Dios ¿nos hizo con herencias genéticas rebeldes?

Espacio para discutir y aclarar con los hermanos evangélicos o pertenecientes a cualquier grupo sectario, esotérico o pseudorreligioso, sus dudas y cuestionamientos acerca de la fe, la doctrina y la moral de la Iglesia católica, cuestiones que se han vuelto controvertidas por una mala información. A todo el que quiera acercarse acá, buscaremos darle razones de nuestra fe

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Dios ¿nos hizo con herencias genéticas rebeldes?

Notapor Jose99 » Sab Mar 26, 2016 11:17 pm

Bueno mi papá puso este cuestionamiento a la familia, yo realmente no respondí nada y quise recurrir a ustedes.

Mi padre dice que todos tenemos una herencia genética que tiene gran influencia en nosotros como el ser seres rebeldes, o con dificultad para apreciar los mandatos de Dios. Haciendo referencia a descendencias de Caín. Y preguntaba que porque Judas por medio de Dios estaba ya predestinado a traicionar a Cristo, dijo "se me hace injusto" mi papá.
¿Qué dice la biblia acerca de esto?
12 Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy a donde está el Padre
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Jose99
 
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Re: Dios ¿nos hizo con herencias genéticas rebeldes?

Notapor eduarod » Dom Mar 27, 2016 2:24 am

Estimado en Cristo Jose99:

Que bueno que se te haya aclarado el otro tema.

Respecto a este, hay dos puntos importantes que aclarar:
1. La herencia genética. Es un hecho fácilmente observable que nuestra carga genética determina una tendencia hacia ciertos elementos o rasgos de comportamiento que, junto a muchos otros factores, como pueden ser nuestra alimentación, nuestra educación, las enfermedades que padezcamos, las experiencias de nuestra vida, etc. van determinando nuestra personalidad. De entrada, como puedes ver, si bien la genética juega y cuenta en esto, dista mucho de ser el único factor. Por eso, aunque se puede decir que definitivamente SI hay una influencia genética en la personalidad, por otra parte, la genética dista mucho de ser un factor absoluto que determine ineludiblemente la personalidad del individuo. Así, es posible que una persona haya heredado ciertos elementos genéticos que le hagan tender hacia una personalidad explosiva, pero el haber recibido una buena educación y/o el haber experimentado situaciones realmente difíciles que le hayan ayudado a valorar y diferenciar lo que es realmente importante en la vida y por lo que vale la pena luchar, respecto a tonterías por las que no vale la pena molestarse, le ayude en la práctica a ser mucho más templado en su caracter y no dejarse llevar por esas tendencias o pasiones que, de otra manera, le harían ser una persona muy irritable.
En realidad estas tendencias a cierta forma de comportamiento de suyo no suelen ser más malas o buenas que otros elementos de nuestra persona que tienen un componente genético, como la estatura de nuestro cuerpo: no por ser altos o bajitos vamos a ser más buenos o más malos. Y, sin embargo, SI puede ocurrir, por ejemplo, que alguien que sea más bajito que el resto de las personas con las que convive sea molestada por eso, se "acompleje" y se vuelva una persona huraña y resentida. Entonces, lo que de suyo no era ni bueno ni malo, SI se vuelve en esa persona una característica que contribuye a un mal. Por el contrario, puede ser que una persona muy bajita que haya tenido mejor educación se vuelva un rescatista que puede llegar a lugares donde muchos otros no llegan, digamos, en edificios colapsados por terremotos, pudiendo salvar a muchas personas a las que nadie más podría salvar, y esto la llena de satisfacciones y le hace ser una persona amable y siempre dispuesta a ayudar a todos. Nuevamente, esta característica que de suyo no era ni buena ni mala, se ha convertido en el caso concreto de esta otra persona en un elemento que ha ayudado a determinar rasgos de comportamiento muy buenos.
Y así ocurre con muchas otras cosas que se heredan genéticamente: dependiendo de cómo uno reaccione ante ellas y las sepa aprovechar o no a su favor, se pueden convertir en elementos buenos que ayuden a la perfección de la persona, o bien se pueden convertir en motivo de problemas y males. Por ejemplo, si uno tiene tendencias a preocuparse de las cosas, generalmente eso quiere decir que ve uno muchos detalles que otros no ven y/o puede uno deducir consecuencias de las cosas que otros no pueden. Pero esas características no son malas de suyo tampoco, al contrario, si uno las sabe aprovechar puede uno convertirse en una persona previsora que siempre esté un paso adelante de otros para aprovechar oportunidades, o para prevenir problemas. Por el contrario, si deja uno que sus pasiones desordenadas (que en buena medida nos llegan a dominar a causa del pecado en lo que llamamos concupiscencia) sean las que controlen esas características, entonces será el miedo el que domine el uso que se haga de esas características, y se volverá uno una persona que todo el tiempo esté exagerando los posibles problemas que se pueden presentar y vivirá uno triste, atemorizado e infeliz, amargando su propia vida y la de los que le rodean.
El problema y por lo que suele parecer que los elementos genéticos tienen más importancia y determinan en mayor medida nuestra personalidad de lo que realmente lo hacen, es que la mayor parte de las personas no heredan de sus padres solo la genética y otras formas menos importantes de herencia biológica (p.ej. la alimentación de la madre puede afectar el desarrollo intrauterino del bebé marcando ciertos aspectos para toda la vida); sino los padres nos heredan también su educación y el ejemplo de la manera en que ellos mismos abordan las diferentes circunstancias de la vida. Así, siguiendo el ejemplo, si uno heredó de sus padres esa capacidad de atender al detalle, pero toda su vida vio uno el ejemplo de ellos respecto a cómo se dejaban dominar por sus miedos y vivían en constante zozobra y preocupación; pues entonces es muy difícil (más no imposible) que aprenda uno a usar esos elementos de otra manera más constructiva, sino lo natural será que uno mismo tienda a usar esa capacidad de ver y preveer detalles y consecuencias en ese mismo contexto de dejarse dominar por los miedos y se vuelva uno una persona igualmente preocupona y temerosa.
Pero entonces es claro que el tener esa tendencia a dejarnos dominar por nuestras pasiones, exacerbada por el mal ejemplo y educación que podamos recibir que nos impulsen a repetir el mal uso de las características que poseemos según los malos criterios de las generaciones precedentes; de ningún modo significa que estemos entonces indefectible o ineludiblemente predestinados a cometer el mal. Por el contrario, recordemos que es un Dogma de Fe que Dios DE HECHO nos Da TODA la Ayuda que necesitamos para VENCER ante cualquier tentación que se nos pueda presentar. Es decir, más allá de nuestras características naturales, más allá de esos defectos en nuestra educación, etc. CONTAMOS con LA AYUDA SOBRENATURAL de Dios que necesitamos para soberponernos y TRIUNFAR sobre el mal.
Claro, una cosa es que TENGAMOS toda esa Ayuda de Dios, y otra cosa MUY distinta es que la sepamos aprovechar; capacidad respecto a la cual nuestro historial de pecado habla por sí mismo.
Por eso es que, cuando rezamos el Yo Pecador al principio de la Eucaristía, decimos siempre: "... por mi culpa, por mi culpa, por mi GRAN culpa..." porque NADIE ni NADA nos obligó, NO le podemos echar la culpa de nuestro pecado a nuestras tendencias, a nuestra genética, a las circunstancias, a nuestra educación, a los malos ejemplos y ni siquiera a las tentaciones de quienes nos quisieron incitar a cometer ese mal, porque, al final, el asunto fue DECISIÓN NUESTRA. Fuimos NOSOTROS, y nadie más, quienes al final dijimos: "prefiero/me conviene ser infiel a Dios, que usar esta Ayuda de Dios con la que puedo obedecer y serle fiel... pero que creo que me va a complicar más las cosas".
La genética pues, aunque indiscutiblemente dicta ciertas tendencias, dista muchísimo de tener la última palabra, la última palabra la tiene nuestra VOLUNTAD, somos NOSOTROS los que DECIDIMOS entre el proverbial "non serviam"("no serviré") de Lucifer, y el proverbial "Quis ut Deus?" (¿Quén como Dios?") del Arcángel San Miguel o el monumental "Fiat" ("hágase") de Nuestra Santísima Madre la Siempre Virgen María.

2. Aplicando todo lo anterior al caso de Judas, la realidad es que él, como cualquier otro, tuvo la oportunidad de ser fiel o desobedecer y traicionar. Él mismo, y no ningún otro en lugar de él, decidió hacer lo que hizo. Él mismo, y no ningún otro en lugar de él, decidió entregar a Jesús. Él mismo, y no ningún otro en lugar de él, decidió desesperarse y ahorcarse en lugar de ir y pedir perdón como SI lo hizo San Pedro a pesar de su propia traición. Y eso nos debe poner a temblar, porque si él, teniendo de primera mano la Enseñanza y el Ejemplo de Cristo tomó decisiones taaaaan malas, ¿qué podrá ser de nosotros si nos dejamos llevar por nuestras malas tendencias e inclinaciones?
Ahora bien, puede parecer por como se expresa la Escritura que existía de algún modo esta predestinación. Por ejemplo:
Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.
San Juan 17, 12

Parece que Judas simplemente no podía hacer nada para no perderse si era él "el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura".
Pero debemos entender que NO ES ASÍ. Es al revés: la Escritura previó lo que Judas iba a hacer y se cumplió, PORQUE JUDAS LO DECIDIÓ. Digamos que, si Judas NO hubiera decidido traicionar a Jesús, sino hubiese aprovechado la Gracia y hubiese permanecido fiel, entonces Dios habría encontrado otro "mecanismo" (los fariseos realmente no lo habrían puesto muy difícil, porque bastante pensaban en ello, Judas tan solo les facilitó las cosas) por medio del cual Jesucristo hubiera sido condenado de manera igualmente injusta e igualmente se Hubiese Entregado por nosotros. Y en tal caso las Escrituras hablarían de ese otro mecanismo y ese es el que se habría realizado para que se cumpliera la Escritura ¿me explico? Dios SABE cuáles serán nuestras decisiones, y por ello PUEDE Inspirar a algunos a escribirlo por anticipado para dar pruebas que ayuden a los hombres a ceer, pero NO NOS OBLIGA a tomar ESAS decisiones, sino que las decisiones son COSA NUESTRA.
Ahora bien, si entonces Judas NO estaba destinado a perderse en el sentido de que él no podía tomar otra decisión, sino tan solo en el sentido de que ya desde antes se sabía por el Conocimiento de Dios plasmado en la Escritura cuál había de ser su decisión; entonces lo que puede ahora parecer es que la Protección de Jesús NO fue SUFICIENTE.
Pero eso nos lleva de nuevo a lo que ya hemos expuesto: la Protección de Jesús SI fue suficiente, tanto así que los otros no se perdieron gracias a esa Protección que ellos SI aprovecharon. El punto es justamente que Judas NO QUISO aprovechar esa Protección, y ESO le llevó a tomar su decisión errada, y ESO lo llevó a ser el hijo de la perdición que era "el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura". Por eso es que antes decíamos que debemos TEMER el ofender a Dios (recordemos que el Temor de Dios es un Don del Espíritu Santo); debemos VELAR, como claramente nos lo recomienda Jesús, para que NO nos pase lo mismo que a Judas: que teniendo TODA la Ayuda necesaria en sobreabundancia, nos confiemos y acabemos cometiendo tonterías descomunales que acaben por perdernos.

Que Dios te bendiga en la alergría de la Resurrección del Señor.
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Re: Dios ¿nos hizo con herencias genéticas rebeldes?

Notapor tito » Dom Mar 27, 2016 11:45 am

Eduarod a veces para parecer muy modernos tendemos a dejar de usar el lenguaje que se ha usado para describrir lo que siempre ha creído la Iglesia y adoptamos un lenguaje un tanto "cientifista" como si fuésemos científicos, pero es una tendencia un tanto materialista que prescinde de nuestra parte espiritual y que debemos evitar.

La Iglesia siempre ha hablado sobre esa herencia y le llama pecado original, es el pecado original el que se hereda y nos hace rebeldes, que tendamos al mal, vaya, que nos hace concupiscentes.

Y también la Iglesia enseña que Dios no predestina a nadie a que se condene, pero Dios siendo omnisciente ya sabia que Judas lo traicionaría, el que Dios sepa todo no significa que nos quite la libertad:

Si Dios sabe que me voy a salvar, para que me esfuerzo.
Iba el filósofo franciscano irlandés Duns Scoto paseando por un camino y se encontró con un labrador que, sudoroso, hundía la reja del arado en la tierra dura. Empiezan a hablar de Dios. A las pocas palabras el labriego le interrumpe:
- ¿Me permite hacerle una pregunta?

- Vamos a ver.

- Dios lo sabe todo. Dios es infalible. No se puede equivocar. En este instante Dios sabe si me voy a salvar o si me voy a condenar. Ahora bien, si Dios sabe que me voy a salvar, por más que peque, me salvaré; en cambio, si Dios sabe que me voy a condenar, por más que me esfuerce, me condenaré. Por tanto, ¿para qué me voy a preocupar de hacer buenas obras?

- Dios conoce si te salvarás o condenarás, del mismo modo que conoce si este año recogerás una cosecha espléndida o lo perderás todo en una helada. Según tu razonamiento, como Dios ya sabe lo que ocurrirá con tu cosecha, y Dios no se puede equivocar, es inútil que te esfuerces en arar y sembrar la tierra. Recoge tu arado, vete a tu casa y espera a ver qué pasa.

Y abriendo su libro de rezos, siguió su paseo por el camino adelante. El labriego se quedó sin saber qué decir.

A pesar de la ciencia infalible de Dios, si él no sembraba, era cierto que no re-cogería cosecha. Y es que el recoger o no recoger cosecha, el que yo me salve o me condene, no ocurre porque Dios ya lo sabe; sino que Dios ya lo sabe desde ahora porque, de hecho, ocurrirá después.

Si tú dejas caer una piedra desde tu ventana, antes de que llegue al suelo, sabes que dará un golpe. Efectivamente, a los pocos segundos oyes el golpe. Pero el golpe no ocurrió porque tú lo sabías, sino que tú lo sabías porque de hecho iba a ocurrir necesariamente. La diferencia está en que nosotros sólo podemos conocer el futuro cuando éste depende de las leyes físicas necesarias, en cambio, Dios conoce también el futuro de los seres libres; pues por Él no pasa el tiempo. Dios conoce ya la película de tu vida, y sabe cómo va a terminar. Pero la película la haces tú, libre y voluntariamente.
Saldrá lo que tú quieras.

Si yo veo grabado en vídeo un partido de fútbol, al que he asistido personalmente, sé de antemano el resultado, pero no por eso soy responsable de la goleada. Dios conoce mi futuro, pues para Él todo es presente; pero mi futuro depende tambien de mí.

El que se condena es porque no ha querido cooperar a las gracias que Dios le ha dado: «os he llamado y no me habéis escuchado» ( Prov 1,24); «tú eres culpable de tu perdición» (Oseas 13,9)
DEL LIBRO PARA SALVARTE, 33
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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Re: Dios ¿nos hizo con herencias genéticas rebeldes?

Notapor IvanEstoico » Dom Mar 27, 2016 4:30 pm

Queridos hermanos en Cristo.

En la línea de lo que ya se ha compartido, traigo esto del Papa san Simplicio (468-483):

    [Del memorial de sujeción de Lúcido, presbítero]

    De la gracia y la predestinación

    Vuestra corrección es pública salvación y vuestra sentencia medicina. De ahí que también yo tengo por sumo remedio, excusar los pasados errores acusándolos, y por saludable confesión purificarme. Por tanto, de acuerdo con los recientes decretos del Concilio venerable, condeno juntamente con vosotros aquella sentencia que dice que no ha de juntarse a la gracia divina el trabajo de la obediencia humana; que dice que después de la caída del primer hombre, quedó totalmente extinguido el albedrío de la voluntad; que dice que Cristo Señor y Salvador nuestro no sufrió la muerte por la salvación de todos; que dice que la presciencia de Dios empuja violentamente al hombre a la muerte, o que por voluntad de Dios perecen los que perecen; que dice que después de recibido legítimamente el bautismo, muere en Adán cualquiera que peca; que dice que unos están destinados a la muerte y otros predestinados a la vida; que dice que desde Adán hasta Cristo nadie de entre los gentiles se salvó con miras al advenimiento de Cristo por medio de la gracia de Dios, es decir, por la ley de la naturaleza, y que perdieron el libre albedrío en el primer padre; que dice que los patriarcas y profetas y los más grandes santos, vivieron dentro del paraíso aun antes del tiempo de la redención. Todo esto lo condeno como impío y lleno de sacrilegios. De tal modo, empero, afirmo la gracia de Dios que siempre añado a la gracia el esfuerzo y empeño del hombre, y proclamo que la libertad de la voluntad humana no está extinguida, sino atenuada y debilitada, que está en peligro quien se ha salvado, y que el que se ha perdido, hubiera podido salvarse.

    Confieso también que Cristo Dios y Salvador, por lo que toca a las riquezas de su bondad, ofreció por todos el precio de su muerte y no quiere que nadie se pierda, Él, que es salvador de todos, sobre todo de los fieles, rico para con todos los que le invocan [Rom. 10, 12]... Ahora, empero, por la autoridad de los sagrados testimonios que copiosamente se hallan en las divinas Escrituras, por la doctrina de los antiguos, puesta de manifiesto por la razón, de buena gana confieso que Cristo vino también por los hombres perdidos que contra la voluntad de Él se han perdido. No es lícito, en efecto, limitar las riquezas de su bondad inmensa y los beneficios divinos a solos aquellos que al parecer se han salvado. Porque si decimos que Cristo sólo trajo remedios para los que han sido redimidos, parecerá que absolvemos a los no redimidos, los que consta han de ser castigados por haber despreciado la redención. Afirmo también que se han salvado, según la razón y el orden de los siglos, unos por la ley de la gracia, otros por la ley de Moisés, otros por la ley de la naturaleza, que Dios escribió en los corazones de todos, en la esperanza del advenimiento de Cristo; sin embargo, desde el principio del mundo, no se vieron libres de la atadura original, sino por intercesión de la sagrada sangre. Profeso también que los fuegos eternos y las llamas infernales están preparadas para los hechos capitales, porque con razón sigue la divina sentencia a las culpas humanas persistentes; sentencia en que incurren quienes no creyeren de todo corazón estas cosas. Orad por mi, señores santos y padres apostólicos.

    Lúcido, presbítero, firmé por mi propia mano esta mi carta, y lo que en ella se afirma, lo afirmo, y lo que se condena, condeno.

Qué Dios los bendiga por intercesión de su Magnificencia.
El mismo Verbo Dios era,
que el principio se decía;
Él moraba en el principio,
y principio no tenía...
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Re: Dios ¿nos hizo con herencias genéticas rebeldes?

Notapor Jose99 » Dom Mar 27, 2016 10:38 pm

eduarod escribió:Estimado en Cristo Jose99:

Muchísimas gracias Eduarod por tu respuestarespuesta, se lo he explicado a pie de letra tu comentario y nos regocijamos de gozo por la grandeza del Señor.
Qué Dios te siga bendiciendo e iluminando.
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Re: Dios ¿nos hizo con herencias genéticas rebeldes?

Notapor Jose99 » Dom Mar 27, 2016 10:43 pm

tito escribió:Eduarod a veces para parecer muy modernos tendemos a dejar de usar el lenguaje que se ha usado para describrir lo que siempre ha creído la Iglesia y adoptamos un lenguaje un tanto "cientifista" como si fuésemos científicos, pero es una tendencia un tanto materialista que prescinde de nuestra parte espiritual y que debemos evitar.

La Iglesia siempre ha hablado sobre esa herencia y le llama pecado original, es el pecado original el que se hereda y nos hace rebeldes, que tendamos al mal, vaya, que nos hace concupiscentes.

Y también la Iglesia enseña que Dios no predestina a nadie a que se condene, pero Dios siendo omnisciente ya sabia que Judas lo traicionaría, el que Dios sepa todo no significa que nos quite la libertad:

Si Dios sabe que me voy a salvar, para que me esfuerzo.
Iba el filósofo franciscano irlandés Duns Scoto paseando por un camino y se encontró con un labrador que, sudoroso, hundía la reja del arado en la tierra dura. Empiezan a hablar de Dios. A las pocas palabras el labriego le interrumpe:
- ¿Me permite hacerle una pregunta?

- Vamos a ver.

- Dios lo sabe todo. Dios es infalible. No se puede equivocar. En este instante Dios sabe si me voy a salvar o si me voy a condenar. Ahora bien, si Dios sabe que me voy a salvar, por más que peque, me salvaré; en cambio, si Dios sabe que me voy a condenar, por más que me esfuerce, me condenaré. Por tanto, ¿para qué me voy a preocupar de hacer buenas obras?

- Dios conoce si te salvarás o condenarás, del mismo modo que conoce si este año recogerás una cosecha espléndida o lo perderás todo en una helada. Según tu razonamiento, como Dios ya sabe lo que ocurrirá con tu cosecha, y Dios no se puede equivocar, es inútil que te esfuerces en arar y sembrar la tierra. Recoge tu arado, vete a tu casa y espera a ver qué pasa.

Y abriendo su libro de rezos, siguió su paseo por el camino adelante. El labriego se quedó sin saber qué decir.

A pesar de la ciencia infalible de Dios, si él no sembraba, era cierto que no re-cogería cosecha. Y es que el recoger o no recoger cosecha, el que yo me salve o me condene, no ocurre porque Dios ya lo sabe; sino que Dios ya lo sabe desde ahora porque, de hecho, ocurrirá después.

Si tú dejas caer una piedra desde tu ventana, antes de que llegue al suelo, sabes que dará un golpe. Efectivamente, a los pocos segundos oyes el golpe. Pero el golpe no ocurrió porque tú lo sabías, sino que tú lo sabías porque de hecho iba a ocurrir necesariamente. La diferencia está en que nosotros sólo podemos conocer el futuro cuando éste depende de las leyes físicas necesarias, en cambio, Dios conoce también el futuro de los seres libres; pues por Él no pasa el tiempo. Dios conoce ya la película de tu vida, y sabe cómo va a terminar. Pero la película la haces tú, libre y voluntariamente.
Saldrá lo que tú quieras.

Si yo veo grabado en vídeo un partido de fútbol, al que he asistido personalmente, sé de antemano el resultado, pero no por eso soy responsable de la goleada. Dios conoce mi futuro, pues para Él todo es presente; pero mi futuro depende tambien de mí.

El que se condena es porque no ha querido cooperar a las gracias que Dios le ha dado: «os he llamado y no me habéis escuchado» ( Prov 1,24); «tú eres culpable de tu perdición» (Oseas 13,9)
DEL LIBRO PARA SALVARTE, 33



Sin palabras Tito, me ha fascinado ese extracto. Tanto que ahora mismo lo compartiré en mi red social y transmitirla ya que a veces muchas personas tienen equivocado el concepto de predestinación.
Bendito seas Tito muchas gracias.


Pd: Tito te he mandado un mensaje, espero que lo hayas leído y de antemano muchas gracias por tu pronta respuesta.
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Re: Dios ¿nos hizo con herencias genéticas rebeldes?

Notapor Jose99 » Dom Mar 27, 2016 10:46 pm

IvanEstoico escribió:Queridos hermanos en Cristo.

En la línea de lo que ya se ha compartido, traigo esto del Papa san Simplicio (468-483):

    [Del memorial de sujeción de Lúcido, presbítero]

    De la gracia y la predestinación

    Vuestra corrección es pública salvación y vuestra sentencia medicina. De ahí que también yo tengo por sumo remedio, excusar los pasados errores acusándolos, y por saludable confesión purificarme. Por tanto, de acuerdo con los recientes decretos del Concilio venerable, condeno juntamente con vosotros aquella sentencia que dice que no ha de juntarse a la gracia divina el trabajo de la obediencia humana; que dice que después de la caída del primer hombre, quedó totalmente extinguido el albedrío de la voluntad; que dice que Cristo Señor y Salvador nuestro no sufrió la muerte por la salvación de todos; que dice que la presciencia de Dios empuja violentamente al hombre a la muerte, o que por voluntad de Dios perecen los que perecen; que dice que después de recibido legítimamente el bautismo, muere en Adán cualquiera que peca; que dice que unos están destinados a la muerte y otros predestinados a la vida; que dice que desde Adán hasta Cristo nadie de entre los gentiles se salvó con miras al advenimiento de Cristo por medio de la gracia de Dios, es decir, por la ley de la naturaleza, y que perdieron el libre albedrío en el primer padre; que dice que los patriarcas y profetas y los más grandes santos, vivieron dentro del paraíso aun antes del tiempo de la redención. Todo esto lo condeno como impío y lleno de sacrilegios. De tal modo, empero, afirmo la gracia de Dios que siempre añado a la gracia el esfuerzo y empeño del hombre, y proclamo que la libertad de la voluntad humana no está extinguida, sino atenuada y debilitada, que está en peligro quien se ha salvado, y que el que se ha perdido, hubiera podido salvarse.

    Confieso también que Cristo Dios y Salvador, por lo que toca a las riquezas de su bondad, ofreció por todos el precio de su muerte y no quiere que nadie se pierda, Él, que es salvador de todos, sobre todo de los fieles, rico para con todos los que le invocan [Rom. 10, 12]... Ahora, empero, por la autoridad de los sagrados testimonios que copiosamente se hallan en las divinas Escrituras, por la doctrina de los antiguos, puesta de manifiesto por la razón, de buena gana confieso que Cristo vino también por los hombres perdidos que contra la voluntad de Él se han perdido. No es lícito, en efecto, limitar las riquezas de su bondad inmensa y los beneficios divinos a solos aquellos que al parecer se han salvado. Porque si decimos que Cristo sólo trajo remedios para los que han sido redimidos, parecerá que absolvemos a los no redimidos, los que consta han de ser castigados por haber despreciado la redención. Afirmo también que se han salvado, según la razón y el orden de los siglos, unos por la ley de la gracia, otros por la ley de Moisés, otros por la ley de la naturaleza, que Dios escribió en los corazones de todos, en la esperanza del advenimiento de Cristo; sin embargo, desde el principio del mundo, no se vieron libres de la atadura original, sino por intercesión de la sagrada sangre. Profeso también que los fuegos eternos y las llamas infernales están preparadas para los hechos capitales, porque con razón sigue la divina sentencia a las culpas humanas persistentes; sentencia en que incurren quienes no creyeren de todo corazón estas cosas. Orad por mi, señores santos y padres apostólicos.

    Lúcido, presbítero, firmé por mi propia mano esta mi carta, y lo que en ella se afirma, lo afirmo, y lo que se condena, condeno.

Qué Dios los bendiga por intercesión de su Magnificencia.


Está excelente está carta, sobre todo para nuestra comunidad católica ya que para las religiones protestantes no tendrá ninguna validez. Establece a mano dura la perfecta interpretación bíblica a cerca de lo que erróneamente se puede entender cómo predestinación. Muchas gracias Hermano IvanEstoico bendito seas tú y tu familia.
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