El Papa Pío XII, y esto es poco sabido, fue un gran reformador litúrgico. La reforma más notable que hizo fue la de la Semana Santa... que si la comparas con el uso anterior a la reforma del Papa Pío es todo un vuelco. Nota que el Papa hace una apología al canto polifónico, considerado por muchos liturgistas de la época como un extraño intruso en una liturgia dominada por el canto gregoriano... el escándalo de su introducción progresiva en las ceremonias litúrgicas generó un escándalo tal que los Papas son los que tienen que reafirmar que el canto polifónico (de origen netamente profano) es aprobado por la Santa Sede. Yo podría pensar que el motivo del escándalo en los liturgistas era que el canto polifónico era un canto "profano", dificultoso se seguir por los fieles (por su complejidad vocal) y porque significaba un posible repudio al canto gregoriano de siempre.
El criterio para discernir tales cosas es la autoridad de la Santa Sede: es la Sede Apostólica quien legítimamente emite normas litúrgicas y los obispos en la medida en que estén en consonancia con ella.
La Constitución Sacrosanctum Concilium (que puedes descargar en hermoso formato organizado con sistema de búsqueda avanzada aquí
https://www.box.com/shared/m5ct9blbj2) nos ilumina al respecto:
21. Para que en la sagrada Liturgia el pueblo cristiano obtenga con mayor seguridad gracias abundantes, la santa madre Iglesia desea proveer con solicitud a una reforma general de la misma Liturgia. Porque la Liturgia consta de una parte que es inmutable por ser la institución divina, y de otras partes sujetas a cambio, que en el decurso del tiempo pueden y aun deben variar, si es que en ellas se han introducido elementos que no responden bien a la naturaleza íntima de la misma Liturgia o han llegado a ser menos apropiados.
En esta reforma, los textos y los ritos se han de ordenar de manera que expresen con mayor claridad las cosas santas que significan y, en lo posible, el pueblo cristiano pueda comprenderlas fácilmente y participar en ellas por medio de una celebración plena, activa y comunitaria.
La Iglesia (representada en la Sede Apostólica y la jerarquía) puede y en ocasiones debe reformar la liturgia de la Iglesia en su parte no esencial: es decir aquella que no se puede cambiar por ser de institución divina.
Se me viene a la mente el hecho de comparar la Misa como la celebramos hoy a como se celebraba por los apóstoles y los primeros cristianos. Dice la Didajé:
Un sacrificio puro
(Didaché o Enseñanza de los Doce Apóstoles, cap. IX y X)
En cuanto a la Eucaristía, dad gracias así. En primer lugar, sobre el cáliz: «Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa vid de David, tu siervo, que nos diste a conocer por Jesús, tu siervo. A Ti gloria por los siglos».
Luego, sobre el fragmento de pan: «Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A Ti la gloria por los siglos».
«Así como este trozo estaba disperso por los montes y reunido se ha hecho uno, así también reúne a tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder por los siglos por medio de Jesucristo».
Nadie coma ni beba de vuestra Eucaristía a no ser los bautizados en el nombre del Señor, pues acerca de esto también dijo el Señor: No deis lo santo a los perros.
Después de haberos saciado, dad gracias de esta manera:
«Te damos gracias, Padre Santo, por tu Nombre Santo que has hecho habitar en nuestros corazones, así como por el conocimiento, la fe y la inmortalidad que nos has dado a conocer por Jesús tu siervo. A Ti la gloria por los siglos».
«Tú, Señor omnipotente, has creado el universo a causa de tu Nombre, has dado a los hombres alimento y bebida para su disfrute, a fin de que te den gracias y, además, a nosotros nos has concedido la gracia de un alimento y bebida espirituales y de vida eterna por medio de tu Siervo».
«Ante todo, te damos gracias porque eres poderoso. A Ti la gloria por los siglos».
«Acuérdate, Señor, de tu Iglesia para librarla de todo mal y perfeccionarla en tu amor y a Ella, santificada, reúnela de los cuatro vientos en el reino tuyo, que le has preparado. Porque Tuyo es el poder y la gloria por los siglos».
«¡Venga la gracia y pase este mundo! ¡Hosanna al Dios de David! ¡Si alguno es santo, venga!; ¡el que no lo sea, que se convierta! Maranatha. Amén».
Era más sencillo, es evidente. ¿Y el resto de ritos de la Misa que ahora conocemos? La autoridad de la Iglesia los ha establecido... tanto es así que un cristiano (aún un sacerdote) se equivoca si cree que tiene permiso para celebrar la "acción de gracias" (Eucaristía) de esta forma. Sólo puede celebrarse según los usos y ritos aprobados por la Sede Apostólica que estén en vigencia. Ella en su prudencia y autoridad puede (y a veces debe) emitir normas litúrgicas y reformas según lo considere necesario.
En la medida en que entendamos eso, no veremos a la jerarquía y al Papa con reservas.