Estimada en Cristo jacinta:
jacinta roble escribió:Hola, soy Jacinta, he entrado dos veces pero no se por que no aparecen mis comentarios.
La pregunta es sobre si la posicion de San Pablo sobre la sumision de la mujer al marido es susceptible de modificarse por un Concilio,
Como ya se ha señalado, los Concilios ciertamente pueden explicar mejor la Doctrina Católica a la Luz de la asistencia que el Espíritu Santo da a la Iglesia y adaptar los principios fundamentales a las circunstancias de los tiempos y lugares; pero NO cambiar la Verdad Revelada, que, por ser Palabra de Dios, es ETERNA como Él mismo.
NO debemos caer en la tontería de juzgar la Palabra que Dios nos ha regalado como si fueran opiniones y posiciones humanas atrapadas y limitadas por la pequeñez de la persona de la que Dios se ha servido para transmitirlas. Las "posiciones de San Pablo" contenidas en la Escritura NO SON posiciones de San Pablo sino Enseñanzas que Dios mismo nos ha transmitido para bien de todos.
Si queremos escuchar a Dios, disfrutaremos del beneficio de hacerlo; si en vez de ello somos tan necios como para poner nuestras mudables y efímeras costumbres y pensamientos por encima de la Verdad Eterna de los Designios de Dios, nos condenaremos nosotros mismos a ser prisioneros y víctimas de nuestra soberbia e insensatez.
Ahora bien, quisiera subrayar una vez más que la autoridad es un servicio, de modo que quien interprete que el hombre es superior o más privilegiado en la familia por tener una misión de autoridad dentro de ella, es igualmente un insensato que no ha entendido nada de lo que significa tener y ejercer la autoridad de manera recta y legítima.
dado que en la actialidad muchos matrimonios son conducidos por la mujer aunque ambos marido y mujer sea sumisos uno al otro.
También existen familias que son conducidas por los hijos en vez de por los padres, y eso no quiere decir que eso sea deseable, correcto, o conforme al recto orden que debe existir en la familia humana para el mayor bien de sus miembros.
Obviamente si los hijos conducen la familia es porque los padres se han visto incapaces de hacerlo, en no pocas ocasiones por su comportamiento egoista, inmaduro y caprichoso, y en tal caso sería irracional pedir a los hijos que más o menos han logrado encontrar la manera de manejar una situación tan anómala, que se subordinen a los caprichos de sus padres y dejen que la familia se precipite en el caos; pero eso no quiere decir que eso sea un modelo correcto y ejemplar de familia, sino es una respuesta sub-óptima a una situación injusta.
Evidentemente existen mujeres que se han visto obligadas a tomar la dirección de la familia ante la inutilidad e inacción de aquel que debiera aportar lo que no aporta. Y en esto no me refiero tan solo a los casos de esposos francamente parásitos, sino también al caso de los que comodinamente aceptan un "cambio de roles". "Cambio de roles" que en no pocos casos es querido y aceptado de buen grado por la misma mujer que cree poder alcanzar así una mayor igualdad en su relación, cuando lo que en realidad está haciendo es sancionar la negativa de su cónyuge a realizar la aportación que le corresponde. Aportación que, recordemos, NO depende primariamente de las capacidades personales, sino de la disposición de la persona a aceptar y hacer uso del Don que Dios le da para el recto cumplimiento de la misión que le ha sido encomendada.
Asi, a veces con el pretexto de una "mayor capacidad" en términos puramente humanos (por ejemplo, podría tratarse de una mayor preparación académica) el hombre "reconoce" la "mayor capacidad" de su mujer, como medio de justificarse a si mismo su negativa a tomar y ejercer la responsabilidad y el servicio que le corresponde ejercer hacia su familia.
Y generalmente esto no se hace sino a costa de que la mujer, en esa búsqueda desordenada de un mayor reconocimiento personal, descuide ella misma el ejercicio de la misión que en la familia le corresponde, como veremos enseguida.
Tambien si es posible que haya dos cabezas en un solo matrimonio.
De hecho el Magisterio de la Iglesia nos habla de dos principados que deben existir en todo matrimonio sano, pero NO son dos cabezas de gobierno, lo cual no es sino sinónimo de anarquía. Sino es esto:
Tal sumisión no niega ni quita la libertad que en pleno derecho compete a la mujer, así por su dignidad de persona humana como por sus nobilísimas funciones de esposa, madre y compañera, ni la obliga a dar satisfacción a cualesquiera gustos del marido, no muy conformes quizá con la razón o la dignidad de esposa, ni, finalmente, enseña que se haya de equiparar la esposa con aquellas personas que en derecho se llaman menores y a las que por falta de madurez de juicio o por desconocimiento de los asuntos humanos no se les suele conceder el ejercicio de sus derechos, sino que, por lo contrario, prohibe aquella exagerada licencia, que no se cuida del bien de la familia, prohibe que en este cuerpo de la familia se separe el corazón de la cabeza, con grandísimo detrimento del conjunto y con próximo peligro de ruina, pues si el varón es la cabeza, la mujer es el corazón, y como aquél tiene el principado del gobierno, ésta puede y debe reclamar para sí, como cosa que le pertenece, el principado del amor.
CARTA ENCÍCLICA CASTI CONNUBII
DEL PAPA PÍO XI
SOBRE EL MATRIMONIO CRISTIANO
Y aunque a los ojos de la indigencia espiritual en la que vive el mundo moderno, cualquiera de los dos puede cumplir indistintamente con cualquiera de estas funciones; esta visión no se basa sino en la premisa de que cualquiera de los dos puede dar lo poco que el hombre típico del mundo moderno tiene y puede dar a los demás. Pero quienes viven en la riqueza super-abundante del Amor de Cristo saben que Dios creó al hombre y a la mujer para que se complementaran con la mutua entrega de los grandísimos Dones que puso en cada uno. Por eso es que si en una pareja "moderna" se tratan de "intercambiar esos roles" lo que en realidad se está haciendo es limitar la aportación que cada uno da al mínimo.
Y si, seguramente mediante los ojos de la indigencia espiritual del mundo esa mínima donación se puede percibir como la gran cosa, frente a la multitud de matrimonios despedazados por el egoismo la estabilidad de es mini-donación pueda parecer el matrimonio ideal; pero eso no quita que frente a la grandeza que Dios quiso para la familia humana, eso no sea sino una vulgar caricatura de lo que el Matrimonio Cristiano puede ser.
tercero sobre las bodas de Cana si la Virgen Maria quien tomo la iniciativa para obrar con caridad y solo por el poder de Cristo , el se somete a ese trazo que Ella marca para llegar a la Obra de Caridad mediante el Miliagro puede significar que nosotras podamos ser aveces cabeza, aunque carezcamos de poder.
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Más bien se puede ver ahí cómo Nuestra Santísima Madre ejerce ese principado del Amor: "...no tienen vino..." habla de la preocupación por el prójimo que está atenta a sus necesidades. Pero Nuestra Señora sabe someterse a lo que es mucho más que la autoridad de un marido, se somete indefectible y completamente a la Autoridad del mismo Dios: "...hagan lo que Él les diga...".
Asi que, siguiendo el buen consejo de la Esclava del Señor, hagamos lo que Él nos ha dicho en vez de andarnos inventando esquemas para justificarnos -según nosotros- el "porqué no tenemos que hacerlo".
Que Dios te bendiga