Los indigentes y la limosna

Los diez mandamientos son resumen y proclaman la ley de Dios. Son un don de Dios a la humanidad, para que conozcamos su Santa Voluntad. La conciencia moral ordena a la persona, «en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el mal. Juzga también las opciones concretas aprobando las que son buenas y denunciando las que son malas, es decir, la posibilidad de ver nuestros propios actos en relación con los planes de Dios. Estos foros son un espacio para discutir, aclarar, consultar y aprender a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, guiados por su gracia y para promover una buena formación de la conciencia

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Los indigentes y la limosna

Notapor Rafael de Maria » Mié Abr 20, 2011 6:13 pm

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Sé que hoy voy a quedar como un villano, pero no me importa (Padre Fortea)

Dar dinero al que está en la calle, será algo muy bueno para el alma, no lo niego. Pero, desde luego, no ayuda para nada a acabar con la pobreza. Si de verdad queréis acabar con la indigencia, a los que hay que ayudar es a los que luchan contra ella de un modo profesional


El primer edil de Madrid ha pedido una ley que permita a los alcaldes retirar a los indigentes que duermen en la calle. Como es lógico toda la progresía ha puesto el grito en el cielo. Esa progresía que cobra 70.000 euros al año sin contar las dietas.

Desde aquí quiero apoyar completamente al alcalde. En Madrid nadie tiene necesidad de dormir en la calle. Todos pueden dormir en los dormitorios municipales, en los cuales hay siempre plazas libres.

Es como cuando alguien pide en la calle dinero para comer, porque se muere de hambre. En Etiopía no lo sé, pero en Madrid son muchos los lugares donde se puede comer todos los días de beneficencia, y sea dicho de paso se les da de comer con toda la dignidad del mundo.

No niego que los que piden en la calle sean pobres. Pero su problema no se resuelve con dinero. Todos los que trabajan con ellos, saben muy bien que para ayudarles lo que hay que hacer es ayudar a las instituciones que trabajan de verdad contra la pobreza: Caritas, Misioneras de la Caridad, Hermanos de San Juan de Dios, salesianos, etc, etc, etc, un largo etcétera. Un largo etcétera que trabajan mucho y bien contra la pobreza.

Pero por mal que suene, lo que resulta bastante inútil contra la miseria es dar dinero al que pide en la calle.

Dar dinero al que está en la calle, será algo muy bueno para el alma, no lo niego. Pero, desde luego, no ayuda para nada a acabar con la pobreza. Si de verdad queréis acabar con la indigencia, a los que hay que ayudar es a los que luchan contra ella de un modo profesional.

No digo que sea así en todas partes del mundo, por supuesto, pero la pobreza en ciudades como Madrid, se ha convertido en un trabajo. No en un negocio, pero sí en un trabajo.

Una parte de los pobres no quiere trabajar, eso hay que decirlo así de claro. No hablo de lo que imagino, he conocido y conozco a varios en esa situación. Sonará todo lo mal que se quiera, pero es así. Siendo nacionales del país, pudiendo trabajar legalmente, sanos y fuertes como robles, pero no quieren trabajar. ¿Por qué? Porque una serie de abuelitas de buena voluntad (de las que van a misa todos los días) les pagan todos los días la cantidad suficiente para vivir. Con lo mínimo, pero para vivir, sí.

Otros tienen problemas mentales. Este tipo suele ser los que duermen entre cartones y buscan en los contenedores de la basura.

Otros tienen problemas con adicciones: drogas y alcohol. Estos son los más vivos. Saben dónde ponerse, cómo dar pena. Suelen sacar dinero para vivir y para mantener su adicción. Saben cómo convencer a este tipo de abuelitas de tierno corazón. El dinero de estas almas cándidas acaba en una cuenta de Suiza de un narcotraficante sudamericano, tras pasar por los bolsillos de varios intermediarios.

Por último está la mayoría de la gente pobre. Estos no están en las calles pidiendo. Están tratando de formarse, de buscar un puesto de trabajo, o trabajando de forma ilegal por horas en puestos mínimamente remunerados.

Lamento haber puesto ante los ojos de todos una verdad tan cruda y malsonante, pero las cosas son así. Hablo por experiencia. Podría poner tantos y tantos ejemplos vistos con mis propios ojos. Los de los 70.000 euros al mes hablan de teorías, yo hablo de una realidad que cualquier que trabaje con ellos sabe que es así. Pero nadie se atreve a decirla en los medios de comunicación, porque suena fatal. Pero mi único compromiso es con la verdad.

Me han quedado dos elementos más en la lista. El primero son los enfermos con deformidades y amputaciones. Antes he dicho que la mendicidad no es un negocio, pero estos sí que sacan dinero. Existe una relación proporcional entre el horror de su deformidad, y el dinero que sacan mensualmente. Como toda persona mínimamente razonable, estoy en contra de convertir las calles en escaparates de la exhibición de toda miseria física.

El último elemento que me queda en la lista son los lugares privilegiados. Entre estos se cuentan las puertas de determinadas iglesias del centro de la ciudad. No sé si las buenas y generosas viejecitas que ponen su monedita, se habrán dado cuenta de que en estas iglesias sólo hay un pobre. No importa cuánto saque el pobre al mes: sólo habrá uno. Está claro que un puesto así, digámoslo así, se tiene en propiedad. De momento, los notarios no han permitido emitir escrituras para registrar esos puestos o para transferirlos en herencia. Pero algunos de esos puestos ciertamente son tan valiosos como para valer la pena el pasar por esas formalidades burocráticas y pagar por ellas.

Yo sólo he pillado una vez a un pobre fuera de su horario de trabajo. Fue entonces cuando comprendí con un solo golpe de vista, que los andrajos de su breve jornada laboral nada tenían que ver con sus verdaderas ropas. Es más, era evidente que sus tristes enfermedades también parecían estar confinadas a aquella esquina.

Acabo con un consejo. Si queréis ayudar a los pobres, ayudadles de verdad, no os limitéis a anestesiar vuestras conciencias con unos miserables céntimos.


P. José Antonio Fortea, sacerdote

Publicado originalmente en el Blog del Padre Fortea
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Re: Los indigentes y la limosna

Notapor Rafael de Maria » Mié Abr 20, 2011 6:23 pm

Si de verdad queréis acabar con la indigencia, a los que hay que ayudar es a los que luchan contra ella de un modo profesional


Acabo con un consejo. Si queréis ayudar a los pobres, ayudadles de verdad, no os limitéis a anestesiar vuestras conciencias con unos miserables céntimos.


Empieza y acaba con estas frases. A mi parecer, sin ser un moralista ni un entendido en la materia, no creo que deba obrarse así. Sin entrar en matices ni en una enorme casuística que, salvando algunos supuestos que dice en el articulo, no creo que se deba negar la limosna a nadie. Ni siquiera por aquel provervio de "pan para hoy y hambre para mañana". Se puede hacer una conjunción de los dos. Dar la limosna, purificar la intención y orar por el mendigo. Lo demás todo viene ad casum. Como procurarle la ayuda profesional e inmediata que requiera. Pero hay un gran porcentaje de esos mendigos que necesitan la primera de las obras de misericordia, el consuelo espiritual.

No sé como lo ven, ¿que opinan?.
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Re: Los indigentes y la limosna

Notapor vlgc » Mar Abr 26, 2011 1:54 pm

Yo creo que tampoco es cuestión de negar limosna, pero por experiencias no es la primera vez que veo como rechazan un bocata o un cafe pero sin embargo piden tabaco o dinero para vino. Yo pienso que si de verdad sufres habre vas a las ong o pides por todas partes y no te quedas en una esquina a esperar que te llueva el dinero.
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Re: Los indigentes y la limosna

Notapor miles_dei » Jue Abr 28, 2011 11:47 am

Está la anécdota del santo cura de Ars que a quien le recriminaba que diera limosna a un borracho porque se la gastaría en vino le respondió que el daría cuentas a Dios de no haber dado limosna al que se la pedía así como ese borracho daría cuentas a Dios de en qué se la había gastado.

Investigando en una obra teológica de la época del santo Cura de Ars: el diccionario de teología del Abate Bergier en su dedición española encuentro esta exposición que coincide plenamente con lo que respondió el santo:


    Se objeta que la limosna alimenta la holgazanería y sostiene con frecuencia el liberlinage de los pobres. Sea asi. Si antes de hacer una buena obra se tratara de preveer los diversos abusos que de ella pueden seguirse, los inconvenientes que puede haber, el mérito ó indignidad de los que se hayan de aprovechar de ella, etc. jamas se naria ninguna, pues que de todas se puede abusar. La malicia humana encuentra siempre mas medios para hacer mal que la caridad mas prudente para tomar precaciones de prevenirle.

    Cuando Dios juzgue nuestras obras, nos pedirá cuenta del bien que hemos podido hacer, y no del mal que no hemos podido impedir. Es preciso que tengamos presente la lección de S. Pablo: «hacer bien sin cansarnos y con el mavor agrado». Galat c. 6 ,9 y 2Thes. c. 3, 13; y dejar a Dios y a los que ocupan su lugar en la tierra el cuidado de castigar y reprimir el mal.

Es obvio que la doctrina católica es dar limosna sin fijarnos mucho en quien la pide y a la vez procurar que las autoridades cuiden de castigar los que simulan pobreza para vivir de ella o utilizan a los necesitados para hacer negocio. Son cosas compatibles y creo una imprudencia el alejar a los cristianos sencillos de dar limosna a quien se acerque a pedirla, que es lo que hace pura nuestra intención.
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Re: Los indigentes y la limosna

Notapor eagleheart » Sab Abr 30, 2011 5:26 am

miles_dei escribió:Es obvio que la doctrina católica es dar limosna sin fijarnos mucho en quien la pide y a la vez procurar que las autoridades cuiden de castigar los que simulan pobreza para vivir de ella o utilizan a los necesitados para hacer negocio. Son cosas compatibles y creo una imprudencia el alejar a los cristianos sencillos de dar limosna a quien se acerque a pedirla, que es lo que hace pura nuestra intención.

Lo cual en mi país es muy frecuente. Pero a saber con qué se peuda encontrar uno si investiga a fondo esto.

Por otro lado, igual yo doy limosna al que pide, y además hago oración por él o ella... o ellos (de camino a mi trabajo me encuentro como con 3 o 4 que piden).

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Re: Los indigentes y la limosna

Notapor miles_dei » Sab Abr 30, 2011 7:36 am

Es lícito una cierta discrección o preferencia en el orden de dar limosna. Pero eso no significa que siempre podamos negarla en todo momento, sino sencillamente que preferimos darla a unos sobre otros en base a criterios razonables.

Santo Tomás lo decía así:

Sin embargo, en esto es menester andar con discreción, teniendo en cuenta las diferencias de grados de unión, de santidad y de utilidad. En efecto, al más santo que sufre necesidad y al más útil para el bien común hay que darles lismosna con preferencia sobre la persona más allegada, sobre todo si ésta no está muy estrechamente unida a nosotros, ni nos incumbe respecto de ella ningún cuidado especial ni se encuentra tampoco en gran necesidad.


Esta discrección es algo prudencial dentro del precepto de la limosna. En tiempos de Santo Tomás existían auténticas órdenes mendicantes, que vivían de la limosna. En ciertos casos sería mejor dar limosna a un cristiano de una orden mendicante que a un pobre vagabundo pecador, pero no dice esto Santo Tomás. La declaración de no dar sino a cierta entidad o preferirla a ella sobre cualquier otro pobre de las calles es a todas luces imprudente bastando con exponer la licitud de la discrección y el deber de las autoridades de frenar el fraude con los pobres. Fijémonos como Santo Tomás no tiene en prudencia el mencionar institución o persona alguna, sino en exponer razones cuando bien podía haber mencionado las órdenes mendicantes.

"diferencias de grados de unión, de santidad y de utilidad" Es obvio que Caritas, cuando pide para los pobres tiene cierta preferencia en nuestra limosna, pero sobre estos criterios hay que saber ser generosos con todos.

Y sobre todo hay que discernir el hecho de la necesidad. El necesitado in extremis debe ser socorrido bajo grave obligación, aunque sea un pagano y pecador miserable.

Luego está definido como doctrina falsa que jamás se podrá decir que en ninguna persona ni aún los ricos se encontrarán bienes superfluos para socorrer a los pobres. Los hay y es obligación el darlos a los pobres.

Los pobres son los tesoros de la Iglesia en frase de San Lorenzo, y como tales y aunque sepamos que siempre los tendremos con nosotros, deben ser bien cuidados y administrados y no alejados con afirmaciones imprudentes ni dejados en la inopia y sion socorro en aras de excusas más o menos razonables.
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Re: Los indigentes y la limosna

Notapor eagleheart » Sab Abr 30, 2011 10:18 am

Bueno, yo entre los que encuentro, hay:

- Ancianos, algunos que tienen que estar de pie, o sentados, pero bajo el sol, durante buen tiempo.
- Personas con heridas o que le falte algún miembro.

Que es a quienes doy con mayor preferencia porque yo veo que necesitan. Y si en lo natural le sirve la limosna, hago oración para que todo sea de Dios y le lleve al Cielo. Más si es pecador.

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Re: Los indigentes y la limosna

Notapor eduarod » Mar May 10, 2011 2:03 am

Estimados hermanos en Cristo:
homoviator escribió:.... Pero hay un gran porcentaje de esos mendigos que necesitan la primera de las obras de misericordia, el consuelo espiritual.
....


Personalmente creo que este es el comentario más valioso de este tema y que coincide plenamente con el consejo dado por uno de los hombres que creo que mejor conocía la situación de los pobres que piden en las calles (el padre Chinchachoma, para los que sepan quién fue). Su consejo fue no negar la limosna, pues "quien pide es porque necesita". Pero tratar de nunca dar la limosna sin más, sino siempre con un pequeño consejo respecto a la necesidad de buscar oportunidades y medios más apropiados de subsistencia. Claro, debe ser un consejo apropiado a la realidad de las circunstancias de la persona (no se trata de menospreciar sus posibilidades, pero obviamente tampoco de alimentar fantasías irreales que pueden resultar hasta insultantes, digamos que no le vamos a decir que si se lo propone, mañana mismo puede ser el director general de una empresa naviera transnacional).
Generalmente nos parecerá que ese consejo es inútil cuando no incluso (al menos en apariencia) visiblemente ignorado. Pero no es así: es una fresca palabra de aliento para el verdadero necesitado y es una dura recriminación para el impostor. Sin embargo, para el que pide, lo más importante no es eso, sino lo más importante es de quién vienen esas palabras: del único ser humano que se tomó la molestia de verlo a uno como su igual, como un hermano, como otro ser humano al que valía la pena dirigirle la palabra y darle un sano consejo para su propio beneficio. Por eso, ese consejo es, para ambos (el indigente como el impostor), un descubrimiento de que en verdad hay una persona buena que cree que son algo más de lo que la cruel sociedad les ha hecho creer que son. Así, ese aparente rechazo frecuentemente no es sino una pequeña pantalla para ocultar la incredulidad de que de verdad esté pasando eso: de que para alguien uno haya sido algo más que una mano extendida en la calle ante la cual podía voltear la mirada o simplemente depositar una moneda. Pero, en el fondo, ese breve encuentro no podrá dejar de ser importante para la persona, no podrá simplemente ignorarlo como aparenta. Calará profundo en su ser. Le ayudará a recordar que no es una simple molestia más entre el bullicio de los miles o millones que habitan la ciudad. Sino que es un ser humano con dignidad, que es incluso un hijo de Dios, y eso no dejará de tener consecuencias importantes en su vida.
En verdad es mucho lo que podemos hacer por nuestros hermanos con esos aparentemente pequeños y simples actos de caridad. Tanto respecto a los verdaderos indigentes materiales como respecto a los simuladores, que tal vez no vivan en la indigencia material que aparentan, pero ciertamente si en un profunda indigencia espiritual.
Sin embargo, tristemente, con frecuencia es bastante más fácil no digamos ya voltear la cara desentendiéndose del prójimo, sino incluso depositar la moneda sintiéndose San Francisco personificado, que dedicar siquiera esos breves momentos de nuestro "invaluable" tiempo.

Saludos y bendiciones
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Re: Los indigentes y la limosna

Notapor gregory » Mar May 10, 2011 7:34 pm

Dar limsna si creo que es acto de misericordia, aunque existen quienes se aprovechan de ello para sacar dinero auno lo engañaran pero a Dios no.
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