Estimada en Cristo jasslg:
Creo que lo que te dice la hermana tralalá es muy sensato: paso a paso.
Yo sé que puede ser desesperante querer que las cosas se orienten apropiadamente pronto y no poder lograrlo, pero, generalmente, cuando las cosas del espíritu se forzan más de la cuenta, no salen nada bien. Simplemente piensa esto ¿cuánto tiempo Dios te tuvo paciencia a tí misma? ¿cuánto tiempo Él te dió toda clase de Dones que pudieron servir (y finalmente sirvieron) para tu conversión, pero tú no lograbas verlo ni comprenderlo? Más aún: casi podría asegurarte por la exposición que haces de tu caso que aún te falta a ti misma MUCHO por recorrer en este camino de encuentro con el Señor (en realidad a todos nos falta mucho al peregrinar por esta tierra, pero creo que entiendes a qué me refiero), de otra manera verías las cosas de manera distinta y las habrías planteado de manera diferente.
Por eso es que no me parece apropiado poner sobre tus hombros una carga mayor de la que ya de por sí tienes. Sino más bien me parece que es necesario invitarte a que con paciencia dejes que Dios haga Su Obra en tí y en él. Eso, por supuesto, NO quiere decir que no pongas TODO lo que puedas de tu parte para que el padre de tu hijo acabe por comprender (y quizá tú misma también) que, más que un requisito o una imposición, el Sagrado Matrimonio es un Don de Dios por el que ambos se unirán mucho más y mejor de lo que de otra manera podrían aspirar.
Ciertamente es importante que hagas oración (y mucha) para que Cristo venga a ustedes y transforme los corazones de ambos cada vez más profundamente, ciertamente es importante que te apoyes en personas buenas y santas -un buen sacerdote como te han aconsejado, de preferencia- que te ayuden a discernir (descubrir, encontrar) los pasos concretos que Dios Quiere que sigas para ir saliendo cada vez más y mejor de esa vida en el pecado.
Pero, por otro lado y para darte una idea de lo inapropiado que podría ser desesperarse y tratar de forzar las cosas, te propongo el siguiente escenario hipotético: supón que lograras encontra la manera de convencerlo de que regularizar las cosas es algo importante para ti y de que él se decidiera a realmente hacerlo, pero SIN estar convencido a la vez de que él está en posición de hacer un compromiso real para toda la vida, sino lo hiciera meramente por cariño a ti, porque sabe que es algo importante para ti y no quiere dejarte triste, decepcionada, o en una situación difícil. Resulta que, en estas condiciones se acercan al altar y hacen sus votos matrimoniales, pero los votos de él NO son auténticos, NO son sinceros, él de verdad NO ACABA DE CREER lo que dice cuando hace esos votos. En apariencia todo está arreglado, pero, en la REALIDAD,
esos votos habrían sido INVÁLIDOS. Tu matrimonio, pese a que parecería que SI es tal, pese a que te daría "el permiso" para participar libremente en la Eucaristía, para tener una vida conyugal no-pecaminosa, etc. ¡En realidad NO EXISTIRÍA! Tanto así que, si pasados los años ustedes no se entendieran y quiseran romper, y él argumentara en un tribunal eclesiástico que su consentimiento estuvo viciado porque él NO se quería comprometer para toda la vida sino todo lo hizo meramente para darte gusto, y pudiera demostrarlo, entonces la Iglesia DECLARARÍA NULO el matrimonio, y permitiría que ambos siguieran cada quien su propio camino e incluso pudieran casarse por la Iglesia, pues EN REALIDAD NO LO HABRÍAN HECHO ANTES. Asi pues, fijate bien: la Iglesia NO "anularía" tu supuesto matrimonio, sino diría que fue nulo DESDE EL PRINCIPIO. O sea, de verdad NUNCA habría existido. Por tanto, aunque eso último no pasara, aunque nunca se dejaran de entender, aunque nunca se intentaran separar,
en REALIDAD tampoco NUNCA habrían estado casados. Podrías confesarte, podrías comulgar, podrías tener una vida conyugal, tu hijo parecería tener una familia bien constituida... pero TODO estaría basado en una MENTIRA. ¿Quieres eso? Por supuesto que no ¿verdad?
Por eso es que es tan importante que dejes que Cristo termine de transformar el corazón de ambos... cosa que, por demás, parece ir por bastante buen camino por lo que describes... simplemente es cuestión de paciencia, de un poco de tiempo, y de mucha oración y de estar plenamente abierta a hacer lo que Cristo te pida en cada momento, aunque cueste trabajo, aunque parezca difícil... recuerda que Él dijo:
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
San Mateo 11, 28-30
Ten, pues, entera confianza en que si permaneces cerca de Él, si haces lo que Él te pide, mucho más pronto de lo que te imaginas (aunque quizá no tan pronto como quisieras), las cosas tomarán su debido curso de una manera mucho más perfecta y completa de lo que jamás pudiste creer posible.
Que Dios te bendiga.