Estimado en Cristo apiter:
Hay que tener cuidado, porque de una lectura externa y relativamente superficial, puede uno fácilmente sacar conclusiones muy equivocadas. Recordemos al respecto cómo a nosotros mismos se nos acusa de tener un Dios sanguinario y violento en función de lo que, por ejemplo, los ateos, llegan a leer e interpretar de las Escrituras. Por ejemplo, si alguien lee esto en la Biblia sin mucho conocimiento de nuestra Fé:
Así Josué conquistó toda la región: la Montaña, con todos sus reyes. No dejó a nadie con vida, sino que consagró al exterminio a todos los seres vivientes, como el Señor, Dios de Israel, le había ordenado.
Josué 10, 40
pues puede formarse fácilmente una idea muy equivocada de Dios, de la Biblia, de Cristo y de sus seguidores.
Nosotros no podemos negar que la Santa Biblia, de la que afirmamos que es inerrante y que tiene por Autor al mismísimo Espiritu Santo dice esto que acabamos de citar, y la verdad es que no es fácil explicar cómo puede esto congeniarse con el Dios que es Amor en el que creemos, e incluso en la actualidad no son pocos los cristianos, e incluso los católicos que se equivocan gravemente al explicar esos pasajes. Por ejemplo, no faltan aquellos con tendencias "templarias" que creen que la "correcta interpretación" ese tipo de pasajes son la prueba de que SI es caritativo y conforme a lo que Dios quiere imponer la Fé por la fuerza y exterminar a aquellos que no acepten convertirse. Existen también los que responden haciendo una separación tajante y radical entre el Antiguo y el Nuevo Testamento según la cual Cristo habría venido básicamente a acabar con "el Dios sanguinario" del Viejo Testamento y a recién entonces COMENZAR a Revelar al Dios que es Amor. Por supuesto eso nada de esto es lo que enseña la Iglesia, sino el asunto tiene mucho más que ver con el proceso didáctico con el que Dios fue preparando al Pueblo de Israel para la venida del Mesías:
La Iglesia, ya desde el siglo segundo después de Cristo, tuvo que afrontar la tentación de separar completamente el Nuevo Testamento del Antiguo, y de contraponerlos, atribuyéndoles orígenes diferentes. Según Marción, el Antiguo Testamento provenía de un dios indigno de este nombre, porque era vengador y sanguinario, mientras que el Nuevo Testamento revelaba al Dios reconciliador y generoso. La Iglesia rechazó con firmeza este error, recordando a todos que la ternura de Dios ya se manifiesta en el Antiguo Testamento. La misma tentación de Marción vuelve a presentarse, lamentablemente, también en nuestro tiempo. Pero lo que se comprueba con más frecuencia es la ignorancia de las relaciones profundas que unen el Nuevo Testamento al Antiguo, ignorancia por la cual algunos creen que los cristianos no tienen nada en común con los judíos.
Siglos de prejuicios y oposición recíproca han excavado una fosa profunda, que la Iglesia se esfuerza ahora por colmar, impulsada en este sentido por la toma de posición del concilio Vaticano II. Los nuevos leccionarios litúrgicos han dado más espacio a los textos del Antiguo Testamento, y el Catecismo de la Iglesia católica se ha preocupado de acudir continuamente al tesoro de las sagradas Escrituras.
3. En realidad, no se puede expresar de modo pleno el misterio de Cristo sin recurrir al Antiguo Testamento. La identidad humana de Jesús se define a partir de su relación con el pueblo de Israel, con la dinastía de David y la descendencia de Abraham. Y no se trata sólo de una pertenencia física. Al participar en las celebraciones de la sinagoga, donde se leían y comentaban los textos del Antiguo Testamento, Jesús aprendía a conocer también humanamente esos textos, con los que alimentaba su espíritu y su corazón, utilizándolos después en la oración e inspirando en ellos su comportamiento.
Así, se convirtió en un auténtico hijo de Israel, enraizado profundamente en la larga historia de su pueblo. Cuando comenzó a predicar y enseñar, recurrió abundantemente al tesoro de las Escrituras, enriqueciéndolo con nuevas inspiraciones e iniciativas inesperadas. Con ellas, como es fácil observar, no pretendía abolir la antigua revelación; por el contrario, quería llevarla a su perfecto cumplimiento. A la luz del Antiguo Testamento, que le revelaba el destino reservado a los profetas, Jesús comprendió la oposición cada vez más fuerte que debió afrontar hasta el Calvario. También gracias al Antiguo Testamento sabía que al final el amor de Dios triunfa siempre.
Por tanto, privar a Cristo de su relación con el Antiguo Testamento significa separarlo de sus raíces y vaciar su misterio de todo sentido. En efecto, para ser significativa, la Encarnación necesitó arraigarse durante siglos de preparación. De lo contrario, Cristo hubiera sido como un meteorito, que cae accidentalmente en la tierra, sin conexión con la historia de los hombres.
DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LA ASAMBLEA PLENARIA DE LA PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA
Viernes 11 de abril de 1997
Esa conexión con la historia de los hombres a la que hace referencia el Santo Padre al final de esta cita es un aspecto fundamental, porque la Redención, para ser auténtica, NO PUEDE ser hecha "desde afuera", como un "Decreto Divino" externo a nosotros y que "mágicamente" nos "haga buenos" de un momento a otro, pues eso sería una imposición en contra de nuestra libertad; y, por consiguiente, NO sería una verdadera Redención, NO sería una verdadera liberación de la esclavitud del pecado, sino sería una nueva esclavitud en la que nos veríamos forzados a actuar bien, pero NO por nuestra propia elección. Por eso, porque DEBE ser algo
ESCOGIDO POR NOSOTROS LIBREMENTE, es que la Redención DEBE hacerse
con nosotros y
desde nuestra historia partiendo tanto de NUESTRA REALIDAD tanto personal como social, las cuales van siendo
gradualmente transformadas según se nos va enseñando lo que tenemos que saber de forma que NOSOTROS MISMOS podamos ELEGIRLO. Y entonces si, al aceptar libremente lo que Dios nos va ofreciendo, nos vayamos haciendo capaces de AMAR por nuestra propia ELECCIÓN y NO por imposición externa. Solo así podemos ser verdaderamente partícipes de la auténtica libertad y felicidad propias del Amor.
Como vemos, no es trivial ni sencillo entender cómo se relacionan pasajes como el de Josué con Cristo y su Auténtica Redención basada en el Amor Trinitario de Dios. Y no podemos esperar que alguien que recién abre la Biblia y se encuentra con ese pasaje lo comprenda de pronto. Si podemos, sin embargo, fácilmente enseñarle a esa misma persona los otros muchísimos pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento que nos hablan del Dios que es Amor, del Dios Compasivo y Misericordioso, haciéndole ver que NO se trata de que la Biblia sea un libro contradictorio; haciéndole ver que NO SON las únicas posibilidades que entonces existen la del Dios sanguinario, o la del libro contradictorio e inconsistente, sino existe al menos una tercera posibilidad, que es la de que haya algo que él no ha entendido al querer juzgar las cosas de manera tan trivial y superficial.
Ahora bien, por supuesto que, como Católicos, NO podemos transladar de manera directa estas consideraciones al caso del Corán; puesto que nosotros creemos firmemente en la Inspiración Divina de la Biblia, más no creemos que el Corán realmente goce de tal Inspiración.
Y, sin embargo, SI debemos entender que los musulmanes creen en ello, y NO debemos olvidar que, en su origen, ellos de algún modo también provienen de nuestra tradición judeo-cristiana, por lo que su religión toma MUCHOS elementos de la nuestra, aunque quizá no siempre bien entendidos. De hecho el Corán afirma lo contrario: que los que no entendimos bien somos nosotros, y que por eso Mahoma, que vendría a ser el consolador prometido por Jesús -nosotros creemos que ese Consolador es el Espíritu Santo, pero recordemos que ellos NO creen en la Santísima Trinidad- vino a corregir lo que nosotros "la gente de la Escritura" "no habíamos entendido bien". Por eso no es extraño que, si en la tradición judeo-cristiana YA existían estos antecedentes de un "Dios pidiendo sangre" y que esos antecedentes, como hemos visto, NO se oponen a un Dios que es Amor; pues entonces entre esos elementos que la religión islámica tomó se puedan encontrar ese tipo de aspectos; como igualmente pueden encontrarse explicaciones con la que la teología musulmana resuelve estos asuntos, explicaciones que no son muy diferentes en verdad a las distintas explicaciones que los cristianos damos a estas contradicciones aparentes:
1. Ya vimos que hay crisitanos que consideran pasajes de la Biblia como justificantes para la agresión y la guerra. Pues igualmente existen musulmanes que piensan así respecto a los pasajes del Corán que hablan de agresión y guerra. Y si esos cristianos lo justifican afirmando que esa agresión y guerra "son actos de amor" en cuanto a que están orientados a "librar al enemigo del error", creyendo con ello librar la contradicción que naturalmente parece existir entre el amor y la agresión; con mucha mayor razón para las tendencias teológicas islámicas que justifican la guerra, el asunto no causa mayor preocupación, puesto que esta teología musulmana cree en que Dios es tan trascendente, que no podemos pretender comprenderle ni mucho menos juzgarle bajo la lógica de los hombres, por consiguiente, el hombre no tiene nada que juzgar u opinar cuando, por un lado, Dios le manda amar bajo ciertas circunstancias, y, "por otro lado" Dios "le manda combatir" a las personas bajo otras circunstancias, se trataría de "órdenes de Dios" que el hombre no tiene sino que obedecer fielmente en el contexto en el que "Dios las dió".
2. Pero asi como la mayor parte de los cristianos hoy en día NO están de acuerdo con que la guerra y lo agresión sean las formas más correctas de vivir y practicar el Amor de Dios, y que, por ende, los pasajes de la Escritura que hablan de guerra y agresión deben ser interpretados con cuidado y en su verdadero sentido. La verdad es que también son muchísimos los muslmanes que creen que el Islam es una religión de amor y compasión, y que los pasajes del Corán que hablan de guerra y agresión NO se deben interpretar tampoco de manera estrictamente literal y simplista. Te copio un pequeño extracto de un texto de la Comunidad Musulmana Ahmadí:
Vivimos hoy en un mundo muy influenciado por los medios de comunicación. Las imágenes, textos, portadas y noticias pueden presentar falsos conceptos al mismo tiempo que realidades aparentes. Aunque es cierto que la información y las noticias erróneas no están siempre circunscritas al terreno de la religión, un relato impreciso de cualquier creencia religiosa auténtica crea un prejuicio masivo y supone una verdadera injusticia. Desde hace muchos años, son corrientes las noticias confusas y parciales en relación con el Islam, especialmente en lo que se refiere a la guerra y el terrorismo.
El verdadero entendimiento del Islam sólo puede encontrarse en el estudio del núcleo de sus enseñanzas, y dicho estudio revela una religión que no sólo rechaza la violencia, sino que realmente promueve la paz a todos los niveles, incluyendo el de un conflicto ya en marcha.
...
Hay quienes mantienen la equívoca impresión de que el Islam es la religión de la espada y que justifica la agresión. Existe una propaganda ampliamente extendida diciendo que el Islam promueve el uso de la espada para la difusión de su mensaje. Estas ideas aparte de los oponentes del Islam, surgen también del clero "medieval" musulmán.
Tratar de estudiar el Islam a través del comportamiento de algunos musulmanes de Irán o Árabia Saudita es como querer estudiar el cristianismo basándonos en el comportamiento del mundo ocidental. La palabra Islam significa literalmente "paz". En esta palabra sencilla se reflejan todas las enseñanzas y actitudes islámicas de la manera más bella y concisa.
El Islam es una religión de paz. El Islam no permite la coacción en la difusión de su propio mensaje. Consentir el terrorismo, aun en nombre de los más nobles objetivos, es totalmente incompatible con las enseñanzas islámicas. El Islam nos enseña que, a menos que el hombre aprenda a vivir en paz consigo mismo y con su prójimo, no puede vivir en paz con su Dios.
Como podemos ver, los mismos musulmanes reconocen que no solo son sus oponentes, sino algunos miembros del Islam los que promueven ideas del Islam como una religión agresiva e impositiva; y, sin embargo, muchos de ellos sostienen la firme convicción de que el contenido de su religión debe interpretarse estrictamente en el sentido de un mensaje de paz, y que el recurso de la violencia solo es admisible cuando se trate estrictamente de una legítima defensa a una agresión externa. Lo cual, por cierto, es perfectamente aceptable también para nuestra religión (aunque nuestra Fé enfatiza también la posibilidad adicional de, a ejemplo de Cristo, renunciar heroicamente a la legítima defensa de uno mismo en favor del Amor al prójimo).
Que Dios te bendiga.