre, la naturaleza humana con la naturaleza divina y, por esta razón, podemos decir que Cristo es la religión por excelencia. Cristo también, siendo Hombre-Dios, relaciona de una manera perfecta, permanente y para siempre la humanidad entera, siendo como su representante —ya que de alguna manera está presente en su persona— con Dios-Padre y con Dios-Espíritu Santo, con quienes se halla permanentemente unido en el misterio de la Santísima Trinidad. Siendo así, Cristo es esencialmente religioso, pues es el "relacionador" perfecto y permanente de la humanidad con Dios.
Cristo también viene al mundo para cumplir el más típico y el más esencial acto religioso: el sacrificio. El es el profetizado, simbolizado y anunciado por los sacrificios del Antiguo Testamento, el "Cordero de Dios". Viene al mundo para cumplir el acto del supremo misterio, el sacrificio en la Cruz, siendo El mismo, al mismo tiempo, la víctima y el victimario, el sacrificio (ofrenda) y el sacrificador (sacerdote), ofreciéndose, en el sacrificio supremo de su vida, como Hostia Inmaculada, para la redención de todos los hombres y como el sacrificio de alabanza a Dios, por ser El, al mismo tiempo, Hombre-Dios, único plenamente satisfactorio, único perfecto como el acto supremo de adoración de la Santísima Trinidad. Cristo es el único verdadero y perfecto Sumo Sacerdote. En El y por El, participando en su sacerdocio, los sacerdotes católicos, por disposición de El, continúan este único Sacrificio del Calvario, a través de los siglos, celebrando la Santa Misa, que esencialmente es la renovación continua del Sacrificio de la Cruz. De esa manera lo religioso es esencial en el cristianismo; no hay, ni puede existir, un cristianismo que no sea esencialmente religión.
El sacerdocio, el sacrificio, la Santa Misa, las devociones, los templos, etc., son elementos esenciales en el cristianismo. És la fe en la existencia de Dios, es la fe en Dios, como Amor Infinito, la que lleva al hombre a amar y a adorar a Dios, de la maneta indicada por el mismo Cristo, es decir, por la celebración de la Santa Misa, es decir, por las prácticas de religión.
Todo "cristianismo" que rechace el elemento "religión" es un cristianismo falso, [...]por muy bonito que parezca, es un cristianismo adulterado.
Miguel Poradowski-DIETRICH BONHOEFFER, UN TONTO ÚTIL.
Es curioso cómo los extremos se tocan, porque el sentido de Bonhoeffer era (en parte) opuesto al de los evangélicos de hoy:
Hay que reconocer que Dietrich Bonhoeffer, cuando quiere eliminar del cristianismo los elementos de la religión, lo hace para presentar este cristianismo más aceptable para el hombre contemporáneo, que cada día parece más arreligioso. Es decir, que Dietrich Bonhoeffer lo hace por razones de pastoral (¡cuántas mutilaciones y adulteraciones se hacen hoy día en el cristianismo invocando razones pastorales!). Tal vez, en algún punto, Dietrich Bonhoeffer tenga razón, pues es un hecho que, en algunos ambientes, especialmente de la vida urbana, muy "impactados" por la técnica y muy laicizados—ambientes bien conocidos por Bonhoeffer, pues el mismo proviene de ellos—, la religión está muy "arrinconada" y el hombre de estos ambientes raras veces se acuerda de Dios y de su destino eterno. Por otra parte, también Dietrich Bonhoeffer tiene razón cuando constata que muchos fenómenos de la vida, que antes, en siglos pasados, el hombre se lo explicaba atribuyéndolos a la intervención de Dios, hoy día, gradas al desarrollo de la ciencia, se los explica sin recurrir a la religión.
Sin embargo, estas razones no son ni suficientes, ni convincentes y, por ende, no justifican la actitud antirreligiosa de Dietrich Bonhoeffer. Más todavía, cuando él insiste sobre una vida de cristiano completamente despojada de la misma idea de la existenda de Dios, diciendo que el cristiano debería vivir de igual manera como si Dios no existiera, ¿cómo puede este postulado ético de Dietrich Bonhoeffer conciliarse coa el primer mandamiento dado por Dios en el Antiguo Testamento y, con tanta fuerza, recordado por Cristo? ¿Cómo se puede cumplir con la orden de Cristo: "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente" si este Dios está ausente en la vida del cristiano y si, prácticamente, no existe para el cristiano?
Si hoy en día la religión, en ciertos ambientes de gente muy culta, ha perdido algunas de sus funciones antiguas y secundarias, esto la hace todavía más necesaria e indispensable para mejor cumplir con sus funciones esenciales y propias, irremplazables y espirituales.
El nefasto postulado de Dietrich Bonhoeffer de "vivir como si Dios no existiera" lleva —tal vez contra las intenciones y propósitos del autor— a una actitud que desemboca en la espantosa "teología de la muerte de Dios"[...]
Miguel Poradowski-DIETRICH BONHOEFFER, UN TONTO ÚTIL.
Puede leerse completo aquí:
http://www.fundacionspeiro.org/verbo/19 ... 01-115.pdf