por GuillermoPerez » Vie Abr 26, 2013 7:05 am
Creo que tú mismo te respondes: "si fueses Dios". Esa es la clave. Resulta que los seres humanos no somos Dios, no somos el alfarero sino la vasija de barro. Imaginemos que un alfarero termina su vasija con todo amor, le da vida, y ésta, por ser de barro malo y tener aristas, le va provocando heridas al alfarero durante mucho tiempo a pesar de sus intentos de remodelarla. ¿Acaso no puede el alfarero romper la vasija y lanzarla al fuego?
<<¡Ay de aquel que discute con su Hacedor! ¡Un tiesto más entre los tiestos de la tierra! El barro no le pregunta al alfarero: “¿Qué es lo que haces?” ¿Acaso le señala: “Tu obra no tiene manos”?">> Isaías 45:9
Es muy común entre los no creyentes, o en quienes tienen dudas, preguntar por qué Dios hacía determinados actos que nosotros los humanos consideraríamos crueles o excesivos, o por qué permite que ocurran cosas malas en el mundo, o por qué existe el fuego eterno. Sin embargo, esos son juicios humanos. Nosotros no conocemos la historia completa. No tenemos todas las pruebas para saber si el juicio es justo o injusto, porque esas pruebas solo las conoce Dios. Y solo las conoceremos todos en el juicio final.
Dios ya nos conoce incluso desde antes de la fundación del mundo. El que vaya al fuego eterno, será por justicia de Dios (aunque mientras estemos aquí no lo entendamos o no tengamos suficientes pruebas para comprender el juicio).
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad." Efesios 1:3-5
<<»Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, se sentará en su trono de gloria, y todas las naciones serán reunidas ante él. Entonces él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda, y entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me recibieron; estuve desnudo, y me cubrieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a visitarme.” Entonces los justos le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer; o con sed, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recibimos; o desnudo, y te cubrimos? ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y te visitamos?” Y el Rey les responderá: “De cierto les digo que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí lo hicieron.” Entonces dirá también a los de la izquierda: “¡Apártense de mí, malditos! ¡Vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles! Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; fui forastero, y no me recibieron; estuve desnudo, y no me cubrieron; estuve enfermo, y en la cárcel, y no me visitaron.” Ellos, a su vez, le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, o con sed, o forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?” Y él les responderá: “De cierto les digo que todo lo que no hicieron por uno de estos más pequeños, tampoco por mí lo hicieron.” Entonces éstos irán al castigo eterno, y los justos irán a la vida eterna.» Mateo 25:31-46
La gracia de Dios, que produce fe auténtica, nos conduce a hacer todo eso que Jesucristo atribuye a los justos. Son los buenos frutos que justifican al buen árbol, no por sí solos sino por venir a través de la gracia que Dios nos regala.