La meditacion novoereana quiere sustituir la oracion

Un espacio para conocer, comentar, preguntar y dialogar acerca de las tradiciones y creencias populares que no forman parte de la Tradición de la Iglesia o que se han difundido gracias a la Nueva Era. Se trate de modas, oraciones, creencias, rituales, mitos, supercherías, terapias, leyendas o noticias de sucesos extraordinarios; la intención de este espacio es clarificar estas falsas vertientes incompatibles con la Fe, para que podamos dar paso a las vertientes de fe verdaderas en nuestra Santa, Católica y Apostólica Iglesia

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La meditacion novoereana quiere sustituir la oracion

Notapor AntiAcuario » Dom Abr 21, 2013 9:41 am

Hola amigos, no se si han notado como el movimiento nueva era habla mucho de la meditación ( que ojo no es la oración a Dios) yo tuve una charla con una novoereana que me parecio curiosa, yo decía oración y ella meditación, sentí que le molestaba la palabra "oración"...podrían los expertos en el tema ampliar un poco mas entre la diferencia entre oración y meditación...

Algunas cosas curiosas de la meditación novoereana:

Es mejor hacerla en una forma geométrica, venden pirámides y otras cosas para meterte y meditar...

No es una platica con Dios...sino un camino para evolucionar.

algunas veces va dirigida a entidades "de luz", ya sea maestros ascendidos, angeles, trolls, hadas, extraterrestres etc.
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AntiAcuario
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Re: La meditacion novoereana quiere sustituir la oracion

Notapor eduarod » Dom Abr 21, 2013 1:53 pm

Estimado en Cristo AntiAcuario:

Creo que en esta exposición del Documento Jesucristo, Portador del Agua de la Vida se encuentra una respuesta apropiada a la pregunta que has planteado:

3.4. Mística cristiana y mística Nueva Era
Para los cristianos, la vida espiritual consiste en una relación con Dios que se va haciendo cada vez más profunda con la ayuda de la gracia, en un proceso que ilumina también la relación con nuestros hermanos. La espiritualidad, para la Nueva Era, significa experimentar estados de conciencia dominados por un sentido de armonía y fusión con el Todo. Así, «mística» no se refiere a un encuentro con el Dios trascendente en la plenitud del amor, sino a la experiencia provocada por un volverse sobre sí mismo, un sentimiento exaltante de estar en comunión con el universo, de dejar que la propia individualidad se hunda en el gran océano del Ser.59

Esta distinción fundamental es evidente en todos los niveles de comparación entre la mística cristiana y la mística de la Nueva Era. El método de purificación de la Nueva Era se basa en la conciencia del malestar o de la alienación, que ha de ser vencido mediante la inmersión en el Todo. Para convertirse, una persona necesita hacer uso de técnicas que conducen a la experiencia de la iluminación. Esto transforma la conciencia de la persona y la abre al contacto con la divinidad, que se entiende como la esencia más profunda de la realidad.

Las técnicas y métodos que se ofrecen en este sistema religioso inmanentista, que carece del concepto de Dios como persona, proceden «desde abajo». Aunque implican un descenso hasta las profundidades del propio corazón o de la propia alma, constituyen una empresa esencialmente humana por parte de la persona que busca elevarse hasta la divinidad mediante sus esfuerzos. Con frecuencia es un «ascenso» del nivel de conciencia hasta lo que se entiende como una percepción liberadora del «dios interior». No todos tienen acceso a tales técnicas, cuyos beneficios quedan restringidos a una «aristocracia» espiritual privilegiada.

Por el contrario, el elemento esencial de la fe cristiana es que Dios se abaja hacia sus criaturas, particularmente a los más humildes, a los más débiles y menos agraciados según los criterios del «mundo». Hay algunas técnicas espirituales que conviene aprender, pero Dios es capaz de soslayarlas e incluso de prescindir de ellas. Para un cristiano «su modo de acercarse a Dios no se fundamenta en una técnica, en el sentido estricto de la palabra. Eso iría en contra del espíritu de infancia exigido por el Evangelio. La auténtica mística cristiana nada tiene que ver con la técnica: es siempre un don de Dios, cuyo beneficiario se siente indigno».60

Para los cristianos, la conversión consiste en volverse al Padre, por medio del Hijo, dóciles al poder del Espíritu Santo. Cuanto más se avanza en la relación con Dios –que es siempre y en todos los casos un don gratuito–, más aguda es la necesidad de convertirse del pecado, de la miopía espiritual y de la autocomplacencia, cosas todas que impiden un abandono confiado de sí en Dios y una apertura a los demás.

Todas las técnicas de meditación necesitan purificarse de la presunción y de la ostentación. La oración cristiana no es un ejercicio de contemplación de sí mismo, quietud y vaciamiento de sí, sino un diálogo de amor, que «implica una actitud de conversión, un éxodo del yo del hombre hacia el Tú de Dios».61 Conduce a un sometimiento cada vez más completo a la voluntad de Dios, mediante el cual se nos invita a una solidaridad profunda y auténtica con nuestros hermanos y hermanas.62
Jesucristo , Portador del Agua de la Vida
Una Reflexión Cristiana sobre la New Age o Nueva Era
Consejo Pontificio de la Cultura
Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso


La meditación, entendida al modo de la Nueva Era, se fundamenta en ese "quedarse quieto", "liberarse del ruido del mundo", "vaciarse de si", para, entonces poder "contemplar" el "gran ser", y "darse cuenta" de como uno "en realidad" "es parte de ese gran ser". En la película de "Avatar" se expresa eso de una manera muy gráfica a través de las conexiones físicas que los diferentes seres vivos hacen entre sí, de la supuesta red biológica que abarca todas las plantas del lugar y de la conexión que, finalmente, todos los seres hacen hacia Eywa (su "Gaia"). Se trata siempre entonces de una especie de interiorización en la que, al estilo del gnosticismo, uno "se da cuenta" de que es mucho más de lo que uno mismo creía y que uno "es auténticamente" parte de la divinidad de la que "puede participar" fundiéndose en ella.
Así, lo que acaba ocurriendo, como en todo buen egoismo ocurre, es que la exagerada y desmedida auto-exhaltación del yo acaba en realidad en la nulificación de la persona.
La oración cristiana se parece en las apariencias más superficiales en cuanto a que una manera de realizarla implica apartarse del mundo, buscando la paz y el silencio; pero esto no necesariamente tiene que ser así, y en la unión más perfecta con Cristo, que es aquella que se realiza de manera contínua y sin interrupciones, esto ciertamente no es así. "Contemplativos en la acción", esa antigua fórmula jesuita con la que se describió inicialmente la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, y, por ende, un objetivo a seguir por todos sus seguidores, lo que indica es precisamente eso: que para encontrar a Cristo NO hay que salir del mundo, por supuesto NO porque Cristo sea el mundo, sino porque puede uno trabajar en el mundo unido a Cristo, junto con Él. Entonces, para el cristiano, como lo fue para Cristo, el momento de oración NO ES el único momento de encuentro con Dios (en el caso de Cristo, con el Padre Celestial, Su Padre), sino es más bien un momento privilegiado de atención y dedicación mutua, es, digamos, un interrumpir el trabajo para poder dialogar más íntimamente y conversar y decidir sobre cosas importantes. Pero es evidente que esto no es, en principio, un diálogo entre iguales, es un diálogo entre el Señor y el sirviente, entre el Maestro y su discípulo, diálogo al cual, entonces, el siervo, el discípulo, CONSERVANDO ÍNTEGRAMENTE SU "YO", SU SER PERSONAL, se presenta en humildad ante Aquel que reconoce como Mayor y Superior a él mismo. Aquí no hay en realidad una "renuncia al yo", sino es más bien una renuncia a la importancia que me doy a mi mismo. Y es que, si puede la persona entrar en diálogo con Aquel que es Superior a ella, esto tan solo puede ser porque, de entrada, es el Superior Quien lo ha permitido y querido así. Es el Superior Quien ha decidido abajarse para poder conversar, dialogar y decidir con el que era inferior. Y así, es el Superior entonces Quien, en su abajamiento, a su vez ELEVA al inferior haciéndole en ello IGUAL a Sí mismo:
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
San Juan 15, 15-16

Y, de este modo, a partir de la humillación del cristiano, es Dios mismo Quien le exhalta y lo hace auténticamente de algún modo igual a Dios, sin destruir, sino conservando la integridad de su persona, la que pasa ahora a ser MUCHO MÁS de lo que antes era.
Nos lo dice Jesús con meridiana claridad:
«Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y así quedarás bien delante de todos los invitados.
Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».
San Lucas 14, 8-11

Asi pues, la meditación de la nueva era trata de auto-ensalzarse, y en ello mismo acaba auto-humillándose; mientras que la oración cristiana tiene como presupuesto fundamental la auto-humillación, siendo entonces Dios mismo Quien ensalza a la persona y le permite alcanzar una Dignidad que de otra forma jamás podría alcanzar.

Pero justo por eso la oración cristiana puede constituirse en una gran molestia para los adherentes a la nueva era: porque niega su presupuesto más querido y codiciado que es el de creerse dioses por mérito y derecho propio. No sometidos al juicio o supervisión de nadie, sino capaces de auto-determinarse y auto-juzgarse. Porque la oración cristiana NO ES una meditación por la que uno "se de cuenta" de que "YA es Dios"; sino al contrario: REQUIERE reconocerse como siervo inferior que se somete al Creador; y eso es justo lo que ellos no quieren hacer: someterse. Porque creen que si se niegan a someterse pueden lograr más y ser más; pero lo único que logran, como hemos visto, es venir a menos.
Hay que reconocer, sin embargo, que hoy en día hay muchísimos adherentes a la nueva era que lo son como reacción a haber sido injustamente sometidos. Aquellos que han sido sometidos por la injusta tiranía de diversas formas de ideologías opresoras del ser humano. Y entonces, creyendo falsamente que la nueva era es el camino para librarse de esa injusta tiranía, se confunden y creen que todo lo que implique sumisión es igualmente injusto. Y evitan así someterse al Único que podía en verdad librarlos; para entonces, creyendo rebelarse de toda atadura y sometimiento, acabar sometiéndose a esta nueva y tiránica ideología que los esclavizará aún más; haciendo más elusiva e inalcanzable la felicidad que por este equivocado medio pretendían lograr.

Que Dios te bendiga en la alegría de la Resurrección del Señor.
eduarod
 
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