Hola, ante todo, soy hombre, mi e-mail es por algo circunstancial. No puedo ser breve pero prometo ser práctico de leer, con acentos y todo, jaj; y no lo prometo, pero se me hace que a más de uno puedo ayudar con mi pregunta. Tenía una duda y no se si lo que me concierne es dudar a partir de una temática, o, cuestionar la temática sobre la cual ejerzo alguna duda, primeramente. Eso lo dirán uds. y me explico... Tuve una educación católica fuerte siendo criado por mis abuelos (lo que conlleva un oleaje educativo más arcaico todavía), educación muy influenciante durante mi niñez (llegando a leer el evangelio por voluntad propia por algún tiempo y rezando diariamente) y por el contrario, muy despegada de mí en la adolescencia, debido a que en esa etapa de la vida los intereses pasan a ser otros (sin generalizar). Ah, también sufro de Trastornos Obsesivos Compulsivos (T.O.C), y en muchas de sus formas, inundaron la totalidad mi vida. Y como persona, no soy explosivo sino implosivo. Aclaro esto a cuenta del remate de mi anécdota y porque si hay una verdad, mis características son irrelevantes. También lo aclaro, porque me cansé de buscar en internet respuestas que no reflejaran mi pensamiento, haciéndome sentir que soy casi el único anormal por haber experimentado lo siguiente... Entre los 19 y 20 años, por algo en realidad insignificante (omito detalles) que me pasó, pero que en ese momento me importó, por ser un cúmulo de cosas, tuve un suceso en dónde sentí un odio extremo y rabia total...una ira..."desmesurada" que es la palabra que me encanta usar, porque justamente de "desmesura" se trata esto. En esa ira, rechazé a Dios, no se si no lo maldije y además anhelé de la "maldad" (porque si mal no recuerdo o no me atrevía a invocarlo por su nombre: Satanás,o sí, o no era a él a quien le adjudicaba el mandato de la maldad y me referí entonces a la maldad como maldad pura -más descreído de la religión-, o bien, sí le adjudiqué el mandato de la maldad pero supe que referirme a la maldad como pura era menos chocante que nombrarlo a él, y tal vez eso me dejaría llegar mejor a la transgresión que me pedía mi ira, aunque, también pedí a los demonios, sin dar nombres, solo a la idea de demonios) que me llenara de odio y de oscuridad, el cuerpo, las venas y/o el alma (creo que el alma, no estoy seguro), etc, etc, etc, etc. Ahora, no se cómo es cada quién, ni si yo soy el pionero de esta modalidad en ira desmedida, pero se que mi enojo se tenía que plasmar y si volviese el tiempo atrás, entendería plenamente por qué dije las cosas que dije, más allá de que por supuesto que si hubiese sabido que iba a terminar angustiado escribiendo esto me lo hubiese evitado. Y sin ser soberbio, pero no me culpo por tener pensamiento y derecho al enojo, adquiera el tamaño que adquiera. Otra cosa que entiendo, aunque suene poco serio pero me debo el hecho de tener que poner todas las cartas sobre la mesa, es que en la época que me pasó esto coincidía justo con la película "Star Wars Episodio III -La venganza de los sith" y allí mostraban a un personaje "cool" que se aliaba a la maldad. Yo admito siempre haber sido "sanamente" influenciado por películas, en fantasías y esas cosas, por lo que no se si subconcientemente tuvo algún efecto, solo por eso lo traigo a colación. Pero volviendo a mi tema, ¿cómo voy a expresar mi enojo desmesurado, si mantengo la mesura?... ¿Cómo explotar respetando límites?... Ocurrentemente con estas pregunta, y a pesar de todo, lo curioso es que en un momento, sí, demostré, haber mantenido esa mesura. Ese momento, predecible si lo pensamos bien, fue cuando en esa exaservación de pensamientos cada vez peores y más profundos y más oscuros donde mi ira me pedía transgredir límites (imagínense que para alguien que de niño leía el evangelio, está bien dicho "transgresión de límites"), se implanta en mi cabeza un planteo, el último para mis capacidades, el más determinante, éste era sobre si me predisponía a venderle mi alma al Diablo. Eso me frenó y me respondí que no, porque eso sería un pacto. Y aclaro eso, seguí con la catarata de odio de antes, ya que, no quería perderme la posibilidad de una posesión demoníaca si ésta se pudiera dar ya que la anhelé ( y sí,.... ya lo dije señores,.... desmesura). También se que me respondí que no, sobre vender mi alma, porque en definitiva si el Diablo me llenaba de maldad y demás, que no es pacto, ya que el diablo se dice que mete la cola aún sin que lo llamen, podía según mi interpretación, meter maldad en mí como a lo mejor lo hizo otras veces en las que pude haber obrado mal y que seguro lo hice, y así, yo iba a ser malo durante mi vida y por ende ir al infierno de todos modos que es lo que quiere él, entonces él habría hecho algo que le convenía y yo habría hecho algo que me convenía. Sería un proceso lento y con oportunidad de arrepentimiento, y si no me arrepentía iría al infierno, pero en mi ley. Por eso, con o sin nombres, yo pedía diciendo: "Contamíname" el cuerpo/alma con maldad, "Lléname" el cuerpo/ alma de odio, donde dennoto ("") que la posesión de mi alma sigue siendo mía. Contamíname a mí, lléname a mí... osea, yo-mío. Por otro lado, vender el alma, o expresarlo y que suceda, significaba la no vuelta atrás y yo no tenía miedo de ir al infierno, pero sí del cómo, y no quería que fuese como alguien débil que pide favores a cambio, sino, por el otro camino, como un guerrero de él. Bueno, el punto es que, incluso a pesar de que me mentalicé para una nueva vida en donde iba a ser malvado, aunque sea de a poco y progresivamente, lo cierto es que no duré ni dos días, nunca me llené de ese veneno, no soy un santo tampoco, pero mi escencia es mi escencia y no era esa ya sea por educación previa, por sentido común, por Dios, o lo que fuere. El tiempo pasó, y aunque no olvidé ese enojo que nunca había tenido antes, me relajé al respecto y se desdibujó en mi mente. El problema pudo haber sido el planteo de recién (dudar a partir de la temática) pero yo espero que esté en lo que voy a decir ahora (dudar sobre la temática). Años después, 6 o 7, que espero no sean números de malos augurios, el recuerdo me volvió (T.O.C), y desdibujado en ciertas cosas porque la mente no es perfecta, y empecé a preguntarme más de una vez de que si yo había dicho que no sobre venderle mi alma al Diablo, de que sobre qué era exactamente lo que le pedí, de que a quién le pedí, de que si pedir era ya hacer un pacto, de que si al hacer esto con menos de 18 años hubiese sido menor de edad y por ende estar automáticamente perdonado pero como fui mayor de edad entonces tener que memorizar todo para responsabilizarme (instalando subconcientemente que tengo una responsabilidad para con eso), de que si llamé o no llamé a Satanás por su nombre y si eso lo hacía peor, de que si lo pensé para adentro y por ende hablaba para mí mismo y eso es sano o si lo balbucié hacia afuera y eso infiere en algo, de que si el modo es indiferente y el Diablo captó automáticamente mi pedido, de que si pedir por maldad era implicitamente pedir por fuerza y eso se convertía en un pedido de pacto o si tenía que ser explícito, y si lo había sido y un sin fin de etcéteras más. Primero me esforcé en recordar y recordé la parte que más me angustiaba, y tal vez un porcentaje de cosas más, todo para mi tranquilidad claro, pero después de tanto haber pensado en un largo proceso de meses donde uno duda hasta de lo que puede asegurar y por ende angustiarse ( de nuevo el T.O.C) me puse a pensar en algo más. Si no hubiese obtenido la tranquilidad en mis recuerdos aflorados.... entonces ¿qué? Anterioemente dije que si hubiese sabido que me iba a angustiar así, me lo hubiese evitado. Pero qué es lo que hay que evitar? el derecho a pensar? Y me hice unas preguntas que tal vez me sepan contestar sin dudas y con facilidad: -¿Uno pierde su alma como castigo de no importarle? ¿Aunque sea que no le importó por un breve instante de enojo?...
-¿La voluntad de vender el alma (de haberlo hecho) es todo sin lugar al derecho del error o del exabrupto? ¿No se puede explotar? ¿Concentrarse profundamente en la maldad con o sin nombre infiere en hacer algo irremediable? es más, ¿Infiere hacer algo en absoluto?... Tengo entendido que según la religión, no pierde su alma ni el que hace un ritual completo con libros y todos los lujos, ya que el alma pertenece a Dios. Y ojalá así sea, pero en el peor de los casos, supongo yo, tiene que haber una diferencia entre quien tiene un exabrupto, lo corrija o no, lo evite o no, o lo evite a medias y... un ritual donde friamente se está decidido a hacerlo.
-¿No está permitido equivocarse con la mente? ¿Hay que tener cuidado con lo que se dice, se piensa, se desea, etc?
-Si yo tengo que aflorar recuerdos para sentirme a salvo, ¿Entonces tenemos que llevar recuerdo de todo lo que pasa por nuestra cabeza para asegurarnos que nunca haya habido algún “exabrupto”?
-¿Y si en algún momento no podemos recordar un instante de nuestra vida (cada vez más acumulada siendo más difícil), y más aún si nos enojamos con Dios, debemos entrar en pánico instantáneo, porque dejaríamos de tener garantías de no haber pensado en algo "más" erróneo alguna vez y por ende estar sentenciados? Ya que el hueco vacío que deja la memoria es el derecho legítimo de la duda y entonces habría que honrarla ya que cuaquier exabrupto sería una sentencia directa, y cualquier duda, la posibilidad de sentencia directa y vivir en preocupación.
-¿Tenemos que certificar en nuestras cabezas las frases opuestas a aquellas que nos condenen para contrarrestarlas? Junto con recordarlas, porque olvidarlas supondría generar dudas de nuevo.
- Siendo que así no se puede vivir.... ¿no me acabo de responder a mi mismo sobre que no me tengo que angustiar por esto? Muchas Gracias.
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miriamgaznik@hotmail.com”