Estimado en Cristo montealegredelariv:
montealegredelariv escribió:Parece que por aquí hay muchos enemigos de la tauromaquia.
¿Acaso ha sido condenada por la Iglesia y yo no me he enterado?
Bueno, definitivamente el asunto de la tauromaquia es un tanto off-topic en este tema.
Y ha sido tema recurrente en el foro, sucitando grandes discusiones, no siempre amigables.
Pero el caso es que, si piensas que la tauromaquia no ha sido condenada por la Igesia, pues si, el punto es más bien que no te has enterado; porque la tauromaquia SI ha sido condenada por la Iglesia a lo largo de la historia e incluso la participación en esta actividad llegó a estar penada con excomunión en alguna época.
A los españoles nunca les gustó mucho el asunto y se encargaron por todos los medios de tratar de "darle la vuelta" a las prohibiciones, cuando no fueron estas ignoradas abierta y descaradamente; e incluso el Rey de España intercedió en diversas ocasiones ante el Papa para lograr que se disminuyera la severidad de las penas o que se permitiera la tauromaquia en ciertos casos (particularmente como un entrenamiento para los soldados).
Asi pues, se levantó la prohibición en determinadas circunstancias, y se eliminaron las penas severas en contra de quien no respetara la prohibición.
Pero la prohibición en si nunca se eliminó de manera expresa, y particularmente la Iglesia insistió siempre en NO realizar las corridas como parte de los festejos de las fiestas de los santos (y bien sabemos que, lejos de atender a este deseo de la Iglesia, en realidad ese es a la fecha uno de los motivos y contextos principales para la celebración de corridas, comenzando con los famosos "san-fermines").
Personalmente tengo mis dudas de si "técnicamente" la prohibición específica respecto a la tauromaquia sigue vigente o no, pues aunque nunca ha sido eliminada de manera explícita, los primeros canones del Código de Derecho Canónico de 1983 podrían haberla eliminado de manera implícita, aunque, como veremos, aún eso no significaría que esa actividad estuviera libre de problemas.
Lo que es un hecho es que la Iglesia le da bastante menos importancia al asunto en la actualidad de la que le dió en otra época. Pero queda claro también que la opinión general de la Iglesia respecto a las corridas NO ES FAVORABLE.
Algo que es muy importante aclarar, sin embargo, es que, aunque la Iglesia no ve con buenos ojos el maltrato innecesario a los animales,
la verdadera razón de esas prohibiciones con penas tan severas NO ERA por oponerse al sufrimiento del toro, sino por el injustificado riesgo al que se expone a la vida humana en estos espectáculos.
Hay quien equivocadamente opina que la destreza o pericia de un torero bien entrenado elimina el acto temerario y, por consiguiente, el posible mal moral. Pero eso es incorrecto porque un riesgo, sobre todo un riesgo mortal, NUNCA puede ser justificado por la mera pericia para evitarlo, sino puede ser únicamente justificado por la búsqueda de un beneficio proporcionado al riesgo en cuestión.
Asi, existen muchas otras actividades humanas en las que la gente se expone a riesgos mortales sin una justificación sólida, sino con débiles justificaciones tales como la de disfrutar o proporcionar entretenimieno. El entretenimiento NO ES un beneficio proporcionado que justifique poner en riesgo la vida humana. Por tanto, TODAS esas actividades se constituyen en actos temerarios y, por consiguiente, son contrarias al 5to mandamiento.
Distinto es el caso de algunas actividades particulares que entrañan también riesgos muy severos, pero que a la vez tienen otro tipo de justificaciones, actividades tales como las carreras de autos. En esas carreras los pilotos son ciertamente profesionales experimentados, además de que existen numerosos dispositivos y técnicas para proteger sus vidas. Y, sin embargo, si todo se quedara en eso y no sirvieran más que para entretenimiento, entonces, por mucha pericia y dispositivos de seguridad que hubiese, no serían distintas de las actividades temerarias tales como la tauromaquia. Pero las carreras de autos tienen una justificación mejor, que es que ellas usualmente son el campo de prueba de diferentes dispositivos que, una vez perfeccionados, pasarán a formar parte del equipamiento de los autos convencionales, equipamiento que servirá mucho para prevenir y evitar accidentes en las calles y carreteras, e igualmente servirá para disminuir el daño producido a los pasajeros en los accidentes que no sea posible evitar.
Es este potencial beneficio el que realmente puede justificar el riesgo que corren los pilotos durante las carreras automovilísticas.
Tan es el beneficio potencial proporcionado al riesgo el que justifica correr dicho riesgo, que justamente el rey español consiguió que el Papa en su momento permitiera las corridas como una forma de entrenar a los soldados, debido a que esto se suponía que ayudaría a minimizar el riesgo de heridas o muertes humanas durante los entrenamientos (pues si no se batían frente a un toro, los soldados tendrían que batirse entre sí para entrenarse, máximizando el potencial de daños a la vida humana); y que dichos entrenamientos a su vez ayudarían a dar mayor preparación, valentia y confianza a los soldados en batallas reales, todo lo cual minimizaría la probabilidad de que fueran heridos o muertos en las mismas. Entonces, el beneficio potencial de minimizar las muertes y los heridos en los entrenamientos y en la guerra misma, era un beneficio proporcionado que justificaba exponerse al riesgo que las corridas de toros de suyo representaban.
Claro, no se necesita ser muy genio para darse cuenta de que el Rey de España, más que preocuparse por la probidad de su ejército, lo que intentó y logró fue dar algún "respiro" a sus súbditos por medio del cual se justificara que las corridas de toros no tuviesen que ser suprimidas súbita y totalmente. Pues el levantamiento parcial de la prohibición no solo permitía que algunas corridas continuaran con esa justificación, sino servía para hacer "ojo de hormiga" en otras corridas donde las condiciones bajo las cuales la Iglesia las había permitido no se cumplían realmente. Y es así como la tauromaquia logró subsistir pese a las prohibiciones de la Iglesia y llegar hasta nuestros días.
Que Dios te bendiga.