“No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia”.
Me parece incorrecto cuando algún sacerdote dice: sino la fe que tenemos.
Charlie o alguien más que sepa, quizás pueda responderme.
Agradecida desde ya. Tralalá
Moderadores: tito, julian_consolad, Catholic.net, beatriz eugenia, Moderadores Animadores
23. Además, para que la celebración responda más plenamente a las prescripciones y al espíritu de la Sagrada Liturgia y para que crezca su eficacia pastoral, en esta Instrucción General y en el Ordinario de la Misa, se proponen algunas acomodaciones y adaptaciones.
24. Estas adaptaciones, que consisten solamente en la elección de algunos ritos o textos, es decir, de cantos, lecturas, oraciones, moniciones y gestos, para que respondan mejor a las necesidades, a la preparación y a la índole de los participantes, se encomiendan a cada sacerdote celebrante. Sin embargo, recuerde el sacerdote que él es servidor de la Sagrada Liturgia y que a él no le está permitido agregar, quitar o cambiar algo por su propia iniciativa[34] en la celebración de la Misa.
25. Además, en el Misal, en su sitio, se indican algunas adaptaciones que, según la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, corresponden o al Obispo diocesano o a la Conferencia de los Obispos[35] (cfr. más adelante núms. 387; 388-393).
26. Sin embargo, por cuanto se refiera a cambios y a adaptaciones más profundas que tengan que ver con tradiciones y con la índole de pueblos y regiones que, según el espíritu del artículo 40 de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, deban introducirse por utilidad o por necesidad, obsérvese lo que se expone en la Instrucción “La Liturgia Romana y la inculturación”[36] y más adelante (núms. 395-399).
INSTRUCCIÓN GENERAL
DEL MISAL ROMANO
Sólo la Jerarquía puede introducir cambios en la Liturgia
22. §1. La reglamentación de la sagrada Liturgia es de competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica; ésta reside en la Sede Apostólica y, en la medida que determine la ley, en el Obispo.
§ 2. En virtud del poder concedido por el derecho la reglamentación de las cuestiones litúrgicas corresponde también, dentro de los límites establecidos, a las competentes asambleas territoriales de Obispos de distintas clases, legítimamente constituidos.
§3. Por lo mismo, nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia.
CONSTITUCIÓN SACROSANCTUM CONCILIUM
SOBRE LA SAGRADA LITURGIA
Concilio Vaticano II
38. Al revisar los libros litúrgicos, salvada la unidad sustancial del rito romano, se admitirán variaciones y adaptaciones legítimas a los diversos grupos, regiones, pueblos, especialmente en las misiones, y se tendrá esto en cuenta oportunamente al establecer la estructura de los ritos y las rúbricas.
39. Corresponderá a la competente autoridad eclesiástica territorial, de la que se habla en el artículo 22, § 2, determinar estas adaptaciones dentro de los límites establecidos, en las ediciones típicas de los libros litúrgicos, sobre todo en lo tocante a la administración de los Sacramentos, de los sacramentales, procesiones, lengua litúrgica, música y arte sagrados, siempre de conformidad con las normas fundamentales contenidas en esta Constitución.
40. Sin embargo, en ciertos lugares y circunstancias, urge una adaptación más profunda de la Liturgia, lo cual implica mayores dificultades. Por tanto:
1). La competente autoridad eclesiástica territorial, de que se habla en el artículo 22, § 2, considerará con solicitud y prudencia los elementos que se pueden tomar de las tradiciones y genio de cada pueblo para incorporarlos al culto divino. Las adaptaciones que se consideren útiles o necesarias se propondrán a la Sede Apostólica para introducirlas con su consentimiento.
2). Para que la adaptación se realice con la necesaria cautela, si es preciso, la Sede Apostólica concederá a la misma autoridad eclesiástica territorial la facultad de permitir y dirigir las experiencias previas necesarias en algunos grupos preparados para ello y por un tiempo determinado.
3). Como las leyes litúrgicas suelen presentar dificultades especiales en cuanto a la adaptación, sobre todo en las misiones, al elaborarlas se empleará la colaboración de hombres peritos en la cuestión de que se trata.
6. La presente Instrucción tiene en cuenta situaciones muy diversas. En primer lugar los países de tradición no cristiana, donde el Evangelio ha sido anunciado en la época moderna por misioneros que han llevado al mismo tiempo el rito romano.
Resulta actualmente más claro que «al entrar en contacto con las culturas, la Iglesia debe acoger todo lo que, en las tradiciones de los pueblos, es compatible con el Evangelio a fin de comunicarles las riquezas de Cristo y enriquecerse ella misma con la sabiduría multiforme de las naciones de la tierra» (19).
...
A lo largo de los siglos el rito romano ha demostrado repetidamente su capacidad de integrar textos, cantos, gestos y ritos de diversa procedencia y ha sabido adaptarse a las culturas locales en países de misión, aunque en algunas épocas ha prevalecido la preocupación de la uniformidad litúrgica.
18. El concilio Vaticano II, ya en tiempos recientes, ha recordado que la Iglesia «fomenta y asume, y al asumirlas, las purifica, fortalece y eleva todas las capacidades y riquezas y costumbres de los pueblos en lo que tienen de bueno (...). Con su trabajo consigue que todo lo bueno que se encuentra sembrado en el corazón y en la mente de los hombres, y los ritos y culturas de estos pueblos, no sólo no desaparezca sino que se purifique, se eleve y perfeccione para la gloria de Dios, confusión del demonio y felicidad del hombre»
23 - El sacerdote quemanera detallada las adaptaciones que es legítimo hacer en las Celebraciones Litúrgicas en las que participan los niños, debe celebrar la misa con niños haga celebración festiva, fraterna, meditativa (22), el mismo sacerdote manifieste esta disposición más aún que en la celebración de las Misas con personas mayores. Depende mucho de su preparación personal, más aún de su manera de actuar y de hablar.
Sobre todo atienda a la dignidad, claridad y simplicidad de los gestos. Al hablar a los niños de tal manera lo haga, que sea fácilmente comprendido, evitando, con todo, toda forma demasiado pueril.
Las moniciones que se está permitido decir, conduzcan a los niños a una participación litúrgica y no sean meras explanaciones didáctica.
Ayudará a mover los corazones de los niños, sí el sacerdote alguna vez los invita con sus propias palabras, vg.: al acto penitencial, a la oración sobre las ofrendas, en la oración del Padre Nuestro, a darse la paz en la comunión.
DIRECTORIO LITÚRGICO PARA LAS MISAS CON PARTICIPACIÓN DE NIÑOS
Sagrada Congregación para el Culto Divino
4. La oración por la paz no cesa jamás en los labios de la Iglesia.
La repetimos en todas las Santas Misas durante el rito de la comunión, sobre todo al referirnos a las palabras del "Padrenuestro" que nos enseñó Cristo: "Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz en nuestros días...".
Oremos de nuevo por la paz, que es al mismo tiempo don de Dios y fruto de la buena voluntad de los hombres, diciendo: "Señor Jesucristo, que dijiste a los Apóstoles, 'Mi paz os dejo, mi paz os doy', no mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad"... Pedimos que la Iglesia sea también el refugio de la paz para el mundo, para todos los hombres, para cada hombre y cada sociedad.
JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 30 de agosto de 1981
eduarod escribió:lo lógico es pensar que esa mayoría NO entenderá que la Fe de la Iglesia ES la Fe de Cristo a la que se tiene que unir y por la que REALMENTE puede ser salvado, sino entenderá que "la fe que tenemos" es la poca o mucha fe que alcanzamos
eduarod escribió:Pero, como decíamos, lejos de aclarar ese recto sentido, la expresión "sino la fe que tenemos" en realidad lo obscurece. Porque la Fe de la Iglesia clara e indudablemente ES la AUTÉNTICA Fe en Cristo que en toda la perfección de Él mismo tiene la Iglesia.
IvanEstoico escribió:Querido hermano en Cristo.
Carisimo Eduarod, te pido por favor que me ayudes a comprender lo que a continuacion te expongo:eduarod escribió:lo lógico es pensar que esa mayoría NO entenderá que la Fe de la Iglesia ES la Fe de Cristo a la que se tiene que unir y por la que REALMENTE puede ser salvado, sino entenderá que "la fe que tenemos" es la poca o mucha fe que alcanzamos
No entiendo esta parte de la fe de Cristo Jesus, pues, Jesucristo Nuestro Señor es Dios y no puede tener fe, por lo que te agradeceria el que profundizaras a este respecto.
y Él dice de Si Mismo:Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
San Juan 1, 8
Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre.
San Juan 6, 46
IvanEstoico escribió: Por otro lado lo que segundos antes comentabas me queda claro:eduarod escribió:Pero, como decíamos, lejos de aclarar ese recto sentido, la expresión "sino la fe que tenemos" en realidad lo obscurece. Porque la Fe de la Iglesia clara e indudablemente ES la AUTÉNTICA Fe en Cristo que en toda la perfección de Él mismo tiene la Iglesia.
La Iglesia, que forma parte inseparable de la historia y de la vida de cada nación de este continente, sabe que, hoy como ayer, tiene algo propio que ofrecerle; algo vital para el presente y el futuro: la luz y la fe de Cristo.
VIAJE APOSTÓLICO A ZARAGOZA, SANTO DOMINGO Y PUERTO RICO
CEREMONIA DE BIENVENIDA
DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
1305 El "carácter" perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en el Bautismo, y "el confirmado recibe el poder de confesar la fe de Cristo públicamente, y como en virtud de un cargo (quasi ex officio)" (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q.72, a. 5, ad 2).
Catecismo de la Iglesia Católica
No hay -en este erroneo concepto-, pues, necesidad de hacer nada ni de transformar nada, no hay necesidad de unirse a la Fe de la Iglesia que es la Fe de Cristo en la Cruz que pudo creer a pesar de REALMENTE sentirse COMPLETAMENTE abandonado...
En efecto, « esperanza » es una palabra central de la fe bíblica, hasta el punto de que en muchos pasajes las palabras « fe » y « esperanza » parecen intercambiables. Así, la Carta a los Hebreos une estrechamente la « plenitud de la fe » (10,22) con la « firme confesión de la esperanza » (10,23). También cuando la Primera Carta de Pedro exhorta a los cristianos a estar siempre prontos para dar una respuesta sobre el logos –el sentido y la razón– de su esperanza (cf. 3,15), « esperanza » equivale a « fe ».
CARTA ENCÍCLICA SPE SALVI
DEL SUMO PONTÍFICE BENEDICTO XVI
SOBRE LA ESPERANZA CRISTIANA
Volver a Liturgia y ritos católicos - San Pío V
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