Estimado en Cristo Matias Arg:
Matias Arg escribió:En este texto el papa refuta esa popular tradición de que las mujeres que son madres sean privadas de acceder a una institución académica y/o ejercer algún tipo de profesión, cultura que imperaba mas asidua mente en los albores de la sociedad pero que no se ha extinto en la actualidad. Quizás la única diferencia es la sutileza con la que se intenta persuadir, ya no imponiendo y privando, pero si infundando con demagogia la falacia de que una madre que trabaja es una mala educadora de sus hijos.
Como ya se ha señalado, no se deduce del solo hecho de ser trabajadora el ser mala educadora; pero indudablmente cuando CUALQUIER persona se divide en dos actividades de alta importancia, necesariamente las realiza de manera MENOS PERFECTA (no necesariamente incorrecta o indebida) que si se dedicara TOTALMENTE a una de ellas. Eso no es ningún prejuicio social, sino es simple lógica elemental, y no aplica solo a las madres trabajadoras, sino aplica a CUALQUIER persona.
Debemos ser cuidadosos al entender en qué contexto se dice que se debe abrir espacios para que las mujeres puedan ocupar ciertas posiciones que anteriormente les estaban vedadadas.
Porque, en efecto, el prejuicio de que solo la función de madre y esposa es la que una mujer puede desempeñar es algo infundado y debe acabar de ser desterrado.
Pero eso NO quiere decir que entonces es posible ser madre y a la vez desempeñar cualquier función en la sociedad. Justo como normalmente no se espera que una mujer (u hombre, para el caso) a quien se nombra para un puesto de alta responsabilidad en una empresa, vaya y se trate de conseguir un trabajo de media o alta responsabilidad en OTRA empresa. Al contrario, se espera que se dedique COMPLETAMENTE a cumplir adecuadamente con las labores de la posición que se le ha asignado. Por consiguiente, cuando se habla de que se deben abrir posiciones en la sociedad a las mujeres, es obvio que se habla de que las ocupen mujeres que PUEDEN ocuparlas, es decir, aquellas que NO TIENEN OTRA RESPONSABILIDAD tanto o más importante que la que pretenden ocupar. Deducir entonces de ello que exigir que se abran las puertas injustamente cerradas a la aportación de las mujeres significa necesariamente que se acepte, enseñe o promueva que la maternidad es compatible con cualquier función en cualquier etapa de la vida es una verdadera falacia.
Asi pues, justo como cuando una mujer acepta un puesto de responabilidad en una empresa, en ello mismo "se cierra" las puertas a muchísimos otros puestos en otros lados, sin que entonces ya sea una decisión que ella pueda tomar el ocupar o no otros puestos, sino la responsabilidad profesional le exige dedicarse de tiempo completo a la función que ella misma aceptó. De la misma manera cuando la mujer acepta la vocación de madre, la exigencia propia de este "puesto" y trabajo "le cierra" las puertas a muchísimas otras opciones, pero no porque no tenga ella la capacidad de ocuparlas o desempeñarlas, o porque estas le pudieran ser negadas por el solo hecho de ser mujer, sino porque YA está desempeñando otra función que es tremendamente imporante, exigente y demandante, mucho más que el puesto de alta responsabilidad que de suyo establece la incompatiblidad con otros puestos.
ESO y no una supuesta incapacidad de las mujeres a desempeñar ciertos puestos u ocupar ciertas posiciones es lo que se DEBE entender realmente, de modo que no nos dejemos llevar por la ideología que sostiene que todo trabajo es compatible con la maternidad y que casi obliga a las mujeres a buscar esos otros trabajos para poder sentir que su vida vale algo, o que están aportando algo a la sociedad. Sino entendamos y RESPETEMOS el trabajo de las mujeres en el hogar, en toda su exigencia e importancia.
Y asi como no invitaríamos a una ejecutiva de una empresa a buscarse otro trabajito de medio tiempo que pueda realizar en los "tiempos muertos" de su labor como ejecutiva; sino respetaríamos la importancia de ese puesto entendiendo que se debe dedicar enteramente a cumplir con esa responsabilidad; asi tampoco deberíamos andar invitando a las madres a que se hagan trabajadoras externas al hogar (porque trabajadoras lo son las que se dedican a su familia, y muy dignas) si no existe verdadera necesidad de que asi sea.
Y así como no tacharíamos de prejuicio, sino de lógica elemental el respetar y promover que una ejecutiva se dedique de tiempo completo a la alta responsabilidad que le fue asignada en su empresa; así tampoco deberíamos tachar de prejuicio el que se promueva que una madre que este en pleno cumplimiento de su misión de transmisora de la Fe y la cultura se dedique preferentemente de manera ÍNTEGRA a esa labor en tanto esto sea posible.
Y por supuesto que eso no quiere decir que se afirme que una mujer trabajadora (externamente a la labor de su hogar) es una mala educadora por necesidad.
Comparémosla con un sacerdote que, por las necesidades de su comunidad, se ve obligado a trabajar, digamos, en labores de construcción para esa comunidad. Ciertamente es innegable que ese trabajo manual se puede desempeñar tan solo a costa de su labor y ministerio como sacerdote: tal vez tenga menos tiempo para confesar, dar dirección espiritual, etc. Pero eso no lo hace necesariamente un mal sacerdote. Al contrario, es muy posible que ese tiempo que dedica a la comunidad sea muy fructífero dada la necesidad que dicha comunidad tenía.
Pero en ello:
1. Nunca deberá dedicarse a eso al punto de que descuide totalmente o siquiera parcialmente, pero de manera significativa el ministerio, porque al final los Sacramentos son más importantes que los edificios en cualqueir comunidad.
2. Tampoco es razonable que un sacerdote que NO tenía que atender esas necesidades de una comunidad, por mero gusto o capacidad de hacerlo se dedique a labores de construcción, sino el que PUEDE dedicarse TOTALMENTE a su ministerio sacerdotal, SIEMPRE será mejor que lo haga así, sin que eso pueda señalarse como discriminación o prejuicio en contra de su capacidad para desempeñar otras tareas, sino es simple congruencia con la enorme responsabilidad que el camino al que el Señor le ha llamado y él ha aceptado de suyo conlleva.
Es JUSTO EN ESTE SENTIDO en el que debe interpretarse toda la postura que un servidor ha venido elaborando, fundada en el Magisterio de la Iglesia, por ejemplo, en ese texto que ya había citado un servidor del Beato Juan Pablo II y que tú mismo citas en el que se habla de la INSUSTITUIBLE importancia del trabajo de la mujer en su familia.
Y el paralelismo me parece que es muy adecuado, porque hay sacerdotes que logran trabajar en algo que integran de manera bastante completa a su ministerio, por ejemplo, los que se hacen maestros en universidades y hacen de sus clases extensión y parte de su mismo ministerio. Y eso muchas veces no solo no estorba o se opone al ministerio, sino lo hace más fructífero.
Desde luego que si una madre logra REALMENTE integrar de manera tan real y completa el ejercicio de algún tipo de profesión con su labor de madre de familia, eso no es malo, sino igualmente fructífero y bueno.
Pero ocurre a veces que estos sacerdotes que se hacen profesores se aficionan tanto a sus clases que, en vez de hacerlas prolongación de su ministerio, verdaderamente las convierten en obstáculo al ejercicio del ministerio. Por tanto, no se puede hablar de que cualquier sacerdote en cualquier circunstancia pueda integrar un trabajo a su ministerio, y ni siquiera de que aunque un sacerdote haya logrado integrar cierta actividad a su ministerio eso significa que en automático todos los que se dediquen a lo mismo lo harán de manera igualmente integrada. Por eso en aportes anteriores decíamos que no basta con decir "esta actividad interfiere poco", sino el criterio es juzgar CON REALISMO Y OBJETIVIDAD si realmente la actividad que se pretende desempeñar se integra o se contrapone. Y NUNCA perder de vista que lo que se está haciendo es esa integración, de modo que NUNCA se llegue al punto en el que eso que originalmente se integó bien y ayudaba, se convierta en obstáculo y comience a estorbar.
Que Dios te bendiga.