Se dice predestinación. Todas las personas que se salvan (sean santos canonizados o no) han sido predestinadas por Dios a la salvación, no así las que se condenan, que no podemos decir que hayan sido predestinadas a no salvarse, sino que en previsión de su rechazo de la gracia y sus malas obras han sido reprobadas por Dios y por tanto acaban condenadas.
El tema quizás debería ir dentro de uno más amplio sobre las relaciones gracia y libertad en el desarrollo de la teología católica y sus distintas explicaciones e implicaciones sin ello no se puede entender este asunto.
Y para que se den cuenta de la profundidad de estos temas el catecismo de la Iglesia Católica parece establecer la universalidad de la predestinación post previsa merita para todos: los que se salvan y se condenan, pero en teología católica siempre hubo libertad para defender como no herética la predestinación ante previsa merita de los que se salvan.
600 Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Por tanto establece su designio eterno de "predestinación" incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre a su gracia: "Sí, verdaderamente, se han reunido en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús, que tú has ungido, Herodes y Poncio Pilato con las naciones gentiles y los pueblos de Israel (cf. Sal 2, 1-2), de tal suerte que ellos han cumplido todo lo que, en tu poder y tu sabiduría, habías predestinado" (Hch 4, 27-28). Dios ha permitido los actos nacidos de su ceguera (cf. Mt 26, 54; Jn 18, 36; 19, 11) para realizar su designio de salvación (cf. Hch 3, 17-18).
Y no es que el catecismo fuerce a una determinada doctrina en este tema, sino que trata de explicar lo que es la predestinación y por eso parece que nos está ofreciendo la teoría molinista de previsión de todos los tiempos de nuestra libertad en Dios aunque sin afirmación de ciencia media, pero no es así. Habría que ver que significa ese "incluyendo en el designio eterno de predestinación la respuesta libre de cada hombre a su gracia" porque igual puede entenderse al modo bañeciano del ante-previsa en cuanto la respuesta viene marcada por el designio divino que prevee las acciones malas y las permite, lo que explicaría luego la necesidad de añadir un punto para explicar que Dios no predestina a nadie al Infierno, tal como hace en el número siguiente:
1037 Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegari as diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que "quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión" (2 P 3, 9):
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa, ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos (MR Canon Romano 88)
El tema como digo es muy complejo y necesita de sólidos fundamentos y una exposición del desarrollo muy masticada.