La biblia ordena apedrear, ¿Qué responder?

La Teología es la ciencia de Dios en cuanto Dios, conocida a partir de la revelación. La Teología es y debe seguir siendo la humilde sierva de la Palabra de Dios. Al ser un servicio, la Teología tiene que ejercer su tarea en comunión con el Magisterio. En las materias difíciles entre las que se mueve es compatible que haya cierta diversidad de opiniones, no graves, en el marco de la unidad de la fe y la fidelidad al Magisterio, ya que la historia demuestra que siempre ha habido lugar en la Iglesia para una gran diversidad de teólogos y de teologías. La fe es una, sí, pero ¡qué diferencia existe entre las teologías de Justino, Cipriano, Orígenes, San Agustín o Santo Tomás de Aquino! Esta diversidad también trae ventajas para la Iglesia y ha sido fuente de progreso teológico. Por ello este es un espacio de discusión sobre temas opinables de la teología, pero estrictamente dedicado a lo que se opina en las diversas escuelas para exponer y defender una u otra posición y dar de esta forma una visión de conjunto, recordando que no hay verdadera Teología sin Magisterio y sin fe

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La biblia ordena apedrear, ¿Qué responder?

Notapor fireraptor » Lun Jul 18, 2016 1:01 pm

Hola, he decidido pasar por aquí nuevamente después de continuar con mis lecturas bíblicas y me ha surgido una inquietud.

A la hora de hablar de Dios y de la biblia, muchos de los que repudian sus enseñanzas casi siempre vienen con los pasajes de Deuteronomio que voy a dar a continuación:

Deuteronomio 13:7-12

Si tu hermano, hijo de tu padre o hijo de tu madre, tu hijo o tu hija, la esposa que reposa en tu seno, o tu amigo que es como tu propia vida, tratan de seducirte en secreto invitándote a servir a otros dioses que ni tú ni tus padres habíais conocido 8 (de entre los dioses de los pueblos próximos o lejanos que os rodean de un extremo a otro de la tierra), 9 no accederás ni le escucharás. No le mirarás con piedad; no le perdonarás ni le encubrirás, 10 sino que le harás morir. Tu mano será la primera en caer sobre él para darle muerte, y después la mano de todo el pueblo. 11 Lo apedrearás hasta que muera, por haber tratado de apartarte de Yahvé tu Dios, que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre. 12 Todo Israel oirá lo sucedido y temerá, y dejará de cometer este mal en medio de ti.

También hay uno en deuteronomio 22 que habla de apedrear a las "no vírgenes".

Todos sabemos que lo que denuncia estos pasajes es efectivamente un pecado muy grave contra Dios, pero la cuestión es que lo que se trata de sustentar aquí, es que Dios es sanguinario y cruel y por consiguiente no debería fiarme a lo que él dice. La pregunta que quiero hacer entonces es, ¿qué puedo responder en este caso?
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Re: La biblia ordena apedrear, ¿Qué responder?

Notapor tito » Lun Jul 18, 2016 6:34 pm

Para poder entender estas cuestiones es necesario entender la división de la ley levítica. Estas leyes se pueden subdividir en 3 categorías:

Ley Ceremonial
Ley Civil o Judicial
Ley Moral
Esta división de ninguna manera es un invento moderno arbitrario para evadir preguntas difíciles de los opositores del cristianismo. Juan Calvino (1509-1564) distinguía estas 3 leyes en su obra llamada Los Institutos de la Religión Cristiana al igual que su sucesor, Francis Turretin (1623-1687).

Pero este concepto es aun más antiguo y se puede remontar a la obra magistral de Tomas de Aquino (1225-1274); La Suma Teológica en la que escribe:

“Debemos entonces distinguir tres tipos de preceptos en la Ley Antigua; preceptos ‘morales’ dictados por la ley natural; preceptos ‘ceremoniales’ determinados para el culto de adoración divino; y preceptos ‘judiciales’ determinados para mantener la justicia entre los hombres.”


Incluso San Agustín (354-450), en su obra Contra Faustum Manichaeum, escribe:

“Por ejemplo, ‘No Codiciaras’ es un precepto moral; ‘Circuncidaras a todo varón al octavo día’ es un precepto simbólico.”


Es claro por el contexto que Agustín aquí está utilizando la palabra “simbólico” para describir lo que hoy consideramos como algo “ceremonial.”

Esta naturaleza multifacética de la ley también fue reconocida por Tertuliano (160-220) y Justino Mártir (103-165).

¿Qué es la ley Ceremonial?
Los israelitas fueron el pueblo escogido de Dios desde la antigüedad—el pueblo por medio del cual Dios traería salvación del yugo del pecado y la maldad por medio del mesías. Como tales, Dios les mandó una serie de leyes y reglamentos a seguir con el fin de separarlos de los pueblos aledaños. Esto incluía la práctica de la circuncisión por ejemplo (Génesis 17).

Esto fue parte del pacto con Abraham con el fin de distinguirse de sus vecinos paganos. Hubo muchas otras leyes ceremoniales, incluyendo reglas dietéticas y de rituales de limpieza.

¿Qué es la ley Judicial/Civil?
La ley judicial incluye ciertos reglamentos específicos para regir la cultura del antiguo Israel. Las leyes que caen en esta categoría incluyen penalizaciones por crímenes varios, reglas para hacer negocios y transacciones de bienes y el tratamiento de servidores y esclavos.

¿Qué es la ley moral?
La ley moral describe los mandamientos de Dios que son válidos independientemente de culturas y naciones. La ley moral incluye los diez en Éxodo 20. De acuerdo a la Biblia, los humanos tenemos un sentido agudo de moralidad escrito en nuestros corazones (Romanos 2) pero hemos violado este estándar y por lo tanto fallamos a dar el ancho de la justicia de Dios (Rom. 3:32). Gálatas 3:13-14 describe la solución provista por Dios:

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.”

Cristo, así, satisfizo la justa ira de Dios que nosotros merecíamos. El recibió el justo castigo que nosotros merecíamos por nuestra maldad y levantó la maldición de la que la ley nos acusaba. Así entonces nosotros recibimos perdón al depositar nuestra confianza en el poder salvador de Jesús.

Ahora la pregunta es: ¿Cuales de estas 3 categorías de leyes nos aplican a los cristianos hoy día?
Solamente la ley moral nos aplica a nosotros. Las leyes ceremoniales y judiciales del antiguo Israel ya no nos aplican. Gálatas 2:1-3; 5:1-11; 6:11-16; 1 Corintios 7:17-20; Colosenses 2:8-12; Filipenses 3:1-3 indican que el pacto de la circuncisión ha terminado. Lo que ahora “vale” es la circuncisión del corazón—la cual toma forma de fe en Cristo y arrepentimiento de nuestro pecado.

En Hechos 10, leemos acerca de la visión de Pedro:

“9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta.

10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; 11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo.

13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.

14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.

15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.”


La visión de Pedro sugiere que los requerimientos dietéticos de la ley ceremonial no aplican más a los cristianos. Hebreos 10:1 también indica que la les es solo “la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.” Ahora, aquel a quien la ley apuntaba—Cristo el mesías—ya ha venido y cumplido con el simbolismo de las leyes ceremoniales.

veritasfidei.org


NOTA: Es incorrecto argumentar comparando dos tipos diferentes de leyes. Probablemente has escuchado algo como: “si ignoramos que la Biblia diga que no nos podemos afeitar, ¿por qué no podemos ignorar lo que dice en contra de la homosexualidad?” La razón es sencilla: las Leyes Cívicas (que tienen que ver con afeitarse) no nos aplican; las Leyes Morales (como las que prohiben la homosexualidad) sí aplican. No podemos confundir los diferentes tipos de leyes. Desafortunadamente, esto es una práctica intelectualmente deshonesta.
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20


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Re: La biblia ordena apedrear, ¿Qué responder?

Notapor eduarod » Mar Jul 19, 2016 6:32 pm

Estimado en Cristo fireraptor:

Sobre lo de las lapidaciones o "apedreamientos", la verdad es que eso es de lo más fácil de responder, pues Cristo Mismo lo Respondió; y lo Respondió, curiosamente, ante una insistencia sobre el tema de los escribas y fariseos; y digo curiosamente, porque quienes se pretenden refugiar en esta clase de argumentos, también insisten sobre ellos tras haber estudiado y escudriñado las Escrituras, pero no para aprender de Ellas, sino con el único fin de auto-justificar su comportamiento contrario a la propia Escritura, quizá de una manera un tanto distinta, pero, al final, en una actitud muy similar a la de tales escribas y fariseos:
Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a el. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?».
Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.
Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra».
E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?».
Ella le respondió: «Nadie, Señor». «Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante».
San Juan 5, 2-11

Por supuesto que, en su intento de auto-justificarse, estas personas no tendrán siquiera la vergüenza de los escribas y fariseos que, reconociéndose pecadores, entendieron que al menos ese no era el momento ni el contexto para seguir cuestionando a Jesús, sino seguramente seguirán con sus cuestionamientos bajo la línea de tratar de "evidenciar" la supuesta "contradicción" entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Dirán algo así como: "pero entonces el Dios del AT era sanguinario y hasta el mismo Cristo lo reconoce", luego, hay un rompimiento entre lo que dice la Biblia antes y después, de modo que es contradictoria y no puede uno confiar en ella.
Pero ahí es donde entra lo que el hermano tito nos ha hecho el favor de compartir, lo que se entiende mucho mejor en el contexto de otra respuesta que da Jesús a los fariseos, sobre un tema diferente, pero nuevamente encontramos esta constante de querer poner a prueba a Jesús en función de las Escrituras para auto-justificar el no cumplir ni seguir el recto sentido de las cosas:
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?».
El respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne"?
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».
Le replicaron: «Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?».
El les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era sí. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio».
San Mateo 19, 3-9

Aquí lo importante es darse cuenta de 2 cosas:
1. Que Jesús Mismo nos Enseña que NO TODOS los preceptos de la Escritura representan digamos, de manera "activa" la VOLUNTAD DE DIOS; puesto que la Voluntad de Dios, en este caso, fue, DESDE EL PRINCIPIO que el hombre y la mujer se unieran para ser una sola carne, de modo que quedaba esencialmente excluido el divorcio; pero que, si Dios PERMITIÓ que Moisés diera un precepto distinto, esto no fue por la Voluntad de Dios, que ya quedó claramente establecido cuál era, sino era debido a la DUREZA del corazón del hombre, es decir, en el Antiguo Testamento existen preceptos que NO fueron dados por ser aquello a lo que Dios Quería que el hombre pudiese llegar; sino fueron dados para ACOTAR la maldad del hombre, es decir, por ser aquello a lo que el hombre de ese tiempo PODÍA llegar sin contar aún con la PLENITUD de la Gracia de Cristo.
2. Pero más importante aún que lo anterior, y que de hecho es la razón real de lo anterior, es entender que Dios DESDE EL PRINCIPIO lo que Quiere es NUESTRA felicidad, y eso, contra lo que piensa el mundo moderno, NO se logra dando rienda a cuanta pasión, capricho y aspiración pueda tener el hombre (fama, dinero, fortuna, reconocimiento, adimiración, etc.), sino que solo es posible lograrlo si es que NOSOTROS MISMOS aprendemos a AMAR. Dios Podría Imponernos un buen comportamiento, un comportamiento ejemplar y perfecto, de modo que no pudiéramos desviarnos de un actuar recto que fuera completamente conforme a las normas morales más estrictas. Pero eso NO ES lo que Él Quiere, porque esa Imposición Divina NO nos llevaría a la felicidad que solo puede surgir de un acto voluntario de AMOR. Por eso es que Dios "Necesita" Enseñarnos a actuar conforme al Amor y NO Imponernos el actuar conforme a las normas morales.
Pero nosotros somos "cabezones" y NO aprendemos de manera rápida, directa y sencilla, sino nos encanta explorar alternativas, sin importarnos mucho ni darnos cuenta del todo de los destrozos que esa iniciativa nuestra va produciendo en el camino. Pero precisamente porque no nos importa mucho, es que es necesario que Dios Permita que VEAMOS esas CONSECUENCIAS de NUESTRAS malas acciones, así sean consecuencias que percibimos como nefastas, crueles o catastróficas. Porque solo así acabamos entendiendo que ESE NO ES el camino.
Desde luego que no se trata de "recomendar" una lapidación u otra acción bárbara como un "deber ser". Como en realidad tampoco se trataba de "recomendar" la ruptura matrimonial como un medio o camino de perfección. ESA es la parte que corresponde a la DUREZA de NUESTRO corazón.
Se trata, por el contrario, de LIMITAR lo que esa DUREZA de NUESTRO corazón sería capaz de hacer en caso de no tener esas normas con las que quedaba acotada y limitada. Se trataba, en este caso, de no permitir que cualquiera y sin mayor razón dejara a su mujer porque simplemente sus intereses egoístas ya no eran satisfechos por ella (cualquier parecido con el divorcio en el mundo moderno es mera coincidencia, he, he), sino LIMITAR las separaciones a aquellos casos graves en donde a la dureza del corazón del hombre le parecía más incomprensible mantener la unión. Igualmente, y dado el sistema bárbaro de lapidaciones que imperaba en la antigüedad, NO se trataba de recomendar y fomentar esas lapidaciones para cualquier razón que uno quisiera poder poner, sino LIMITARLAS a situaciones serias que, por otro lado, mejor resaltaban como cuestiones importantes a las que era preciso poner especial atención.
Pero, obviamente, llegada la Perfección en la Gracia de Cristo, Gracia que hace al hombre capaz de superar la dureza de su corazón en favor de un verdadero y auténtico amor, esas limitaciones se hicieron innecesarias al quedar de manifiesto la crueldad del corazón humano por las que fueron permitidas.

En este contexto, lo más importante de todo es subrayar y resaltar cómo es que, si hoy nos podemos horrorizar de las lapidaciones y de otras formas de ejecución, eso es tan solo porque la Gracia del Evangelio nos hizo conscientes de lo nefastos que son esos métodos que la dureza de nuestros corazones inventó y utilizó de manera indiscriminada, y luego acotada, durante muchos siglos. Fue justamente el Evangelio que con estos malos argumentos se pretende rechazar, el que nos llevó a comprender esa barbarie y a asquearnos y alejarnos de ella. Nos regodeamos y nos engañamos con los progresos que nuestra civilización ha logrado como si los hubiesemos logrado por nuestro buen juicio y sensatez. Pero se nos olvida que nuestro "buen juicio y sensatez" a lo que nos llevó fue a inventar lo que hoy percibimos como cruel y equivocado, sin darnos cuenta de la Fuente que nos permitió darnos cuenta de ello, de tal suerte que, si no hubiese sido por el Evangelio, seguramente hoy las lapidaciones nos seguirían pareciendo lo más justo y normal... como ocurre aún hoy en día con las sociedades que no fueron directa o indirectamente influenciadas por la Luz y Justicia del Evangelio.

Declarar, pues "sucia" la Biblia por las normas que en el Antiguo Testamento acotaban nuestra maldad, es tanto como declara "sucia" el agua con la que nos hemos bañado, y decidir entonces dejar de bañarnos para "no ensuciarnos más", sin darnos cuenta de que lo que estamos observando es agua que se ha ensuciado precisamente por habernos quitado la suciedad a nosotros, y que, para limpiarnos más, debemos seguir bañándonos con ella en vez de tontamente alejarnos de la regadera con ese inútil argumento de que el agua del baño se ve sucia.
Hagamos entender, pues, a nuestros hermanos, que nuestra suciedad era tanta, que, para ese aprender a amar por nosotros mismos, Dios no podía quitarnos toda esa suciedad con una imposición externa, sino que ha sido preciso lavarnos y bañarnos muchas veces, y que si en este proceso hemos visto agua sucia, eso es solo el resultado de nuestra propia suciedad que está siendo limpiada, por lo que lo último que debemos de hacer si queremos quedar limpios es dejar de bañarnos, sino que, más bien, viendo la suciedad del agua debemos entender que la suciedad la seguimos generando, de modo que si dejamos de bañarnos, lejos de quedar limpios acabaremos embarrados en nuestra propia porquería... lo que en muchas instancias YA nos está pasando.

Que Dios te bendiga.
eduarod
 
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