JUEVES 21 DE JULIO
Jueves de la 16º semana del tiempo ordinario
-Feria o memoria libre de San Lorenzo de Brindis, Presbítero y Doctor de la Iglesia-
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 53, 6.8)
El Señor es mi auxilio y el único apoyo en mi vida. Te ofrece de corazón un sacrificio y daré gracias a tu nombre, Señor, porque eres bueno.
† 1619
ORACIÓN COLECTA
Sé propicio, Señor, con tus siervos y multiplica, bondadoso, sobre ellos los dones de tu gracia, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y la caridad, perseveren siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo...
O bien de la memoria libre:
Dios nuestro, que para gloria de tu nombre y salvación de las almas diste a san Lorenzo de Brindis, presbítero, un espíritu de consejo y fortaleza, concédenos, en ese mismo espíritu, conocer lo que debemos hacer y, conociéndolo, llevarlo a cabo, por su intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro del profeta Jeremías: 2, 1-3.7-8.12-13
En aquel tiempo, me habló el Señor y me dijo: "Ve y grita a los oídos de Jerusalén: 'Esto dice el Señor: Aún recuerdo el cariño de tu juventud y tu amor de novia para conmigo, cuando me seguías por el desierto, por una tierra sin cultivo. Israel estaba consagrado al Señor como primicia de su cosecha. Quien se atrevía a comer de ella, cometía un delito y la desgracia caía sobre él. Yo los traje a ustedes a una tierra de jardines, para que comieran de sus excelentes frutos. Pero llegaron y profanaron mi tierra, convirtieron mi heredad en algo abominable. Los sacerdotes ya no hablan de Dios y los doctores de la ley no me conocen, los pastores han profetizado en nombre de Baal y adoran a los ídolos. Espántense, cielos, de ello, horrorícense y pásmense, -palabra del Señor-, porque dos maldades ha cometido mi pueblo: me abandonaron a mí, manantial de aguas vivas, y se hicieron cisternas agrietadas, que no retienen el agua' ". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 35 R/. Tú eres, Señor, la fuente de la vida.
Señor, tu misericordia es tan grande como el cielo y tu fidelidad, como desde la tierra hasta las nubes. Más grande que las montañas es tu justicia y tus sentencias son como el océano inmenso. R/.
Señor, qué inapreciable es tu misericordia. Los seres humanos se acogen a la sombra de tus alas, se nutren de lo más sabroso de tu casa y tú les das a beber el torrente de tus delicias. R/.
Porque tú eres, Señor, la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz. Prolonga tu misericordia con los que te reconocen y tu justicia con los rectos de corazón. R/.
ACLAMACIÓN (Cfr. Mt 11, 25) R/. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Mateo: 13, 10-17
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús sus discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Ustedes oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar; pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve. Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que con la perfección de un único sacrificio pusiste fin a la diversidad de sacrificios de la antigua ley, recibe las ofrendas de tus fieles, y santifícalas como bendijiste la ofrenda de Abel, para que aquello que cada uno te ofrece en honor de tu gloria, sea de provecho para la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO COMÚN VI
El misterio de nuestra salvación en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: Santo, Santo, Santo…
PLEGARIA EUCARÍSTICA II
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y † Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes». Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: «Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía». Éste es el sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa Francisco, con nuestro Obispo N., y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad. Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo San José, los apóstoles, San Lorenzo de Brindis y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 110, 4-5)
Ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente; él da alimento a sus fieles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Familia Franciscana:
Thu 21 San Lorenzo de Brindis, Presbítero y Doctor de la Iglesia Fiesta **
Lect: Sab 8, 9-16 ó 2Cor 5, 14-21/Sal 66/Lc 9, 1-6; Se dice Gloria, No se dice Credo, Oraciones Propias, Prefacio de los Santos Pastores