Saludos a todos,
Espero que esté colocando este tema en la categoría correcta, de no ser así, por favor avisarme y de inmediato lo cambio de lugar.
Haré mi historia corta y trataré de no ahogarme en detalles. Tuve una adolescencia un tanto anormal: un padre muerto, medios-hermanos que desafiaron su última voluntad, perderlo casi todo y las presiones sociales acentuadas en el ínterin. Fuí acumulando silenciosamente ira y rencor y en rebeldía manifiesta me comentaba a mi mismo sobre la inefectividad de las oraciones y de la futilidad de la fe en Cristo. Comencé a leer libros que cuestionaban desde un enfoque historiográfico la misma existencia de Cristo y en poco tiempo me vi inmerso en un ateísmo explícito y fanático.
Mi situación general fue deteriorándose mientras todo esto ocurría y ví con el paso de los meses como mermaba mi capacidad de raciocinio y de auto-control. Mi orgullo dominaba toda mi existencia, me aplastaba y aún así no cedía ni en lo más mínimo. Luego me ví envuelto en problemas de escala mayor (afortunadamente nada de índole legal). Ví como mi orgullo me llevó hasta las situaciones más agobiantes y mis pensamientos se fueron al extremo: odio y rencor elevados a su máxima potencia. Al mismo tiempo, experimentaba sentimientos amorosos encontrados, imposibles por múltipes razones. Podría describir mi existencia en ese punto como un intenso y peligroso vértigo, un mareo incesante que limitaba mi capacidad de vivir.
Poco a poco, dentro de mi aturdimiento y confusión, me fui abriendo y conocí muchas ópticas espirituales, manteniendo por supuesto, mi rechazo al catolicismo. Momentáneamente me vi absorto en la santería, vi soluciones a algunos de mis problemas de corto plazo, pero a la larga las amenazas malignas, las temidas consecuencias de se me vinieron encima y experimenté traiciones importantes que me cambiaron mi vida para bien.
He regresado al Catolicismo, asisto a la iglesia varias veces por semana cada vez que puedo y rechazo tajantemente la idolatría. No ha sido propiamente una reconciliación, mas bien he descubierto en Cristo y la fe cristiana que me vió nacer, así como en los santos y ángeles de nuestra Iglesia, una paz, seguridad y certeza que no he visto en ningún otro lugar o creencia. A medida en que se ha incrementado mi fe, he pedido perdón a Dios por mi rebeldía y lo seguiré haciendo día a día, y a la vez me someto a situaciones y medidas de mucha humildad, como forma para resarcirme ante mis acciones pasadas, negar y hablar mal del Hijo de Dios.
He recurrido muchas veces a los ángeles del Señor para asistirme en los momentos de mayor apremio y en el Árcangel Miguel de manera especial, ya que al primer día de mis oraciones observe una manifestación física a mi oración.
Muchas veces temo por mi suerte y por si estoy siendo objeto de alguna hechicería o maldición. La mayoría de veces asumo con la propiedad que merece, que Dios es más grande que todo ídolo y que con asistencia de los santos, los ángeles y mi propia fe soy capaz de evadir toda creación y obra humana imperfecta o de espíritus vagantes y demoníacos, pero temo y muchas veces me lleno de ansiedad. Soy ignorante y no sé si debería preocuparme. ¿Qué piensan al respecto?
Atentamente,
Adonai.