Estimado en Cristo Ignacio A:
En efecto, eso significa que los judíos y los musulmanes SI podrían llegar a salvarse.
Para entender bien las cosas, antes que nada es necesario entender en un sentido exacto y completo la Verdad de Fé de que, fuera de la Iglesia, NO HAY Salvación. Muchas personas a lo largo de la historia de la Iglesia, recientemente sobre todo aquellas afines al pseudo-tradicionalismo, han interpretado esa frase como indicando que el NO ser miembro visible de la Iglesia Católica (o sea, NO pertencer FORMALMENTE a ella) implicaría una imposibilidad absoluta a acceder a la Salavación. Esa interpretación, tanto de la Verdad de Fé en sí misma, como de todos los elementos de la Sagrada Tradición alrededor de ella, es INCORRECTA.
La Verdad de Fé es en realidad una necesidad absoluta y lo entendemos bajo las siguientes consideraciones:
1. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, por consiguiente, quien está unido DE CUALQUIER MANERA a Cristo, en esa misma forma y medida ESTÁ UNIDO a la Iglesia.
2. La Salvación consiste en la UNIÓN PERFECTA con Dios, pero Cristo ES Dios, por consiguiente la Salvación consiste en la Unión Perfecta CON CRISTO.
3. Luego, de las premisas anteriores se deduce fácilmente que la Salvación es la Unión Perfecta a la Iglesia; de donde está absolutamente claro que una pretendida Salvación FUERA de la Iglesia es, sencillamente, IMPOSIBLE. Por consiguiente, no solo la Fé, sino la simple lógica y razón -correctamente iluminadas por la Fé- nos indican con toda claridad que, fuera de la Iglesia, simplemente NO PUEDE HABER una AUTÉNTICA Salvación. En última instancia, afirmar que es posible una Salvación fuera de la Iglesia, equivale a afirmar que es posible una "salvación" SIN DIOS. Lo que, a su vez, equivale a afrimar que es posible estar perfectamente unido a Dios SIN estar unido a Él, lo que es un evidente contrasentido.
Ahora bien, para corregir esas erroneas opiniones, interpretaciones y teorías que afirmaban que los que NO pertenecieran de una manera visible y formal a la Iglesia Católica estaban por eso mismo necesariamente condenados; la Iglesia recientemente ha insistido MUCHO en esa posibilidad de que las personas que no pertenecen formalmente a Ella puedan alcanzar la Salvación. Desafortunadamente, esto ha contribuido a que muchos hagan a su vez interpretaciones libres y erroneas de ello; trivializando en tales interpretaciones los misterios de la Iglesia y de la Redención.
1. Asi pues, uno de los errores más comunes consiste en pensar que "cualquier religión es válida", y que todas son "igualmente buenas", o, al menos "suficientemente buenas" como para alcanzar por medio de ellas la Salvación. NO ES ASÍ.
Recordemos: incluso pertenecer a una iglesia particular auténtica como son las comunidades ortodoxas orientales implica, de suyo, una separación que IMPIDE Y SE CONTRAPONE a la PLENA Comunión con la Iglesia Católica, y eso, a su vez, implica entonces, de acuerdo a los principios básicos que señalábamos al principio, una separación que impide y se contrapone a la PLENA Unión CON CRISTO. Es decir, es IMPOSIBLE estar en PLENA Unión con Cristo en tanto NO se eliminen los factores que impiden y se contraponen a la PLENA unidad con la Iglesia Católica.
Pero ya también esos principios básicos nos recordaban que la Salvación implica LA PLENA UNIÓN con Cristo. De este modo, si bien una persona que, por ejemplo, pertenezca a una de esas comunidades ortodoxas puede alcanzar la Salvación, esto no podrá CONCRETARSE en tanto esa persona NO esté en PLENA Unión CON LA IGLESIA CATÓLICA. Es decir, PARA SALVARSE esa persona NECESARIAMENTE deberá ABANDONAR COMPLETAMENTE
TODO aquello que le impedía o se oponía formalmente a la Iglesia Católica. Puesto que, una vez concretada la Salvación, una vez que esa persona disfrute de la Visión Beatífica en la Patria Celestial, en ese mismo momento y por esas mismas razones PERTENECERÁ COMPLETAMENTE a la Iglesia Católica, concretamente a la Iglesia Triunfante.
Pero entonces está claro que, para llegar a ese punto, la persona PRIMERO deberá ABANDONAR aquello que pertenecía a su filiación al cristianismo ortodoxo y que SE OPONÍA a su pertenencia formal a la Iglesia Católica. Nótese que este abandono bien puede llegar a ocurrir en el Purgatorio, por lo que la ausencia de tal conversión en esta vida terrena NO ES un obstáculo absoluto a la Salvación, como erradamente pretendía el pseudo-tradicionalismo.
Y si la persona tiene que ABANDONAR TODO lo que le pertenecía a su religión cristiana ortodoxa que NO le pertenece también y por derecho propio a la Iglesia Católica, y lo mismo ocurre, aunque en un grado mayor con cualquier otra forma de confesión cristiana, y en un grado mayor aún con las religiones no cristianas; pues de todo ello lo que queda MUY CLARO es que las diferentes religiones están MUY LEJOS de ser "caminos iguales", o "caminos distintos, unos mejores y otros no tan buenos" para realmente aclanzar la Salvación. Sino está claro que hay UN SOLO Y ÚNICO CAMINO para alcanzar REALMENTE la Salvación, y ese Camino es la Religión Católica, que es donde se encuentra PLENAMENTE Cristo, Quien, según sus propias Palabras, es Él mismo el Camino.
Es obvio que los otros caminos simplemente NO nos pueden conducir realmente a la Salvación cuando resulta que es NECESARIO en algún punto ABANDONARLOS en favor de la Unión y pertenencia a la Iglesia Católica.
Si, puede ser que muchos de esos caminos corran cercanos, o paralelos, o tengan convergencias e intersecciones con el Camino de la Iglesia Católica, y que, en ese sentido, al ponernos en contacto con la Iglesia, se conviertan en verdaderas ayudas para alcanzar la Salvación. Pero, por eso mismo, es evidente que entonces NO SON CAMINOS ALTERNOS (distintos a la Iglesia) para alacanzar la Salvación, sino, en todo caso, son caminos A LA IGLESIA.
Y resulta claro también cómo ha quedado entonces plenamente salvado el peligro del indiferentismo religioso; porque si un camino alterno lo único que puede hacer, en el mejor de los casos, es llevarme a la Iglesia (aunque también me puede llevar a otro lado); y, por otro lado, tiene la persona al decisión u oportunidad de pertenecer de una vez a la Iglesia, pues entonces resulta ilógico tomar el camino que lo único que podrá hacer es traerlo a uno a donde ya PUEDE Y DEBE estar.
Peor aún, si uno opta libre y expresamente por ese camino EN RECHAZO a lo que REALMENTE pertenece a la Iglesia, en ello mismo está uno entonces optando por aquello del camino alterno que NO le puede conducir a la Iglesia; de donde será más dificil que logre que ese camino alterno le pueda reconducir a la Iglesia. Entendámonos: NO nos referimos, por ejemplo, al protestante que rechaza estar en la Iglesia Católica porque desde bebé le han enseñado que Satanás mismo es el jefe de la Iglesia Católica; pues él NO rechaza realmente a la Iglesia Católica, sino rechaza -y con justicia- a una idea falsa y fantasiosa que le han "vendido" de lo que supuestamente es la Iglesia y que NADA tiene que ver con lo que es la Iglesia en realidad. No, nos referimos más bien, por ejemplo, a aquel que rechaza pertenecer a la Iglesia Católica porque se da cuenta, por ejemplo, que pertenecer a la Iglesia implica un compromiso en favor de amar al prójimo, y entonces escoge otra religión que, al menos desde su perspectiva, le "permite" no tener tal compromiso de amor. Esa persona SI está rechazando lo que la Iglesia ES. Y resulta obvio entonces que NO escogerá aquellas cosas de esa religión alterna que lo lleven o inviten a amar, sino al contrario, escogerá aquello de esa otra religión que le permita auto-justificarse en su falta de amor, y, en ello mismo, esa religión, lejos de ser un camino que contribuya a su Salvación, se convertirá en un OBSTÁCULO ACTIVO para obtenerla.
2. Otro error común -y esto tiene que ver con tu pregunta sobre qué significa eso del "influjo de la Gracia"- es el de pensar que, si es posible que personas que pertenecen a otras religiones alcancen la Salvación, lo que ellas requerirían para alcanzarla sería meramente "ser buenas personas", es decir, que alcanzarían la Salvación como premio a los méritos de sus buenas obras y su bondad. En realidad esto está vinculado a otro error frecuente entre los católicos, que surge como reacción al "sola fides" de los protestantes (o sea, la falsa doctrina de que bastaría únicamente la fé -entendida como el mero hecho de creer que Jesús es el Mesías- para salvarse), y que es el de pensar que son las buenas obras las que por sí mismas nos dan los méritos por los cuales ganamos la salvación. Bajo este pensamiento, no habría problema en pensar que un protestante, un judío, un budista o un ateo que hiciera buenas obras sería igualmente merecedor de la Salvación. Pero, contra este pensamiento, nos enseña San Pablo:
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
I Corintios 13, 3
¿Qué acaso repartir los bienes para alimentar a los pobres, o entregar el cuerpo a las llamas por "la causa" de Cristo no son obras buenas?
Y, sin embargo, es evidente en esto que dice San Pablo que tales obras pueden hacerse sin ningún mérito o provecho.
Lo único que les da mérito a las buenas obras NO es el nivel de sacrificio, o el nivel de ayuda que se proporciona, sino el AMOR con y por el que se hacen. De ahí que, si NO tengo CARIDAD, entonces NADA soy. Pero, por contraposición, si SI tengo CARIDAD, entonces SI SOY algo.
El problema viene entonces en esa parte del Amor.
Y es que, si bastaran las buenas obras que el hombre puede hacer por su propia mano e iniciativa, entonces la Salvación podría alcanzarla el hombre por sí mismo, y esto haría irrelevante e inútil la Redención de Cristo, porque NO tendría sentido que Cristo se hubiera sacrificado, se hubiese entregado a la muerte por nosotros, tan solo para conseguirnos algo que, en realidad, nosotros podíamos conseguir por nuestros propios méritos.
Es precisamente esta noción la que correctamente rechazan aquellos que creen (y en eso creen bien) que las buenas obras de un judío o un musulmán NO PUEDEN ser suficientes en sí mismas para conseguirle la Salvación. Lo malo es que muchas de esas personas, en ese desplante de pseudo-tradicionalismo del que hemos hablado, erroneamente concluyen a partir de ahí que esos que pertenecen a esas otras religiones les es imposible salvarse salvo que se conviertan a la religión Católica. En un momento más veremos el porqué de ese error.
Pero, por el momento, volvamos a la línea de razonamiento en la que estábamos, que es la de que la Redención NO ES inútil ni trivial en tanto que nos ha conseguido ALGO que nosotros NO PODÍAMOS conseguir. Y es que lo que nosotros SI podiamos conseguir son obras hechas con altruismo y sacrificio, pero sin amor, de esas que dice San Pablo que no somos NADA si meramente eso tenemos. Pues esas obras las podríamos hacer por un deseo egoista de ser admirados, o de trascender siendo recordados, o por esperar una recompensa o pago a cambio. Incluso si las hacemos por el mero hecho de esperar la Salvación "a cambio", seguimos actuando de manera egoista y el valor de nuestras obras es nulo.
No, lo que da valor a nuestras obras, según enseña San Pablo, es el AMOR. Pero resulta que el Amor es precisamente lo que el hombre NO PUEDE poner o conseguir POR SI MISMO. El hombre no puede "generar" Amor de la nada, sino el hombre NECESITA ser Amado para entonces, con ese Amor que ha recibido, poder Amar él mismo también. El hombre puede actuar entonces tan solo como un "espejo" que REFLEJA hacia los demás el Amor que ha recibido primero de Dios.
Por eso es que la Redención nos resulta tan INDISPENSABLE al punto de que ni siquiera Nuestra Santísima Madre pudo prescindir de ella para poder amar en la forma tan perfecta en que Ella amó en su vida terrena y nos ama ahora desde la Patria Celestial; sino al contrario, amar de esa manera tan completa y perfecta PRECISA el RECIBIR mucho mayor cantidad de Amor de Dios para poder así reflejarlo en esa forma tan amplia y generosa.
Por eso es que Cristo nos advierte:
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
San Juan 15, 5
Porque separados de Cristo, simplemente NO PODEMOS poner Amor en nuestras obras. Actuaremos por heroismo, sacrificio, deseo de admiración, etc. pero
NO por Amor.
E, igualmente, volviendo al caso de Nuestra Señora, por eso el arcangel la saluda con estas palabras:
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».
San Lucas 1, 28
Porque, precisamente porque Santa María Virgen está LLENA de la Gracia, llena del AMOR del Dios que ESTÁ con ella. Es que entonces ella misma es capaz de vivir y distribuir tan amplia y generosamente ese Amor que a ella es confiado.
De este modo, vemos que de ninguna manera basta "portarse bien", o "hacer cosas buenas", o "llevar una vida recta y virtuosa" para Salvarse. Y no le basta esto NI a un católico NI tampoco a un no-católico. Sino lo que AMBOS necesitan es actuar CON Y POR AMOR. Pero, como hemos visto ESO tan solo puede hacerse CON CRISTO, POR ÉL Y EN ÉL.
Un católico tan solo lo puede hacer CON Cristo, y un no-católico igualmente tan solo puede amar CON CRISTO.
Por eso es que la Lumen Gentium es clara al mencionar que:
... buscan, no obstante, a Dios con un corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, en cumplir con obras su voluntad, conocida mediante el juicio de la conciencia ...
Fíjate bien, NO DICE: "en hacer buenas obras", sino dice "en CUMPLIR con obras SU VOLUNTAD". Y la Voluntad de Dios es que
nos AMEMOS, y NO meramente que nos sacrifiquemos para hacer buenas obras:
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
San Mateo 9, 13
Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros.
San Juan 13, 34
Por todo esto es que, quien AMA, sea católico o no, lo hace NECESARIAMENTE UNIDO A CRISTO; lo cual NO LO HACE por iniciativa o mérito propio, sino lo hace por iniciativa de Cristo:
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
San Juan 15, 16
Y así, TODO el que AMA, en esa medida,
está unido a la Iglesia y hace obras meritorias para su Salvación. Pero NO las hace por si mismo, sino las hace bajo el influjo de la Gracia, las hace como un regalo GRATUITO de Dios que le UNE a Cristo.
Pero, es evidente, cualquiera que esté MÁS UNIDO a Cristo, más cercano a Él y lleno de su Gracia, como es el caso de Nuestra Santísima Madre, estará en MEJOR posición de actuar POR AMOR. De donde se sigue claramente que NO ES TRIVIAL la pertenencia o no a la Santa Iglesia Católica, pues quien está en Ella, YA participa de la Unión con Cristo en un grado mucho más perfecto, y, por consiguiente, potencialmente es capaz de amar MUCHO MÁS. Sin embargo, por eso mismo, es que a esta persona igualmente se le exigirá mucho más también:
Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.
San Lucas 12, 48
3. Por último, otro error que se ha extendido es el de pensar que, si personas de otras religiones están de algún modo indirecto y misterioso unidas a la Iglesia, entonces en realidad la Iglesia vendría a ser una entidad espiritual, "eterea" y misteriosa que NO correspondería necesariamente a la Iglesia Católica visible e institucional a la que se puede pertenecer formalmente. Y esto parecería confirmarse por el hecho de que no todos los católicos tienen garantizada la salvación. Parecería entonces que puede haber una parte de la Iglesia visible que NO perteneciese realmente a la "Iglesia REAL de Cristo" que sería espiritual. Y, en cambio, podría haber una parte de esa "Iglesia REAL de Cristo" que NO perteneciera a la Iglesia visible. Todo esto es un error y el Magisterio nos enseña que esta separación es una falacia.
Por poner una analogía, la Iglesia visible vendría a ser como el Cuerpo Visible de Cristo, y NO se puede decir que el Cuerpo Visible de Cristo NO le pertenezca a Él. En cambio, los miembros que están marginalmente unidos, vendrían a ser como digamos, pedazos de piel que tras una cortada quedan marginalmente unidos al cuerpo... pueden descuidarse y desprenderse y dejar entonces de pertenecer definitivamente al cuerpo, o bien, pueden cuidarse, colocarse en el lugar donde deben ir, cicatrizar y, con el tiempo, volver a pertenecer completamente al cuerpo. Pero, mientras esto último no ocurre, esos pedazos están definitivamente unidos al cuerpo, de algún modo pertenecen a él, pero definitivamente están marginal y pobremente unidos y en riesgo continuo de poder ser completamente separados en cualquier momento. Esto es lo que ocurre con las personas de otras religiones que llegan a actuar por Amor y que están entonces marginalmente unidas a Cristo, siendo tan profunda la herida que las separa como su religión se separa de la Verdad Católica y tan tenue y débil el pequeño pedazo de piel que les une como pocos puntos en común con la Fé Católica tienen sus convicciones y las creencias de su religión. Y así, estas personas pueden cuidar su Unión a Cristo Amando cada vez más hasta llegar a integrarse plenamente en la Iglesia Católica (lo que ya dijimos que podría llegar a ocurrir hasta el Purgatorio); o bien pueden descuidar ese pequeño pedazo que les une, y fácilmente ser separadas y cercenadas definitivamente del Cuerpo de Cristo.
Que Dios te bendiga.