Estimada en Cristo Marina:
¡Bienvenida al foro!
En cuanto a tu pregunta, pues depende a qué te refieras con "respuestas" y con "las últimas investigaciones en física cuántica".
Al respecto primero hay que señalar que la Iglesia deja que la ciencia investigue con libertad (contra la opinión común, esto era cierto incluso en tiempos y en el caso concreto de Galileo, pero ese es un tema largo y complejo). Pero igualmente la Iglesia no se deja llevar por la primera moda o tendencia que algún científico quiere imponer (como lo trató de hacer Galileo), sino deja que las investigaciones y el desarrollo del conocimiento adquieran un alto grado de certeza antes de tratar siquiera de evaluar las implicaciones teológicas de nuevos descubrimientos.
Luego, la Iglesia típicamente NO se pronunciará ni a favor ni en contra de lo que sea una mera hipótesis científica en desarollo.
Pero hay que señalar también que es preciso saber distinguir muy bien entre lo que es la demostración de hechos objetivos, y lo que es la interpretación que alguien hace de los mismos.
Con mucha frecuencia los mismos científicos, asi como otras personas que ven sus resultados, no se circunscriben a describir los hechos objetivos que sus experimentos e investigaciones demuestran; sino realizan interpretaciones de los mismos que no son sino especulaciones, es decir, razonamientos sin fundamento suficiente. Razonamientos que tienen tan solo una conexión probable y parcial con los hechos observados. Hechos cuyo significado e interpretación real pueden ser muy distintos a lo que se les quiere atribuir.
Como un ejemplo sencillo de esta diferencia entre hechos objetivos e interpretación, podemos citar el típico caso de un acusado de un crimen que se declara inocente. Supongamos que en la escena del crimen hay una cámara de video con la que se grabó la presencia del acusado en la escena del crimen, pero, quizá porque el crimen se cometió ligeramente fuera del campo de visión de la cámara, el crimen en sí no fue grabado.
El solo hecho de que el acusado estuviera ahí, lo que la grabación demuestra de manera incontrovertible, puede ser considerado por muchos como prueba de que él es el culpable, sobretodo si en el video no aparece ninguna otra persona, o si algunas de esas personas tienen otros motivos para sospechar de ese acusado (p.ej. que tenía discusiones frecuentes con la víctima). Pero la realidad es que la cámara tan solo demuestra que el acusado estuvo en ese lugar, pero NO demuestra que el acusado cometió el crimen. Por tanto, afirmar que el acusado es el culpable porque el video demuestra que estuvo ahí, es en sí mismo una especulación, una afirmación sin fundamento suficiente. Pues en verdad pudo llegar a suceder que el acusado simplemente hubiese pasado por ahí en un momento cercano al crimen, pero que fuese realmente inocente.
Mientras que, por otra parte, otra persona podría ser exculpada por no aparecer en el video y no haber otra prueba de que hubiese estado en el lugar cerca del momento del crimen. Cuando en realidad pudo ocurrir que esa persona, que fuera realmente la culpable, tuviese bien medido el campo de visión de la cámara y hubiese tenido buen cuidado de nunca exponerse a ser grabado por ella.
Asi, la cámara lo único que demuestra es quién estuvo en su campo de visión y quien no en un momento determinado, y NO quien cometió o no el crimen. Pero eso no siempre lo entenderán los familiares, los abogados, el jurado o incluso el juez. Todos ellos en un momento dado pueden sucumbir, víctimas de un prejuicio, e ignorar la realidad de lo que la cámara demuestra y de lo que no, y establecer suposiciones y juicios sin el fundamento adecuado, condenando al inocente y/o exculpando al culpable.
En la ciencia, por mucho que se nos venda la idea de que el método y la seriedad científica no lo permiten, en realidad SI pasa lo mismo: un investigador no deja de ser una persona con emociones, ideas, y objetivos preconcebidos como cualquier otra. Y esos objetivos y emociones determinan prejuicios que indebidamente vinculan ciertas especulaciones con los hechos. De tal suerte que, si logran demostrar el hecho objetivo, consideran igualmente demostrada la especulación, justo como si logrando demostrar la presencia de un hombre en el video, se hubiese demostrado su pretendida culpabilidad. Pero la realidad es que a veces el que aparece en el video si es culpable, pero otras veces no. Y a veces el hecho si está vinculado con la especulación, pero otras veces no.
Por ejemplo, recuerdo un documental que hablaba sobre el Tiranosaurio Rex en el que se consideraban pruebas objetivas que confirmaban la idea que se tenía de que era un animal de brazos cortos. Lo curioso es cómo dos grupos distintos de investigadores interpretaban, a partir de esa misma evidencia objetiva, unos que el T-Rex NO era el temible cazador que se creía, sino un animal carroñero; mientras que, por el contrario, pero supuestamente basado en la misma evidencia, el otro grupo interpretaba los datos ¡como prueba segura de sus habilidades como cazador! Evidentmente ambos no podían tener razón. Pero ambos consideraban sus afirmaciones sólidamente fundadas en la evidencia.
Pues bien, la teoría cuántica, a pesar de ser quizá la teoría científica más exitosa de la historia en cuanto al cumplimiento experimental de sus predicciones teóricas, no es excepción a esa tendencia que tienen muchos, científicos incluidos, de extrapolar la confirmación experimental de ciertos hechos, para considerarla igualmente una demostración de sus propias especulaciones infundadas. De este modo, y cayendo en un círculo vicioso, mientras más hechos experimentales confirman las predicciones de las ecuaciones, ciertos científicos consideran más demostrados ciertos prejuicios (que indebidamente han vinculado a tales predicciones) y menos pueden verlos ya como los prejuicios o especulaciones que realmente son, sino comienzan a pensar en ellos como hechos demostrados.
Por ejemplo, existen infinidad de experimentos que han demostrado que la manera en que se observa o no un fenómeno cuántico puede alterar el resultado del experimento. Eso es el hecho objetivo, hecho que admite muchas interpretaciones. Pero varios de los mismos científicos que crearon la teoría cuántica, popularizaron una interpretación de la misma que no solo no está necesariamente vinculada a los resultados experimentales y las ecuaciones y modelos de la teoría, sino que presenta problemas filosóficos tan profundos, que con confianza podemos afirmar que se trata de una falsa interpretación.
En casos como este, donde además la pretendida interpretación tenga implicaciones que afecten seriamente a la Fé, SI puede ocurrir que el Magisterio Universal de la Iglesia, o el magisterio particular de un obispo, se llegue a pronunciar. Pero NO sobre lo que habrá de resultar de las investigaciones experimentales, sino sobre la falsedad de la errada interpretación.
Por ejemplo:
Cuando en el año 1983 Hawking publicó junto con Hartle sus ideas sobre la creación cuántica del universo, las vinculó a una interpretación atea. En su opinión, si un fenómeno físico se puede describir por medio del formalismo matemático, entonces Dios resulta innecesario, y se puede hablar de su expulsión de la imagen del mundo por el desarrollo de las ciencias experimentales. En esta opinión se ve que Hawking identifica infundadamente el Dios del teísmo cristiano con el Dios de Samuel Clarke, el Dios que en las polémicas del siglo XVIII se introducía para rellenar los huecos de la ignorancia científica. El Dios de Clarke aparecía como el proverbial deus ex machina cuando en las teorías de la física no se sabía explicar científicamente cuestiones importantes. Leibniz prevenía frente a una tal teología ingenua, que remienda los huecos de la ignorancia científica mediante la hipótesis de Dios, indicando las simplificaciones, tanto metodológicas como teológicas, de esta teología. Sus oponentes decían en cambio que Dios nos deja los huecos cognoscitivos para que, gracias a ellos y a través de ellos, podamos con más facilidad descubrir su presencia en el universo; y que las fronteras del conocimiento iban a formar el terreno en donde se descubriría la presencia de Dios. Aunque en la teología actual nadie considera seriamente esta interpretación, Hawking escribe como si no existiera la correspondencia en que Leibniz critica el enfoque de Clarke.
EL DIÁLOGO CIENCIA-FE EN EL CONTEXTO DE LAS CUESTIONES FILOSÓFICAS DE LA FÍSICA ACTUAL
Conferencia pronunciada en el Simposio La cultura y la esperanza cristiana,
en la Universidad de Sevilla, España, el 14 de marzo de 1998.
Mons. Józef Mirosław ŻYCIŃSKI
Arzobispo de Lublin, Polonia
Vemos entonces cómo se rechaza la falsa e ingenua interpretación sin prejuzgar sobre el resultado mismo de las investigaciones experimentales. Lo que es posible precisamente porque dicho resultado no estaría necesariamente vinculado a tales erradas interpretaciones.
Que Dios te bendiga.