Estimado en Cristo nuevocatolico:
Si lo que quieres es hacer una corrección fraterna constructiva, este canon del Código de Derecho Canónico (son las leyes de la Iglesia, por si no estás aún familiarizado con ello) te puede ser de mucha ayuda:
1210 En un lugar sagrado sólo puede admitirse aquello que favorece el ejercicio y el fomento del culto, de la piedad y de la religión, y se prohibe lo que no esté en consonancia con la santidad del lugar. Sin embargo, el Ordinario puede permitir, en casos concretos, otros usos, siempre que no sean contrarios a la santidad del lugar.
Es claro que aquello directamente relacionado con el culto y la piedad se puede hacer sin ningún problema ni permiso particular.
Que lo que contradice la santidad del lugar NUNCA se puede hacer.
Y que existen usos que no están directamente relacionados con el culto y la piedad, pero que no son contrarios a la santidad del lugar; pero estos no se pueden hacer así nada más, sino deben ser aprobados por el Ordinario.
"El Ordinario" es una referencia a la persona que tiene a su cargo la Iglesia local o una congregación religiosa, usualmente un obispo, pero se dice Ordinario porque en ciertas circunstancias un presbítero puede llegar a desempeñar esas funciones temporalmente en lo que se nombra a un obispo cuando la sede de la diócesis queda vacante; o, en el caso de las congregaciones, sociedades e institutos religiosos, puede ser una referencia a los superiores de la congregación, sociedad o instituto. Nos dice el Derecho:
134 § 1. Por el nombre de Ordinario se entienden en derecho, además del Romano Pontífice, los Obispos diocesanos y todos aquellos que, aun interinamente, han sido nombrados para regir una Iglesia particular o una comunidad a ella equiparada según el ⇒ c. 368, y también quienes en ellas tienen potestad ejecutiva ordinaria, es decir, los Vicarios generales y episcopales; así también, respecto a sus miembros, los Superiores mayores de institutos religiosos clericales de derecho pontificio y de sociedades clericales de vida apostólica de derecho pontificio, que tienen, al menos, potestad ejecutiva ordinaria.
Finalmente, para que te puedas formar una idea respecto a cuáles pueden ser esos usos concretos que no estén relacionados con el culto y la piedad, pero no sean opuestos a la santidad del lugar, es relativamente frecuente, por ejemplo, que las autoridades culturales de una ciudad soliciten, por ejemplo, el uso de un templo barroco para presentar un concierto de música de esa época, o tal vez para un conjunto de cuerdas o música sinfónica.
Si el concierto es de música religiosa (p.ej. en muchos templos que tienen un órgano de calidad es frecuente que se presenten conciertos de organo con múscia religiosa) en realidad SI está directamente relacionado con el culto y la piedad y no requeriría de ningún permiso especial.
Pero si se trata meramente de música de cámara, o de alguna obra sinfónica no religiosa (p.ej. un concierto de Mozart o una sinfonía de Beethoven) es claro que NO es algo que directamente fomente o esté relacionado al culto o la piedad, y, sin embargo, se reconoce generalmente que estas obras musicales enriquecen culturalmente a la persona y en su naturaleza propia logran también enaltecer de alguna manera el espíritu, razón por la cual un concierto de esta naturaleza puede considerarse perfectamente compatible con la santidad del lugar a pesar de no tener un significado propiamente religioso. Y, sin embargo, un concierto de esta naturaleza SI requiere ya de la aprobación de la que habla el derecho.
Lo que has descrito, por mucho que se usara la convivencia faternal como pretexto, e incluso, como me parece que ha sido el caso, llamar a los desposeidos para hacerles sentir que Cristo los recibe a diferencia del mundo que en buena medida les ha rechazado, y que ciertamente parece un objetivo loable y digno, objetivo que habría sido bueno llevar a cabo en otro lugar; por otra parte, en efecto, realizado en el templo me parece un uso NO conforme a la santidad del lugar y, por consiguiente, del todo inadecuado.
Para comprender bien el porqué y no dejarse llevar por lo loable y digno del objetivo general, es decir, para NO caer en el error de pensar que negar el templo a esas personas es tanto como rechazarlas al igual que las ha rechazado el mundo, consideremos primero un texto del Evangelio y después la manera en que ese texto se aplica en un hermoso signo en la Iglesia. El texto del Evangelio es el siguiente:
Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo:
«El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas".
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: "El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren".
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.
"Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?". El otro permaneció en silencio.
Entonces el rey dijo a los guardias: "Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes".
Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos».
San Mateo 22, 1-14
Si, Jesús invita a todos al Banquete del Reino, y nos invita a pesar de si hemos sido buenos o malos.
Pero eso NO quiere decir que al Banquete del Reino pueda ir entonces cualquiera en cualquier situación o circunstancia a comportarse como se le ocurra o antoje.
Sino es preciso ir "con el traje de fiesta". Es decir, es preciso ir con una preparación y una actitud APROPIADAS y DIGNAS del Banquete del Reino.
Esto nos lleva a la manera en que esta necesidad se expresa en la Iglesia mediante un hermoso signo, que es la participación en la Eucaristía de los catecúmenos. Y es que, lo sabemos bien, la Sagrada Eucaristía es nuestra VERDADERA participación en el Banquete del Reino YA en este mundo. ¿Y acaso celebramos la Eucaristía de manera festiva y desordenada, al estilo de las ruidosas fiestas del mundo? ¿o acaso admitimos a cualquiera que se quiera acercar? ¿no más bien impedimos a nuestros propios hijos acercarse a Ella en tanto no estén debidamente preparados, es decir, en tanto no tengan su propio "traje de fiesta"?
Pues bien, en la preparación de los catecúmenos, es decir, aquellos que se están recién acercando a la Fe de Cristo y desean ser Bautizados en ella, la Iglesia simboliza esta falta de preparación y esta necesidad de revestirse de ese "vestido de fiesta" para participar DIGNAMENTE del Sagrado Banquete pidiendo a los catecúmenos que se retiren al terminar la Liturgia de la Palabra. Esto denota cómo ellos recién se están alimentando del Anuncio del Evangelio de Cristo para poder llegar a prepararse y alcanzar esa pelnitud de la Fe que es el "traje de fiesta" con el que deben revestirse para participar dignamente del Banquete del Reino. Pero que, a la vez, reconocen que AÚN NO cuentan con ese "vestido de fiesta" que todavía no está plenamente preparados para esa DIGNA participación en el Banquete del Reino, y por eso es que se retiran.
De la misma manera es necesario entender que Cristo está plenamente ABIERTO a recibirnos a todos, pero Cristo NO nos quiere en el estado de miseria y pecado en el que nos encontramos, sino Cristo nos invita a ir a Él para LIMPIARNOS de todos nuestros defectos y pecados:
Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio suelo.
Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos.
Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que signa mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes.
Ustedes habitarán en la tierra que yo ha dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.
Ezequiel 36, 24-28
La santidad del Templo, es, pues, verdadero anticipo de la Patria Celestial en la que hemos de habitar todos YA purificados de todas esas impurezas de las que Cristo nos quiere librar. Y es precisamente por eso que el templo NO ES un espacio abierto a CUALQUIER cosa que se nos pueda ocurrir, incluso con buenos objetivos o con buenas intenciones, como es el caso. Sino es un recinto en el que se deben hacer ÚNICAMENTE aquellas cosas compatibles con esa santidad y purificación. NO ES, pues, el espacio propio para que aquellos que han sido recién llamados por Cristo y no han tenido purificación alguna vengan a comportarse y expresarse como ellos quieran, como si en el Banquete del Reino se fuera a recibir a todos tal cual llegan y sin pedirles ese "traje de fiesta" que es el resultado de esa purificación que Cristo quiere realizar en todos nosotros para nuestro bien.
No, precisamente restringir las actividades que pueden y no pueden realizarse en el templo es el signo por el cual todos pueden entender que es precisa esa purificación para participar plenamente del Banquete del Reino; la actividad ORDINARIA de Caritas para con esas personas es el medio por el cual ellas pueden entender que Cristo SALE a su ENCUENTRO, y NO les abandona como les ha abandonado el mundo; pero si las personas quieren permanecer cerca de Cristo, si quieren unirse a Él que con esa Infinita Bondad les ha buscado y NO les ha abandonado, es preciso que entiendan que deben DEJARSE PURIFICAR POR ÉL. Y guardar la santidad del Templo es el medio más elemental por el que eso queda simbolizado de manera NO AGRESIVA, sino plenamente natural a los ojos de cualquiera.
Vulnerar entonces ese signo es un mal muy serio, porque precisamente NUBLA esa forma natural y no agresiva de entender la necesidad de esa purificación a los ojos de aquellos que son invitados: parecería entonces que Cristo, como tanto le gusta repetir al mundo moderno, nos admite completamente "tal cual somos", y es que es verdad que Cristo NOS AMA tal cual somos, pero, PORQUE NOS AMA, no nos admite "tal cual somos" en nuestra totalidad, sino PORQUE NOS AMA nos quiere ver LIBRES de esa inmundicia y pecado que NOS ESCLAVIZAN. Cristo nos Ama y NO nos quiere ver esclavos, sino personas VERDADERAMENTE libres y felices. Pero NO ES libre aquel que hace lo que se le antoja cuando en realidad está actuando como esclavo de sus pasiones que le subordinan a sus propios caprichos. Sino es verdaderamente libre únicamente aquel que ha aprendido a controlar sus pasiones y ejerce domino sobre ellas, de tal manera que puede dedicar los Dones que Dios le ha dado para entregarse en el Amor, a ejemplo del Padre y el Hijo que se Entregan mutuamente en el Amor en la Unidad del Espíritu Santo.
Y todo esto es lo que se simboliza y transmite a los fieles al salvaguardar la santidad del Templo, razón por la cual resulta tan importante mantenerla, y que queda completamente confundido y nublado cuando vulneramos esa santidad.
Espero que esto te sirva para ayudar a otros a entender el asunto.
Que Dios te bendiga en la alegría del Nacimiento del Redentor.