Saludos en Cristo jjansen:
jjansen escribió:Gracias eduarod. En esto que me pones se ve claramente que el machismo en el cristianismo es un mito.
Sin embargo, todavía tengo una inquietud. Te cito:
eduarod escribió:Esto es lo que nos hace eco y nos ayuda recordar lo dicho por el Papa Pío XI y que ya se ha citado: ese mutuo señorío, donde el hombre tiene el principado de gobierno, pero la mujer el principado del corazón.
De lo que está sombreado me hago las siguientes preguntas:
1-Qué significa exactamente que el hombre tiene el principado de gobierno?
Que tiene la
responsabilidad de velar por que las decisiones y acciones que se tomen en la familia sean las mejores para el bien de sus miembros. NO quiere decir que él mismo sea necesariamente quien tome las decisiones. Si la mamá, por ejemplo, es médico, ciertamente ella será mucho más capaz de determinar cuál es la mejor acción a tomar en caso de tener un hijo enfermo. Entonces el principado de gobierno del esposo NO se ejercería tomando él mismo la decisión, sino al contrario, procurando que sea la persona más capaz, o sea, la esposa en ese caso, quien dictamine aquello que producirá el mayor bien para ese miembro de la familia. En ese ejemplo se ve claramente la falacia que existe en pensar que principado de gobierno significa imponer arbitrariamente el propio parecer, lo que es FALSO; e igualmente se ve lo falso que es pensar que este principado de gobierno implica algún tipo de superioridad del hombre sobre la mujer. Si el hombre, abusando de su facultad de gobierno, quisiera imponer un criterio personal menos capaz o menos informado, entonces NO estaría ejerciendo correctamente ese principado de gobierno, sino al contrario, estaría FALLANDO en esa misión y responsabilidad que ha recibido de Dios.
2-Qué significa exactamente que la mujer tiene el principado del corazón?
Que la mujer tiene la responsabilidad de velar porque las decisiones y las acciones que se tomen en la familia consideren no únicamente una evaluación fría y objetiva de la situación; sino tomen en cuenta también las necesidades afectivas y emocionales de los miembros de la familia, de tal suerte que el entorno familiar sea tal que promueva el mayor desarrollo espiritual de los miembros de la familia; desarrollo espiritual que tan solo puede ser auténtico en la medida en la que esté sólidamente fundado en el AMOR.
Por ejemplo, supongamos que el papá, tras evaluar varias ofertas educativas, considera que cierta opción es "la mejor" porque es la que mejor preparación intelectual le dará a un hijo y "le abrirá" las puertas en su desarrollo profesional y económico. Pero entonces la responsabilidad de la mamá es asegurarse de que tal opción sea también acorde a las necesidades afectivas y emocionales del hijo, de modo que le sirva para promover ese desarrollo espiritual fundado en el amor. De no ser así, de resultar esa opción inadecuada al desarrollo afectivo y emocional del hijo, es responsabilidad de la mamá hacérselo ver al papá, quien entonces
DEBE subordinarse a ese principado del corazón de la mamá, reconociendo que la INTEGRIDAD de los criterios que es necesario considerar determina que la opción a elegir sea otra que sea más acorde a las necesidades reales del hijo.
En el pasaje de las Bodas de Caná, bien conocido, Dios nos deja ver un atisbo de esta función materna precisamente cuando Nuestra Santísima Madre se acerca a su Divino Hijo y le dice «No tienen vino». Y vemos la respuesta "objetiva" de Jesús: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». No, por supuesto, que Jesús, siendo el Dios encarnado que vino a entregarse enteramente por nosotros, el Amor en Sí mismo, no se preocupara tanto o más que la Santísima Virgen por la situación de los novios. Sino lo que quiere ilustrar Jesús es el aspecto lógico y objetivo de la cuestión: en simple lógica no existía razón objetiva por la que ellos debieran intervenir. Pero lo que sigue: Jesús atendiendo la petición de su Santísima Madre en bien de los novios, lo que viene a mostrar es precisamente
la importancia capital de ese principado del corazón, de esa necesidad de no considerar tan solo los criterios lógicos y objetivos, sino los aspectos humanos y emocionales de la cuestión, los aspectos del corazón; y no en algo de importancia mayor, sino en algo aparentemente tan trivial como tener vino o no en una celebración. Y Cristo mismo, siendo Dios, permite que sea su madre la que ejerza esa función que por la misión recibida del Padre le corresponde.
Lo que es aún más sorprendente es como termina el pasaje:
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
San Juan 2, 11
NO es incidental que ese milagro tan importante, por el cual los discípulos creen en Jesús, NO SEA un milagro en una cuestión lógica y donde la situación objetivamente demandase tal intervención; sino es en una cuestión donde el AMOR es el que demandaba tal intervención. Pues de esta manera, los discípulos llegan a creer NO en un Dios o en un Mesías que vienese a redimirnos con lógica;
sino en un Dios que viene a Redimirnos CON AMOR.
Esa es la importancia fundamental de este principado del corazón que la estupidez del mundo moderno, infectado por la ideología feminista (que no es sino machismo disfrazado), burdamente menosprecia como si se tratase de mera sensiblería sin importancia.
3-Puediera ser al revés: que la mujer tenga el principado del gobierno y el hombre el principado del corazón? Por qué?
En principio NO DEBE ser al revés, pues Dios ha preparado a los cónyuges, física, mental y espiritualmente para ejercer la misión que a cada cual corresponde como lo ilustraremos en un momento. Sin embargo, está claro que ante la falla de uno de los cónyuges en ejercer su propia responsabilidad el otro puede entrar a suplir tal carencia en la medida de sus posiblidades. Incluso puede ocurrir que AMBOS desatiendan lo que es en realidad su propia responsabilidad y AMBOS traten de suplir aquello que el otro no está haciendo. Pero esto se hará necesariamente de una manera sub-óptima, es decir, habrá deficiencias que la familia acabará sufriendo. Digamos que es como si un padre fuese médico y el otro economista, ¿podría el médico encargarse primariamente de la economía familiar y el economista del cuidado de los hijos enfermos? Pues de poder, por supuesto que podrían. Pero de ahí a que los resultados sean comparables a lo que ocurriría si cada cual ejerciera la responsabilidad que está mejor capacitado para ejercer, es evidente que no será así.
Pero este último ejemplo nos lleva directo a lo que parece estar en el fondo de tus inquietudes: ¿es un mero condicionamiento cultural o una simple cuestión de preparación de acuerdo a estándares sociales que un padre esté mejor preparado que el otro para cierta función? Después de todo, hablando de enconomistas y de médicos, el padre podria ser el médico y la madre economista, o podría perfectamente ser al revés: la madre médico y el padre economista. ¿Ocurre lo mismo con el principado de gobierno y el principado del corazón?
Pues eso hoy en día es bastante fácil de responder con elementos objetivos y verificables, sin necesidad de entrar siquiera a las cuestiones espirituales, sino quedándonos en los aspectos psíquicos y mentales de la persona humana.
La ciencia moderna nos demuestra que en el ser humano existen dos hemisferios cerebrales, el izquierdo y el derecho que normalmente NO tienen funciones indistintas, sino se encuentran de algún modo especializados. Por deficiencias varias, un hemisferio o mitad puede llegar a suplir partes de la función del otro cuando este falla (p.ej. por un accidente que mate las neuronas), justo como ya también dijimos que un padre puede llegar a suplir las deficiencias del otro, pero eso no es lo normal ni, por supuesto, lo más deseable; sino lo más deseable es que cada mitad pueda "dedicarse" a cumplir su función propia con la mayor perfección posible.
Ahora bien, lo que se ha descubierto, en términos muy generales, es que la mitad izquierda del cerebro puede asociarse al pensamiento analítico y racional, mientras que la mitad derecha puede asociarse a un pensamiento más global que aprecie la integridad de las situaciones y problemas. La mitad izquierda entonces se asocia a lo intelectual y la derecha a lo creativo y lo emocional.
Ahora bien,
NO ES, como podría alguien equivocadamente pensar ahora, que se diga que los hombres usan más la mitad izquierda, la tienen más desarrollada o algo así; mientras que las mujeres usaran más la mitad derecha. NO, no se trata de eso.
Sino lo que se ha descubierto es que las mujeres tienen muchísimas más
conexiones entre AMBAS mitades respecto a las que tienen los hombres.
Esto lo que significa es que los hombres tienden a apreciar un problema o situación usando tan solo una mitad, mientras que a las mujeres les resulta difícil aislar las funciones de la otra mitad, considerando mayormente los problemas de manera simultánea tanto desde la perspectiva intelectual como desde la perspectiva emocional.
¿Qué sucede entonces?
Digamos que si se trata de una situación manejable, al hombre le resulta mucho más fácil darse cuenta de que usualmente es mejor considerar la realidad objetiva tal cual es y hacer a un lado las desviaciones que una emoción, por ejemplo, un excesivo temor, o una profunda ilusión, pudieran llegar a determinar. Por contraparte, al hombre muchas veces le cuesta más trabajo considerar aspectos emocionales que deben ser realmente tomados en cuenta. En cambio, a la mujer eso de desligar los aspectos racionales de los emocionales le resulta muchísimo más difícil, ella por más que analice la situación objetiva con la MISMA inteligencia que el hombre, tendrá también siempre presente el aspecto emocional, NO se podrá desprender tan fácilmente de ese temor o de esa ilusión.
Y es por ello que las mujeres se han ganado ese injusto e inapropiado mote de "el sexo débil". Pues parece que ante situaciones objetivamente no tan serias, no tan graves, a muchas mujeres "se les desmorona el mundo", o, como se suele decir "llorando por cualquier cosa".
Pero ese mote es injusto e inapropiado porque todos conocemos de situaciones en las que, lejos de mostrarse como el sexo débil, cuando la situación ha sido realmente seria y el "trancazo" que nos da la realidad parece verdaderamente inmanejable, fue alguna mujer (la abuela, etc.) la que "dió la cara" cuando los hombres ya se habían doblado compeltamente.
Y en realidad es por lo mismo: mientras puede elegir, el hombre tiende a elegir el aspecto racional, la mitad izquierda; pero cuando la emoción rebasa sus límites, entonces el hombre se "switchea" y se vuelve lo contrario: PURA emoción incontrolada y desbordada. Es por eso que es frecuente, por ejemplo, que los hombres se involucren en riñas irracionales en las que pueden salir fuertemente lastimados mientras que son sus mujeres las que conservan la calma y les tratan de hacer ver lo tonto que es eso.
Porque, por muy fuerte que sea la emoción, así como a la mujer le costó trabajo eliminar el aspecto emocional ante una situación no tan grave; ante la situación fuertemente emocional a la mujer también le cuesta trabajo dejar de considerar los aspectos objetivos y racionales que su esposo ahora ignora de manera tan efectiva como ignoró las emociones cuando estaba más calmado.
Y es de hecho una mujer fuerte, ejerciendo rectamente su principado del corazón, la que puede volver a "switchear" al marido para que considere con objetividad una situación y tome decisiones serias y responsables, cuando él ya estaba desbordado y se había dejado llevar por emociones incontrolables.
En fin, se puede abundar mucho sobre el asunto, pero creo que esto bastará para ilustrar porqué NO se trata de un mero condicionamiento cultural (el que, por cierto, tampoco sería tan menospreciable, pues la cultura no es sino nuestra experiencia acumulada); sino que en este ejercicio de funciones y responsabilidades del principado de gobierno y del principado del corazón están implicadas cuestiones muchísimo más profundas. Dones concretos, tanto físicos y mentales, como espirituales, que Dios ha dado a cada uno de los cónyuges para cumplir debidamente con la misión que Él mismo le encomienda a cada uno para así lograr el recto orden querido por Él para la familia.
4-El decir que el hombre tiene el principado de gobierno (hombre cabeza de la mujer), no sería más bien producto de la mentalidad y costumbre entonces?
Ya vimos que no.
Y es que me parece que interpretas equivocadamente esto:
En el link que me copiaste me llamó la atención lo siguiente:
5. El autor de la Carta a los Efesios no teme aceptar los conceptos propios de la mentalidad y de las costumbres de entonces; no teme hablar de la sumisión de la mujer al marido; ni tampoco teme (también en el último versículo del texto que hemos citado) recomendar a la mujer que «reverencie a su marido» (5, 33). Efectivamente, es cierto que cuando el marido y la mujer se sometan el uno al otro «en el temor de Cristo», todo encontrará su justo equilibrio, es decir corresponderá a su vocación cristiana en el misterio de Cristo.
Aquí estoy entendiendo que el Papa reconoce en el texto de Efesios 5, 21-33 conceptos propios de la mentalidad y la costumbres de entonces. Y que esta mentalidad se corrige o llega a "su justo equilibrio" cuando se entiende el mensaje principal del texto.
Pues el Papa NUNCA habla de que esa mentalidad "sea corregida". Sino, completamente por el contrario, el Papa habla de que San Pablo ACEPTA esos conceptos y mentalidad. Los cuales NO son corregidos o sustituidos, sino PERFECCIONADOS en Cristo. Porque esta sumisión de la mujer al marido en el principado de gobierno era algo
correcto.
Pero faltaba lo otro. Es decir la sumisión del marido a la mujer en el principado del corazón, algo que la cultura de entonces (igual que la actual) no tenía suficientemente en cuenta por considerarlo trivial y secudario. Mientras que, como hemos venido viendo, en Cristo se revela la importancia capital de este principado del corazón.
Por eso te digo que la ideología feminista no es sino ese machismo que existía antes de Cristo pero disfrazado. Porque menosprecia la importancia fundamental de lo que es propiamente femenino y se empeña en cambio en exhaltar el principado del gobierno como si fuera lo único realmente importante.
Pero recuerda: los discípulos creyeron en un Dios que venía a Redimirnos CON AMOR y no meramente en un mesías que viniera a gobernar con fuerza y lógica.
También me llamó la atención el siguiente párrafo:
6. Ciertamente es diversa nuestra sensibilidad contemporánea, diversas son también las mentalidades y las costumbres, y es diferente la situación social de la mujer con relación al hombre. No obstante, el fundamental principio parenético que encontramos en la Carta a los Efesios, sigue siendo el mismo y ofrece los mismos frutos. La sumisión recíproca «en el temor de Cristo» —sumisión que nace del fundamento de las pietas cristiana— forma siempre esa profunda y sólida estructura que integra la comunidad de los cónyuges, en la que se realiza la verdadera «comunión» de las personas.
A mi entender, aquí el Papa reconoce la diferencia en situaciones sociales entre la mujer y el hombre. Mi inquietud es si "el principado de gobierno" para el hombre y "el principado de corazón" para la mujer" no sería parte de esta diferencia social entre ambos. Por lo tanto, en el momento en que cambie la situación social, es posible que una mujer pueda tener princiapdo de gobierno y un hombre, el principado de corazón, sin afectar la mutua sumisión de que habla Pablo?
Bendiciones
Ya vimos extensamente que esas funciones NO SON meros prejuicios sociales, sino verdaderos constituyentes de la misión que a cada cual corresponde en el recto orden querido por Dios para la familia y para lo cual Él mismo ha dado diversos dones específicos a cada uno de los esposos.
Y asi, fíjate bien en lo que dice el Papa. NO DICE que la diferente sensibilidad contemporánea determine una situación fundamental distinta. Sino que AL CONTRARIO, dice que el
PRINCIPIO FUNDAMENTAL expresado por San Pablo en la Carta a los Efesios SIGUE SIENDO
EL MISMO. La sumisión recíproca que engloba tanto la el principado de gobierno del papá, como el principado del corazón de la mamá, lo que lleva al bien integral de la familia. Justo como Cristo es el Rey que Gobierna con Amor y Misericordia, y no solo con Lógica y Justicia.
Quien no reconoce entonces la importancia capital del Principado del Corazón y la altísima dignidad femenina llamada a ejercerlo, simplemente no conoce a Cristo.
Que Dios te bendiga.