alfonsomx63 escribió:por que al texto no le antece solo puedo elevar un plegaria y peticion la cielo a un santo: NO PORQUQE ESTAS DESOBEDECIENDO UNA ENSEÑANZA DOCTRINAL DE JESUS CLARA Y ESPECIFICA .
Me gustaría analizar esto más en detalle. La primera parte de su comentario dice:
alfonsomx63 escribió:por que al texto no le antece solo puedo elevar un plegaria y peticion la cielo a un santo
La respuesta verdadera es NO, tal como dice Alfonso, pero no por las razones que El dice y con la connotación que El le da.
Me explico. No porque antecede al texto Luc.11.2. y Juan 14:13 la letra SOLO, podemos decir que podemos "elevar una plegaria y petición al cielo a un santo". Ahora bien, precisamente porque NO le antecede a los textos la palabra SOLO, no los podemos usar como argumento en contra de "elevar una plegaria y petición al cielo a un santo".
Es decir, en realidad, los textos Luc.11.2. y Juan 14:13 no dicen nada con relación a "elevar una plegaria y petición al cielo a un santo", ni a favor, ni en contra.
Los textos que sí hablan a favor de la intercesión de los santos son los que hablan de la inmortalidad del alma y la presencia ante Dios de los justos, inmediátamente mueren. Estos textos fueron muy bien resumidos por elmiguelito y sobre Ellos, Alfonso se ha quedado mudo, no dice nada, porque no tiene argumentos.
Veamos la segunda parte de su comentario:
alfonsomx63 escribió:NO PORQUQE ESTAS DESOBEDECIENDO UNA ENSEÑANZA DOCTRINAL DE JESUS CLARA Y ESPECIFICA .
Como vimos, los textos Luc.11.2. y Juan 14:13 no prohiben "elevar una plegaria y petición al cielo a un santo". Y es cierto que tampoco podemos decir que lo permiten. Es decir, NO dicen dada estos estos, ni a favor ni en contra, sobre la intercesión de los santos.
Ahora bien, lo que sí hablan a favor de la intercesión de los santos son los argumentos bíblicos resumidos por elmiguelito. Por lo tanto NO "estamos desobedeciendo una enseñanza doctrinal de Jesús". Todo lo contrario, estamos obediciendo una enseñanza que está en las sagradas escrituras.
Cuales son esos argumentos de elmiguelito no respondidos por Alfonso donde se ve la enseñanza de que sí se puede "elevar una plegaria y petición al cielo a un santo"? Estas:
elmiguelito escribió:Bueno, con todo respeto para tí, pero aquí si veo un enorme desconocimiento de la Sagrada Escritura por parte tuya, pues, como lo sustenté con la Biblia (te ruego leas mi penúltimo post) la inmortalidad del alma es una enseñanza bíblica; el Apóstol San Pablo, como lo comenté, dice que para el la muerte es una ganancia y que, para él, lo mejor sería morir y ESTAR con Cristo (Filipenses 1: 21-22), también dice la Escritura:
4:9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?
4:10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
La versión Reina Valera 1960, que es la que usas, dice que Jesús al momento de su Ascensión “llevó cautiva la cautividad”, la Biblia de Jerusalén y la versión "Dios Habla Hoy, con Deuterocanónicos" dicen en la misma cita:
"Subiendo a las alturas llevó cautivos y repartió dones a los hombres" (Biblia de Jerusalén)
"Subió al cielo llevando consigo a los cautivos, y dio dones a los hombres" (Biblia Dios Habla Hoy)
¿Quiénes eran los cautivos que se llevó Jesús al cielo cuando subió? El Apóstol San Pedro nos da una pista:
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,(1 Pedro 3: 18-19)
Los cautivos a los que Jesús se llevó consigo al Cielo son las almas de los justos, pues la Escritura dice que cuando Jesús murió descendió al seol, que era el destino de todos los hombres fueran justos o impíos antes de Su resurrección, pero con la obra salvífica de Jesús en la cruz las almas de los justos fueron llevadas por El al cielo, es por esto que Jesús le dijo al "buen ladrón": "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso" pues Jesús, con Su muerte abrió las puertas del cielo para todos los hombres justos.
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Bueno, aquí el problema es el concepto de Iglesia que tienen los Adventistas de Séptimo Día así como también los Testigos de Jehová (entre otros) pues tanto para ustedes (Adventistas) como para los Testigos de Jehová los que mueren, tanto justos como impíos (corrígeme si me equivoco), están “dormidos” en el sepulcro y no tienen conciencia de nada hasta que resuciten en el día del arrebatamiento o rapto; mientras que para los Cristianos Católico Romanos y para otros muchos Cristianos, los que mueren pasan a la Presencia de Dios y están vivos con el Señor.
En mi penúltimo post, argumenté que las almas de las personas que alcanzan la salvación están con Cristo, y que Cristo dijo que donde esté El están también Sus servidores, y por lo tanto, basados en la promesa de Jesucristo que dijo que donde dos o más personas se reúnen en Su Nombre El está en medio de ellos, no es de extrañar que donde está Jesús están todos los Santos presentes con El, por El y en El, y por esto confiamos que si hacemos una petición a uno de los siervos de Jesús ellos nos escuchan y la presentan al Padre. Y con esto no hacemos nada ajeno a las enseñanzas de Jesús y de Sus Apóstoles, a quienes fue confiado el Depósito de la fe, pues la Escritura nos dice:
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne, a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección, a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.(Hebreos 12: 22-24)
Cierto es que Jesús, en su momento, enseño a sus Discípulos que oraran al Padre, pero la Escritura atestigua que junto Jesús y al Padre están también los ángeles, la asamblea de los Primogénitos del Pueblo Judío inscritos en el cielo y los espíritus de los justos que YA han llegado a la perfección, es decir, que ya se encuentran gozando de la Presencia de Dios, y nada malo hacemos con acercarnos a ellos confiando en su intercesión con Dios, pues hacemos igual que los cristianos a los que iba dirigida la Carta a los Hebreos.
Y no hay lugar a dudas de que, tanto los justos de antes y después de Cristo pasaron a Su Presencia por el mérito salvífico de Cristo en la cruz, pues la escritura también dice al respecto de los que murieron antes de morir Jesús:
Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu. Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. (San Mateo 27: 50-53)
Claramente dice la Escritura que al morir Jesús muchos fieles resucitaron en cuerpo y alma y se aparecieron a muchos y entraron en la Ciudad Santa y… ¿Cuál es esta Cuidad? ¿Acaso no es “la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial”?, esto fue un signo tremendo Alfonso, pero pudiéramos decir: “Si, la Escritura dice que muchos santos resucitaron, pero no todos”; bueno, el pasaje que cité de la Carta a los Hebreos habla de las almas de los primogénitos (del Pueblo de Israel, antes de Cristo) y de las almas de los justos que YA (es decir, que para el momento en que se escribió la Carta a los Hebreos YA estaban gozando de la Presencia de Dios) han llegado a la perfección (es decir los hombres Justos que murieron antes y después de la obra salvífica de Cristo YA se encuentran en el cielo con Dios) ya se encuentran gozando de la Presencia de Dios.
Pero los que precedieron a Cristo no entraron a la Presencia de Dios antes que nosotros los del Nuevo Pueblo de Dios, es decir, los de la Iglesia de Cristo. Y… ¿Por qué lo digo? Bueno, no lo digo yo, lo dice la Escritura, basta con leer un capítulo antes de la Carta a los Hebreos que cité, el Capítulo once, cuando se habla de todos los justos empezando por Abel, Abrahán, Sara, Jacob, José, Moisés, no dejando fuera a Sansón, David y los Profetas, todos ellos, dice la Escritura, que “aunque alabados por su fe, no consiguieron el objeto de las promesas” (Hebreos 11: 39) y… ¿cuál era el objeto de las promesas? El versículo 10 y 16 de Hebreos 11 da la respuesta, el objeto de las promesas era entrar a la ciudad “cuyo arquitecto es Dios”, la Patria Celestial, pero, ¿Por qué no entraron ellos antes que los de la Iglesia? La misma Carta a los Hebreos lo dice: “Porque Dios nos tenía reservado algo mejor, y no quiso que ellos llegaran a la perfección sin nosotros.” (Hebreos 11: 40) Ellos no entraron a la perfección porque Dios quiso que no entraran ellos antes que nosotros. Y ¿Qué era lo “mejor” que Dios tenía reservado para nosotros? El Evangelio de Cristo, que nos da la nueva Ley que fue grabada en nuestros corazones, pues la antigua Ley no llevó a la perfección a ninguno de los que estuvieron bajo ella (cf. Hebreos 7: 19; 9: 9) y nosotros somos dichosos porque muchos profetas y justos hubieran querido ver lo que ahora vemos y oír lo que ahora escuchamos, leer lo que ahora leemos, la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo, que es Palabra de Vida Eterna.
Ahora bien, creo que no queda lugar a dudas de que los que mueren y son hallados justos por Dios ya están gozando de Su Presencia, ¿Entonces? ¿Por qué no hemos de hacer como los primeros cristianos? ¿Por qué no hemos de acercarnos a Dios, a todos los ángeles, a los Patriarcas y a los Justos que se encuentran en Su Presencia? ¿Qué nos impide suplicar a Dios que escuche a Sus Santos, que, seguramente interceden por nosotros? ¿Acaso nos lo impiden uno o dos versículos aislados maliciosamente?
Bendiciones