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eleu escribió:nseigi escribió:Aquí te dejo un vídeo del canon eucarístico de una celebración anglicana, cantada y solemne (que es más parecida a la católica)
http://www.youtube.com/watch?v=Anp_AyGxTxw
Y aquí una celebración más evangélica, pero anglicana también.
http://www.youtube.com/watch?v=5FPN_B4ttXY
Interesante... no conocía tanto sobre el anglicanismo... pregunto, a vos que sos anglicano, dadas muchas similitudes.... crees posible una unión con la iglesia católica?
Damian Arreola escribió:Confirmo mi estimado amigo:
Existe un sincretismo oculto, de CULTOS DISTINTOS... creencias muy parecidas pero con diferencias significantes.
Por ejemplo LA EUCARISTÍA, para los CATÓLICOS es el SACRAMENTO DE LOS SACRAMENTOS.... al extremo que PODEMOS ASEGURAR que en ALGUN LUGAR DEL MUNDO, se está CELEBRANDO UNA CENA EUCARÍSTICA (MISA).... Y en muchos SAGRARIOS se encuentra la PRESENCIA REAL DE JESUCRISTO BAJO LAS ESPECIES DE PAN Y VINO...
Una película que he visto que explica muy bien este SACRAMENTO, es "EL GRAN MILAGRO"....
http://www.elgranmilagro.es/
Si puedes verla, te la recomiendo...
Saludos,
nseigi escribió:Es difícil ser anglicano, eso es algo que se suele decir en la Comunión Anglicana. Para los protestantes y evangélicos somos medio católicos y los católicos dicen que somos medio protestantes.
Ahora hablas de un sincretismo "oculto"...
No es fácil entender la vía media anglicana o la Reforma anglicana.
nseigi escribió:Sería ahora muy complicado. Por diversas razones y doctrinas, te pongo algunas de ellas, en las que no hay acuerdo.
1. Acceso de la mujer al diaconado o el presbiterio.
2. El papado.
3. La disolución matrimonial.
4. Algunas cuestiones sobre María y la intercesión de los santos.
5. La transubstanciación y otras cuestiones sacramentales.
6. La doctrina de la justificación (aunque casi no hay diferencias), el papel de las Sagradas Escrituras y el Magisterio.
DIACONO (del griego διακονος, diakonos, y luego del latín diaconus, «servidor») es considerado un servidor, un clérigo o un ministro eclesiástico,[1] cuyas calificaciones y funciones muestran variaciones según las distintas ramas del cristianismo. En las Iglesias católica, copta y ortodoxa se refiere así a aquel que ha recibido el grado inferior del sacramento del Orden Sagrado por la imposición de las manos del obispo,[Nota 1] y por lo tanto se lo considera la imagen sacramental de Cristo servidor, en virtud de la Sagrada Escritura que especifica: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10:45).
PRESBITEROS o LISANDROS (del griego vía latín, presbytero, «Lisandro») según el Antiguo Testamento, eran líderes que formaban un consejo pero no eran sacerdotes.
En el Nuevo Testamento se usa como sinónimo de episkopos (Obispo), que significa en griego 'vigilante'. Más tarde, con la muerte de los apóstoles, se fue distinguiendo el papel de episckopos del de presbyteros.
En la Iglesia católica son los conocidos comúnmente como sacerdotes o «curas». Ambos términos en estricto rigor no son sinónimos de presbítero, ya que sacerdotes son tanto obispos como presbíteros y el término cura se refiere a quien posee la responsabilidad de la «cura de almas» de una parroquia, o sea el párroco. Los presbíteros son varones que han recibido el segundo grado del sacramento del orden, el más conocido. Su función es celebrar la Eucaristía y administrar los demás sacramentos, salvo la confirmación y la ordenación sacerdotal, reservados al obispo, es decir pueden administrar cinco sacramentos. El presbiterado es el ministerio que desempeñan los miembros de la jerarquía en la Pastoral: párrocos, vicarios y capellanes.
En el caso de la Iglesia ortodoxa e Iglesia copta los presbíteros pueden administrar seis de los siete sacramentos, siendo la excepción el sacramento del orden, reservado a los obispos.
La Iglesia Anglicana nació en 1534, tras la negativa de Clemente VII a declarar nulo el matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón; el rechazado de su pedido por el Papa llevó al monarca a emancipar a la Iglesia de Inglaterra de la Iglesia Católica Romana y autoproclamarse Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra.
Muchos de quienes se opusieron a la política religiosa de Enrique VIII fueron depuestos de sus cargos y algunos torturados y ejecutados, entre los cuales cabe destacar el caso de Tomás Moro.
Jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra (en inglés Supreme Head of the Church of England cuya traducción literal es cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra) fue un título creado y ostentado por el rey Enrique VIII de Inglaterra para demostrar su liderazgo sobre la Iglesia de Inglaterra.
El título fue creado por el rey Enrique VIII, quien después de que el papa Clemente VII lo excomulgó en 1533, a causa de su divorcio de Catalina de Aragón, rompió con la autoridad de Roma en 1536. Enrique se apoderó de los bienes que la sede católica tenía en Inglaterra, declaró a la Iglesia de Inglaterra como Iglesia establecida y se autodenominó responsable de ella, como su cabeza. El Acta de Supremacía de 1534 confirmó el estatus de autoridad del rey sobre la iglesia y requirió que los miembros de la nobleza hicieran un juramento reconociéndolo.[1]
La hija de Enrique, María I, intentó restaurar la lealtad de la iglesia hacia el papa y derogar el Acta de Supremacía en 1555.[2] Isabel I subió al trono en 1558 y al año siguiente el Parlamento aprobó el Acta de Supremacía de 1559 que restauró el acta original.[3] El nuevo juramento para reconocer la supremacía del monarca, que los nobles estaban obligados a realizar, dio a la reina el título de Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra en lugar de Jefe Supremo, para aplacar a los críticos. Esta formulación evitaba la acusación de que la monarquía afirmaba tener divinidad o usurpaba el lugar de Jesucristo, a quien la Epístola a los efesios identifica como cabeza de la Iglesia
Primera Acta de Supremacía, 1534La primera Acta de Supremacía, de noviembre de 1534 fue promulgada por el Parlamento de Inglaterra durante el reinado del rey Enrique VIII de Inglaterra. En ella se declaraba que el rey era la suprema y única cabeza en la tierra de la Iglesia en Inglaterra, y que la corona británica debería disfrutar de todos los honores, dignidades, preeminencias, jurisdicciones, privilegios, autoridades, inmunidades, beneficios y bienes propios de esa dignidad
Enrique, que había sido declarado "Defensor de la fe" (Fidei Defensor) por su breve tratado en el que acusaba a Martín Lutero de ser un hereje, fue entonces declarado cabeza de la Iglesia en Inglaterra. Este acto oficializó la Reforma inglesa, que se había estado gestando desde el año 1527, y provocó una gran desconfianza en las relaciones entre Inglaterra y el Papado. La decisión reflejada en el acta fue el resultado del deseo de Enrique de que se declarase la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón, frustrado por el Papa Clemente VII. Catalina había estado casada anteriormente con Arturo, hermano mayor de Enrique, lo que fue alegado como impedimento para su matrimonio posterior. Durante todo el proceso de nulidad que siguió al cisma, ella siempre mantuvo su convencimiento de la validez del matrimonio con Enrique.
La ley de traiciones (Treasons Act) del mismo año estableció que quien rechazara maliciosamente el Acta de Supremacía, privase al rey de su dignidad, título o nombre, o afirmara que era hereje, cismático, infiel o usurpador de la corona, sería considerado reo de alta traición.
Esta acta fue derogada en 1554 por la hija de Enrique, la reina María I de Inglaterra, que era una devota católica.
Segunda Acta de Supremacía, 1559La segunda acta de supremacía consistió en la reinstauración de la original de 1534. La reina Isabel I de Inglaterra fue declarada Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra. La utilización de este término, distinto de "Cabeza Suprema" calmó a los católicos y a aquellos protestantes preocupados por el hecho de que una mujer fuera cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
Junto con el Acta de Uniformidad de 1559, dio lugar a lo que es generalmente conocido como establecimiento religioso isabelino.
El acta devolvió los asuntos religiosos al estado que tenían a la muerte de Eduardo VI de Inglaterra. Instauró de nuevo 10 actos que María I había revocado, y ajustó significativamente la definición de lo que según el nuevo orden constituía herejía.
Se declaraba la obligatoriedad de que todos aquellos que iban a ocupar cargos públicos civiles o eclesiásticos realizaran el juramento a la supremacía, y se impusieron sanciones a la violación del juramento, que debía ser tratado como traición. El juramento se extendió más adelante a los miembros del Parlamento y a los estudiantes universitarios.
Isabel no persiguió a los laicos disidentes (aquellos que no seguían las reglas establecidas para la Iglesia de Inglaterra), siempre que sus acciones no socavaran directamente la autoridad del monarca inglés, como sucedió en el caso de la controversia de los ornamentos.
El texto del juramento a la supremacía debía ser como sigue:I, A. B., do utterly testify and declare in my conscience that the queen's highness is the only supreme governor of this realm and of all other her highness's dominions and countries, as well in all spiritual or ecclesiastical things or causes as temporal, and that no foreign prince, person, prelate, state, or potentate hath or ought to have any jurisdiction, power, superiority, pre-eminence, or authority, ecclesiastical or spiritual, within this realm; and therefore I do utterly renounce and forsake all foreign jurisdictions, powers, superiorities, and authorities, and do promise that from henceforth I shall bear faith and true allegiance to the queen's highness, her heirs, and lawful successors, and to my power shall assist and defend all jurisdictions, pre-eminences, privileges, and authorities granted or belonging to the queen's highness, her heirs, and successors, or united or annexed to the imperial crown of this realm: so help me God and by the contents of this Book.
(Traducción)Yo, A.B., absolutamente testifico y declaro en mi conciencia que Su Alteza la Reina es el único Gobernador Supremo de este Reino y de todos sus otros Dominios y Países, así como en todas las cosas espirituales o eclesiásticas o causas como temporal, y que no hay príncipe extranjero, persona, prelado, estado o potentado que tenga o deba tener jurisdicción, poder, superioridad, preeminencia o autoridad eclesiástica o espiritual, dentro de este reino, y por lo tanto renuncio por completo y abandono todas las jurisdicciones, poderes, superioridades y autoridades extranjeras, y prometo que de ahora en adelante voy a tener la fe y la verdadera lealtad a Su Alteza la Reina, sus herederos y sucesores legítimos, y mi poder será ayudar y defender a todas las jurisdicciones, preeminencias, prerrogativas e autorizaciones otorgadas o que pertenecen a Su Alteza la Reina, sus herederos y sucesores, o uniones y anexiones a la corona imperial de este reino; con la ayuda de Dios y por el contenido de este Libro.
Esto tuvo un impacto específicamente en la historia de las parroquias católicas, ya que indicaba expresamente que los católicos debían renegar de la obediencia al catolicismo romano, dado que la Iglesia de Roma constituía directamente una jurisdicción, poder, superioridad y autoridad extranjera, además de que el juramento constituía causal de excomunión latae sententiae por apostasía (Canon 1364 del Código de Derecho Canónico). Durante los primeros años del reinado de Isabel I, se practicó en gran medida una tolerancia y clemencia religiosa, que fue un intento de armonizar las relaciones entre los Católicos romanos y los protestantes de Inglaterra. Esto fue necesario para que la reina Isabel pudiera establecer totalmente su autoridad, alejar la amenaza de invasión por parte de Francia y España, y vencer las acusaciones de ilegitimidad que se vertieron durante sus primeros años. En los últimos veinte años de su reinado, a medida que el poder de los católicos en Inglaterra disminuyó (porque a los católicos les fue prohibido ocupar cargos públicos y fueron despojados poco a poco de sus tierras y fortunas) y creció el sentimiento anti español y anti jesuita Isabel hizo numerosos mártires católicos. Uno de ellos fue el jesuita San Edmundo Campion.
La unión de la Iglesia y el Estado bajo la supremacía real, tal como fue establecida por los Tudor, dio lugar a contiendas religiosas y políticas en los siglos siguientes. Estas contiendas, de la misma forma que otras revueltas similares en el resto de Europa, fueron una de las causas por las que en numerosos lugares actualmente se da la separación Iglesia-Estado. Sin embargo, la corona británica, a través del gobierno inglés, todavía conserva un papel significativo en la Iglesia de Inglaterra.
Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".
Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".
La naturaleza de la eucaristía se convirtió en un tema importante en la vida de Lutero. Rechazaba la doctrina católica romana de la transubstanciación, pero mantenía la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo bajo el pan y vino sacramental. Apoyaba el significado literal de las palabras "Este es mi cuerpo", "Esta es mi sangre". Sintetizó sus creencias sobre el tema en su Catecismo Menor al escribir: "¿Qué es el Sacramento del Altar? Es el verdadero cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo en el pan y el vino, entregado a nosotros cristianos para comer y beber, instituido por Cristo mismo". Rehusando definir el misterio de la Eucaristía con conceptos como la consubstanciación, Lutero utilizó la analogía patrística de la doctrina de la Unión Personal de dos naturalezas en Jesucristo para ilustrar su doctrina eucarística "por analogía del hierro puesto en el fuego donde ambos, fuego y hierro, unidos en el hierro al rojo vivo, se mantienen a pesar de todo sin cambio", un concepto que él llamó "Unión Sacramental."
La doctrina de Lutero se diferenciaba de la de Carlstadt, Zuinglio, Leo Jud y Ecolampadio, quienes rechazaban la presencia real. Carlstadt, Zuinglio y Ecolampadio daban diferentes interpretaciones a lo estipulado por Cristo: Carlstadt interpretaba el "Esto" de "Esto es mi cuerpo" como la acción de Cristo apuntándose a sí mismo. Zuinglio interpretaba el "es" como "significa" y Ecolampadio interpretaba "mi cuerpo" como "un signo de mi cuerpo". En la controversia que se suscitó, Lutero le responde a Ecolampadio en el prefacio de Syngramma Suevicum (Escritos Suabos), exponiendo sus puntos de vista en el Sermon von den Sakramenten. . . Wider die Schwärmgeister (Sermón en el Sacramento. . . Contra los Espíritus Fanáticos) y en Dass diese Worte. . . noch feststehen (Estas Palabras . . . Todavía se Mantienen Firmes), y más exhaustivamente en Vom Abendmahl Christi Bekenntnis (Confesión con respecto a la Cena del Señor) (1528).
Debido a los peligros de las medidas que se toman de la Segunda Dieta de Espira en 1529 contra el protestantismo, y a la coalición del Emperador con Francia y el Papa, el Landgrave Felipe deseaba una unión de todos los reformistas, pero Lutero se declaró opuesto a cualquier alianza que ayudara a la herejía, aunque aceptó la invitación del Landgrave a asistir a una conferencia en Marburgo (1529) para resolver las materias en controversia. En dicha dieta el 19 de abril de dicho año 19 delegados, 5 príncipes y 14 ciudades protestaron contra la derogación de la tregua de tolerancia acordada en la Dieta de Worms y por eso se les llamó protestantes a los partidarios de Lutero. En Marburgo, Lutero se enfrentó a Ecolampadius, mientras que Melanchthon fue antagonista de Zuinglio. Aunque establecieron una armonía no esperada en otros aspectos, no se pudo alcanzar un acuerdo en la Eucaristía. Lutero rehusó llamar a sus oponentes "hermanos", aunque les deseaba paz y amor. Lutero estaba convencido de que Dios había cegado los ojos de Zuinglio, por lo que no podía ver la doctrina verdadera de la Cena del Señor. Con su habitual estilo polémico, Lutero denunció a Zuinglio y sus seguidores llamándolos "fanáticos" y "demonios".
Los mismos príncipes habían suscrito los Artículos de Schwabach, respaldados por Lutero como una condición para la alianza con él. Las bases de Lutero en materia de doctrina eucarística partían del entendimiento simple y directo de las palabras de Cristo, si bien daba importancia al sacrificio corporal de Cristo y al hecho de ofrecer ese mismo cuerpo a los comulgantes en la Eucaristía. Cuando Zuinglio excluyó la posibilidad de la presencia real por la incapacidad de la naturaleza humana de Cristo para bilocarse o estar en otra parte que no fuera un lugar concreto, Lutero reafirmó la integridad de la unión hipostática: Cristo no está dividido y dondequiera que esté es Dios, incluso como hombre. Lutero citaba como evidencia los tres modos de la presencia según Guillermo de Ockham: "local, circunscrita" (estando en un lugar a la vez, ocupando espacio y teniendo peso), "definitiva" (desligado del espacio pero estando donde se precise) y "repletiva" (llenando todos los espacios a la vez) para introducir la probabilidad de que el cuerpo y la sangre de Cristo estén realmente presentes en la Eucaristía.
Lutero sostuvo que la sola recepción de la comunión es inútil sin fe. Insistió en que los impíos e incluso las bestias que toman y beben los elementos consagrados, comen y beben la sangre y el cuerpo de Cristo, pero el beber y comer "indignamente" les sería juzgado (1ª Corintios 11:29). Aunque no compartía la visión de que la Eucaristía fuese sólo una simple conmemoración, reconoció la existencia de una dimensión conmemorativa. En cuanto al efecto del sacramento en los creyentes, recordaba con fervor las palabras "fue entregado por todos vosotros", poniendo así énfasis en la expiación y en el perdón mediante la muerte de Jesucristo.
Damian Arreola escribió:Veamos el último punto
6. La doctrina de la justificación (aunque casi no hay diferencias), el papel de las Sagradas Escrituras y el Magisterio.
Con la "doctrina de la justificación" ¿como puedes decir que "casi no hay diferencias", pero "es una de la razones y doctrinas en las que no hay acuerdo"?... por favor explicate.
El PAPEL de las SAGRADAS ESCRITURAS; ¿Puedes aclararme cual es la COMPOSICIÓN DE LA BIBLIA ANGLICANA?... Hasta donde tengo entendido es la Rena Valera de 1564-1603, es decir la que mantiene los Libros Deuterocanónicos como "Apéndices"....
Saludos,
El Bautismo no es solamente un signo de la profesión y una nota de distinción, por la que se identifican los Cristianos de los no bautizados; sino también es un signo de la Regeneración o Renacimiento, por el cual, como por instrumento, los que reciben rectamente el Bautismo son injertos en la Iglesia; las promesas de la remisión de los pecados, y la de nuestra Adopción como Hijos de Dios por medio del Espíritu Santo, son visiblemente señaladas y selladas; la Fe es confirmada, y la Gracia, por virtud de la oración a Dios, aumentada.
Damian Arreola escribió:Ahora bien, para "aclarar" el cuarto punto:
4. Algunas cuestiones sobre María y la intercesión de los santos.
Veamos: ¿Niegas que JESUCRISTO ES DIOS?.... Porque si no lo niegas, no tendrías ninguna OBJECION a decir que MARÍA ES MADRE DE DIOS... Por otro lado ¿Negarías que MARÍA ES HIJA DE DIOS PADRE?... o al trato ¿Tienes OBJECIÓN DE QUE MARÍA ES HIJA PREDILECTA DE DIOS PADRE?... y la última ¿No reconocer que MARÍA ES ESPOSA DE DIOS ESPIRITU SANTO?... y esto está muy relacionado con el Matrimonio Judio; SI, para que un Matrimonio Judios se considera LEGAL, tiene que existir JUPA y KERUCHIM.
Ahora bien, si acepta que MARÍA ES MADRE DE DIOS HIJO, HIJA DE DIOS PADRE Y ESPOSA DE DIOS ESPIRITU SANTO, todos los demás "Titulos" vienen por si mismos.
Pasemos al lado de la Intercesión de los Santos:
¿Niegas la existencia de los SANTOS Y SANTAS DE DIOS?....
¿Negarías que los SANTOS Y SANTAS DE DIOS son PARTE DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO?....
¿Negarías que tanto los Apostoles como el MISMO JESUCRISTO enseño a que OREMOS UNOS POR OTROS?....
¿Negarías que tus hermanos de comunidad puedan ORAR POR TÍ?....
¿Le negarías a un hermano que te pide que ORES POR EL, el hacerlo?...
¿Te negarías a pedirle a un hermano de tu comunidad que ORE POR TÍ?....
Pues te digo: yo conozco a los SANTOS Y SANTAS DE DIOS, de acuerdo a lo que LA IGLESIA CATÓLICA me he enseñado y NO TENGO EMPACHO A PEDIRLES, como HERMANOS míos en Cristo y su IGLESIA, que OREN POR MI....
¿Hay algo diferente en los Anglicanos?...
Saludos,
Damian Arreola escribió:Sigamos con el siguiente punto:
5. La transubstanciación y otras cuestiones sacramentales.
Con lo que es la TRANSUBSTANCIACION, podemos establecer que BIBLICAMENTE, las palabras de JESUCRISTO FUERON:
Este es MI CUERPO... con relacion al PAN.
Esta es MI SANGRE... con relación al VINO.
Sin embargo, el EVANGELIO DE SAN JUAN, en donde se puede establecer TODO UN ESTUDIO CRISTOLÓGICO, establece...Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".
Veamos como fue que "nacio", una doctrina distinta a la TRANSUBSTANCIACION:La naturaleza de la eucaristía se convirtió en un tema importante en la vida de Lutero. Rechazaba la doctrina católica romana de la transubstanciación, pero mantenía la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo bajo el pan y vino sacramental. Apoyaba el significado literal de las palabras "Este es mi cuerpo", "Esta es mi sangre". Sintetizó sus creencias sobre el tema en su Catecismo Menor al escribir: "¿Qué es el Sacramento del Altar? Es el verdadero cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo en el pan y el vino, entregado a nosotros cristianos para comer y beber, instituido por Cristo mismo". Rehusando definir el misterio de la Eucaristía con conceptos como la consubstanciación, Lutero utilizó la analogía patrística de la doctrina de la Unión Personal de dos naturalezas en Jesucristo para ilustrar su doctrina eucarística "por analogía del hierro puesto en el fuego donde ambos, fuego y hierro, unidos en el hierro al rojo vivo, se mantienen a pesar de todo sin cambio", un concepto que él llamó "Unión Sacramental."
La doctrina de Lutero se diferenciaba de la de Carlstadt, Zuinglio, Leo Jud y Ecolampadio, quienes rechazaban la presencia real. Carlstadt, Zuinglio y Ecolampadio daban diferentes interpretaciones a lo estipulado por Cristo: Carlstadt interpretaba el "Esto" de "Esto es mi cuerpo" como la acción de Cristo apuntándose a sí mismo. Zuinglio interpretaba el "es" como "significa" y Ecolampadio interpretaba "mi cuerpo" como "un signo de mi cuerpo". En la controversia que se suscitó, Lutero le responde a Ecolampadio en el prefacio de Syngramma Suevicum (Escritos Suabos), exponiendo sus puntos de vista en el Sermon von den Sakramenten. . . Wider die Schwärmgeister (Sermón en el Sacramento. . . Contra los Espíritus Fanáticos) y en Dass diese Worte. . . noch feststehen (Estas Palabras . . . Todavía se Mantienen Firmes), y más exhaustivamente en Vom Abendmahl Christi Bekenntnis (Confesión con respecto a la Cena del Señor) (1528).
Debido a los peligros de las medidas que se toman de la Segunda Dieta de Espira en 1529 contra el protestantismo, y a la coalición del Emperador con Francia y el Papa, el Landgrave Felipe deseaba una unión de todos los reformistas, pero Lutero se declaró opuesto a cualquier alianza que ayudara a la herejía, aunque aceptó la invitación del Landgrave a asistir a una conferencia en Marburgo (1529) para resolver las materias en controversia. En dicha dieta el 19 de abril de dicho año 19 delegados, 5 príncipes y 14 ciudades protestaron contra la derogación de la tregua de tolerancia acordada en la Dieta de Worms y por eso se les llamó protestantes a los partidarios de Lutero. En Marburgo, Lutero se enfrentó a Ecolampadius, mientras que Melanchthon fue antagonista de Zuinglio. Aunque establecieron una armonía no esperada en otros aspectos, no se pudo alcanzar un acuerdo en la Eucaristía. Lutero rehusó llamar a sus oponentes "hermanos", aunque les deseaba paz y amor. Lutero estaba convencido de que Dios había cegado los ojos de Zuinglio, por lo que no podía ver la doctrina verdadera de la Cena del Señor. Con su habitual estilo polémico, Lutero denunció a Zuinglio y sus seguidores llamándolos "fanáticos" y "demonios".
Los mismos príncipes habían suscrito los Artículos de Schwabach, respaldados por Lutero como una condición para la alianza con él. Las bases de Lutero en materia de doctrina eucarística partían del entendimiento simple y directo de las palabras de Cristo, si bien daba importancia al sacrificio corporal de Cristo y al hecho de ofrecer ese mismo cuerpo a los comulgantes en la Eucaristía. Cuando Zuinglio excluyó la posibilidad de la presencia real por la incapacidad de la naturaleza humana de Cristo para bilocarse o estar en otra parte que no fuera un lugar concreto, Lutero reafirmó la integridad de la unión hipostática: Cristo no está dividido y dondequiera que esté es Dios, incluso como hombre. Lutero citaba como evidencia los tres modos de la presencia según Guillermo de Ockham: "local, circunscrita" (estando en un lugar a la vez, ocupando espacio y teniendo peso), "definitiva" (desligado del espacio pero estando donde se precise) y "repletiva" (llenando todos los espacios a la vez) para introducir la probabilidad de que el cuerpo y la sangre de Cristo estén realmente presentes en la Eucaristía.
Lutero sostuvo que la sola recepción de la comunión es inútil sin fe. Insistió en que los impíos e incluso las bestias que toman y beben los elementos consagrados, comen y beben la sangre y el cuerpo de Cristo, pero el beber y comer "indignamente" les sería juzgado (1ª Corintios 11:29). Aunque no compartía la visión de que la Eucaristía fuese sólo una simple conmemoración, reconoció la existencia de una dimensión conmemorativa. En cuanto al efecto del sacramento en los creyentes, recordaba con fervor las palabras "fue entregado por todos vosotros", poniendo así énfasis en la expiación y en el perdón mediante la muerte de Jesucristo.
Asi que, fue MARTÍN LUTERO, quien inicio una doctrina distinta a la TRANSUBSTANCIACION, en 1529, claro, los Anglicanos nacieron en 1534, es decir CINCO AÑOS después de que Lutero creara la "nueva doctrina de la EUCARISTIA".
¿Que impidio que Lutero estuviera de acuerdo con la TRANSUBSTANCIACION?, su "logica" que el SABOR DEL PAN no era CARNE y el Sabor del VINO no era SANGRE.
Saludos,
Damian Arreola escribió:Continuemos con el siguiente punto:
3. La disolución matrimonial.
Mat 19:9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
Damian Arreola escribió:Ahora bien, veamos lo que ahora "Por diversas razones y doctrinas, te pongo algunas de ellas, en las que no hay acuerdo"
2. El papado
¿Cuando los Anglicanos dejaron de obedecer al Papa?
Pregunto, ¿es posible que un "decreto real" cambiara "la cabeza de la IGLESIA"?.... Es decir, tanto el primero como el segundo punto son "doctrinas o razones posteriores a la creacion de la Iglesia Anglicana"...
nseigi escribió:Una de las razones por las cuales el anglicanismo oficialmente no aceptó la consubstanciación de Lutero (pese a que parte de los anglicanos sí creyeron en ella) fue que "pecaba" del mismo defecto que la transustanciación y es que seguía anclada en los debates escolásticos sobre la presencia de Cristo.
La doctrina anglicana lo que hizo en este tema fue retroceder varios siglos y quedarse en una posición previa a la transustanciación o a su desarrollo, aunque con la peculariedad de que se niega una transformación del pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo, pero se afirma que el cuerpo y la sangre de Cristo son realmente recibidos por quienes comulgan el pan y el vino ¿Paradójico verdad? Pero es que se trata de un misterio. De hecho será muy raro que encuentres debates sobre sustancia y accidentes del pan y el vino en la eucaristía, sobre el cómo de la presencia, etc...
La doctrina anglicana se quedó en afirmar ciertos extremos o puntos dogmáticos y dejar lo demás para discusión. Los puntos que afirmó fueron en reacción con ciertas doctrinas tanto católicas como protestantes:
1. Frente a la concepción simbólica de la presencia de Cristo como un memorial, la Iglesia, defendió LA PRESENCIA REAL de Cristo sacramentado.
2. Frente a la doctrina de la transubstanciación católica romana y la empanación de lutero (que es otra forma con la que se conoce a la consubstanciación) se reacciona con una concepción más general de la presencia, de forma que se habla de una presencia sacramental o espiritual; pero no por ello menos real o verdadera. Pero no se la ubica o localiza en el pan, ni se acepta que este pan cambie naturalmente a otra cosa. (Aunque sí se la vincula claramente con el pan y el vino, pues es ésto lo que se consagra y por medio de lo cual se recibe a Cristo en la comunión).
Damian Arreola escribió:nseigi escribió:Una de las razones por las cuales el anglicanismo oficialmente no aceptó la consubstanciación de Lutero (pese a que parte de los anglicanos sí creyeron en ella) fue que "pecaba" del mismo defecto que la transustanciación y es que seguía anclada en los debates escolásticos sobre la presencia de Cristo.
La doctrina anglicana lo que hizo en este tema fue retroceder varios siglos y quedarse en una posición previa a la transustanciación o a su desarrollo, aunque con la peculariedad de que se niega una transformación del pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo, pero se afirma que el cuerpo y la sangre de Cristo son realmente recibidos por quienes comulgan el pan y el vino ¿Paradójico verdad? Pero es que se trata de un misterio. De hecho será muy raro que encuentres debates sobre sustancia y accidentes del pan y el vino en la eucaristía, sobre el cómo de la presencia, etc...
La doctrina anglicana se quedó en afirmar ciertos extremos o puntos dogmáticos y dejar lo demás para discusión. Los puntos que afirmó fueron en reacción con ciertas doctrinas tanto católicas como protestantes:
1. Frente a la concepción simbólica de la presencia de Cristo como un memorial, la Iglesia, defendió LA PRESENCIA REAL de Cristo sacramentado.
2. Frente a la doctrina de la transubstanciación católica romana y la empanación de lutero (que es otra forma con la que se conoce a la consubstanciación) se reacciona con una concepción más general de la presencia, de forma que se habla de una presencia sacramental o espiritual; pero no por ello menos real o verdadera. Pero no se la ubica o localiza en el pan, ni se acepta que este pan cambie naturalmente a otra cosa. (Aunque sí se la vincula claramente con el pan y el vino, pues es ésto lo que se consagra y por medio de lo cual se recibe a Cristo en la comunión).
¿Paradójico?... yo diría ¡¡REAL!!... ayer cabalmente me llegó un documento, con el cual abrí en este foro el siguiente debate:
http://foro.catholic.net/viewtopic.php?f=178&t=23947
Y creeme que buscando, encuentras CADA EVIDENCIA...
http://www.corazones.org/sacramentos/eucaristia/milagros_eucaristicos.htm
http://webcatolicodejavier.org/meucaristicos.html
http://www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Y estos son solo UNOS EJEMPLOS. ¿Habrá algo parecido en la IGLESIA ANGLICANA?...
Un comentario: la doctrina de la TRANSUBSTANCIACION está tanto en la IGLESIA CATÓLICA ROMANA como en las IGLESIAS ORTODOXAS que pertenecieron a la PENTARQUIA.
Saludos,
Saludos,
nseigi escribió:Las iglesias ortodoxas no creen en la doctrina escolástica de la transustanciación.
La Eucaristía en las iglesias ortodoxas
(Nicolás Vera Illán)
Me decía Bruno que por qué no escribía sobre el ayuno eucarístico en la Iglesia Ortodoxa. Creo que antes de hablar del ayuno podríamos ver que el Misterio al que precede dicho ayuno: La Eucaristía.
Los cristianos ortodoxos actualmente celebran la Eucaristía según tres ritos:
- La Liturgia de San Juan Crisóstomo, celebrada en la mayoría de los días del año.
- La Liturgia de San Basilio que se celebra diez veces al año: El día 1 de enero, que es el día en que se celebra la fiesta del Santo, los domingos de la Gran Cuaresma, el Grande y Santo Sábado, la Víspera de la fiesta de Teophanía y Navidad.
- La Liturgia de Santiago, Hermano del Señor, y primer Obispo de la Ciudad Santa, que se celebra actualmente sólo en Jerusalén y algunos otros lugares el día 23 de octubre, fiesta del Santo.
Existe otra liturgia llamada de los Dones Presantificados o de San Gregorio, Papa de Roma. Se celebra los miércoles y viernes de la Gran Cuaresma y el lunes, martes y miércoles de la Gran Semana. Lo que hace especial esta Liturgia es que no hay rito consecratorio, sino que se da en comunión a los fieles los Santos Dones consagrados en la la Liturgia del Domingo anterior.
Tanto la Lirurgia de San Juan Crisóstomo como la de San Basilio el Grande se dividen en tres partes:
- Oficio de la Preparación o de la Prothesis
- Liturgia de la Palabra o de los Catecúmenos.
- Liturgia Eucarística o de los fieles.
La primera parte de la Liturgia, el Oficio de la Preparación, es celebrado privadamente por el sacerdote y el diácono en la mesa de la Prothesis, con las cortinas del Santuario derradas. El oficio comienza con la entrada en el santuario de los sacerdotes y el rito de la vestición. Después en la mesa se prepara el pan y el vino para la Liturgia de manera solemne. Al finalizar este rito se da comienzo, normalmente, el Ofico de de la resurrección llamado Maitines u Orthos.
Después del oficio matutino de la Resurrección da comienzo la Divina Liturgia.
La Sinaxis o Liturgia de los Catecúmenos está compuesta por himnos o antífonas, letanías, y las lecturas bíblicas que se toman siempre del Nuevo Testamento (Apóstol y Evangelio) Las lecturas del Antiguo testamento se hacen en el oficio de Vísperas. La Liturgia Eucarística está formada por la Confesión de Fe y el beso de la paz, la Plegaria Eucarística, la santa comunión y la despedida de los fieles.
Ambas partes incluyen una procesión, la Pequeña Entrada en la Synaxis y la Gran Entrada en la Eucaristía. En la pequeña entrada, mientras se cantan las Bienaventuranzas, se lleva en procesión el libro de los Santos Evangelios; en la Gran Entrada, mientras se canta el Himno de los Querubines, se lleva el pan y vino que se han preparado en la Próthesis, desde la mesa en que han estado hasta el altar o santa mesa. Ambas partes tienen un momento cumbre: La lectura del Evangelio en la Synaxis y la Epíclesis del Espíritu Santo en la Eucaristía.
La creencia de la Iglesia Ortodoxa acerca de la Eucaristía viene expresada con claridad en el transcurso de la Plegaria Eucarística. El sacerdote recita la primera parte en voz baja hasta las palabras pronunciadas por el Señor en el Cenáculo: “Tomad y comed, esto es mi Cuerpo… Tomad y bebed, esto es mi Sangre” que son dichas en voz alta para que las escuchen los fieles. En voz baja de nuevo recita la Anammesis:
Conmemorando la Cruz, la Tumba, la Resurrección al tercer día, la Ascensión a Cielo, la Entronización a la derecha y la segunda y gloriosa Venida.
Continúa en voz alta diciendo mientras eleva el pan y el vino:
Lo Tuyo, de lo Tuyo te ofrecemos, en todos y para todos.
Con las cortinas del santuario cerradas, mientras asciende el fragante incienso y los servidores del altar están postrados se dice en voz baja la Epíclesis:
Envía tu Espíritu Santo sobre nosotros y sobre estos dones que hemos preparado; y haz que este pan sea el Precioso Cuerpo de tu Cristo, y lo que hay en este cáliz, la Sangre Preciosa de tu Cristo, transformándolos por tu Espíritu Santo. Amén, Amén, Amén.
Acto seguido el sacerdote y el diácono se postran en tierra ante los Santos dones recién consagrados.
Se hace evidente que el concepto del momento de la consagración se interpreta de modo distinto que en la Iglesia Católica. Según la teología ortodoxa no queda completa la consagración hasta el fin de la Epíclesis. No es que creamos que las Palabras de la Institución sean sobrantes y carentes de importancia. Al contrario, creemos que la Plegaria Eucarística entera constituye una entidad íntegra e indivisa, todo un movimiento ascendente y epiclético y que por tanto las tres partes de la plegaria, Acción de Gracias, Anammesis y Epíclesis, forman cada una una parte única, una parte íntegra del acto único de la consagración. Lo cual supone que si queremos aislar algún “momento de la consagración” no puede serlo antes del Amén final de la Epíclesis.
Las palabras que componen la Epíclesis ponen en claro y sobradamente, la creencia de la Iglesia Ortodoxa de que tras la consagración el pan y el vino se convierten plena y verdaderamente en el Precioso Cuerpo y la Sangre Preciosa de Cristo: nos son meros símbolos, sino realidad. Si bien se cree y afirma la realidad del Cambio, nunca hemos intentado explicar el cómo. En la Plegaria Eucarística se emplea el verbo matabalo, término que se puede traducir por convertir, transformar. Cierto que en el siglo XVIII no sólo los escritores individuales, sino los concilios como el de Jerusalén de 1672, se sirvieron del término transustanciación, metousiosis, más los Padres de Jerusalén añadieron que esta terminología no constituye la explicación de cómo se produce el cambio ya que es un misterio y siempre permanecerá incomprensible. San Juan Damasceno, en su libro Sobre la fe Ortodoxa en su capítulo IV nos dice:
Si preguntas cómo ocurre, basta con saber que mediante el Espíritu Santo… más que esto no sabemos, que la palabra de Dios es cierta, activa y omnipotente, pero su manera de actuar es insondable.
En todas las Iglesias Ortodoxas, el Bendito Sacramento es reservado en el artophorio, pequeño sagrario que está encima de la santa mesa y que contiene la reserva que es consagrada el Jueves Santo. No se celebran oficios de veneración pública del Sacramento reservado en el Santo de los Santos. Se reserva únicamente para el viático de los enfermos que se encuentran a punto de morir. Los Santos Dones son consumidos por el diácono al terminar la Liturgia.
La Iglesia Ortodoxa cree que la Eucaristía es Sacrificio tremendo e incruento. En la Eucaristía el sacrificio que se ofrece es Cristo mismo. Nuestras ofrendas de pan y vino son asumidas en el Sacrificio de Cristo y transformadas así en su Cuerpo y en su Sangre. Cristo es no solamente el sacrificio ofrendado, sino que Él es también quien celebra el acto ofrecido, en el sentido más profundo y verídico. Es Víctima y Sacerdote a la vez, Ofrenda y Oferente. Según la oración dirigida por el celebrante a Cristo justo antes de la Gran Entrada:
Tú eres el que ofreces y el que es ofrecido
Según el Concilio de Constantinopla celebrado en 1156, la Eucaristía es ofrecida a la Trinidad, y según dice San Nicolás Cabasilas en su Comentario a la Divina Liturgia:
El sacrificio no es mera expresión figurativa ni símbolo, sino verdadero sacrificio; no es el pan lo que se sacrifica, sino el mismo Cuerpo de Cristo; el Cordero de Dios fue sacrificado una vez nada más y para siempre… El sacrificio eucarístico consiste no en la verdadera y cruenta inmolación del Cordero, sino en la transformación del pan en el Cordero sacrificado.
La Eucaristía no es ni mera conmemoración ni representación imaginaria del sacrificio de Cristo, sino el propio sacrificio, auténtico; sin embargo, no es un nuevo sacrificio, ni la repetición del sacrificio del Calvario, puesto que el Cordero fue sacrificado una vez nada más y para siempre. Los episodios ocurridos en el sacrificio de Cristo: la Encarnación, el Cenáculo, la Crucifixión, la Resurrección y la Ascensión, no se repiten en la Eucaristía, sino que se hacen presentes. Como dice P. Evdokimov en su libro La Ortodoxia:
Durante la Liturgia, mediante su poder divino, somos arrebatados al punto donde la eternidad se intrínseca con el tiempo, punto en el que nos convertimos en participantes contemporáneos de los acontecimientos que conmemoramos. Todos los Cenáculos de la Iglesia no son más que un solo Cenáculo, único y eterno, el de Cristo en la Sala del piso alto. El mismo acto divino ocurre en un momento histórico específico, y a la misma vez siempre es el mismo acto que se ofrece en el sacramento.
Espero que sirvan estas palabras para comprender lo que supone la Divina Liturgia y el Divino Sacramento para los ortodoxos. Si Dios quiere, la semana que viene y en este contexto explicaré como se preparan los cristianos ortodoxos para participar en este tremendo y divino Misterio.
Nicolás Vera Illan, sacerdote ortodoxo
nseigi escribió:La doctrina de la transubstanciación no es compartida por las iglesias ortodoxas, yo también lo sé con causa. Yo no digo que sus creencias no sean las mismas pero la explicación escolástica de la substancia y los accidentes no la tienen pues es posterior al cisma y es ajena a su tradición teológica.
Los ortodoxos creen en la "Transmutación" (Metabolí) y no en la transubstanciación. Aunque a mi me parecen cosas perfectamente compatibles y creo que por ello tenéis pleno acuerdo sobre esta cuestión, pero son desarrollos teológicos distintos.
Y claro, la Transubstanciación es una doctrina definida por un canon del Concilio de Trento (1545-1563) al igual que EL CANON BIBLICO, sin embargo ya figuraba desde el siglo IV puesto que Cirilo de Jerusalen ya lo había redactado en el Catecismo a los Catecúmenos. El Concilio de Trento no hace más que confirmar lo que hacía 1500 años se venía creyendo en lo referente a que "la consagración del pan y del vino que se opera en el cambio de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre". Significando "especie" para estos efectos, los "accidentes" del pan y del vino: color, gusto, cantidad, etc.; de la misma manera en que CONFIRMA EL CANON DE LOS LIBROS QUE CONFORMABAN LA BIBLIA...
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